He recibido un email de mi amigo Mike ( el de Chicago, en Seattle tengo otro amigo Mike. Rememora, como siempre, nuestras largas conversaciones en O´Rourke´s y responde a unas líneas que le envié a raíz de la elección de Trump como presidente.
Mike dice que los europeos no deberíamos preocuparnos tanto, pues los Estados Unidos tienen una Constitución garantista que regula bastante bien los poderes políticos, no dejando que uno de ellos tome una iniciativa sin el consenso de los demás. El check and balance es tan permanente como los continuos reequilibrios entre las diferentes agencias de seguridad tan utilizados en la filmografia de Hollywood. Hay que confiar en los profesionales constitucionalistas ( sic: «We must rely on constitutionalist professionals «. La prueba,añade, es el bloqueo judicial a las restricciones de libre circulación dictadas por el ejecutivo.
Por otro lado, señala,no hay que olvidar que a Trump lo ha elegido una mayoría y que no es el momento de poner en duda el procedimiento electoral o de inventarse conspiraciones internacionales. Sin duda, al nuevo presidente lo ha elegido una mayoría frustrada por la misma élite norteamericana, pero así ha sido :poner en duda esto es, para Mike, el mayor populismo.
Tras leer las palabras de mi amigo, he recordado algunas afirmaciones que hacía Vicente Verdú en su ya lejano libro El planeta americano. Como , por ejemplo, la incultura generalizada -que permite a un yanqui desconocer dónde está Austria, pero igualmente Illinois -, cierto infantilismo risueño o el antiintelectualismo redoblado por un espíritu religioso tan particular como polimorfo.
Pero también, cómo aquí y allá rezuma un liberalismo de base, nutrido por un espíritu burgués primigenio y democrático, en el que el orgullo de ser americanos está estrechamente vinculado a la defensa de los valores de su Constitución y de sus Enmiendas.
En fin,que habrá que esperar… y, a lo mejor,tomar nota.