He pasado media tarde en la planta primera de Esos Grandes Almacenes circulando entre braguitas Felina y sujetadores Énfasis, a la búsqueda del camisón perdido y , por fin, hallado en el Templo ( del Consumo .
Entrar ha sido difícil y salir todavía más , rodeado de padres y madres ( y algún lebrel desasosegado) sudorosos ( y sudorosas, of course) y con bolsas y paquetes en ristre cual camellos de los famosos tres Reyes Magos que llegan, por tierra, mar y aire – en según a donde lleguen.
Al parecer, el festejo Trirreal con el que culminan las jornadas navideñas continúa manteniendo su primogenitura frente al Olentzero barbado a fuer de imberbe ( y a la Mari Domingi adjunta por mor del género) y a ese invento de la más famosa bebida de cola que es Papá Noel – el del soso entusiasmo ¡Oh , oh, oh!.
Y en esta faena definitiva que antes tenía su puntilla en las llamadas » rebajas de enero » ,coincidente en su masoquismo general básico con la también denominada » cuesta de enero» , nada importa que según los textos (sagrados ) los Tres Reyes Magos de Oriente ni fueran tres ni magos ni vinieran de Oriente, pues pesa más la tradición aunque sea de antesdeayer .
A fin de cuentas, es la última oportunidad para comer y beber y regalar y ser regalado ( y regalada, of course) sin cuenta ( aunque con tarjeta), lo cual que siempre es epifánico y » beborable»…