He dejado pasar el 20 de noviembre (20-N) sin hacer la menor mención,esperando que alguien comentara algo al respecto. No ha sido así.
Sin embargo esta fecha no deja de ser histórica pues en ella y en 1975, el «equipo médico habitual» hizo fallecer al dictador Francisco Franco en una más que probable conmemoración del mismo día en que fue fusilado José Antonio Primo de Rivera en 1936. Pero también, y a posteriori. porque recuerda los asesinatos de los políticos nacionalistas vascos Santiago Brouard, en 1984,y Josu Muguruza en 1989, así, como, por un día, el del dirigente socialista Ernest Lluch, en 2000.
En el caso de los más jóvenes, puede ocurrir que como comentaba recientemente en La Vanguardia Susana Cuadrado ,la orientación pedagógica que hoy informa la educación (¿ratificada por la nueva LOMLOE?) y que se articula más en competencias que en contenidos haya llegado hasta tal punto que los alumnos y alumnas ya no tengan, «ni la más remota idea de quiénes eran Mussolini o Petrarca, …ni Adolfo Suárez, o Franco, o Tarradellas, o cómo es una iglesia gótica ni quién es el jefe de Estado de su propio país«.
Pero, por otro lado a algunos talluditos esto de la rememoración histórica les parece algo confuso y de hecho lo confunden con la memoria: así, salía también reciententemente en Informe Semanal un antiguo amigo y colega de aventuras varias, ex-ETA-VI, ex-trotkista, ex- PSOE-E y ahora,según dicen, en las filas del PP, afirmando que la memoria es «algo individual» y por ello poco trascendente, apartándose de todo registro neuropsicológico y sociológico. En su caso, podría ser,dada su peculiar trayectoria.
Por otro lado, no seré yo quien reclame la llamada «memoria histórica», contradictio in terminis , pues la Historia, como ciencia social, comienza donde cualquier memoria termina aunque se nutra también de ella – como ya indicó Maurice Halbwachs – , pero sí creo que es positivo estimular la transmisión de la «memoria colectiva», que dependerá en su formulación de su perspectiva desde diversos grupos sociales, ideológicos y de género.
Y quizá ,sólo quizás, así, en la mutua interrelación entre la Historia y la Memoria Colectiva, será posible no estar condenados y condenadas a repetir los errores de antaño y a que a nadie se le vuelva a helar el corazón… Como entre tantos y sucesivos 20-N…
Efectivamente, D. Vicente.
Quienes confunden la historia con la memoria o los hechos históricos con el pasado, jamás podrán entender el valor que a futuro puede tener un hecho histórico.
Creo que fue Cicerón quien dijo aquello de «conocer el pasado para entender el presente y cambiar el futuro», aunque fueron grandes historiadores como Pierre Vilar o Georges Lefebvre quienes con un matiz marxista alteraron el «cambiar» por el «preparar el futuro».
P.D. Entre la gran cantidad de muertos y matados en un 20-N yo también citaría a Buenaventura Durruti.
Un saludo
Gracias por el comentario.Y también por la mención a Durruti, muerto asimismo el 20 de noviembre de 1936.
No sé que me da que creo que sería capaz de poner nombre y apellido del «antiguo amigo y colega de historias varias» del que he leído varios libros.
Ayer también hubo aniversario. El número 35 de la horrorosa muerte de Mikel Zabalza tras su paso por Intxaurrondo.
Ni condenas, ni perdones, ni reconocimiento del dolor causado ni justicia para con su memoria ni para su familia.
Sólo en DEIA leí un excelente artículo al respecto.
Y lo más duro es que todavía no se puede ni contradecir la versión oficial a pesar de las evidencias.
La ocultación y la tergiversación sólo demuestran la debilidad y cobardía de la sociedad española, que aplaudió o miró para otro lado…y lo sigue haciendo.