
En la vieja foto, en blanco y negro, aparece sentado en un pretil charlando distendidamente con varios compañeros de viaje. Era 1974 y estábamos en Paris. Entre largos paseos, detenidas visitas a librerías y la asistencia emocionada a algunos mítines de la oposición anti-franquista, la capital francesa era una fiesta permanente de libertad.
Aun así, las discusiones eran en ocasiones extremas, pues entre nosotros y quienes nos alojaban había consejistas, pro-chinos, trotskistas, y algún que otro refugiado de la izquierda abertzale. Una buena muestra , en fin, de la variedad de sujetos políticos – tan hábilmente descritos por Joseba Zulaika en su Aberriaren inpaseak– que nos conformaron a algunos y algunas durante el tardo-franquismo, sumando a nuestra educación general básica cristiana la «caja de herramientas» (Foucault) del marxismo. Como en varias ocasiones señaló Manuel Vázquez Montalbán, probablemente éramos simplemente anti-fascistas aunque nos pensábamos revolucionarios, y en este punto Benito no dejaba nunca de descartarse, de apurar los debates más allá de lo previsible.
Cuando más tarde asistimos a lo que se ha denominado La Transición, Benito continuó en la misma tónica, combinando sus intervenciones críticas con generosas muestras de una atención personal y personalizada – pues también era muy hábil manualmente .
Fueron pasando los años y cada cierto tiempo me llegaban noticias suyas, de índole más personal, y vinculadas a quehaceres y visitas en su refugio de Zozaia. La última vez que nos vimos fue en la despedida de mi querida amiga Silvia Fernández Viguera- una de las fundadoras del activo Centro de Documentación- Biblioteca de Mujeres de IPES-Navarra-. Me comentó que estaba escribiendo sus memorias y yo le animé a que siguiera, ofreciéndome como lector inter pares si lo consideraba necesario.
No sé, en fin, si Benito habrá dejado algo escrito, pero, sin duda en mi caso y ,creo, en la memoria de quienes le conocimos, ha dejado un poso último de espíritu crítico, tan necesario en la actualidad, así como un ejemplo de generosidad personal que proyecta un modelo de solidaridad no menos necesaria en estos tiempos de extremo narcisismo ambiental…
(c) by Vicente Huici Urmeneta