EL MÓVIL ( y el judoka)

Yo le prestaría esta anécdota al maestro Monzó ( don Quim), pues con ella haría una buena columna, pero me sale lo de aquel anuncio que decía …!Me lo quedo!

El caso es que , según informa este medio que tiene a bien reproducirme, el judoka Anri Egutidze, fue descalificado nada más comenzar un combate en el Gran Slam de Judo que se celebra estos días en Bakú ( Azerbaiyán) porque …¡se le cayó el móvil!

El asunto plantea una pregunta: ¿Cómo es posible que alguien lleve a un combate su móvil? La pregunta tiene una dimensión física y otra metafísica.

La física es sencilla y se podría resolver apelando a aquel famoso chiste de la hormiguita y el elefante en un «¿por dónde?». Pues como practicante de artes marciales – bien que karatedoka jubilado- no recuerdo que en aquello que el vulgo llama «kimono» hubiera lugar alguno para algo así como un móvil, de lo que deduzco que el infrascrito Anri lo llevaba entre batientes de ruda tela blanca , bien apretado por su cinturón negro.

La metafísica ya no es tan sencilla aunque derivada , como siempre, de la anterior- a no ser que se sea un platónico irremediable- e inquiere la posible colusión de dos esencias, la del móvil-en-cuanto que -móvil, y la de la acción-en-cuanto-que-acción, pues ambas parecen mostrarse como incompatibles: ¿se imaginan ustedes que en medio del fragor de la pelea sonara el móvil y, para más inri, fuera una llamada de la compañía telefónica de la competencia? En fin, si nuestro Egutidze, deseaba mantenerse on line, ¿ no hubiera sido mejor una resolución dialéctica superior y superadora, y aplicarse al oído uno de esos adminículos blancos tan chulos que, además, le hacen parecer a uno ( y a una, if nececessary) del Servicio Secreto?

Pues parece que no, y de aquí la descalificación ( física por expulsión y metafísica por nulidad del concepto). Aún así, la dimensión poética y poiética de la cuestión me ha salpicado hasta tal punto que se me han ocurrido combinaciones asaz perversas de móviles y cosas /personas/situaciones, mayormente no publicables y que ni la gran teórica Sherry Turkle ( 1 ) hubiera jamás sospechado en su gran delicadeza.

Any way, ánimo , chavalín, que sólo tienes 23 años y toda una vida por delante…

(1) «Conectados, pero solos»: https://www.ted.com/talks/sherry_turkle_alone_together?language=es

ANA FRANK ( ¿ un fake diario?)

Antes de que por estos lares se pusiera de moda la literatura autobiográfica, abducidas, dicen, las intimidades por el rito de la confesión católica, el Diario de Ana Frank, era al respecto la obra de referencia. De hecho, y durante muchos años, ha circulado por todo el mundo y en diversas lenguas una versión de dicho «diario» que ha alcanzado unas ventas de más de treinta millones de ejemplares.

Ana (Anne) Frank murió en 1945 en el campo de concentración de Bergen-Belsen y, al parecer, dejó dos versiones de su diario. La primera, conocida como versión A, la habría comenzado a escribir el día de su cumpleaños , el 12 de junio de 1942 , mientras su familia permanecía escondida de los nazis, que habían invadido Holanda en 1940, en un cubículo que todavía se puede visitar en Ámsterdam, haciendo, eso sí, una larga cola.

Posteriormente, Frank habría reescrito en gran parte su «diario» dándole un toque narrativo más literario con la esperanza de que se publicara después de la guerra : esta sería la llamada versión B, finalizada el 1 de agosto de 1944, tres días antes de que los nazis descubrieran el escondite y detuvieran a la familia Frank.

El diario , según la tradición, fue conservado en Ámsterdam por dos empleados de Otto Frank, el padre de Ana, a quien se lo entregaron al finalizar la contienda. Pues bien, según algunas investigaciones, habría sido el padre de Ana , Otto, único superviviente de la familia , quien revisando de nuevo el texto de su hija y eliminando algunas partes problemáticas, se habría encargado de publicar lo que luego se ha conocido como El diario de Ana Frank, que la autora hubiera deseado que se titulara La casa de atrás – de hecho hay ediciones con este título.

