Leo en el excelente suplemento Cultura|s de La Vanguardia que Joan Sala, presidente de la Setmana del Llibre en Català – Barcelona del 10 al 16 de setiembre- afirma que » el procés ha ayudado a vender libros»…por supuesto clasificados como de » no- ficción».
Independientemente de la arbitrariedad de esta clasificación elemental – con la que no estaría de acuerdo , por ejemplo, el célebre historiador Paul Veyne para quien los » ensayos» son sólo narraciones basadas en argumentaciones lógicas e incluso documentadas, pero al cabo narraciones que operan como ficciones- resulta curiosa esta tendencia que manifiesta cierta necesidad de certeza ante una situación complicada y, en algunos momentos, ambivalente.
Algo así, el incremento del interés por la «no- ficción» frente a la imaginativa «ficción» , ocurrió en los años setenta del ya pasado siglo XX, cuando en medio de los estertores del Franquismo y a las puertas de la denominada Transición, se generó una amplia discusión entre la intelligentsia de todo pelaje sobre el futuro que nos esperaba, siendo opcional desde el lampedusiano » que todo cambie para que todo siga igual» hasta la maoísta » República Popular» , pasando por el sí pero no de «La Democracia Social » del eurocomunismo de rostro humano y la autonosuya «Democracia » a secas de inspiración cristiana.
¿Será esta nueva tendencia un indicador – como dicen ahora los tecnócratas de la calidad– de que estamos ante una nueva Transición? ¿ Formará parte acaso – oh my God! – de una rúbrica republicana ?
Transición ¿hacia qué?
Ni idea…