Diario de cuarentena. Día 98. El mundo ha encogido.

Y la culpa es del miedo. Cuando el miedo te ataca, te encierras en ti mismo, reduces tu vida, te quedas en casa, no sales a ninguna parte, no viajas, no piensas más que en protegerte y esperas a que escampe. Los agorafóbicos lo sabemos. A escala global, es lo que ha ocurrido. El miedo ha sido el motor del confinamiento. Y por eso, el mundo es ahora mucho más pequeño, porque el miedo ha encogido nuestra libertad.

Sólo así puede entenderse que para escenificar la reapertura de la movilidad entre Euskadi y Cantabria, una de las comunidades vecinas, se haya celebrado un acto público en la muga entre las dos zonas con la participación del lehendakari Urkullu y el presidente Revilla. La verdad es que ha sido de lo más pueblerino. Lo entiendo en la mentalidad de Revilla, un demagogo habitual; pero no lo comprendo en el lehendakari, tan sobrio y responsable. Supongo que es una concesión al hombre de los sobaos y las anchoas. Daba vergüenza.

Quien estima su libertad no celebra que se le devuelva lo que es suyo e inalienable. El hombre libre no aprecia las fronteras, por mucho que luche por la independencia de su país. Las fronteras son ficticias, mientras la libertad es objetiva. No hay nada que celebrar, sino maldecir que las autoridades, un desgraciado día, nos recluyeron en casa induciéndonos el miedo a causa de un virus contra el que podíamos protegernos sin necesidad de alargar el confinamiento. 

¿También habrá, a partir del 21, actos de reapertura de los límites con Navarra, con Castilla y con La Rioja? Y si hubiera actos paletos para festejar la movilidad hacia el interior del Estado, ¿qué haremos cuando se abra la frontera con Francia? ¿Montaremos el circo mundial? La política, a veces, es estúpida.

El mundo ha encogido porque no podemos ir donde queremos. Hay límites en los aeropuertos, los hay para entrar y para salir. Algunos expertos sanitarios, de mentalidad fascista, proponen el “pasaporte sanitario” que demuestre la inmunidad del viajero. Sin él, no pasas. Como estar sin pecado para entrar en el cielo, como ser de pura raza o limpio de alma.

Está bien que esperemos la vacuna. Lo que me preocupa es que esperemos su llegada como si fuese el mismísimo mesías, el salvador. Amigos míos, la libertad no necesita ningún líder ni mesías. Porque es nuestra, ocurra lo que ocurra. Nos pertenece. ¿Por qué hemos aceptado tan sumisamente las medidas restrictivas de nuestras libertades, cuando no eran necesarias? Nos hemos dejado robar la libertad por miedo a un virus contra el que podíamos sin necesidad de reducirnos durante tanto tiempo, casi 100 días y casi 100 noches.

Volver a hacer un mundo grande empieza por enfrentarse al miedo a los rebrotes. Es solo un discurso de amenaza, un tigre de papel. El mundo tiene la dimensión de tu corazón. 

2 comentarios en «Diario de cuarentena. Día 98. El mundo ha encogido.»

  1. También yo he sentido vergüenza por el acto de apertura de la «frontera» entre Euskadi y Cantabria. No me esperaba una cosa así del Lehendakari.

  2. Lo del encuentro en Kobaron de Revilla con Urkullu ha sido chabacano, patético, hortera, provinciano, y una serie de calificativos que en otro contexto sonarían a epíteto. Como vasco he sentido un punto de vergüenza ajena. Además, muy incongruente por parte de Urkullu, que 48 horas antes se quejaba del reparto «asimétrico» de los fondos del Gobierno Central a las comunidades autónomas, para luego montar una performance de vía estrecha en la que celebraba que muchos ciudadanos de Euskadi tenían el plácet para irse a Cantabria a dejar sus dineros, y por tanto, a desembolsar impuestos que no revierten aquí.

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