Este último detalle nos puede poner sobre la pista de que, tras las sucesivas remodelaciones, lo que habría aflorado sería algo así como una novela , una autobiografía novelada o una autoficción, como se dice ahora. Ahora que, a pesar de los sesudos intentos de Philippe Lejeune y su » pacto» de autenticidad (El pacto autobiográfico y otros estudios , 1994), lo que parece quedar son textos sin más por mucho que se vistan de autobiográficos ( Veáse al respecto el delicioso libro de Xavier Pla sobre Josep Pla: Josep Pla: ficció autobiogràfica i veritat literària, 1997)

Pues bien, hay incluso quien ha llegado a afirmar , con pruebas filológicas, estilísticas y hasta técnicas en la mano, que el famoso «diario» de Ana Frank es totalmente falso… a pesar de haber sido declarado por la Unesco , Patrimonio de la Humanidad . Pero, ¡qué más da! Qué más da, si el texto, apoyado en la experiencia personal o no , escrito por Ana Frank o por su padre, o por quien fuera que lo escribiera, da cuenta, buena cuenta, de lo que fue la barbarie nacionalsocialista…

( Espero que mis históricos colegas – ¡ Ah aquellos tiempos de EL CÁRABO!- , Gabriel Albiac y Jon Juaristi, linderos hoy de columna en el ABC, y , todo hay que decirlo, magníficos escritores, no vean en mis parrafillos anteriores atisbo alguno de ese anti-semitismo que persiguen obscuri sola sub nocte per umbram…)

EL (del traje azul marino)

Se queda todas las mañanas, a eso de las ocho menos veinte, parado delante del paso de cebra que hay frente a mi ventana durante un buen rato. Los coches le esperan, y al final pasan al comprobar su estricta inmovilidad. Después, cabecea, cruza la calle y desaparece tras una esquina .

Tendrá veintitantos años avanzados, pero no treinta.Viste traje azul marino de chaqueta corta y suele llevar una corbata tan discreta que no suelo ser capaz de determinar el color en la distancia. Sobre la espalda emerge como una joroba una mochila negra, y en la mano derecha ,una bolsa de comida, también negra.

En muchas ocasiones me ha apetecido echarme algo por encima, bajar de casa y aprovechar esos minutos de detención para preguntarle unas cuantas cosas. Por ejemplo, de dónde viene y a dónde va – por supuesto sin pretensiones metafísicas- , qué ha estudiado, en qué trabaja, si está contento con ese trabajo, si le pagan bien, si tiene pareja o es single, si practica algún deporte o tiene alguna afición particular, a dónde va de vacaciones y a dónde la gustaría ir…En fin, qué planes tiene para el futuro…

Pero siempre me corto. Y es que no sé si todo esto le sonará a intromisión inaceptable, a paternalismo rayano en abuelismo, o a una urgencia más ajena que propia,acaso fruto de una degeneración mía, en la medida en que como former sociologist no puedo dejar de hacer «entrevistas en profundidad», o , como narrator in pectore, dejar de contar esto y aquello … ¡Vaya! ¡que venga Robert Nisbet – el de La Sociología como forma de arte– y lo vea!

Aunque en realidad creo que si no bajo es porque no sé que ponerme encima del pijama, pues mientras él ya está desfilando prietas las filas, yo apenas si he acabado de desayunar.

No sé, igual un día de estos abandono el servicio de guardia y me lanzo…

PHILIP ROTH (¿impresentable?)

Rebuscando ayer en la biblioteca , como suelo hacer en las mañanas sabatinas- que me perdonen los judíos muy ortodoxos- cayeron al suelo dos recortes que se escondían en una de las baldas dedicadas a la novela norteamericana. Los dos  se referían al escritor estadounidense Philip Roth. Hoy he estado releyéndolos.

El primero es una hábil entrevista publicada  hace más de un año en el El CULTURAL de El Mundo, en la que el autor de  Némesis o Pastoral americana,   charla  sobre su vida de jubilado – tiene 86 años-  y fundamentalmente  de escritor-jubilado, pues hace  seis años decidió que todo lo que tenía que hacer ya lo había hecho y  que no quería publicar  nada más: el tono me ha parecido muy  prudente, como si se  hubiera  apropiado de  aquel «no ser sol que se pone» de Baltasar Gracián.

