Socialización del velo

Osea...Porfa...Qué rollo...Toda la life para ser como Babie, y ahora con esto. ¡Jo! De verdad...Como diría Carmen Lomana: Prefiero la depilación a la lapidación.

La ignorante amnesia, contempla el velo únicamente como represiva prenda femenina islámica. Sin embargo, no hace mucho, por éstos lares, su uso era tenido en muy alta consideración entre la flor y nata de nuestra cristiana sociedad de mantilla y peineta, con las que las grandes damas tenían a bien lucirlo con distinción en bodas, bautizos, comuniones, recepciones, funerales… costumbre que desapareció ante la precipitada incorporación femenina al mundo laboral y una potente industria cosmética para cubrir lo que dejaba al descubierto aquel ancestral artilugio.
No sabría yo posicionar mi juicio acerca de dónde una mujer es más libre, si en el Irán de los Ayatolas, donde se le obliga a llevar chador o en nuestra democracia occidental, donde una ciudadana al poco de nacer le taladran las orejas y de mayor, para poder salir de casa, ha de maquillarse con distintos potingues, cremas, polvos sobre ojos, mejillas y labios, torturar al pelo, estirarse la piel, depilarse, inyectarse botox, ponerse silicona y un sinfín de historias que dicen embellecerla por fuera para denigrarla por dentro. En mi opinión, creo que el velo, entre nosotros no debe prohibirse en absoluto; antes al contrario, creo que debe recuperarse su uso democrático, desde la más tierna infancia: si en el seno de una familia se diera el caso de que les naciera una niña fea, en lugar de disfrazarla, bien podrían sacarla a pasear sin vergüenza alguna tras un velo liberador, y si es muy fea que digamos, entonces bueno sería que vistiera burka. Esta medida que podría parecer cruel, en sí sería todo un alivio para sus portadoras, que podrían desenvolverse en nuestra sociedad de escaparate y pasarela con total soltura y dignidad, sin ver afectada su autoestima personal por su condición física, ni sentirse obligada a realizar estériles sacrificios que de continuo le recuerdan que aunque la mona se vista de seda,¡mona se queda!. Es más… en una sociedad igualitaria como la nuestra, lo justo sería que las chicas muy muy guapas, esas a las que les todo queda bien, de mirada peligrosa, también se acostumbraran a lucir velo para evitar la desleal competencia en el escalafón laboral o accidentes de tráfico. Mas el velo no sería algo que se impusiera por su bien a las mujeres solamente, también podrían usarlo los hombres que padezcan la condición de ser notablemente diferentes. De éste modo, ni por exceso ni por defecto, padeceríamos las nefastas consecuencias de la tiranía natural.
Pero mucho me temo, que éstas veladas virtudes, no sean debidamente entendidas, por una sociedad cada vez más estilizada, sofisticada, y compleja, en la que lo metrosexual impera para negocio y regocijo de las grandes multinacionales.

Economía obsoleta

Yo muy contenta de sel china. China sel potencia emelgente. A mi gustal tlabaja pa todo a chen. Yo competil muy bien con Corea. Plonto China sel plimera potencia mundial y yo sel diez veces más feliz que españoles. España solo sel décima.

