Cantaban Los Celtas Cortos “Haz turismo invadiendo un país” Como las catástrofes, las guerras sirven igualmente para situar a una nación en el mapa. ¿Cuántos de ustedes sabían localizar Afganistán antes de que los talibanes lo pusieran de moda? Pues bien, la transparencia democrática que entre nosotros se supone garantizada por la vigilante actividad del proclamado cuarto poder, parece necesitar de los accidentes como el ocurrido en la base militar sevillana de Morón en el que ha fallecido un Teniente Coronel de las Fuerzas aéreas saudíes durante un vuelo de instrucción para aprender a pilotar el Eurofighter, uno de los más avanzados ingenios bélicos construidos con la recaudación del IVA, fruto de los esfuerzos del famoso I+D+i (Industria de Defensa Imperialista) por el que tanto apuestan los gobiernos.
Ha sido gracias a este feliz accidente, como entre líneas, los adictos a los informativos nos enteramos de que, primero, vendemos armas a una de las más crueles dictaduras del planeta en la que los más mínimos Derechos Humanos son atropellados a diario de forma legal como denuncia de continuo estérilmente Amnistía Internacional, cuya alarma sobre lo que allí acontece parece caer en saco roto, a diferencia de lo que pasa con cualquier chascarrillo de la peligrosísima Irán. Segundo, no contentos con hacer negocio, nuestra democracia tiene firmado un acuerdo de colaboración para entrenar y formar a los militares de tan atroz dictadura, olvidando por entero que Arabia Saudí es un Estado Prototerrorista cuyo apoyo ideológico, financiero, institucional, se sospecha también militar, a Al Qaeda, fue crucial para cometer los atentados del 11-S y el 11-M.
La explicación tanto de los sonrojantes tratos que mantenemos con este Estado Aberrante, como del sigiloso tiento con el que se habla del asunto en los medios, podemos hallarla en la estrecha amistad que une a vuestra Majestad el Rey de España y la Casa Real Saudí. Baste recordar con qué honores, políticos, prensa, empresariado, banca con Don Juan Carlos al frente, perdían el culo en recibir al Rey Fahd recién aterrizado en Marbella, no en vano para todos era una estival fuente de ingresos y para vuestro monarca, su más fiel prestamista, de ahí que, fuera Juan Carlos quien humildemente iba a visitarle a su Palacio Marbellí, mientras el resto de dignatarios mundiales son los que le van a visitar a Zarzuela, como corresponde y así hizo Michell Obama recientemente.
Los ciudadanos sólo hemos de esperar a que ocurran de cuando en cuando algún accidente que otro, para que nos llegue algo de información entremezclada entre la basura noticiada. Quién sabe si un día de estos estalla una mina en una fábrica del País Vasco resultando que es de la misma clase que las que nuestro humanitario ejército se esfuerza denodadamente en desactivar por medio mundo para evitar que niños, mujeres y ancianos acaben mutilados, por dar un paseo junto a sus aldeas.
¿»vuestra Majestad»?
¿Tuya no es?