El segundo es en realidad el subrayado de una mención de pasada en la entrevista  a la celebrada directora de cine Isabel Coixet que  venía en un suplemento dominical de EL PAÍS y que no sé porqué  había guardado. En ella  Coixet comenta que tuvo algo así como la desgracia de conocer al mentado Roth, pues se trata de un sujeto «de un egocentrismo agotador» hasta llegar a ser » insoportable» (sic).

En cualquier caso ambas referencias  se referían – ¡ nunca mejor dicho!- a la vida de un escritor, y podían ser interesantes  fundamentalmente para quienes se pirrian por estas cuestiones de cotilleo porque más que querer ser escritores ( o escritoras) quieren «llevar vida de escritor ( o escritora)» – como muy bien apuntó Pierre Bourdieu en Las reglas del juego: génesis y estructura del campo literario – algo, por cierto, irrelevante para quien  se interesa  por las obras , que es lo que queda y no por lo que puede estar detrás ( que no queda y que suelen ser seres humanos con sus grandes virtudes y sus grandes defectos.

Pero supongo que se trata, una vez más,  de un problema de incultura general básica, de un no haber oído nunca aquello de «Know the poetry, not the poet», invadidos ( e invadidas, of course), como estamos por esa extraña combinación  de neopuritanismos varios que nos mantienen en la incómoda posición de firmes por un lado ,y la polución incesante de fake news que provoca sucesivos éxtasis y agudos cortes epistemológicos…por otro lado…

CIENCIAS ( duras y blandas)

Leo en un periódico que una Fundación vernácula «para la Ciencia» ha premiado a tres destacadas investigadoras. Me alegro por ellas y de que puedan destacar en un ambiente que, como dice una de las premiadas, destila testosterona por los cuatro costados.

Pero resulta que las tres científicas lo son en los ámbitos de la Mineralogía, la Biología y la Física .Y yo me pregunto ¿ no había ninguna socióloga, psicóloga o, por ejemplo, pedagoga ,premiable?Mucho me temo que las investigadoras en estas últimas materias no sean consideradas » científicas » en sentido estricto, que parece que puede ser la nota de corte de la mentada Fundación.

El tema, como insistencia, es muy viejo. Ya muchos ( por entonces no había muchas) se tiraron de los pelos cuando Max Weber se atrevió a llamar Ciencia a la Sociología ,proponiendo sus tipos ideales en vez de leyes y su comprensión en vez las explicaciones, en un intento de objetivar lo subjetivo colectivo. Pues para muchos ( y muchas, of course) lo que no se puede expresar cuantitativamente y reducirlo a una fórmula no es científico, por más que la conducta de un electrón no se parezca en nada a la de un ser humano.

Y, sin embargo, conocer la estructura de clase de una sociedad, detectar los diferentes capitales simbólicos, ordenar las transferencias de las religiones tradicionales a las religiones civiles ( como el veganismo o el futbolismo…por citar dos de las más recientes) , o incluso desvelar los intereses económicos que condicionan la propia investigación científica, ¿ no es científico? ¿ No resulta un avance del conocimiento?

Parece que no o que no es muy relevante. Y también parece que sólo las llamadas ciencias «duras», las que aparentemente se apartan de cualquier método cualitativo por mor de su misma cientifidad, pueden proporcionar un conocimiento objetivo y puntual, tan puntual , por cierto, que cambia continuamente, como bien lo vaticinó aquel primer positivista que fue Auguste Comte …

Felicitaciones renovadas , pues, para las destacadas científicas, y un poco de por favor para la susodicha Fundación- agencia parece también que le dicen- para que revise sus criterios » científicos» a fuer de su exquisito y rimbombante sentido de la oportunidad…

NO ELUDIR LO QUE ES ( Pero…¿qué pintan aquí estos arquitectos?)

En tiempos no muy lejanos, cuando el paseante se encontraba en la calle con alguien joven dibujando en un banco o sobre una acera, solía deducir que se trataba de un estudiante de Bellas Artes o más bien de Arquitectura, si intentaba dar cuenta de un chaflán o de un balcón.

