18 de julio. La memoria es un arma de protección masiva.

Reconozco que la fecha me produce una emoción de miedo y tristeza, evocando los años lúgubres. El 18 de julio suena en mí a cuartel y banderas rojigualdas, a paga extra de obrero tutelado y brazos en alto. Suena a Cara al Sol e incienso fúnebre. Resuena a odio e ignorancia. Huele a misa de difuntos. Sabe a viejo, es verdad, pero no a fecha superada, porque la transición a la democracia fue la última extensión del 18 de julio. Y este día se encarnó en la monarquía, en UCD, en Televisión Española, en Anson, en el ABC y El Correo Español, en todos los que ayudaron a prolongar el franquismo durante 40 años. En todos sus actuales beneficiarios.

¿De qué servirán los sufrimientos pasados y la libertad arrebata sin la memoria, ese trozo de inteligencia que evita el olvido y que con él se repitan de nuevo los errores vividos y consentidos? La memoria es un arma de protección masiva. El ministerio de defensa del ser humano. Es un radar contra los ataques a la dignidad humana. Es lo único que te deja el pasado, una herencia de fortaleza para sobrevivir en los años venideros. Es todo lo que te impide traicionarte, por debilidad o miedo.

Me duele el olvido, el mío y el colectivo. Olvidar lo que significó y lo que trajo el 18 de julio es matarse de olvido e indignidad. Y no quiero olvidar aquella fecha por lo que hoy se perpetúa. Porque el 18 de julio está presente en la chapuza democrática española, en ETA, en la intransigencia, en Rouco Varela, en el Valle de los Caídos, en el rey Borbón, en el Partido Popular, en los fachas. Y en El Correo Español.

Durante años, El Correo Español, propiedad de los Ibarra, fue la voz cantora del franquismo en Euskadi, el altavoz de su violencia, el justificante de los abusos y la miseria, el mensajero del miedo. Jamás se ha desdicho de su historia y nunca ha pagado por sus fechorías, porque España, además de perdonar a sus propios asesinos, encumbra a sus tiranos. Les perdona con inmensa estupidez.

Por eso, El Correo Español, que humilló al pueblo vasco y alentó todas las fechorías contra la cultura y la lengua vasca, que perseveró en la persecución inquisitorial contra el proyecto de Euskadi y el nacionalismo democrático, ahora se permite dar lecciones de democracia a los ciudadanos e incluso hoy recibe distinciones y favores del Ayuntamiento de Bilbao, el mismo que ocupara a sangre y fuego el dueño del periódico.

Por cada ejemplar que compramos de El Correo Español damos razón a su trayectoria de altavoz de la dictadura. Cada anuncio, cada apoyo directo o indirecto que reciba de nosotros ese viejo diario franquista es una justificación de todo cuanto hizo y nos hizo. De todos los crímenes cometidos. De los años sin libertad. Del miedo y la ignorancia. Es un olvido imperdonable. Una traición a la historia. Una vuelta al 18 de julio de 1936, un retroceso de 75 años.

Turno del Tour

Escribo estas líneas en pleno corazón de Borgoña. No muy lejos de aquí discurre el Tour, un espectáculo ciclista que motiva el acontecimiento sociotelevisivo más relevante del año, capaz de alterar la siesta de unos y los compromisos profesionales de otros. El Tour rompe en dos las opciones de consumo audiovisual: hay que escoger entre cotilleo y pedaleo, entre culebrón y serpiente multicolor. Además, hay que decidirse entre TVE o ETB1, es decir, entre castellano o euskera, disyuntiva que ofrece a los sociólogos datos de gran valor para comprender las contradicciones de nuestros ciudadanos. ¿Es entendible que la mayoría elija la cadena estatal en vez de la vasca? ¿Es solo un problema lingüístico o es que los comentaristas españoles superan en solvencia a los locutores vascos? ¿Por qué ETB no pone más empeño en captar audiencia y prodigar emoción añadiendo mejores recursos a las imágenes servidas?