Hemos basado la economía en el consumo, el consumo en la caducidad oculta, la obsolescencia programada y percibida y estas, en la capacidad de los borricos productivos de consumir al mismo tiempo que producen, como si fuera sostenible a perpetuidad una estrategia cuyo movimiento genera roces sociales por donde se pierden ingentes cantidades de energía vitales para el funcionamiento del Sistema capitalista, obligando a los temidos cíclicos ajustes que elevan de grado los problemas sin resolverlos, describiendo así una espiral cuyo cenit se augura próximo, según va acelerándose el proceso, acortándose los tiempos entre reajuste y reajuste para mantener la maquinaria en movimiento, pero cada vez precisando de mayores inyecciones de energía para ello, intuyéndose la futura hecatombe cuando se haya alcanzado el punto máximo que traerá consigo hambre, destrucción muerte, y revolución.
Una economía basada en el consumo superfluo y a la vez en obtener el máximo beneficio de pocos- cada vez menos- al menor coste de quienes se benefician, que no en el máximo beneficio de todos, al menor coste social…solo puede conseguirse temporalmente a través de las siguientes estrategias, ninguna de ellas saludables, a saber: La explotación de terceros. En este caso, dado que la explotación del hombre por el hombre, parece abiertamente asumida por sindicatos y la izquierda parlamentaria que sin remilgos acepta el libre mercado, la libre competencia y la libre estupidez, e incluso por la población occidental que la tiene por natural, buena, e inevitable…no vamos a perder el tiempo en algo muy manido. Empero, creo oportuno indicar que actualmente, se da a pecho descubierto, la explotación de un conjunto a otro conjunto, cuando la mayoría de pobladores de una región además de padecer, hambre, guerra y necesidad, abastece de las materias primas, mano de obra barata, sin contrapartida alguna en condición esclava, a aquellas regiones donde la mayoría de la gente vive demasiado bien, dentro de lo que cabe. De tomarse en consideración este aspecto, se nos debería caer la cara de vergüenza de comprar la ropa tan barata o adquirir productos cuyo precio no explica su valor ni por lo más remoto entre nosotros, sumados sus costes de producción, su elaboración, su trasporte, sus materiales, etc. Si alguna vez nos llegamos a creer eso de, la ley de la oferta y la demanda, va siendo hora de saber que hoy, lo que impera para bajar los precios y mantenerlos bajos, ya no es la competitividad, sino la externalización de gastos, cosa que se consigue por el expolio de las materias primas a países como Somalia, Uruguay, Congo, Afganistán, etc, y esclavizando a las gentes de lugares como China, Vietnam, Ecuador, Senegal…Somos culpables pues de todos esos horrores que las películas condenan: esclavitud, explotación, Genocidio, como nunca antes se había hecho.
Pero, si alguna vez la famosa ley de la oferta y la demanda ha funcionado, no ha sido en el mercado de los productos, sino en el de la mano de obra; de ahí que en su día se facilitase el acceso de la mujer al campo laboral remunerado, y ahora se nos diga, cada dos por tres, lo necesario que son los inmigrantes, como si ellos y nosotros ganásemos algo con el proceso, cuando lo justo sería que nadie se viera obligado a emigrar lejos de su gente, su entorno y a trabajar más barato, en peores condiciones que los autóctonos, para lucro de los explotadores que se valen de su llegada para abaratar costes, depreciar la mano de obra y recortar derechos básicos de los trabajadores. Claro que, este percance afecta solo a los más desfavorecidos de nuestra sociedad, que son los que carecen de toda capacidad de consumo y de protesta; por ende, casi ni se nota en el mercado, mientras la misma se mantenga en unos límites no superiores a un tercio de la población. De ahí que, todavía gocemos de adquirir productos a bajo coste por el placer de comprar barato y no por vernos obligado a ello, como les sucede a inmigrantes y nuestra población miserable, lo que se conoce como escoria blanca entre los anglosajones. Es así, como se puede meter la energía extra que requiere el Sistema, para dar otra vueltita más de tuerca.

A la explotación de terceros, y la competencia entre trabajadores, también se le ha de sumar el concurso cómplice de aquella masa crítica necesaria de co-laboradores que se hallen cómodos en la situación, permitiéndoles dotarse de bienes de consumo arrebatados a sus compañeros, convirtiéndoles en privilegiados de la clase trabajadora y a quienes identificaremos como clase consumidora, por ser ella, la que mantiene engrasada la maquinaria. Pues bien, es para ellos que se ha diseñado las tres mejores estrategias de mercado, la caducidad oculta, la obsolescencia programada y la obsolescencia percibida:
La caducidad oculta, consiste en producir bienes cuya utilidad viene establecida de antemano, para que a x años de haberlo adquirido, no esté en condiciones adecuadas de prestar servicio, de este modo, la industria se garantiza cíclicas acometidas de clientes en busca de coches, electrodomésticos, maquinaria, por dejarles de funcionar lo que hubieron comprado en su día, o por un repentino cambio legislativo que lo deja fuera de juego. Por supuesto, tan sofisticada estratagema se ve acompañada de la paulatina desaparición de garantías, piezas de repuesto y posible reparación a coste razonable.

