LOS CIEN MIL HIJOS DE SAN RUGBY

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He escuchado en la radio que hoy comenzarán a llegar algunos de los cien mil seguidores que se personarán en las finales europeas de rugby que se celebrarán próximamente en Bilbao.

A mí, que tuve  una educación de la de antes, lo de los «Cien mil» me evoca a los «Cien mil hijos de San Luis» que en 1823 se pasearon por aquí para reinstaurar una monarquía de la que todavía disfrutamos.

Pero evocaciones – telúricas – aparte, lo constatable es que la cifra se ha vuelto trending  topic y es repetida una y otra vez en medio de un despliegue publicitario de primer orden en cartelería, reportajes gráficos y audiovisuales.  En ocasiones  la cifra se ha tornado cifra-base , como en el caso de la discusión sobre si en San Mamés  se podrán beber algunos de los setecientos mil litros de cerveza ( siete por cien mil) previstos, digamos , para  su degustación. O si estos cien mil   colegas podrían ser, como ha dicho un  experto turistólogo, un modelo  del tipo de visitante que la ciudad  se merece. Por otro lado, la cuestión del «orden público» se ha solayado en afirmando otro experto ad hoc que  los hinchas del rugby no suelen convertirse en manadas desmandadas. En fin, y pasando a mayores, más vale que, como suele ser de tendencia en estos lares ,ningún antropólogo avisado ha dado noticia de un primitivo balón ovalado  esbozado en Santimamiñe.

Pero de toda la parafernalia que está rodeando este evento lo que más se ha subrayado es el beneficio económico que la pícara muchachada dejará en las arcas locales. On verrá…Y esperemos que luego, pasada la cartarsis y vueltos los » Cien mil hijos del Rugby» a sus cuarteles de verano, no quede un reguero de gritos y susurros…

 

 

Un deseo de callar para siempre…

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Mientras camino lentamente junto a la ría, sin espíritu deportivo alguno, me doy cuenta de que desde mi interior surge un incontrolable deseo de callar para siempre. De callar en la familia, el municipio y el sindicato.

En la familia porque el buenismo acrítico y post-moderno se va confundiendo con el amor  que parecería ser  más bien entrega y aceptación, y porque  el hermanismo pro-activo de manual de auto-ayuda, va siendo un cajón de sastre de culpas demasiado antiguas.

En el municipio,  por la incapacidad ya demostrada de dar cuenta de tanto delirio corporativista que reclama  una y otra vez el reconocimiento internacional  para una identidad  irredenta desde un neopaganismo forzado y en ocasiones muy palurdo.

En el sindicato, y en sentido siempre vertical, porque  en cualquiera de sus versiones sólo se representa a sí mismo y a su propio mantenimiento en el concierto de las fuerzas  sociales  abducidas  en plusvalías del poder político…

Sí,  un deseo de callar para siempre y dejar que las palabras , ya tan manoseadas, sobrevuelen  los montes cercanos y se confundan con el viento sur   hasta que caigan desde los alcantilados y se precipiten en la mar…

Y , aún sabiendo que no  vale para nada, miro hacia el horizonte y para consolarme escribo:

Cielo de mayo,

se pierden las gaviotas

entre la bruma…

 

HAIKU DE PRIMAVERA

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La dialéctica oculta entre estas escriturillas de tono autodiegético, poniéndome a mí mismo como testigo de lo que veo y escucho, y la deriva  de la elaboración secreta de haikus entre  largos paseos con el consiguiente anonadamiento del paseante, se ha hecho evidente a raíz de la publicación retrograda de una entrevista que en su momento me hizo el amigo, psiquiatra y poeta, Aitor Francos ( 1) con ocasión de la publicación de un libro titulado Breve ensayo de cartografía.

Descubierto  pues mi doble juego- y aunque  quedan algunos más por descubrir – no  puedo sino al menos dar cuenta  a mis habituales lectores y lectoras de algunas de estas breves composiciones que se han ido publicando en FB con ilustración añadida que aquí no se puede reproducir por mor de los  bytes.

