CANICULARIAE 18 ( volviendo al Café Majestic)

Este café, antes lugar de reunión de escritores, pintores, periodistas y, en fin ,de gentes de análoga calaña, siempre discrepante y algo bullonera ,es ahora un puerto deportivo de estancias breves y selfies rápidas.

Nada más subir de la estación del metro de Bolhão, hemos sido arrasados por una multitud en pantalón corto y chancletas por la rua Santa Catarina con tan buena suerte que al pasar a la altura del portal del Grande Hotel do Porto, hemos podido hacer un quiebro y lanzarnos hacia su interior, esquivando con habilidad Fosbury flop la puerta batiente mediante.

Fichados que hemos sido, una vez depositadas las maletas en las habitaciones correspondientes, con indigno desprecio hacia el comodísimo Salão Winsord de este hotel que en su momento alojó a Eça de Queirós y a Manoel de Oliveira – y diz que otrosí a los Imperadores do Brasil – , hemos salido de nuevo a la calle y ,abducidos por la marea descendente, hemos llegado hasta la esquina de la rua de Passos Manuel, momento en el que tras una hábil maniobra a babor, hemos caído en torno a una mesa del Café Majestic.

Este café, testigo de un Oporto liberal ,lugar de reunión larga de escritores, pintores, periodistas y, en fin ,de gentes de análoga calaña, siempre discrepante y algo bullonera ,es ahora un puerto deportivo de estancias breves y selfies rápidas – y bastante caro por cierto.

De forma y manera que urgidos por la propia urgencia de una interminable cola y por las miradas asesinas de sus miembros y miembras, tras un té rápido ,nos hemos sumido de nuevo en la marea de la turistada que, según hemos escuchado ,nos llevaba ahora hacia el puente Luiz I con el objetivo de desembocarnos en la otra orilla , junto a la estación del cable rail, y desparramarnos entre el gentío que esperaba un atardecer digno de los efectos especiales de Spielberg, según todas las redes sociales.

Pero no hemos podido llegar. Un oportuno tropiezo de este que suscribe, en uno de los adoquines sueltos que festonean la Praça de Almeida Garret, se ha engorilado en esguince general básico y, consecuentemente, hemos tenido que retirarnos en metro inverso, newly hasta la estación de Bolhão.

Y en este punto he recordado el segundo de los Four Quarters de T.S.Eliot cuyo primer verso apunta «en mi principio está mi fin» para concluir en el último con «en mi fin está mi principio»…y tal. Y pues que así sea.

(c) by Vicente Huici Urmeneta

CANICULARIAE 17 ( terraceando)

«Cuando los puestos de productos delicatessen superan en número a las carnicerías y fruterías del mercado de abastos, o el bar de la esquina cambia las tostadas y montaditos por cupcakes y muffins , es que no hay vuelta atrás y que la gentrificación del barrio de turno es un hecho »

Me gusta el terraceo siempre que el vermú esté bien preparado y la conversación resulte sugerente o al menos divertida, pero no suelo llegar a cuatrear.

Ayer el comienzo de mi terraceo fue solitario, cerveza sin alcohol en ristre , sombrero y gafas de sol ante la ausencia de sombrilla, y de lectura de varios periódicos en papel, acumulados a lo largo del fin de semana.

El mediodía transcurría en calma interior y exterior hasta que comencé a oir un sonsonente aflautado por estribor. Al poco comprobé que se trataba de una receta de tzatziki que era escuchada en el altavoz de un teléfono móvil por una señora muy enseñorada. Y a pesar de que considero el tzatziki una de las maravillas de la civilización griega, equivalente a la Metafísica de Aristóteles – otra lectura de obligado cumplimiento- no pude por menos que solicitar a la aludida dama , con la debida educación, que bajara el volumen de su aparatillo. Lo cual que hizo tras una semisonrisa de aceptación. Pero mi gozo quedó en un pozo, pues en cinco minutos comenzó a llegarme otra receta, esta vez de marmitako de atún con el aditamento de una drástica discusión sobre si estaba permitido o no el fumet.

