Mientras el avión despega del aeropuerto de Fontanarossa , voy terminando un libro al que le estoy sacando mucha punta.
Se trata de L’ invenzione di Regalpetra, una recopilación de la correspondencia entre el escritor siciliano Leonardo Sciascia (Racalmuto 1921 -Palermo, 1989) y su editor Vito Laterza, encontrado ayer a última hora en la magnífica librería Catania Libri – en la que , por cierto, también pude conseguir el varias veces mentado Diario Romano de Vitaliano Brancati.
En esta correspondencia que ahora se publica se pueden atisbar varias cuestiones muy interesantes para lletraferits y adjuntos que resumo protocolariamente, como por ejemplo:
1) Para escribir sobre algo hay que disponer de un algo. ( En este caso una infancia bajo el fascismo.
2) La escritura sobre algo para que pueda ser publicada, precisa de un primer reconocimiento previo de un ( o una ) igual ( en el caso de Sciascia, de Italo Calvino.
3) Un editor no es un impresor – que además frecuentemente cobra la impresión – sino un agente activo que discute la obra exhaustivamente con el autor ( en este caso el editor es Vito Laterza.
4) El editor ( o editora) puede proponer inclusiones o exclusiones en el texto o incluso hasta un nuevo título ( en este caso Las parroquias de Regalpetra en vez de » de Racalmuto».
5) Si todo lo anterior va bien, se tiene suerte y algún otro algo que decir, un maestro de escuela se puede convertir en un escritor de » reconocido prestigio» ( al menos siciliano, como Sciascia.
Así que si no se tiene un algo sobre lo que escribir, si no se desea someterse a la crítica previa al menos de los ( y las) iguales, si se confunde al editor ( o editora) con el impresor – y luego no se quiere pagar…lo mejor es dejarlo cuanto antes…