Y para que lo que sigue quede acorde con el esprítu original, que no es sino el kigo, o estación, los titularé » Haiku de primavera». Deberían también ser leidos uno  a uno y por separado, pero ahí van:

Amanecer,
suena y suena un martillo
entre la bruma…

Egunsentian,
lanbroaren artean
mailua berriz…

-.-

Entre las piedras
unos viejos murmullos…
Cierro los ojos…

Harrietatik
zurrumurru zaharrak…
Begiak itxi.

-.-

Sólo ha llegado
del verano esa luz…
¡Ah! ¡el viento norte!

Udatik soilik
argi hori etorri izan da…
Ah!, ipar haizea! 

 -.-
 Una tarde de

primavera caliente …
¡ Y ahora tormenta!

Udaberriko
arratsalde beroa…
Ekaitz haizea!

-.-

(1) http://aitorfrancos.lagallaciencia.com/2017/09/entrevista-vicente-huici.html

 

 

 

 

MAYO, UN MES DE PRIMERAS COMUNIONES

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Y el sacerdote dijo abriendo las manos: «Queridos niños, queridas niñas, bienvenidos a vuestra primera y última comunión». Los lebreles permanecieron impasibles. algunas madres fruncieron el ceño y los padres sonrieron discretamente…» Porque ya sólo volveréis acompañando a vuestra abuelitos y abuelitas, si es que volvéis…»

Y es que mayo es el mes de las primeras comuniones, a fuer del mes mariano por excelencia ,y el rito católico se cumple siempre más de lo esperado por los agoreros laicos o los agnósticos indiferentes.

Y si se cumple es sobre todo porque es un rito que como todos los ritos evoca situaciones arquetípicas ,por lo general de profundo calado, como puede ser el acceso a  la primera adolescencia.

Desde la Ilustración se ha discutido mucho sobre las bases científicas de  la ideología, en este caso judeo-cristiano-católica, como si fuera posible poner una lupa sobre  la fe. En el siglo XIX, la discusión versó sobre la identidad colectiva engañosa que generaba la religión –  a la que se llamó «opio del pueblo»- sin percartarse  de que lo que se echaba por la puerta- la esperanza, el paraíso…- se colaba por la ventana en forma de nacionalismo, socialismo o , incluso, deportismo.

Pero, en nuestros días, si el rito ya se cumple incluso muchas veces descafeinado, es porque parece seguir siendo necesario para sentir  esa coerción de lo social que al cabo nos salva en el grupo y en la identidad, aunque sólo sea por unas horas: un airado James Gandolfini le espetaba a  su hijo en un capitulo de Los Soprano: «Me importa un bledo que no creas en Dios, harás la primera comunión por cojones y sin rechistar».

En fin, el otro día, en una cena familiar , una prima que vive en un pueblecito de Girona , comentó que allí las comuniones se hacían por turno, una  cada fin de semana en los diferentes pueblos de  los alrededores, según la pauta ordenada por el único sacerdote que las oficiaba todas,  y que ella, que tenía una peluquería multiservicio, conocía el calendario de antemano para regular el tropel de clientas que rítmicamente acudirían a cortarse le cabello, hacerse la manicura o la pedicura y sobre todo, dado el tiempo primaveral, para depilarse oportunamente…

Así que sí, que mayo es el mes de la primeras comuniones, pero quizás sea  de mucho más, de ese mucho más que todavía no parece que haya podido ser sustituido ni en el siglo XXI…

EL COCKTAILBAR Y YO

Varios pies más abajo de mi dormitorio han abierto un «Club» de mesopotámico nombre que ocupa el lugar de un «Pub»  bilbaíno de larga duración y reconocido prestigio ya extinto.

El mentado Club se presenta a sí mismo como lo más de lo más pues resulta ser un nuevo cocktailbar  » vestido» ( sic) por una supuesta prestigiosa firma de esotérico nonbre «que vuelve a sorprender creando interiores con carácter y con cosas que contar».

Y yo no pongo en duda lo anterior, pero da toda la impresión de que en la premura de la apertura ( ¡ toma ya rima en consonante!) se olvidaron de aquello de «Vísteme despacio que tengo prisa» y no calcularon bien la insonorización del local, lo cual que me trae loco al tener que escuchar hasta altas horas de la madrugada unos tam-tames sumerios entre alaridos de júbilo nocturno ( lo cual que , a su vez, indica que el palurdismo local no está todavía preparado para finezas de «cocktailbar» y tal.