En estas estaba cuando por babor irrumpió una cuadrilla de seis digamos guiris semidesnudos que apestaban a alcohol y a orines y que tras varios encontronazos con las mis sillas adyacentes lograron sentarse o, mejor, derrumbarse, en torno a una mesa, señor, y sumirse al unísono en un sueño que se preveía largo y acaso pesadilloso.

Y así, escoltado estereofónicamnete por la discusión sobre el fumet de estribor y los ronquidos de la ya amura de babor, observé a una joven pareja en pantalón corto y chancletas que se aproaba con diligencia hacia mi mesa.

«Excuse me, sir, we are looking for the Cookies pastry shop, where they have the best coffee in the city…» me dijo la joven desde una rubia altura significativa y tom´ándome, sin duda, por un colega deambulante. Negué con la cabeza y con una sonrisa: «Sorry, I have no idea, but good coffee is also available in this bar…»No les convenció mi recomendación , se despidieron y volvieron a consultar su teléfono móvil, dirigiendo su mirada allá y acullá.

Armado de más valor que El Juli, volví a mis periódicos y abrí LA VANGUARDIA. «Cuando los puestos de productos delicatessen superan en número a las carnicerías y fruterías del mercado de abastos, o el bar de la esquina cambia las tostadas y montaditos por cupcakes y muffins , es que no hay vuelta atrás y que la gentrificación del barrio de turno es un hecho » , leí al comienzo de un sugerente artículo de Asier Martiarena…Y entonces, me di cuenta de que la famosa Cookies Pastri Shop por la me habían preguntado era el nuevo local que se había abierto donde antes estaban los ultramarinos del barrio.

Así que me bebí el útimo sorbo de mi 0.0 y, en levantándome, me dirigí hacia popa por una calle estrecha, sin bares pero lo suficientemente sombreada, y con el firme propósito de informarme, en cuanto llegara a casa, acerca de ese palabro que más parece pájaro de mal agüero y que se acoge al término de gentrificación

(c) by Vicente Huici Urmeneta

CANICULARIAE 16( ¿ rezando?)

Rece, pues, cada uno y cada una como quiera, en la iglesia, en el estadio, con el balón o sobre la bicicleta…Pero, por favor, sin que el rezo sea de obligatorio cumplimiento…Amén!

«Los muertos que vos matáis gozan de buena salud».

He recordado esta frase – diz que falsamente atribuida al Don Juan Tenorio de Zorrilla – en el terraceo vespertino de ayer, en escuchando dos conversaciones cruzadas en disposición NW- SE.

La proveniente de NW criticaba duramente el rezo del padrenuestro católico – en castellano – antes de los partidos por parte de la plantilla del Athletic de Bilbao según se ha evidenciado recientemente vía vídeo viralizado, denostándolo como costumbre confesional en un mundo aconfesional cual es el deportivo.

Sumábase a esta corriente de opinión, otra proveniente del SE que se sulfuraba ante la compra de futbolistas por parte de algunos equipos de ricachos árabes , siendo en este caso el motivo de la indignación «la pérdida de la identidad» bajo el imperio de los petro- dólares.

Y pues me ha venido la frasecilla in mente a cuenta de que se daba por muerto por una parte el mundo confesional tradicional y por la otra el mundo deportivo de siempre, sin reflexionar acerca de cómo para muchas gentes el deporte, y específicamente el fútbol, se ha convertido en una religión laica asumiendo todos los atributos que ya destacara Émile Durkheim, con sus dogmas, sus ritos y su ecclesía , fundamentos todos y efervescentes de cualquier identidad colectiva.

Porque aunque muchos y muchas crean que todo dios es ex machina, siempre suele haber un deus absconditus preparado para el relevo.

Y como diría el Gatopardo un vez más, rece, pues, cada uno y cada una como quiera, en la iglesia, en el estadio, con el balón o sobre la bicicleta…Pero, por favor, sin que el rezo sea de obligatorio cumplimiento…Amén!

(c) by Vicente Huici Urmeneta

CANICULARIAE 15 ( ¿añorando flâner? )

El anonimato que proporciona cualquier ciudad simplemente por el mero hecho de cambiar de barrio, un anonimato que permite degustar en un sentido polisémico sus paisajes y sus paisanajes.