La obsolescencia programada, viene establecida por el control de los tiempos en que se han de ir incorporando los avances científico-técnicos a la industria destinada a producir bienes de consumo, de este modo primero se espera a que un mercado esté suficientemente saturado de un producto, para introducir una pequeña novedad en su diseño, o un significativo avance; cuando esto sucede en la vanguardia de Occidente, o sea en, el mundo Anglosajón, se retira de su mercado los productos ya obsoletos y se distribuyen en el mercado secundario occidental, el mediterráneo, Europa del Este y latinoamericano, y cuando las novedades llegan aquí, el resto pasa a distribuirse entre los países subdesarrollados…De este modo se optimiza la estrategia de la obsolescencia programada en tres o cuatro tiempos, realidad que cualquiera que haya viajado por los continentes puede observar sin dificultad. Por supuesto, en cada mercado hay personas y grupos que representan a escala más pequeña este proceso, que hasta se puede rastrear por barrios.
Por último, la obsolescencia percibida, es lo que vulgarmente conocemos como moda que a día de hoy no es cosa sólo de ropa y música, sino que afecta a los nuevos modelitos de móvil, ir a la última en tecnología digital, hacerse con la nueva gama de electrodomésticos, etc. La cuestión es que la gente deje de usar hoy lo que adquirió ayer, para comprar lo que abandonará mañana. Para ello debe sentirse muy a disgusto consigo mismo y con cuanto le rodea, asunto del que se encarga la publicidad, para de este modo, buscando la aprobación de sus iguales, crea hallar refugio en la compra compulsiva que le permita renovarse, actualizarse, ponerse al día con el grupo y no desentonar diciendo ¡Eh! ¡Miradme! ¡Soy de los vuestros! ¡Yo también contribuyo a la economía….
Pues bien, este modelo basado en el consumo esclavista y en el consumo esclavo, no da más de si, porque en breve, la gran mayoría de consumistas en nada se distinguirán de la gran mayoría de esclavos.
Todos vivirán para trabajar y trabajarán para consumir. Y eso, eso no es economía.

Poema para Acuario de Saint Saëns

Se presenta la conciencia
como misterio traslúcido, irresoluble, trascendente, inefable, sublime, huidizo
a la mirada que transgrede lo prohibido
entre curiosa y cohibida,
por lo Otro anonadada,
de Ello contemplativa,
aguardando inquieta, esquiva,
la revelación del secreto iniciático
que le ha sido confiado por ser elegida.

Entonces,
desciende sobre ella una tenue luz violácea,
como pluma de paloma
sobre agua mercúrea,
horadando su espesura,
alquímica pureza de paz, bondad y sabiduría.
Una eclosión de alteridad,
solidaridad, altruismo y amor,
irradia cuanto alcanza
con su halo sagrado majestuoso
impregnando de suavidad
la atmósfera suntuosa y sensual
de acrisoladas briznas y barnices
diamantes destellos granadinos,
pétalos de rosa cristalinos,
desplegadas amapolas
entre revoltosas fragancias de azahar y jazmín
en un jardín de colores
silbados por colibríes
acompañados al arpa por una princesa azul turquesa,
de sabor verde esmeralda,
que canta tanta belleza
mágica, enigmática,
junto al pozo de los deseos,
en el que ilusionada por una rana dorada,
arroja moneda de plata
que tintineante desciende
entre las vetustas ranuras y rumasde las paredes
antes de caer junto a la imagen
de una luminiscente hada madrina
que la conmina a encontrar la gruta oculta,
donde una espada encantada
se halla custodiada por un dragón.

Brujas, magos, hechiceros,
duendes, gnomos, enanitos,
venidos todos del reino
de la Fantasía y el mundo de los sueños,
acuden al bosque para ayudar a rescatar
tan preciado tesoro,
con sus pócimas, conjuros, trucos y habilidades
bajo la atenta mirada de una lechuza
que desde lo alto vigila, y muy escéptica, duda.
Al ver cómo unas ninfas
a lomos de fulgurantes centellas,
iluminan con pendulante oscilación
el vestíbulo de la caverna
y cómo el fiero dragón agazapado
cae hipnotizado en un profundo sopor
ante el espectáculo brindado.
Acto seguido, con sumo sigilo,
de puntillas, le arrebatan su botín
para regocijo de todos los allí reunidos.
De súbito y de modo repentino,
todo parece desvanecerse,
esfumarse en vaporosa efervescencia, desencantado,
retrotrayendo los oníricos efluvios diseminados
en una naturaleza animada,
ahora relegada a la sombría quietud
de la positiva realidad científica, físico-matemática,
que anhela atesorarla como el dragón a la espada.
Mas en lo más profundo del racional castillo,
todavía hay un resquicio
para que un geniecillo rasgue travieso las cuerdas
del arpa creadora de la existencia
de la forma, de la materia, y la propia ciencia
que infatigable desea desengañar su enigma todavía.