He pasado por el local en horario diurno y he manifestado civilizadamente mi queja; también he llamado reiteradamente al filo de las tres y media de la madrugada a un teléfono que nadie ha descolgado ,y el administrador de mi comunidad más allá de invocar la presencia de la PM, me ha sugerido que me presencialice en bata y zapatillas en la oscura noche con expresion severa…

No sé…Pero evitaré esta última opcion al menos ante la inminencia del desembarco de todos esos «muchachotes picarones » que vendrán  (dicen) a las finales de rugby y okuparán ( con k) todos  los locales sean o no cocktailbars…No vaya a ser que me tomen por un tipo al que no le gusta ese deporte tan arraigado en estos lares…

EL FINAL DE ETA…

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Como afirmó Max Weber, en los asuntos humanos no cabe la explicación según leyes sino la comprensión según modelos, lo cual no implica ninguna justificación. Y «comprender» es , en este sentido, intentar objetivar la subjetividad que mueve a la acción.

No estaría demás tener en cuenta lo anterior a la hora  de evaluar el fin proclamado de ETA, pues es fácil, muy fácil, sumarse  ahora a condenas generales y absolutas y, sin embargo resulta difícil, acaso muy difícil ,intentar comprender las circunstancias históricas, políticas, ideológicas y hasta psicológicas de su nacimiento: habrá que recordar tan sólo que a finales de los años cincuenta todavía estaba  muy vivo el recuerdo del «maquis» y de la última contienda civil, que poco después  la guerra de guerrilas se convirtió en una alternativa  de la mano del maoísmo ( no olvidemos a Federico  Krutwig y su Vasconia) y que ya muy entrada la década de los setenta a los partidos tradicionales (de la izquierda y de la derecha) les salieron muchas y diferentes  divergencias.

No se puede obviar, desde luego, que ya en los ochenta, en ETA se impuso una dinámica militarista que quizá fue el comienzo de su fin al desafiar por su cuenta o impulsada por cuenta ajena a un Estado bien pertrechado y ya legitimado en su monopolio de la violencia por la constitución de 1978 ( aquí otra vez, Max Weber.

Pero hacer unas cuentas rápidas, como probablemente se va a hacer con Marx o con el movimiento de Mayo del 68 en este año  de rememoraciones, no va a favorecer la comprensión de nada. Y no digamos  si la «explicación» de todo se remite a novelones pseudo-realistas como la tan  oportunamente promocionada Patria.

ETA ha «finalizado su ciclo histórico» según su útimo comunicado. Y puede ser que haya  finalizado tarde y mal. Pero quizá no tanto por las  razones que tanto se arguyen, como, por ejemplo, en relación a las víctimas o a la razón de su existencia, sino simple y llanamente  desde un punto de vista militar: lo primero que hay que aceptar cuando alguien se rinde es la derrota ( una vez más, Max Weber) ya que es la única posibilidad de no ser tratado como un vencido. No se ha hecho así e incluso  la disolución se ha presentado con una solemnidad que puede incitar a acusaciones internas de liquidacionismo y  a una política de blando exterminio  desde  los poderes del Estado ( Vae victis!)

Contra lo que pudiera parecer, y como ya apuntó un célebre y conocido experto en estas lides, frente a la dislocución no habría estado de más la alternativa de la progresiva extinción, de la lenta y silente extinción de un par de generaciones que se sumaron a una lucha en un contexto que nada tiene que ver con el actual y con unas  perspectivas que hoy en día resultan inexplicables  aunque comprensibles en el sentido  que se apuntaba  al comienzo de estas líneas.

Pero, desgraciadamente, hay mucha plusvalia política que repartir entre tirios y troyanos…

 

RUGBY & BASQUES

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Durante el fin de semana del 11 y 12 de mayo se celebrarán en Bilbao las finales de los Campeonatos Europeos de Rugby.

Ante la supuesta importancia del «evento » la masa empresarial se ha puesto a bailar jotas antes incluso de que suene la gaita estellesa. Así, el Ramo Hotelero afirma que ya no hay plazas y en los mentideros populares corre el rumor de que se están subastando habitaciones a 4.500 euros de vellón. La Liga de Restauración , por su parte, ya ha compartido los números de las ganancias que se obtendrán a base de pinchos multiculturales y barriles de cerveza, para mantener a los miles de » muchachotes picarones» ( y muchachotas, of course) que nos visitarán ( al tenor del cartelón intitulado  RUGBY & BASQUES.

