He de confesar que soy un urbanita. De hecho, mis paseos, cuando no son metafísicos- cada vez más frecuentes – lo son ciudadanos y cuando lo pueden ser , muy largos, y por grandes ciudades, en un a modo de kin-hin zen , como le venía a ocurrir a uno de los protagonistas de la Trilogía de Nueva York de Paul Auster.
Consecuentemente, me interesa y mucho cualquier expresión artística que rememore las ciudades y en este sentido no puedo dejar de mencionar la interesantísima exposición que el fotógrafo Carlos Cánovas acaba de inagurar en la Sala Rekalde de Bilbao bajo el título «En el tiempo».
Cánovas es un fotógrafo de largo y denso recorrido profesional y académico. La lista de sus exposiciones individuales daría para muchas páginas, pero también sus comisariados, sus conferencias y publicaciones y quien desee tener más información puede consultar su página web ( 1).
Lo más sugerente , para mí, es que su fotografía no da cuenta de lo bello urbano, últimamente tan rediseñado a partir de la operatividad electrónica – sobre esto ya publiqué un articulillo del que luego me arrepentí, en parte (2)- sino sobre todo de lo que está en el límite de lo sublime, de las afueras y los alfoces de la ciudad, que no es sino lo que habitualmente se esconde a la mirada del turista adocenado pero que casi siempre ve el viajero atento o el lento paseante.
La exposición es una magnífica muestra antológica, de la que yo me quedo con su serie en blanco y negro sobre el Gran Bilbao industrial de principios de los años noventa, y particularmente con una foto sobre Olabeaga que resume muy bien su certera mirada.
La exposición de Carlos Cánovas se va a mantener hasta el 15 de mayo y bien merece una tranquila visita.
-.-
(1)http://carloscanovas.com/
(2)“Reflexiones sociológicas sobre la transformación urbana de Bilbao”, in Inguruak, núm 53-54, pp: 517-20