Las retransmisiones del Tour son modelo de muchas cosas. Ante todo, son una máquina de vender los atractivos turísticos franceses. Se diría que el Tour es la excusa perfecta para una formidable operación de imagen, con la particularidad de que su retórica persuasiva excluye el debate sobre los excesos chauvinistas de los galos para centrarse en lo irrebatible: la belleza de sus valles y montañas, su ordenado territorio y la arquitectura histórica que puebla de norte a sur el gran país de Víctor Hugo. Tour o turismo es lo mismo, sería su eslogan.

Hasta el 24 de julio, la Euskadi ciclista solo tiene ojos para la tele, con la ilusión de un triunfo de etapa y el sueño de un puesto en el podio para los nuestros. Cuando un espectador vasco mira las imágenes del Tour busca el color naranja y querría, daltónicamente, que entre los corredores que marchan destacados hubiera siempre alguno con maillot naranja. También busca ikurriñas y aficionados civilizados que le representen. Es una carrera por la autoestima colectiva. Euskaltel pone a Euskadi en el mapa y a un pequeño pueblo entre los grandes. Paris vaut bien une sieste.

Se vende TV.

Si es usted indecentemente rico y le apetece comprar una cadena de televisión, sepa que ahora puede conseguirla a la mitad de lo que costaba hace tres años. También la tele está de rebajas, amigo mío. Puede adquirir una de las siete emisoras regionales que van a privatizarse en los próximos meses o, si lo prefiere, opte por alguno de los canales comerciales que, arruinados en la aventura de la TDT, buscan con urgencia la puerta de salida. Póngase en contacto con Pedrojota, que se desvive por encontrar a un pardillo al que traspasar su cadena facha, Veo 7, con la programación suspendida y los socios italianos indignados por su 0,8% de everest de audiencia. Igualmente puede presentar su oferta por Marca TV, que soñó una mala noche con tener tantos espectadores como lectores su hermano de papel. La industria audiovisual es hoy víctima de su burbuja: estaba sobrevalorada, como la vivienda, como los bancos, como Almodóvar.

No le imagino a usted pujando por Aragón TV o por 7RM, la autonómica de Murcia, por mucho que se las dejen libres de cargas financieras, con una reducción de plantilla y la promesa de ser nombrado hijo adoptivo de la Comunidad. La tele es mal negocio, estimado señor: requiere un gran capital, excesiva tripulación y un sinfín de sinergias, en tanto que los beneficios tardan años en llegar, siempre que la publicidad -barómetro del consumo- mantenga el tipo y no acontezcan catástrofes como Idígoras o Surio. Es una inversión ruinosa, pero rentable para el control de la opinión pública. Así que si tiene tanta vanidad como dinero, cómprese una tele que le adule y déjese en ella su fortuna, igual que un viejo millonario en brazos de una bella y joven esposa manirrota.

Muy pronto la televisión en España estará acaparada por dos grupos (Telecinco y Antena 3), con el contrapeso democrático de una cadena pública estatal y tres o cuatro canales autonómicos. Y acaso alguna emisora ideológica, de la Iglesia o la ultraderecha, sobreviva de limosnas. ¿Invertir en televisión? Mejor si compra deuda griega.

http://deia.com/2011/07/04/ocio-y-cultura/se-vende-tv

PSE+PP, la suma que resta (y divide)

El paradigma de toda alianza estratégica y de cualquier fusión de intereses es que la suma resultante sea superior a la mera adición de las partes, un concepto expresado en la ecuación 1+1=3, que alude al aumento exponencial de ganancias derivadas de la unión de sinergias y la conjunción de recursos, equipos y proyectos comunes. No parece que este haya sido el producto de la confluencia entre PSE y PP que sostiene al Gobierno de López. Tras los resultados de las recientes elecciones municipales y forales el valor agregado de la coalición es hoy 1+1=1,34 en relación con las autonómicas de hace dos años y 1+1=1,47 respecto de los votos obtenidos en los comicios locales de 2007. La suma decreciente del consorcio antinacionalista determina su descalabro no sólo en términos de aritmética electoral, sino también en aspectos sustanciales como el liderazgo político, la credibilidad pública y la facultad de impulso de la sociedad.

¿Cuándo una suma se convierte en resta?

