Según el último informe del Tribunal de Cuentas, en lo que va de crisis desde el 2008, el PP ha incrementado más que ningúna otra organización política la partida destinada a sus asesores hasta alcanzar los más de 8 millones de euros anuales, casi el 10% de sus ingresos – supongo depurados los beneficios recientemente declarados – que en su mayor parte proceden de fondos públicos que parecen a este menester, por una parte un saco sin fondo y por otra, ir a fondo perdido, porque, como que no les luce mucho la inversión por no decir dispendio, ante lo cual, no me cabe otra que postularme como asesor del Partido Popular.
Soy consciente, que va a ser algo dificil para sus filas ser aceptado por mi trayectoria crítica, pero yo no me lo tomaría muy en cuenta, pues me tengo por un profesional desideologizado dispuesto a ofrecer mis mejores servicios a quien pague bien y como quiera que no se hayan acercado para sobornarme por guardar silencio, intenten al menos contratarme para que les ayude en dar una mejor imagen a la sociedad. ¡No se arrepentirán!
Como tarjeta de visita, empezaría por recomendar a Rajoy, desprenderse de una vez por todas de la espesa sombra de Aznar finiquitando su juguetito que le hace de altavoz, a la Fundación FAES me refiero, pues no son pocos los politólogos que han empezado a emplear el término “Faescismo” para referirse al conjunto de ideas que emerge de su seno, cosa que sin entrar a valorar la genuina doctrina política del “Fascismo” con la que podría llegar a comulgar llegado el caso, como que les hace flaco favor en la actualidad la similitud fonética; Claro que, es peor el chiste que circula por kioskos de media España sobre para qué sirve la FAES, sino es para “Faestidiar” al pueblo con sus continuas propuestas y directrices sobre recorte del gasto público mientras a ese mismo gasto público endosan sus facturas sufragadas mediante las jugosas subvenciones que reciben para aplicarnos lo más pueril e ineficaz de las trasnochadas doctrinas neoliberales ya fracasadas en todo el Planeta como ha quedado demostrado por el FMI.
En segundo lugar, al perfil amable que lo es representado por un Alfonso Alonso, una Soraya Saez de Santamaría e incluso Cospedal, que nada tiene que ver con aquellos caretos de Cascos, Acebes y Trillo, no le vendría mal leerse el “Arte de tener razón” de Schopenhauer para no incurrir en burdos sofismas y escapìsmos, eso, o repasan en un curso intensivo las enseñanzas recogidas por Flora Davis en su celebérrimo “El lenguaje no verbal” porque, se les nota demasiado cuando no comparten lo que están diciendo al llevarse la mano a la boca, tocándose el pelo, agachando la mirada…y así, es imposible que un Gobierno sea creible.
Podría continuar recomendando, ya con mayor concreción, al Señor Presidente que dejara de morderse la lengua y se dirigiese a los españoles con claridad absteniéndose de tomarles por tontos yéndose por las ramas con expresiones como ¡Está lloviendo!, frase del todo desafortunada por cuanto en el argot delictivo viene a significar “¡Cuidado! ¡Están escuchando!”, al Ministro de Hacienda, Montoro, que deje de reirse cada vez que vaya a comunicarnos una subida de Impuestos o al de Educación, Wert, que no confunda la Mayoria Absoluta con una Tiranía; Y en conjunto, a todo el Gabinete junto a la dirección del Partido, que le dediquen unos minutos a coordinarse mejor para evitar bochornos como el de Erasmus, el tirón de orjas de Bruselas o el de los moscosos en justicia y cosas por el estilo…
Mi absoluto desapego a sus siglas y a cualquier sigla, lejos de ser un problema, sería una acierto, pues centraría todos mis esfuerzos en sacar adelante el trabajo con éxito sin las clásicas componendas de quienes desean trepar en la organización a costa de arruinar la carrera de sus asesorados, que de otra forma, no me explico lo que les está sucediendo.