¡Vivimos en un país libre!

¿ cuál de las afirmaciones se ha quedado anticuada?

No sé qué demonios ha pasado en la industria propagandística hollywoodiense que desde la caída del Muro de Berlín, ya no escucho en ninguno de sus guiones aquello que se decía en cualquier escena ¡Vivimos en un país libre! Pero lo hago en falta. Es probable que los Yanquis y por extensión sus colonias aliadas Europeas, ya no se consideren países libres, pero no está bien que sus ciudadanos lo sepan a ciencia cierta, y no alcanzo a comprender cómo es posible que dicho eslogan haya caído en desuso, cuando su presencia en los medios es más necesaria que nunca, para que la ciudadanía permanezca tranquila. Claro que, con lo estudiado que tienen el comportamiento de la población gracias a las continuas encuestas elaboradas por reputados sociólogos, a los concienzudos informes encargados a los departamentos de psicología de las más prestigiosas universidades y demás instrumentos intelectuales al servicio de la Tiranía, seguramente habrán considerado contraproducente irritar a la gente con una frasecilla que recordaría a muchos, cuanto se ha retrocedido en la materia. Pero al menos, se podría acuñar otra para sustituirla, como ya se hace en publicidad, donde se prefiere hablar de seguridad antes que de libertad. Así, bueno sería empezar a introducir en los diálogos algo que suene, más o menos así ¡Vivimos en un país seguro! De todos modos, en cierto sentido, España podría reclamar para si, eso de ¡Vivimos en un país libre! pues es notorio que vivimos en un país libre de, políticos eficaces y honestos a la vez, obligando a la población a elegir entre especímenes honestos pero ineptos o aceptar a individuos hábiles pero corruptos; libre de plataformas cívicas que garanticen una alternativa a la partitocracia que únicamente se preocupa de prorrogar una alternancia; libre de intelectuales comprometidos sólo con el Pueblo, y no con uno de los partidos que concurren a la fiesta democrática; libre de medios de comunicación que les interese contar la verdad de los hechos, más que dar pábulo al lobby del que son tentáculo; libre de sindicatos que defiendan los intereses de la clase trabajadora y que dejen de velar por los intereses de la clase liberada; libre de auténticos empresarios preocupados por hacer negocio, en lugar de vivir de subvenciones; libre de bancos que fomenten la inversión y el ahorro, en lugar de la especulación y el despilfarro; libre del pleno empleo que garantice a la gente vivir de su salario y no de prestaciones sociales; libre de viviendas baratas para los jóvenes… Pero no solo somos libres por carencia de, también podemos fardar de ser libres por la presencia del Aborto libre, el despido libre, el libre mercado, la libre incompetencia, la libre designación de Altos cargos…Será por eso que vuelve a escucharse a Nino Bravo.