Leo y releo una y otra vez La fisiología del flâneur, de Louis Huart ,una obra publicada en 1841,cuando las ciudades comenzaban a ser lugares de largos paseos gracias a sus amplias avenidas.

He de decir que lo leo a modo catártico para recordarme justamente lo que me falta en este mi pueblo costero. Y no hablo por hablar pues en un pueblo he vivido algunos años y también lo he hecho en una gran ciudad por mucho que ahora viva habitualmente en una ciudad sin más (ni menos, of course).

Y es que acostumbrado como estoy a estos largos paseos azarosos los echo en falta de vez en cuando.

Entre los obstáculos que Huart apunta uno muy relevante es aquel que convierte cualquier asociación fortuita en comunidad permanente ( que diría Ferdinand Tönnies) con todas las ventajas pero también con todos los inconvenientes que ello conlleva y ,entre estos últimos, la ausencia de anonimato que proporciona cualquier ciudad simplemente por el mero hecho de cambiar de barrio, un anonimato que permite degustar en un sentido polisémico sus paisajes y sus paisanajes.

Pues, el verdadero flâneur– y la verdadera flâneuse– camina en un sentido hasta que un semáforo, un perfume o una sombra le invitan a tomar otra dirección, yendo y viniendo intuitivamente y , por supuesto, sin ningún espíritu deportivo. Lo cual implica cierta densidad urbana que difícilmente puede darse en una pequeña localidad a pesar de su recrecimiento en apartamentos y hoteles carentes a menudo de estilo propio y de historia…

…¡Ah, pero esas mañanas frescas y luminosas caminando por arena! ¡ Y esos atardeceres lentos y rojizos contemplados desde un banco del paseo marítimo!

(c) by Vicente Huici Urmeneta

CANICULARIAE 14 ( recordando a Silvia)

Y hoy, bajando de nuevo lentamente el puerto de Lizarrusti, he recordado a Silvia, signo de sí misma y de toda una época…

No sé por qué, pero los últimos veranos se han convertido en tristes ocasiones , opacando el calor y el viento sur con las frías humedades de los tanatorios.

Y es que en esos últimos veranos he tenido que despedir a unos cuantos y buenos amigos con los que había compartido sueños de juventud y proyectos de madurez.

Y sí, ya sé que es «ley de vida» aparecer y luego desaparecer en este mundo a veces tan inmundo, pero aun así, y sin mayores pretensiones trascendentales, la muerte de gentes más cercanas tiende a dejar un vacío que por mucho que se vuelva a llenar, emerge cuando menos se lo espera.

Hace ya cinco años murió Silvia Fernández Viguera, historiadora , militante feminista y muy querida amiga . Tras asistir a su despedida, escribí estas palabras :

«La ceremonia ha sido breve. Han tomado parte quienes te han acompañado hasta ese final que es la muerte inesperada ,pues la muerte siempre es de los demás  y casi siempre, inaceptable.

Han hablado, por supuesto, de tu larga trayectoria como investigadora y militante feminista y han  recordado cómo hace apenas unos días se conmemoraban los veinte años de la publicación de aquel libro fundamental titulado Ellas, las mujeres en la historia de Pamplona.

Tras el canto del  «Zutik emakumeak» ,me he marchado discretamente. Sin más.No podía quedarme. Y luego he vuelto conduciendo lentamente por las curvas de Lizarrusti. En lo alto del puerto me he detenido .Sentado a la sombra, sobre las ruinas de la vieja venta, todavía con el regusto de la txistorra que había almorzado en Arbizu- ¡esa txistorra que tanto te gustaba! – he estado recordando todo lo que me has enseñado a lo largo de tantos años y también  todo lo que nos hemos reído juntos .Y me he adormecido acunado por un suave viento sur  y el repiqueteo  lejano de unas esquilas.

Después, me he despertado de pronto, he mirado el reloj y he continuado mi camino.

