Según informan los medios de comunicación, a un ciudadano guipuzcoano le han requisado las mascotas debido a que mantenía relaciones sexuales con algunas de ellas.
Nada quiero decir sobre este asunto desde ningún punto de vista y quien quiera profundizar en los aspectos descriptivos de la cuestión no tiene más que leer la noticia. Pero sí se me ocurren algunas reflexiones al respecto.
La primera, que toma una referencia filosófica, viene desde muy atrás, desde La Política de Aristóteles, y se actualiza señalando que los derechos de los animales van ocupando un marco legal toda vez que en el disco duro en el que se depositaban todos los derechos atribuidos tan solo al varón adulto ( y griego) ya parecen haberse incluido de alguna manera los de las mujeres , los de los niños – ahí está la denuncia de la pedofilia-y, quién sabe, acaso también , en el futuro, los de los extranjeros (antes bárbari).
Por otro lado, es evidente que en este juego de contrapesos que suelen ser las democracias tanto desde el punto de vista político como psicológico, algunas de las conductas antes señaladas como patológicas están entrando poco a poco en los ámbitos de una normalidad ahora tan horizontalizada por el mundo electrónico- no hay más que detenerse en la revolución no sólo teórica sino práctica de la pornografía.
Y otro sí, que en esta progresiva delimitación de lo normal y de lo patológico se va esbozando también la tolerancia hacia algunas manifestaciones y la intolerancia frente a otras en un proceso algorítmico en ocasiones de difícil explicación :por ejemplo, sería interesante conocer las reacciones que hoy suscitaría el estreno de una película como Caniche ( 1979) de Bigas Luna.
Y finalmente y sin mayores pretensiones etnográficas ,convendría revisar algunas referencias sexo-sociológicas, como por ejemplo – y viene bien al caso- la constatación del ayuntamiento con yeguas y mulas entre los vascones que se hizo en el Codex Calixtinus, un manuscrito de mediados del siglo XII, y que ha sido remedado después por un largo anecdotario de ovejas y pastores.
De manera que, en teniendo en cuenta las anteriores reflexiones ,se pueda llegar a tener más elementos de juicio a la hora de aceptar o condenar precipitadamente lo que algún ciudadano ( o ciudadana, of course) hace en su privada vida sexual.Zoofilias…¿Zoo-filias?