EpC: Dónde vivir

Cuando el pasado septiembre accedí a las declaraciones de la ex Primera Dama Ana Botella, actual Concejal de Miedo Ambiente en el consistorio madrileño por el PP, no podía dar crédito…¡Por fin! alguien se atrevía a decir lo que a mucha gente se le pasa por la cabeza – para pensar hace falta más de esfuerzo- a saber, que los mendigos que pernoctan en el centro de nuestras ciudades, son un problema añadido a las tareas de limpieza. Asunto éste que, en las calles de Chicago o Sáo Paulo tiene rápido remedio llamando a Mr.Proper, también conocido como brigada especial que se ocupan de mantener desinfectadas las calles de estos defectos estéticos aparecidos al cobijo del Estado del Bienestar, al tiempo que proporcionan un suministro constante de órganos para el libre mercado organizado al mejor postor, aunque no faltan quienes lo ven casi como una acción misericordiosa para aliviarles el sufrimiento, como declaró un policía brasileño ante un tribunal.
No voy a decir que eso me parezca bien, pese a quien pese. Creo que en nuestra sociedad, hay sitio para todos, incluidos vagabundos, mendigos y pordioseros. Pero, con esto de las crisis cíclicas capitalistas, detecto una creciente demanda entre la juventud ansiosa por saberse manejar sin titulación alguna en una vida miserable para la que nadie le ha sabido o querido preparar, ni su familia, ni la escuela, ni la Iglesia, ni el Estado, siquiera la videoconsola o la televisión.
Comparto con ustedes la tentación de inyectar veneno en varias botellas de Coca Trola como se ensayara en Bélgica y dárselas caritativamente a beber a esta pobre gente. Pero ¿No creen que antes se les debería dar la oportunidad de vivir entre nosotros de un modo digno? Les recuerdo que el final auténtico de la fábula de la cigarra y la hormiga no lo escribió ni La Fontaine ni Samaniego, sino muchísimo antes Esopo quien presentaba a la laboriosa hormiga apiadándoe de la zángana cigarra, no sin antes darla un consejo, que es a lo que me presto hacer yo ahora, con esta generación que espera a verlas venir, mientras ecucho el susurro de Crystal Waters “Gypsy woman”.
Pues bien, queridos alumnos de la vida. Si habéis atendido algo a las clases de manualidades de chavales, casi casi tenéis medio resuelta la cuestión de la vivienda unipersonal; Id de mañana a cualquier gran almacén como el Corte Inglés dónde los pijos van a hacer sus compras y expropiadles en nombre de los desamparados, una de esas cajas grandes de cartón cuyos triangulitos verdes y negros recuerdan a su nombre sin tilde. Así, desnuda, sin ubicar parece poca cosa, pero con un trapito aquí y otro allá, con el uso le iréis tomando cariño hasta lamentar el día en que su natural deterioro requiera de volver a requisar de nuevo otra vivienda de cartón. En cierto modo, esta, digámosle así, molestia de tenerse que mudar constantemente de envoltura, puede verse como una ventaja respecto a las cuatro paredes de los nichos urbanos en los que la gente ve pudrirse su cochina existencia dentro de su hipoteca bancaria, pues hoy tu casa es de Samsung, mañana de Grundig y mal que bien, vives a la moda con casas de marca. Si finalmente te hallas a gusto viviendo en tetrabrik, acostumbrad a vuestros hijos desde pequeños haciéndoles dormir en una cajita de María Fontaneda. En cierto sentido, residir en una caja de cartón viene a ser una versión moderna del modus vivendi del filósofo cínico Diógenes que tenía un tonel por morada.
Si por lo que sea, tuvieras alergia al papel o te viniera a la mente el cuento de los tres cerditos y prefirieras cobijarte en una estancia más espaciosa que a la vez te ofreciera mayor solidez, con techo abatible ruedas para su mejor transporte, capacidad de añadirle accesorios externos, pero no te llega para una caravana de lujo, tienes a mano en cualquier esquina unos fabulosos contenedores que están ahí esperando a sus futuros propietarios. Los hay de plástico o de metal en varios colores. Yo particularmente me decantaría por los que tienen una especie de claraboya, aunque los cerrados del todo ofrecen, que duda cabe, mayor seguridad. Como en el caso anterior, bueno sería que vuestros retoños aparte de buscar comida en el cubo de la basura, fueran acostumbrándose a pasar largas temporadas en su interior, como si fuera esa casita de juegos que los niños ricos en las pelis, tienen en su jardín.
La opción anterior, con todo, no es recomendable para personas proclives a padecer claustrofobia. En ese caso, lo mejor es hallar un coche en condiciones abandonado antes de que lo lleven al desguace; No hagáis caso a los Inhumanos que dicen que es difícil hacer el amor en un Sinca 1.000. Lo que es difícil, es no hacerlo, si tienes con quien; Los asientos de los coches ponen mucho, por ello hasta el más humilde SEAT Panda –tampoco hay que pensar en un Mercedes para hallar la felicidad- puede ofrecerte un confortable nidito de amor con ventanas al exterior, bien ventilado, iluminado y unas cortinillas del todo a cien puede procuraros la intimidad que tanto deseáis por las noches a la luz de la luna. Verás como la vida te va sobre ruedas. Un posible inconveniente de esta alternativa podría provenir de su ubicación. Habéis de poner cuidado de no generar una deuda por aparcamiento indebido, no vaya a ser que os hubiera salido más barato suscribir una hipoteca con el BBVA.
Las personas con problemas de fotofobia o que gusten de vivir todo el rato rodeadas de cemento, tienen reservado todo el subsuelo, bien bajo las alcantarillas, bien pasos subterráneos, o en los túneles del metro. Es un poco Gore, pero tiene su aquel. No suele haber disputas por estos espacios y hoy por hoy para personas conformistas que no precisen de demasiadas florituras, puede estar bien.