Es de suponer que todo ello ayudará a «posicionar » la ciudad en el Concierto Internacional, sumándose ésta a otras iniciativas cuanto menos curiosas como la de aquel edil que importó a la despechugada Sabrina que a punto estuvo de acabar en la ría o aquellos otros que nos atronaron  varias jornadas con las World Series.

Y es que parece que  a la conciencia colectiva bilbaína  no le es suficiente su  vocación de ser el centro del Mundo Mundial , sino que siempre hay alguien dispuesto a proclamarlo entre hipotéticos y pingües beneficios .

Aún así, acaso lo más sorprendente de esta nueva ocurrencia es el lema escogido y trilingüe  y que es : «Los valores que nos unen» lo cual que es de difícil y  acaso esotérica interpretación.

Esperemos, any way,  que por lo menos salgan al cabo las cuentas y no tengamos una vez más que tragarnos la letanía del fracaso a la que es tan proclive esta burguesía vasca que, como apunté en su momento, no acaba de salir de su palurdismo pretensioso

( Dicho todo lo anterior con  el respeto que me merecen lxs aficionadxs a este embarrado deporte)

La Ciudad y la Tierra Prometida

Durante mucho tiempo me he despertado muy temprano ansiando estar en otra ciudad  más cosmopolita, pensando que allí  la vida me sería más propicia; o que con  otra mujer, apenas entrevista en un bar mientras tomaba un café, mi erotismo se desbordaría; o también que dentro del libro intonso, recién comprado por muy recomendado, encontraría  la sabiduría definitiva; que, en fin, bajo las palmeras de la playa caribeña que  se veían en una fotografía, alcanzaría la felicidad verdadera.

Pero luego me he dado cuenta de que siguiendo estas imágenes se camina  como un fantasma por la ciudad propia,  que se olvida el color de los ojos de quien amamos, de que leemos como si corriéramos una prueba de cien metros y, por fin, que confiamos más en un fotolito que en el paisaje y el paisanaje que tenemos por delante.

Nada de todo esto ocurriría si, en nuestra infancia, no nos hubieran hablado  del Paraíso y de la Tierra Prometida , si no hubiéramos escuchado hasta el aburrimiento todos los lugares comunes que diluyen  siempre el presente vivo en un pasado mítico o en un futuro mitificado ,y la aventura de cada uno y de cada una entre el supuesto origen y el destino irremediable de un pueblo o de una charca.

Pero como ya es tarde para desprendernos de tanta morralla ( que sabemos que es, por otro lado, malgré-nous!, una de las condiciones de nuestra socialidad ) ¿ no podríamos, al menos, aprovecharnos de ella para ver las otras ciudades ocultas en nuestra ciudad cotidiana?, ¿ para intentar adivinar un incipiente beso en la persona amada? , ¿ para volver a leer despacio aquel libro que tanto nos gustó, o para, por fin, descubrir una vereda nueva en ese parque por el que pasamos insomnes todas las mañanas?

INTERMEZZO MEDITERRANEO

Cuando llego al Restaurante Itanos, Kostas me está esperando tomándose un ouzo –lo detecto de lejos por su color blanquecino. Le acompaña el comisario siciliano Salvo Montalbano –cincuentón avanzado, ya en “la edad de la duda”–, que ha venido a visitar a su colega y degusta un contundente y transparente raki. Me siento y, para ponerme a la altura de las circunstancias, me sumo al ouzo. Decidimos, de entrada, hacer del italiano nuestra lengua franca frente al inglés omnipresente.

Kostas pide la cena: ensalada cretense, tomates rellenos, pescado del día, souvlaki y yogur con sandía, todo regado con vino muy frío de Toplos. Me dice que Montalbano y él están por crear un a modo de frente mediterráneo –“Mare Nostrum” le llama– para combatir el avance universal y global de la cultura anglosajona. Pues, añade, todo el error de la superación de la ya casi olvidada crisis económica ha consistido en haber intentado volvernos yanquis o, aún peor, godos protestantes, abandonando los valores mediterráneos.

