El cheque tecnológico

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Varios fueron los Ilustrados que advirtieron de la confianza ciega en el Progreso, aunque todo hay que decirlo, las exitosas constantes aplicaciones científico-técnicas a los más variados campos civiles en forma de inventos, aumentó considerablemente los motivos para sacudirse inquietudes intelectuales que solo aparecían esporádicamente verbigracia, del pincel de un Goya que representó “El sueño de la Razón produce monstruos” cuando la mejor panorámica de la situación, se la debemos a la muy distinta “Siesta de un Fauno” de Mallarme, sopor del que no se despertó hasta Hiroshima.
Entre tanto, las ventajas civiles directas, fueron desviándose paulatinamente a vías indirectas a través del mercado, de modo que el beneficio de los avances tecnológicos nacidos del humus social, ahora pasaban a dosificarse de modo capitalista según las posibilidades económicas del ciudadano. Mientras la tecnología mantuvo un cierto equilibrio entre los bienes de consumo ofrecidos ocupándose de las tareas más sufridas desplazando la masa obrera hacia tareas más gratas generadas igualmente por su irrupción, cambiando el mono azul por el traje gris, digamos que, más o menos, el grueso de la ciudadanía siguió recibiendo las novedades con confianza, tanto que decir “Nuevo” vino a sugerir “Mejor”, si bien, con la vista puesta en las promesas de la ciencia ficción, que en lo que ya le acontecía de hecho. Los problemas empezaron, cuando los motivos para el Luddismo, eran claramente superiores a los motivos para el Palurdismo general en el que se retozaba.
La cuarta revolución tecnológica ya no mejoraba la vida cotidiana, sino la rentabilidad de la producción para ampliar los márgenes de beneficios. El trabajador rodeado de chismes que solo funcionan a base de enchufarles pasta, de nada le valían si acababa en el paro, esfumándose de pronto toda la magia y el encanto de aquellos, y contemplando perplejo como la carroza volvía a ser una calabaza, pero esta vez de Halloween…
Hace tiempo que la clase trabajadora perdió el tren del Progreso, desde que dejó de reclamar la colectivización de los bienes de producción. Salvo Dios, y la Fluctuación del Vacío, nadie Crea de la Nada; Toda acción humana nace de la cultura e intrincados procesos sociales, dejando para la originalidad únicamente la firma de una conciencia orgullosa que no siempre fue tal; Prueba de ello es que, tras millones de años de evolución, la Historia está repleta de descubrimientos simultáneos sin que medien comunicaciones ni plagios…sea entonces declarada la tecnología patrimonio de la humanidad, y actuemos en sintonía con quienes reclamamos desde finales del XX la creación de los denominados “Cheques Tecnológicos” como medida factible para el mantenimiento del propio Sistema Capitalista que permita asumir un más justo reparto de la riqueza, para que a la antinatural propiedad privada de la tierra, el injusto secuestro de los medios de producción, no le sumemos la elitización de la tecnología, que acabará por conducirnos a procesos revolucionarios nada deseables.
Si aceptamos que la tecnología es en parte, producto del esfuerzo social, lo justo sería que todos fuéramos participes de los beneficios derivados de su aplicación a la producción; no solo para las privilegiadas élites propietarias. Lo ideal seria proceder con la tecnología como se hace con la costa o el espacio aéreo, declararlo bien común a salvaguardar por el Estado; pero en tanto esta sensibilidad madura, bueno sería introducir en las empresas la reclamación del mencionado “Cheque Tecnológico” cuya perspectiva, consistiría en lo siguiente: la patronal dice hacer todo el esfuerzo de inversión en la modernización de las empresas al adquirir la tecnología necesaria para ello…¡Que no lo hagan solos! – soy profundamente reformista, hasta reaccionario, de ahí que sea moderado proponiendo sistemas mixtos, pactistas y posibilistas – Los trabajadores deben invertir igualmente en tecnología, pero no por medio del estéril consumo que se evapora delante de sus narices, sino contribuyendo con un % de su sueldo al adquirir la tecnología de su empresa, a cambio de percibir su rentabilidad por doble vía, la de horas de trabajo liberadas para su ocio sin merma del sueldo, y de otra, la recepción mensual de un cheque tecnológico correspondiente a los beneficios generados por la maquinaria. Pongamos un ejemplo bien sencillito para que se comprenda lo que quiero decir:
Supongamos que RENFE cuando instauró las canceladoras y expendedoras mecánicas, la inversión en dicha tecnología de parte de la empresa fuera X. Lo correcto hubiera sido ofrecer a los trabajadores la opción de compartir con la empresa el esfuerzo necesario para automatizar las tareas hasta entonces desempeñadas por ellos, detrayendo de su sueldo durante tres, cinco, o diez años, la cantidad necesaria para su amortización, mas una vez instalada, los trabajadores empezarían a disfrutar de un horario reducido en su jornada, en función de las horas ahorradas gracias al uso de máquinas, y cuando se hubiere completado el importe económico debido a la adquisición tecnológica, empezarían a recibir el Cheque tecnológico que proporcionalmente les correspondiese…
Aquella ocasión se perdió. Pero como dice Tagore “No lloréis porque las nubes no os dejen ver el Sol, porque entonces las lágrimas os impedirán ver las estrellas” La ONCE está barajando introducir máquinas de cupones para no perder mercado frente a las tragaperras y la oferta agresiva de las casas de apuestas de internet, cosa que ha de hacer sin demora si de lo que hablamos no es de la salud mental del pueblo, sino de su supervivencia como empresa con fines sociales y asistenciales. Pues bien, no se trata de impedir el lógico desarrollo de los acontecimientos, sino de encauzarlos de modo más humano para impedir que buscando el bien de todos, suceda el mal de muchos y beneficio de muy pocos. La ONCE está a tiempo de recoger esta idea del “Cheque Tecnológico” que aquí ofrezco gratuitamente que posibilitaría su reconversión, sin perjuicio de su plantilla. De esta forma, nadie sería despedido. Es más, los puestos serían conservados de padres a hijos, vendidos, regalados…ya digo que soy bastante liberal en mis enfoques reaccionarios.

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