Sánchez compensa a su ministro

La tele en verano es como los amores estivales: ligeros y sin pretensiones, pero experimentales. También la prensa escrita baja de peso y la radio es más musical que noticiera. La publicidad se vuelve absurdamente sonriente y enmascara la infelicidad y el tedio. La audiencia baja un tercio, por lo se aprovecha para probar productos con vistas al otoño. El magazine de Màxim Huertas, A partir de hoy, es una de esas especulaciones, en su caso para ver cómo competir con Sonsoles Onega y Susanna Griso ¿Ha intervenido Sánchez en TVE, quizás por mala conciencia, para otorgar un consuelo a su dimisionario, como hizo Juan Carlos de Borbón con sus amantes Barbará Rey y Paloma San Basilio? Estas cosas ocurren por herencia feudal.

            Las series de verano son comida vieja tras pasar por las plataformas de pago. Así consideran en Antena 3 a Big Little Lies, pequeña maravilla, pero de escasa acogida entre “un vulgo errante, municipal y espeso”, a decir de Rubén Darío. Y también La Sala, thriller policial y psicológico estrenado el miércoles en ETB2 y que HBO ya ofreció hace cinco meses. Qué extraño contrasentido: un serial de las cadenas autonómicas se emite primero por suscripción. ¿Cuál es la próxima, ver el teleberri por la CNN? La cosa es muy distinta con El sabor del crimen, una ocurrente creación histórica, a base de novela negra, cultura y gastronomía, que conducen Dani Álvarez y Andrea Ropero, rescatada de La Sexta para la tele vasca. Si es espacio gourmet y se ensaya en verano es que hay deseo de prolongarlo en temporada alta. 

            Una idea para esta etapa de relax en ETB: ¿Por qué no construyen el relato sobre la banda de pirómanos que, siguiendo un juego de desafíos a través de las redes sociales, queman contenedores en pueblos y ciudades de Euskadi? ¿Y por qué calla la Ertzaintza? Vamos, échenle imaginación.

2 comentarios en «Sánchez compensa a su ministro»

  1. Hablando de televisión y política, he oído que vuelven Los Picapiedra, dirigido a adultos parece. Pero ya ha tiempo que los tenemos en acción: Pedro sigue llamando a la puerta, y Pablo es puro mármol, el cuchi-cuchi. Yo echo en falta a algún dinosaurio que les enseñe a pactar. Seguiremos atentos a la pantalla… Yaba-daba-du!…

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