Diario de cuarentena. Día 84. ¿Somos racistas?

Las protestas contra la violencia policial sobre los ciudadanos de raza negra, tras el asesinato de George Floyd en Mineápolis, Minesota, a manos de un policía blanco, se ha extendido por todo el país, de Nueva York a Los Ángeles, y también por todo el mundo. Desde los disturbios raciales de la década de los 60 no se había visto nada igual. Pero seguramente, el racismo lleva enquistado en los Estados Unidos prácticamente desde su fundación y si no se ha resuelto es porque una mayoría blanca, supremacista, y otro sector social, no quiere aceptar algo tan elemental e irrefutable como la igualdad de las personas

Floyd fue asesinado por un policía porque ese hombre había pagado una compra con un billete falso de 20 dólares en una tienda de comestibles. Un delito menor (suponiendo que Floyd fuera consciente de que tenía un billete falso) que ha desencadenado una ola de violencia y de protestas. Poner una rodilla en tierra es el símbolo de este movimiento y que ya se usó en el deporte con el mismo sentido antirracista. Pero con símbolos nada cambia.

La llegada de Obama a la Casa Blanca fue una gran esperanza para los afroamericanos; pero los efectos de las políticas del primer presidente negro de los Estados Unidos han sido ineficaces. Después, la presidencia de Donald Trump ha llevado al país al pleistoceno. Por eso, las protestas tienen, junto al componente antirracista, el rechazo del actual inquilino de la Casa Blanca. Estamos ante un movimiento antifascista, con el telón de fondo de las elecciones americanas del próximo noviembre. Trump las tenía ganadas y ahora se abre una posibilidad de que el frívolo presidente sea derrotado ante los riesgos de llevar a USA al enfrentamiento civil y la ruina en un momento de crisis mundial y cuando China aspira a tomar el liderazgo del planeta bajo un régimen totalitario.

Podríamos preguntarnos si nuestra sociedad es racista y en qué medida. Es innegable el rechazo de algunos hacia los magrebíes, gitanos y también los latinos. ¿Es real? En mi opinión, no hay un problema de racismo en Euskadi y España. Lo que existe es un claro hartazgo de la delincuencia y problemas de convivencia asociados a gentes de esos países. Y estadísticamente, no son relevantes. Esas personas cubren trabajos y tareas que no quieren los nacionales. Y es de agradecer. 

Racista es mirar por encima del hombro a otros seres humanos. Racista es decir que se aprovechan de nuestro sistema de protección para hacer el vago. Racista es generalizar a todo el colectivo los problemas que dan algunos. No somos una sociedad racista, sino una comunidad que no entiende la diversidad. Porque no la hemos tenido en la historia. España expulsó a los judíos, en mala hora. Cristianizó a quien no quería cambiar de fe. El problema del Estado español es más de intolerancia que de racismo. La huella de Franco y siglos de complejos de inferioridad siguen vivos. 

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