Kostas se da un respiro para comprobar el relleno de sus tomates, y Montalbano, terminándose de un trago el raki –¡vaya escalofrío!– le toma el relevo discursivo: Nosotros, los mediterráneos, dice, jamás podremos poner el trabajo por encima de la vida –eso que llaman la productividad–, como tampoco seremos capaces de renunciar a la buena comida y a la mejor bebida para pasarnos al fast-food y a las dietas maniaco-compulsivas. Y desde luego, añade abriendo los ojos ante la soberbia dorada que le acaban de poner delante, siempre desearemos un sexo romántico y, sin embargo, muy lujurioso, sin conformarnos con alternativas pseudo-pornográficas por mucho que se paseen en vivo en mini-shorts o camisetas muy ceñidas.

Asiente Kostas mordisqueando con delectación su souvlaki y yo no dejo de sentirme muy identificado con todo lo que he oído, mientras una suave brisa egea evapora de mi frente el leve sudor de los veintitantos grados.

Justo al lado, entre terrazas repletas , se oyen los correteos alegres de los niños y muchas risas. En medio de esta pequeña plaza hay esta noche un mercadillo de artesanía y, entre las tibias luces que lo iluminan, se atisban perfiles griegos, venecianos y judíos. Y también los cuerpos espigados de un grupo de libios que ofrecen pulseras multicolores y máscaras alargadas de madera pintada.

Levanta de pronto la copa Montalbano y pide un brindis por Pepe Carvalho –“ese maestro de nosotros todos”–, que, si viviera, se sumaría sin duda a este «Mare Nostrum». Y yo levanto mi copa de vino de Toplos con el firme propósito, además, de visitar mañana con mis chicas (madre e hija: ¿cómo se puede querer a dos mujeres a la vez?) el monasterio del mismo nombre antes de ir a echar la siesta entre tamarindos en la deliciosa playa de Chionas (donde, por cierto, me dicen a coro mis dos amigos, hacen una sopa de pescado –kakavia– de chuparse los dedos

La burguesía vasca y el «palurdismo baserritarra»

Como era de esperar, mi columna anterior- » El indiscreto encanto de la burguesía vasca» – ha provocado reacciones varias ,mayormente vía email, cumplimentandose así el feed-back de aquel principio que en boca de Stendhal decía :» No basta con apuntar, hay que disparar «- relativo , por supuesto, a la escritura.

Y matizo esto último porque eso que llaman «la actualidad» nos
lleva estos días a lo político-militar mostrando no ya un desconocimiento absoluto del lejano Sun-zi  y su Arte de la Guerra  sino del más próximo y latino «Vae victis!» que proclama un contundente «¡Ay de los vencidos!»

Y acaso pueda relacionarse esta incultura básica y popular con aquella mención a lo tosco y aldeano de la burguesía vasca – que no era apreciación propia sino ajena.  Una incultura  por otro lado culposa y que, como tal, no deja de emerger  una y otra vez en pretenciosas  instituciones y proyectos con acrónimos en inglés o en la proliferación de aristocráticas  Academias de eusquérico nombre que simulan a la más famosa y sueca de los Premios Nobel.

En fin, que con una combinación  así no saldremos nunca de ese «palurdismo baserritarra » – que nada tiene que ver con la cultura del caserío  sino con su simplificación largamente interesada –  un aldeanismo ctónico que diría un Ortíz-Oses , que desde los think tanks bien pagados evita que se afronte de verdad lo que está pasando: un profundo cambio social  en esta gran connurbación en la que estamos viviendo.

Un cambio que sólo será asumido y asumible en la medida en que sea autoconsciente y en el que, consecuentemente, la educación- y sobre todo la educación pública- ofrezca las herramientas críticas necesarias y potencie las capacidades individuales y colectivas.

Un cambio, al cabo, que no deja de ser soslayado, incluso estúpidamente negado, por quienes yendo de aladides de la  innovación no son sino flautistas de Hamelin  – como decía hace poco en una columna amiga Iñaki Murua-  que, perdiéndose en la tecnocracia de los labeles de calidad , reproducen la división internacional del trabajo como si , además, fuera la panacea vernácula.

Así que ¿ tosca burguesía vasca? Ustedes mismos …