No sé si ahora se dibuja ya tanto, en esta era de smartfones, tablets y diseño por ordenador, pero me consta que algún que otro arquitecto todavía tiene cierta vocación artística, oculta o manifiesta, y que sigue tirando de una «mano que piensa» como diría el arquitecto finlandés Juhani Pallasmaa.

Algo de todo esto puede verse en la excelente exposición recientemente inaugurada en la sede bilbaina del COAVN, y titulada «NO ELUDIR LO QUE ES ( ¿Pero qué pintan aquí estos arquitectos?)» ( ver infra ) , bajo el comisariado de José Luis Burgos y Javier González de Durana.

Se recogen en ella obras de diez arquitectos, cinco de ellos históricos ( como Manuel María Smith y sus delicados dibujos , o las sorprendentes composiciones de Juan Daniel Fullaondo) y otro cinco contemporáneos, como las finísimas tintas de José Luis Burgos o los excepcionales grabados de Javier Idirin.

Es de esperar que esta muestra circule, a poder ser por toda la red de Colegios profesionales al efecto, pues bien merece la pena en la medida en que resulta una intención muy lograda y puede permitir rescatar ese retrogusto artístico que debería tener toda arquitectura.

http://www.coavnbiz.org/evento/exposicion-no-eludir-lo-pintan-aqui-estos-arquitectos/

https://arquilectura.com



LA VERDAD( verdadosa y Hegel)

Se cuenta que en un Congreso , un filósofo post-moderno estaba exponiendo con alegría la última variante de su pensamiento cuando desde un pasillo llegó una voz grave y reposada que decía : » Fe-no-me-no-lo-gía, pá-gi-na cien-to vein-ti-dós…»

Viene lo anterior a que la afirmación de que la verdad no es una substancia sino un sujeto, que se puede encontrar al comienzo de la Fenomenología del Espíritu ,de Hegel, siempre me ha parecido muy sugerente.

Pues desde ella se puede comprender que la verdad no es algo sustantivo que haya de desvelarse removiendo capas de mentiras e intereses, sino más bien algo variable y proactivo sin solución de continuidad.

Y si a todo esto se añade que, también para Hegel, tal verdad sólo se puede manifestar como concepto, es posible entrever que la verdad es un proceso de conocimiento sucesivo y colaborativo, muy alejado de una concepción estática y definitiva que siempre precisa de un guardaespaldas metafísico.

Todo esto, creo yo, debería tenerse muy en cuenta a la hora de pretender acercarse a la verdad, sobre todo en relación a lo histórico, sea hablando de ETA o del Franquismo, o de la última Guerra Civil.

Pues sólo así, colectivamente, consensuadamente, con auténtico deseo y necesidad de comprensión, se podrán apartar del camino las tendencias a la imposición de relatos siempre interesados, con la excusa de hacer aparecer La Verdad Única, esa verdad como sustancia , herencia de la teología medieval que ya Hegel, hace muchos años ,despejó del pensamiento moderno…

TURISMO ( ¿rural?)

El video ( 1) que supuestamente ha grabado un vecino del pueblo asturiano de Soto Cangas acerca del dueño de un hotel rural que ha denunciado, con éxito judicial, a otro vecino que tiene una casa contigua a su hotel porque sus gallinas molestan a los hospedados , se ha vuelto viral.

Y no es para menos porque de la anécdota y de las reflexiones que se recogen en el vídeo se desprende una ácida crítica a cierta versión de esa nueva modalidad de colonización que se ha venido en llamar » turismo rural».

Pues en efecto, y como queda muy claro, algunos ( y algunas, of course) de quienes se acercan a estos establecimientos pretenden que se les ofrezca una naturaleza adaptada a la idea que tienen de La Naturaleza, que como toda idea, es ideal (» de la muerte» que diría una querida amiga).

