
Aprovechando que se celebra en Nueva York la Cumbre del Clima, algunos columnistas de la prensa conservadora han descubierto de pronto que «el ecologismo es una nueva religión».
Quienes lucen canas o alopecias intrigantes, por lo general antiguos militantes del marxismo-leninismo arrepentidos, tocan el tema indirectamente, intentando descreer a los creyentes en general, aunque ellos se hayan convertido al neoliberalismo audaz.
Otros, jovenzuelos meritorios, alegres y dicharacheros , pretenden retomar los términos de las discusiones del siglo XVIII cuando se debatía la existencia del dios judeo-cristiano al amparo de la naciente ciencia. Y para ello, en su impericia, no se les ocurre mejor cosa que comparar los dogmas católicos con lo que denominan dogmas ecologistas, refutando la validez de estos con la invalidez de aquellos, como si aquellos o estos fueran susceptibles de comprobación individual.
Y claro, estos cronistas últimos, tan incultos ellos, no saben que ya a principios del siglo XX, un sociólogo llamado Émile Durkheim – en su Las formas elementales de la vida religiosa– concibió la socialidad humana en la respuesta religiosa fuera o no tradicional, pues la religión liga y re-liga a los seres-de-un-día que somos en función de unos dogmas indiscutibles, unos ritos obligatorios, y sobre todo, de un sentimiento de identidad comunitaria.
Y así las religiones tradicionales, en nuestros lares el catolicismo, dieron paso a las religiones modernas, como el nacionalismo o el socialismo, y sobre estas y las anteriores se han superpuesto las posmodernas como el deporte, la música, o los diferentes tipos de dietas y sistemas de meditación.
Por lo tanto, a la pregunta de si el ecologismo es una nueva religión habría que responder que sí, pues reune todos los elementos anteriomente citados ( dogmas, ritos, comunidad), y, además que, en similitud con las religiones civiles modernas, genera una posibilidad de acción social transformadora a diferencia de las religiones civiles posmodernas que se presentan como recalcitrantemente desmovilizadoras y narcisistas.








