El profesor de la Universidad de Navarra Javier Serrano-Puche ha tenido la amabilidad de enviarme algunos de sus sugerentes ensayos sobre el escritor siciliano Leonardo Sciascia, para mí uno de los referentes de la literatura contemporánea europea.
En uno de dichos ensayos, recuerda Serrano-Puche que en 1976 Sciascia publicó un racconto-inchiesta ( o relato- investigación) titulado Los apuñaladores, evocando la noche del 1 de octubre de 1862, cuando trece personas fueron apuñaladas en Palermo a la misma hora en lugares distantes, con el objetivo, al parecer, de generar un clima social de inseguridad que atemorizase a la población tanto como para que reclamara la vuelta de la dinastía borbónica , recién descabalgaba del poder por los liberales.
Y yo he recordado que, anteriomente, en 1870, el polifacético Pérez Galdós , había publicado su novela La Fontana de Oro, en la que, durante el Trienio Constitucional español (1820-23), algunos liberales disfrazados de carlistas radicales atemorizaban Madrid con, al parecer, el objetivo de que fuera reclamada más mano dura contra los tradicionalistas.
Son estos, creo yo, dos buenos ejemplos, luego llevados hasta el límite desde John Le Carré hasta las series televisivas, de la implicación del poder constituido en algunas de las agresiones más violentas no tanto contra ese mismo poder- que a veces también en sus luchas fraticidas- sino contra el pueblo, para generar terror, es decir,como suele mentarse, haciendo lisa y llanamente terrorismo.
Y si esto es así, que parece que lo es, habría que hacerse la pregunta de siempre, o sea, Cui prodest?- ¿A quien beneficia?- cada vez que se tilda una acción de terrorista. Y tanto más cuanto que , desde aquel famoso 11-S, este tipo de acciones por su globalización indeterminada, por su gran capacidad destructiva y por su crueldad manifiesta, más allá de dejar obsoletas a muchas organizaciones antes adjetivadas de terroristas, parecen reclamar una respuesta supra-estatal durísima , algo así como una «solución final», a costa de los derechos de la mayoría de la ciudadanía.
Así que, CUI PRODEST? En la mencionada novela y en otras muchas, como por ejemplo El contexto ,Leonardo Sciascia dejó apuntadas muchas pistas.