Y cuando no es así, cuando este personal » cara-pijo» y » pecho- palomo» ( sic) no se encuentra con cantos programados de pajarillos y atardeceres orgásmicos, sino más bien con gritones gallos matutinos , olorosas y pringosas bostas de vaca, o, como en este caso, ruidosas por libres gallinas , se queja » a la dirección » como si esta pudiera cambiar a su merced el rigor rítmico de lo natural…

Y, en fin, que todo esto se convierta en un casus belli, y que haya alguna autoridad que se avenga a terciar y que sentencie contra un gallinero , más allá de parecer un episodio surrealista digno de Luis Buñuel ,sólo es comprensible en un lugar en el que se piense que se ha llegado a la post-modernidad sin tener la menor conciencia de la modernidad…

Por eso, quizás, el testimonio vivo y en ocasiones escatológico que se ofrece resulta tan directo como relevante…

(1)

DESCAMISADOS ( AS, of course)

Hay una moda que no pasa de moda: la moda de los descamisados. Y digo descamisados porque fue implantada y se mantiene fundamentalmente en contextos de varones gordos y flacos.

De esta nueva iniciativa estética tuve conocimiento que no bíblico cuando un anteriormente pulcro militante comunista acudió a una cena con su camisa de leñador por fuera del pantalón.

Como quiera que coincidió la revelación con el retorno de uno de mis viajes a Chicago, donde todavía imperaba la drástica división entre los blue collar y los white collar , y hasta estaba mal visto llevar puesto un Levi’ s si no había pendiente algún curro de garage, aquello me pareció una reivindicación de los » descamisaos » históricos , aquellos que , por otro lado, formaban el grueso de la tropa que quería tirar del carro de Fernando VII al grito de ¡Vivan las caenas! – los deseos del pueblo son siempre un incógnito, que decía el Lao zi .

Admitida la moda sin más , le dí ( ganas me dan de decir » la dí» en plan Arturo Fernández) pase foral, porque siempre he sido débil de vientre y me sientan mal las corrientes bajas. Y me olvidé de ello.

Nunca pude suponer, sin embargo, que aquella moda, desataría otras en análoga lógica, como la de la camiseta explícita de manga corta , azul marino de los SEAL y polícromas y con lemas , las alternativas. Ni las de tirantes en ambas dos combinaciones o símplemente blancas al modo del neorrealismo italiano , ni, por supuesto, la extensión homeless que se manifiesta en nuestras calles y plazas en blue- jeans convenientemente agujereados que además valen un riñón…

Cosas veredes, decían los abuelos ( las abuelas, «!Ay, Jesús! ) y algún que otro clásico. Otro sí que lo digo yo…

CANUTOLOGÍA (terugkomend uit Amsterdam)

En Ámsterdam huele a maría por todas las esquinas. El olorcillo llega suavemente, en leves oleadas, y es de suponer que algún día será reconocido oficialmente como patrimonio material blando de la ciudad.

Los coffee-shops en los que se pueden comprar y consumir diversas partes de esta planta en otros tiempos tan afamada, se reparten por toda la ciudad, manifiestos unos y entrevelados otros. Y por supuesto, el ( y la , of course ) paseante puede acudir al Bulldog, primero de estos curiosos establecimientos, sito en Oudezijds Voorburgwal 90, y sacarse una selfie, una vez solicitada la ausencia temporal del vigilante de seguridad ad hoc. Pues The Bulldog se ha convertido en una multinacional seria con muchas subsedes en la mentada calle y delegaciones en Canada. Además, y dado que la ingesta de una simple cerveza en la calle por aquellos lares está penalizada con 75 euros, esta empresa parece haberse forrado con una bebida energética muy conocida , llamada Red Bull, hasta que dejó de fabricarla tras una larga disputa legal.

Pero, en fin, basta como digo dar un paseo por cualquier calle o plaza , o, para mayor indicación, tumbarse en el cesped tupido del Voldenpark – evitando ser cubierto por las defecaciones sistemáticas de unas atrevidas palomillas- para sucumbir a los efluvios que llegan de los cuatro puntos cardinales, cerrar los ojos, y verse rodeado de miles de hippies deseando hacer el amor y no la guerra.

De manera que lo que por aquí se ve ya como un resto de la multiculturalidad de los setenta- reconvertido el canuto de la inocente maría que sólo mueve a la risa en peta de hachís mayormente adulterado que coloniza el hipocampo – ha adquirido en la capital de los polders un estatus de normalidad que aceptan bonachonamente los mílites locales, más preocupados por las cogorzas cervezeras o por las destemplanzas drásticas de los hinchas del Ajax…