Padres que matan

Los muertos mal enterrados resucitan como fantasmas en libros, películas y series. Asunta, de 12 años, es uno de ellos, asesinada por sus padres adoptivos sin un móvil claro y con muchas dudas. Para todos, Rosario Porto y Alfonso Basterra eran unos monstruos; también para el jurado que, emocionalmente condicionado, los condenó a 18 años de cárcel. El caso Asunta, de Netflix, penetra a fondo en el suceso de 2013 con todos los riesgos de la ficción. Ramón Campos ha creado un relato soberbio y sirve al espectador las tres hipótesis del filicidio y sus errores, para concluir que la madre, que se suicidó en 2020, se llevó el secreto a la tumba y que el exmarido jamás revelará.

La primera conjetura es que la oscura y frágil Rosario urdió el asesinato porque la chica, superdotada, la superaba. La segunda teoría es que el periodista Basterra, lejos de la caricatura divulgada de varón cuitado y calzonazos, tuvo la iniciativa con el fin de recuperar a su pareja y el estatus económico que esta le proporcionaba. Y el último supuesto es que hubo un tercer autor, a quien se eludió investigar. La trama nos sitúa ante un juez instructor prevaricador y el blanqueo de la Guardia Civil, además de la penosa actuación mediática al servicio de un juicio paralelo.

Hubiera sido una pieza perfecta si a Candela Peña, por un falso realismo, no la hubieran forzado a declamar con un exagerado acento gallego. ¡Menos mal que al bilbaíno Basterra, encarnado por Tristán Ulloa, no le impusieron un tonillo vasco a lo Txomin del Regato! El caso Asunta es una tragedia moderna con todos los ingredientes clásicos y ese patético corolario de la promesa de Alfonso de cumplir íntegra su pena, hasta 2031, como símbolo de su inocencia. Trágico y misterioso todo, con más incógnitas que certezas.

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ

2 comentarios en «Padres que matan»

  1. Quiero comenzar por destacar las excelentes actuaciones de Candela Peña y Tristán Ulloa en los papeles de Rosario «Charo» Porto y el de Basterra.
    El gran problema del caso es que a día de hoy queda sin aclarar cuál fue el móvil del crimen…¿habrá sido por cuestiones sexuales, ya que Basterra estaría abusando de Asunta?.
    Lo cierto es que Rosario Porto enfrentaba problemas de salud mental desde hacía mucho tiempo, tanto que al final terminó suicidándose en la prisión…pero la pregunta que habría que hacerse es cómo les autorizaron a adoptar a un infante?…porque tuvieron que haber obtenido el certificado de idoneidad para ejercer la patria potestad…y eso debiera conllevar un exhaustivo proceso de evaluación con el fin de buscar garantizar el bienestar y la seguridad del niño o niña que será adoptado.
    Y por último, por qué las maestras que vieron a la muchacha en un estado tan lamentable de drogadicción no denunciaron ante las autoridades?.

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