Te han despedido con un alternativo «¡Nos veremos en el infierno!» – supongo que por aquello de que » las chicas malas van a todas partes»- , pero yo creo que debe haber un pedacito de cielo sólo para  tí.«

Y hoy, bajando, de nuevo lentamente, el puerto de Lizarrusti, me he acordado de ellas…Y he recordado a Silvia, signo de sí misma y de toda una época…

(c) by Vicente Huici Urmeneta

CANICULARIAE 13 ( filosofando moderadamente)

Estamos asistiendo a un progresivo deslizamiento hacia un nuevo paradigma en el que la pandemia del covid-19 y la guerra de Ucrania han ensanchado enormemente la necesidad de seguridad en detrimento de la libertad , facilitando su reconducción hacia los neofascismos que están resurgiendo globalmente.

Al filo de este ferragosto extraño, he podido leer, casi un mes después, el breve ensayo- Del sujeto neoliberal al sujeto neomitico. Con una coda postelectoral que me envió mi querido amigo Francisco José Martínez , catedrático de metafísica, y que necesita su tiempo y su espacio.

Según Martínez, estamos asistiendo en estos últimos años a un progresivo deslizamiento de la activación neoliberal – ya de casi todos y todas conocida y reconocida- a un nuevo paradigma en el que ,tanto la pandemia del covid-19 como la guerra de Ucrania «han ensanchado enormemente la necesidad de seguridad en detrimento de la libertad debido a la creciente conciencia de vulnerabilidad de los individuos», buscándose más «la inmunidad que la comunidad». 

Este deslizamiento ha potenciado la emergencia de un tipo de subjetividad – neo-mítica- que busca una zona de certidumbre en la vuelta a los atavismos tradicionales que en su integrismo fundamental facilita su reconducción hacia los neofascismos que están resurgiendo globalmente.

El profesor Martínez se muestra no obstante optimista frente a esta situación, pues considera que todavía quedan opciones individuales y colectivas que pueden frenar este deslizamiento y una buena prueba de ello- en su opinión- han sido las recientes elecciones que han detenido al menos momentáneamente esta deriva.

He leido varias veces este artículo, pues más allá de su denso y sugerente contenido , constituye un excelente activador neuronal en medio de la galvana propia de la canícula.

Tan solo se me ocurre, a fuer de alentar a su lectura, aportar un matiz, pues lo que Martínez describe quizás no sea tanto un nuevo modo de subjetivación, sino una nueva forma de individuación, susceptible de subjetivarse, tal y como precisamente apunta Michel Foucault en La hermenéutica del sujeto  , a base de autoconciencia crítica y proyección comunitaria.

(c) by Vicente Huici Urmeneta

CANICULARIAE 12 (visitando paraísos)

¿Qué nos llevará a confiar más en un fotolito que en el paisaje y el paisanaje que tenemos por delante? ¿Que nos hace caminar como fantasmas por la ciudad propia?

Estoy tomando un café matutino en la única terraza abierta en el barrio, pues bares ,pubs y cafeterías están cerrados a la espera del estallido festivo que sobrevendrá , como estas inopinadas olas de calor, el fin de semana que viene.

Se supone que estoy leyendo el periódico – en papel of course– pero dada mi parafilia más confesable , no dejo de mirar por encima a través de las gafas de sol y de sondear a izquierda y derecha cualquier conversación – a esto mi tío, el escritor Julio Manegat, a quien debo la inoculación del virus lletraferit, le llamaba cariñosamente «ver pasar la vida».

Y esta mi atención latente acaba por tener éxito, pues una pareja de cuarentones sentada a mi lado parece haber despertado de un largo silencio. Él ha sacado un sobre del bolsillo de su chaqueta y del sobre unos cuantos folletos. «¿Entonces , Brasil o Vietnam?» ha preguntado. Y ella ha respondido haciendo un mohín: «No sé, no sé…».

Y he recordado aquello de «todo lo distante es más estimado”, que Baltasar Gracián apunta en el aforismo 209 de esa obra prodigiosa titulada Oráculo manual y arte de prudencia. Y a partir de aquí he cerrado el periódico…

Uf…¿ Qué nos llevará a confiar más en un fotolito que en el paisaje y el paisanaje que tenemos por delante? ¿Que nos hace caminar como fantasmas por la ciudad propia?

