La vecindad, harta de los olores a fritanga, se pregunta de qué permisos goza el nuevo negocio, si cumple o no con la legislación vigente y, otro sí ,si las autoridades con mando en plaza han hecho todo lo que debieran al respecto.
El primer movimiento fue la conversión de un quiosco de prensa en una cafetería -pastelería de rango multinacional, y las calles colindantes se inundaron de olores dulzones, mayormente aceptables. A continuación, un gran restaurante popular y barato se tranformó en un Tap Room que al cabo de un tiempo el personal ilustrado identificó como una cervecería.
Hace un par de semanas, un bar de parroquianos situado en una lonja de mi propia casa se ha traspasado, cambiando de nombre , de Gure Leku a Solo Gastrotaska.El cambio se ha evidenciado de inmediato pues los olores a fritanga están desde entonces saturando el barrio, hasta el punto de que ya casi nadie se atreve a abrir las ventanas.
Curiosamente, en el suplemento gastronómico de un periódico ha aparecido una crónica un tanto apologética acerca del nuevo local bajo el título «Manual para rejuvenecer un bar de barrio». En este reportaje , el chef del nuevo condominio, que lo es también de otro cercano, hace gala de haber mantenido «el aroma tabernario», si bien la oferta del Gure Leku que abarcaba poco más de unos pinchos,se ha ampliado en el Solo Gastrotaska hasta abrirse a la merluza frita, la coliflor gratinada o el canelón de ragout de rabo,o sea, que ha pasado de ser un bar a revelarse como un restaurante.
La vecindad, harta del intenso olor a fritanga, se pregunta de qué permisos goza el nuevo negocio, si cumple o no con la legislación vigente , y otro sí ,si las autoridades con mando en plaza han hecho todo lo que debieran al respecto.
Más «the answer is blowing in the wind», como cantaba Bob Dylan, un viento que contribuye a expandir todavía más ese tufo tabernario que le resulta tan cuqui al sin duda innovador chef de marras…Un olor, por otro lado, que tanto encandila a quien, sin tener que soportar sus consecuencias empíricas, se permite escribir, conclusivamente y sin sonrojarse, algo como «Un ejemplo de cómo la escena hostelera de Bilbao puede actualizarse sin renunciar a la autenticidad o recurrir a fórmulas importadas»…O my God!…¡Ya somos escena hostelera! ¡Caramba con el «Manual para rejuvenecer un bar de barrio»…
(c) by Vicente Huici Urmeneta
Ja…ja….. don Vicente veo que ha comenzado usted el nuevo año con humor. No lo pierda, sin él la vida no sé si vale la pena ser vivida. En todo caso no se queje, en mi barrio una antigua y modesta librería ha sido transmutada en tienda de esas que venden «yerbas» y en la Parte Vieja cada dos por tres hay alguna cocina de restaurante o tasca que arde y pone en peligro a toda la comunidad de vecinos. Eso sí, tenemos unos pintxos macanudos que son la envidia de hasta los de de Bilbao.
Mi abrazo solidario, don Antonio. Es que nos estamos transformando en un «escenario» para la turistada…
Ya no tenemos papel para envolver el mismo truño y venderlo como «el regalo que todos quieren recibir»
Así es, malgré-nous!
Pusfff! Qué peste! Me gustaba la anterior taberna a pesar de su aspecto habitualmente desolado.
Sin duda, nada pero que «versionar» la autenticidad…Gracias por el comentario.
¿Y cómo es que el Ayuntamiento de Bilbao no ha tomado cartas en este asunto?
En esas estamos…También, según parece, está pendiente de responder al Defensor del Pueblo sobre las medidas que debería tomar para evitar los trastornos ciudadanos del ocio nocturno…Gracias por el comentario.