Por último, dentro de la oferta más parecida a lo que ha sido hasta la fecha una casa de trabajadores, tendríamos los cajeros automáticos. El problema es que hay muy pocos y están muy solicitados, por no hablar de las mafias que los tienen controlados y a las que hay que pagar sea para su alquiler mensual, bien para hacerse con uno en propiedad. Su funcionamiento es como el de los albergues municipales, pero con el horario más restringido, de 23:00h a 6:00h. Tiene a favor que son de uso doble o individual, iluminación constante, cámara de vigilancia y puerta de seguridad. El problema es que puedes coger complejo de escaparate y corres el riesgo de que la entidad, te tome con el tiempo como de su propiedad, acabando en un anuncio de Aquarius, sin ver un duro por tu participación. ¡Que ya han ocurrido cosas de estas…

Ahora bien, si por lo que sea, buscáis alejaros de la vida rutinaria de vuestros padres y no deseáis reproducir los arquetipos modernos que se han impuesto al urbanita obligándole a pernoctar en corrales, sean estos de hormigón, plástico, hojalata, o acero, y anheláis volver a vivir como nuestros ancestros, teniendo por suelo la Tierra y por techo el cielo, entonces se os abre un sinfín de nuevas posibilidades donde escoger:
Para quienes todavía no lo tengan del todo claro y quieran probar sin arriesgarse demasiado, lo ideal es encontrar algún puente sobre un río o una autopista. No os podéis hacer ni idea, lo bien equipados que pueden llegar a estar estos sitios cuando se le pone un poco de ingenio, habilidad e ilusión. ¡No les falta de nada! Colchones, cocina, radio, nevera, televisión…las he visto hasta con Internet. No hay gastos de comunidad aunque si vecinos. Pero lo mejor es que tanto el agua como la electricidad, te salen gratis. Es otra forma de hacer puenting.
Para aquellos que hayan pasado una temporada viviendo bajo tierra y deseen experimentar algo más atrevido, lo suyo son los vertederos para que no echen de menos del todo su antigua morada. Estos lugares situados a las afueras de las grandes ciudades, tienen la ventaja de ofrecer al lugareño un paisaje colorista repleto de gangas con las que poder vivir de regaliz. Suelen tener buen transporte tanto diurno como nocturno, mas debe ponerse especial cuidado en no quedarse dormido en el trayecto para evitar ser triturado que luego, no todos vais al Malc Omas.
Sin embargo a cuantos hayan disfrutado de vivir, en pongamos por caso, un dos caballos, entonces les recomendaría hacer de Pocholo yendo de playa en playa por el largo litoral de nuestra querida Península Ibérica. También aquí, se ha de evitar el sueño profundo, sobre todo por el Mediterráneo, pues las escavadoras no distinguen y os pueden hacer una avería.
Los bancos en verano, aunque últimamente los diseñan cada vez más raros para evitar que durmáis en ellos, son un excelente lugar para cuantos escogisteis las cajas de cartón en invierno. Claro que dos peligros os acechan: el aburrimiento juvenil y las palomas.
Bueno, ya no sé que más os puedo decir. Quizá disculparme por no ofreceros el mejor refugio que se me ocurre nuestra sociedad puede aseguraros a todos vosotros: ¡La cárcel! Sí. El trullo, la chirona, el talego…allí dispondréis de alojamiento en PC, celadores a vuestra disposición para daros seguridad en no ser molestados, disfrutareis de ocio recreativo, oportunidad de aprender artes y oficios de vuestros compañeros de celda y no os preocupéis de la droga que de eso no os va a faltar por si os queréis también evadir de allí.