Probablemente nada de esto ocurriría si, en nuestra infancia, no nos hubieran hablado del Paraíso y de la Tierra Prometida , confundiendo la imaginación con la fantasía, si no hubiéramos escuchado hasta el aburrimiento todos los lugares comunes de esa mitología que diluye siempre el presente vivo en un futuro mitificado.

Pero como ya es tarde para desprendernos de tanta morralla ¿ no podríamos, al menos, aprovecharnos de ella para ver las otras ciudades ocultas en nuestra ciudad cotidiana?¿Para descubrir, mirando hacia arriba, esas buhardillas perdidas? Para sorprendernos con un callejón que se abre luminoso tras una esquina?¿Para descubrir una vereda nueva en ese parque por el que pasamos todas las mañanas?

Así que he doblado el periódico, me he levantado y , sin rumbo fijo, me he dejado llevar por la linea de sombra de unos plátanos próximos…

(c) by Vicente Huici Urmeneta

CANICULARIAE 11 ( refugiándome en el cine )

Any way, bienvenido sea Mr. Nolan a quien siempre agradeceré las tres horas de frescura en medio de ,ya, aquella tarde de agosto…

Un desconocido gabinete de crisis había decretado «alarma roja» entre las 16 y las 18 horas anunciando una temperatura de más de 40°.

Tras la persiana, la calle estaba desierta y el sol bañaba tu piel, digo la oscura piel del asfalto. A la sombra, el sofá ya no era ningún frigidarium a pesar de que el ventilador rulaba a máxima potencia. Así que la única alternativa era acudir a un refugio climático homologado: una sala de cine con aire acondicionado.

Revisadas las películas en concurrencia , Oppenheimer, de Christopher Nolan, se convirtió en la mejor opción pues concedía tres horas de supervivencia.

Finalizada la proyección, el público, escaso, se desperezaba tímidamente.A la salida, una brisa fresca anunciaba una posible galerna costera. Alguien comentó por detrás: «¡Vaya americanada!».

De vuelta a casa nos preguntábamos si efectivamente habíamos estado viendo una americanada. Y, si el bueno permanecía siempre en la pantalla a modo de un pálido Clint Eastwood imperturbable ,desapareciendo solitario en el horizonte lejano, y el malo- malísimo y con gafas era finalmente castigado por El Sistema – con el concurso de un tal J.F.Kennedy- tras avatares varios, apareciendo las mujeres como adminículos secundarios y para-histéricos… sí, habíamos estado viendo una americanada.

Por supuesto hay y habrá críticas más atinadas y profesionales y correcciones a un guión que , al cabo, no deja de transmitir algo más viejo que carracuca por mucho que recientemente se le atribuya a mi estimado Michel Foucault, y que es que el saber es poder, y que el poder estimula el saber – atentos y atentas a esto my dear university colleagues.

Any way, bienvenido sea Mr. Nolan a quien siempre agradeceré las tres horas de frescura en medio de ,ya, aquella tarde de agosto…

(c) by Vicente Huici Urmeneta

CANICULARIAE 10 ( escuchando conversaciones)

Al tradicional tono de voz alto tan hispano ( los vasco-iberistas deberían  también investigar esta cuestión), se suma ahora el cruce estereofónico de las conversaciones de los teléfonos móviles

Querido lector, querida lectora, mi hermano, mi hermana, he recordado hoy lo que un día escribí pensando en tí y que decía así:

«Voy en el metro camino de Plentzia, de visita familiar. Es sábado y mediodía. Por la ventana entra una luz radiante que contrasta con la bulla que se oye dentro del vagón.

Al tradicional tono de voz alto tan hispano ( los vasco-iberistas deberían  también investigar esta cuestión), se suma ahora el cruce estereofónico de las conversaciones de los teléfonos móviles. Parece ser que de tan pequeños que se han hecho y en no teniendo ya cable umbilical alguno, a muchas gentes les sale una duda desde su arqueocerebro:la duda de si  acaso no serán bien oídos ( escuchados sería mucho decir). Y por ello hablan a gritos, y como los demás también gritan, entonces gritan más.