Para comprender el fracaso de la hermandad PSE+PP hay que remitirse a los objetivos que la motivaron, ninguno noble y todos contrarios a la naturaleza positiva que en las empresas humanas dan sentido a la cooperación e integración de esfuerzos. El primero, la alternancia democrática disfrazada de desquite antinacionalista contra las audaces políticas soberanistas de Ibarretxe, muy avanzadas para su tiempo y fuera de oportunidad. La operación, muy artificial y desmesurada, se configuró como réplica contra el PNV al que el sistema (élite de poderes políticos y económicos) percibía por entonces como un riesgo para la estabilidad y contra el que, para allanar su desalojo, se organizó una terrible campaña de descrédito mediático.

La segunda motivación del pacto fue algo tan viejo y elemental como la ambición de poder, corolario de la ingenua aventura de López y su ansioso “ahora o nunca”, bajo el contagio del éxito irreal de un insolvente Zapatero. López quiso ser en Euskadi reflejo de las demencias de Zapatero en España. Aún así, la codicia de López por la lehendakaritza tuvo en los principales grupos de comunicación sus inspiradores, con la participación estelar de una legión de cantores, entre ellos Iñaki Gabilondo, Joseba Arregi y otros intelectuales, que sobrevaloraron con sus loas y adulaciones a quien fue investido lehendakari sin ganar las elecciones, carente de experiencia gestora y con una limitada formación básica. Engañaron a los ciudadanos creando un personaje que, a las primeras de cambio, se descubrió incapacitado para liderar un país complejo y plural. La posterior historia de la sobreprotección informativa de su Gobierno por los medios que lo auparon se estudiará en las universidades como fechoría profesional, indigna de la responsabilidad democrática de la comunicación social.

No había, pues, argumentos legítimos -ni aún forzando la razón- que justificaran el sumatorio PSE+PP. No hubo demanda social suficiente que diera motivo a la alianza de esas fuerzas contra al nacionalismo vasco. No existió el propósito de realizar una suma coherente, sino de emprender una sustracción fraudulenta, una acción negativa y demoledora, esencialmente destructiva, incluso frívola. La falta de espontaneidad y raíces verdaderas de la empresa, finalmente, han dado impulso a la  réplica de la mayoría vasca para atajar una amenaza que pretendía alterar sus sutiles equilibrios interiores. Y así, en la primera ocasión decisiva que se le ha dado a la gente, ya con todos los partidos en liza, se ha producido un terremoto electoral que ha desbaratado los planes de los desintegradores. Ninguno de los dos sumandos ha manifestado todavía que la inversión ha fallado en sus cálculos y que la suma prevista se ha transformado en una deducción brutal de la convivencia democrática.

¿Por qué esta suma es una división?

Si no había razones objetivas para la suma quiere decir que la coalición tenía aspiraciones extemporáneas, contrarias a los criterios de beneficio y coherencia que motivan la unión de voluntades en un proyecto común. En efecto, el acoplamiento PSE+PP se configuró como un frente excluyente, no explicitado pero real, percibido por la sociedad vasca, pues la hostilidad de su programa se manifestó desde su arranque con profusión de símbolos beligerantes y pregones de revancha. Recuérdese el interés de López en ciertos desmontajes y su fijación por alterar apresuradamente EITB, a costa incluso de su ruina y desconexión emocional. Los primeros decretos en la represalia, ya se sabe, son para cortar cabezas y derribar los blasones enemigos.

Configurado como una muralla y animado por un virulento espíritu nocivo, el acuerdo no podía más que provocar la fragmentación pública, pues todo frente se basa en la exclusión y negación de unos por otros, con sus consecuencias de atrincheramiento e intolerancia mutua. La suma PSE+PP es una división porque, en efecto, en vez de unir divide, incluso entre los suyos, muchos de los cuales no pueden ocultar el complejo de culpa y sus sentimientos de vergüenza por ser parte de una asociación inconcebible. La naturaleza rupturista y sectaria del consorcio españolista se extendió desde los partidos a la calle y todavía hoy se vive con sufrimiento entre los ciudadanos: he visto quebrarse amistades y relaciones personales por los demoledores efectos del pacto de 2009.

