La Lora y la Bureba, comarcas de Burgos, siempre me han evocado a La Alsacia y La Lorena.
Y no, no estoy hablando, por supuesto, de Geografía, ni tampoco de Historia: ya sé que en La Lora no se fabrica cerveza ni hay una cuenca de carbón ( aunque durante el franquismo parecía que iba haber…¡ petróleo! ), ni es reivindicada sistemáticamente por los gobiernos alemanes y franceses. No. Creo que se trata más bien del ritmo de su pronunciación, de la rima en asonante y de una asociación que une a ambas díadas en ese mundo insondable de lo etéreo.
Pues, cuando yo tenía siete años, mi profesora , la solterona señorita Manso, que mantenía intacto en la pizarra desde años atrás un mapa de España dibujado con tizas de colores con las figuras y los nombres de los montes y ríos más importantes, nos hacía repetir una y otra vez la cantinela de las comarcas españolas, y yo siempre me entusiasmaba con lo de «La Lora y La Bureba», olvidándome de las demás y ganándome unos secos golpes de regla en las puntas de los dedos.
Viene todo esto a que mi señora esposa (a.s.s.s.n.) me llevó ayer por la mañana a La Bureba para ver los campos de los cerezos en flor, que o se ven ahora o no se ven hasta el año que viene. Fuímos porque a ella le gustan mucho estas excursiones y también, supongo, en este caso, porque conoce mis ocultas inclinaciones japonesistas que hacen fermentar algún que otro haiku de vez en cuando – aprovecho para mentar aquí la reciente publicación de Basho. Poesía completa, de Beñat Arginzoniz.
Vimos pues los campos, dando lentamente la vuelta completa por el Valle de las Caderechas, parando aquí y allá, para sacar unas fotos, como si fuéramos unos Hokusai postmodernos. Y luego comimos, ya en clave totalmente occidental – había callos y manitas de cordero- en el Mesón Las dos Hermanas, en Salas de Bureba, a buen precio y mejor servicio.
Volvimos ya con el atardecer por carreteras comarcales, entre altos cañones y riachuelos que después se convierten en ríos…Y a mí me venía una y otra vez a la cabeza lo de «La Lora y La Bureba», pero también aquello de «Floreces, viejo /cerezo. Remembranza/de otros días…»
¡Pero hombre don Vicente acordándose, nada más y nada menos, del petróleo de La Lora, cómo se ve que tiene usted «cierta edad»!
Pues sí ,don Antonio, se ve, se ve….
Bonito texto, con añoranza incluida. Y efectivamente, recuerdo el petróleo de La Lora como uno de mis primeros «fake news» infantiles, aunque entonces solo llegaría a la categoría de «publicidad patriótica».
Saludos Vicente.
Saludos también para tí, Alberto. Y gracias por el comentario.