Así me he podido enterar de lo siguiente: de dos operaciones de próstata (una ha salido bien , la otra, no); de la nota de corte para acceder a los estudios de: Medicina, Ingeniería Industrial, Educación Infantil y Trabajo  Social; de un desastre amoroso ( en este caso , al alternarse los gritos con los sollozos no me he aclarado mucho); de las ventajas de los aceites esenciales; de lo bueno que está un actor que, probablemente debido a  mi edad, no conozco; de que hay una campaña mediática contra los sanfermines…y todo esto en menos de una hora.

Anda el personal muy preocupado por las grabaciones aleatorias e indiscretas  de las cámaras de seguridad o por la información que se transmite por las redes sociales…O porque Google acumule tantos datos y luego los venda o los entregue sub iudice…Pero yo  creo  que con un par de viajes  en metro al día, bien planificados y con objetivos muy claros, un «secreta» de los de antes ya tendría ganado su sueldo«.

Aquel suelto , de 2016, tenía por título «Pelí dans le metro» y evocaba una película inolvidable ( para mí, of course): Zazie dans le métro (Louis Malle, 1960), pero si hoy lo he recordado es porque en siete años , y con la pandemia del COVID-19 de por medio, la situación allí descrita se ha democratizado radicalmente .

Sin ir más lejos, durante mi compra mañanera , en la cola del super he estado escuchando lo que en principio me parecía un mero programa radiofónico, después el sonido de una telenovela …hasta que he comprobado que la joven que tenía delante estaba explicándole con pelos y señales a alguien un desastre amoroso a través de uno de eso adminículos auriculares que antes solo se veían en las películas de espías, de guardaespaldas o de «fuerzas especiales».

Y lo de «pelos y señales» no es una manera de hablar ni el recurso a un tópico narrativo, pues me he enterado- y conmigo toda la cola- de que «la tiene pequeña», de que «le huelen muy mal los sobacos» y de que tal como van las cosas la sujeta iba a «usar el satisfyer» y a «olvidar a esos pendejos»…

Pues eso (también) que diría un Umbral.

(c) by Vicente Huici Urmeneta

CANICULARIAE 9 (degustando la paella)

Nada como los ritos para reactivar el sentido comunitario – esto ya lo sabía y muy bien don Émile Durkheim – y más si se da de comer y de beber.

Así que ayer fue largo día de paellas festivas en AndraMari, como fue breve pero intensa la excursión marítima de acompañamiento a la Virgen del Carmen ( gracias, Pablo y Arantxa) – sin aceptar del todo las teorías de mi estimado y desaparecido amigo Andrés Ortiz-Osés, defensor del matriarcalismo vasco ( matriacarlismo que le decía en la intimidad) es necesario reconocer que en estos lares casi nada se hace sin advocaciones marianas.

Así que comimos y bebimos bien y repasamos últimos susedidos y anécdotas varias.

La mejor de estas últimas se escuchó a la hora de compartir el zurracapote apriorístico, pues alguien ( gracias, Ricardo) comentó que al vino tinto ( o vermouth), el azúcar, la canela , el limón y los melocotones troceados ,la tradición indica que hay que añadir una larga uña del encargado de su preparación para darle el toque final y personal – nadie confirmó o desmintió este aspecto.

Las paellas, pues hubo dos, como el año pasado , distinguiéndose el mar de la montaña, estaban riquísimas- gracias Santi y Adelaida- y fueron continuadas de unas pastas exquisitas ,café y un gin-tónic algo rebajado y opcional.

Se habló luego en conversaciones ambidiestras, del fresco meteorológico de hogaño en comparación con el calor desasosegante del año pasado, de las carabelas deambulantes, así como de asuntos de actualidad , tal que el poliamor en sus vertientes físicas, metafísicas y políticas.

Y, poco a poco, entre besos y abrazos, la comuna se fue dispersando, aunque, como en el famoso cómic de la aldea gala de Goscciny y Uderzo , un pequeño grupo de irreductibles, desafiando a la familia, el municipio y el sindicato ,se encaminó hacia la campa ermitaña esperando una transubstanciación milagrosa y con el secreto objetivo de elevar la edad media de sus ocupantes hasta los veinticinco años…

(c) by Vicente Huici Urmeneta

[Nihil obstat by Mtx.]