Como se ha puesto de relieve en la Cumbre del Clima celebrada recientemente en Sharm el-Sheikh,todo apunta a que estamos entrando en uno de esos periodos de cambio climático que se producen cada cierto número de años, y en este caso, la incidencia de la acción humana es un factor a tener muy en cuenta.
Aun así y con las reservas que se pueden mantener ante una posible manipulación global de la información para favorecer un salto energético radical ( ¿ hacia el hidrógeno?),dado el narcisismo general básico que nos informa- favorecido sin duda por nuestras prótesis electrónicas- algunas frases de tono falsamente resiliente se repiten una y otra vez como mantras de salvación individual.
Tal es el caso, por ejemplo, de algunos párrafos de la famosa «carta de despedida» del neurólogo y escritor Oliver Sacks- innovador investigador y autor de obras de interés indudable – quien, a las puertas de su muerte , decía : «No tengo tiempo para nada que sea superfluo. Debo dar prioridad a mi trabajo, a mis amigos y a mí mismo….Voy a dejar de prestar atención a la política y los debates sobre el calentamiento global.No es indiferencia sino distanciamiento… Ya no son asunto mío; son cosa del futuro».
«Cosa del futuro», en efecto, pues con su desaparición física desaparecía su futuro, a fuer de la presencia histórica que dejaría- que ya ha dejado- el rastro de sus trabajos.
Si el eminente neurólogo hubiera tenido hijos o hijas – que no los tuvo- probablemente no hubiera tenido la opción de pensar ni dejar entrever que con su muerte desaparecería El Futuro : le hubiera bastado con una cálida mirada de alguno de sus descendientes.
Pero no fue así. Nietzsche afirmaba con rotundidad que vivimos con la mochila que nos dejaron nuestros padres y madres, así que la pregunta en este caso es ¿ qué mochila climática dejaremos? ¿ Qué futuro?…
(c) by Vicente Huici Urmeneta
es tal mi descreimiento hacia los «medios» que no leo nada referido a lo del cambio climático. Lo que sea será.
Abríguese don Vicente que han venido los fríos.