Lo cierto es que todo frente separador tiende a fabricar un lenguaje belicoso y a mostrarse excesivo en sus discursos con el objetivo de ahondar en la segregación y vilipendiar por norma al adversario. Por eso, la retórica de combate ha sido siempre un signo de identidad del tándem PSE+PP, con conceptualizaciones tan groseras como normalidad, cambio, oasis, boicot y otros paroxismos orales. Pocas cosas dividen tanto como las palabras, sobre todo si hay necesidad de justificar la querella. Y como la verbosidad es exponente de quienes andan con déficit de legitimidad, Pastor+Basagoiti son activos portavoces del máximo común divisor de Euskadi (como lo es también ETA) y con su elocuencia pendenciera traman toda clase de insultos, imprecaciones, injurias e ignominias para retroalimentar su feliz paranoia de socios de un mal negocio.

¿Suma y sigue?

A pesar de la quiebra, López ha manifestado que «el Gobierno socialista tiene más sentido que nunca», ciego a la realidad de la suma decreciente PSE+PP y sordo al clamor de rechazo del 70% de los ciudadanos. ¿Qué más tiene que suceder para que arregle sus cuentas con la gente y concluya la estafa de su alianza? Lo insensato es que pretendiera salvarla mediante un pacto anti Bildu en ayuntamientos y diputaciones y ampliar su despropósito en un suma y sigue que hubiera conducido a la locura política de Euskadi. Era demencial que el PNV se incluyera en una suma que le excluyó por principio y que no era otra cosa que incitación al suicidio, un delito.

Ciertos proyectos no tienen remedio porque nacieron torcidos y se concibieron para causar estragos hasta más no poder. Se resisten al cierre confiando en la oportunidad de nuevas conspiraciones. Aquí el fraude se mantendrá hasta que la suma sea PSE+PP=0.

Mensis horribilis: Junio, el peor mes de la era Surio

Junio terminará siendo el mensis horribilis de Surio, el peor mes de su desdichado mandato, con una audiencia del 7,6% en ETB-2, la mitad de lo que heredó justo hace dos años. Hasta ahora, el punto más bajo al que había caído la cadena en castellano era el 7,9%, en octubre de 2010. Cuando los hombres de López se jactaban de que el rechazo social a su gestión había tocado fondo y que los niveles de aceptación comenzaban a remontar, acontece este baño de realismo que echa por tierra sus previsiones y consolida su debacle directiva y política. La sensación general es que el actual modelo, comisariado en informativos y poco ingenioso en programación, es un fiasco y que, definitivamente, la entente audiovisual PSE+PP se ha derrumbado en sus cálculos, de lo que se deduciría la necesidad de promover dimisiones de alto nivel. El cese de Idígoras taponaría de alguna manera la caída de su director general; pero Basagoiti, que tiene mando en plaza, no está por la labor de sacrificar a uno de los suyos.

Socialmente batida, la dirección de ETB ha desarrollado en los últimos meses una intensa campaña de propaganda a través de los medios afines -Vocento, El País y El Mundo– con el objetivo de acreditar la supuesta mejoría de su proyecto. En un enfático reportaje de dos páginas, El Correo Español afirmaba la pasada semana que «la calma llega a EITB» y añadía que «el repunte de la audiencia genera una paz interna», trazando una imagen estupenda de nuestra televisión a partir de los datos coyunturales de El Conquistador y la campaña del 22-M. Pero tal recuperación es una fábula y junio ha revelado con sus inapelables cifras que ETB vive hoy sus horas más dramáticas.

Surio es a EITB, lo que López es al Gobierno Vasco, la misma fatalidad: dos ilegitimidades paralelas, dos gestiones superadas, dos ineptitudes manifiestas, dos lastres para Euskadi, dos espejismos, dos virtualidades sin futuro. Uno seguirá en el cargo tanto como aguante el otro. López ha perdido las elecciones; Surio también, además de la mitad de la audiencia.

http://www.deia.com/2011/06/27/opinion/columnistas/telele/mensis-horribilis