El natural materialismo humano, el mismo que empujara a Tomás a pedir pruebas de identidad a su Maestro, llegando a meter el dedo en la llaga para verificar su autenticidad, provocó que los seguidores de Jesús, tomaran al pie de la letra su promesa de volver triunfalmente. Pero, mientras esperaban la segunda venida de Cristo, lo que llegó fue la Iglesia. Y ¡menos mal! porque aquellas gentes de marcado carácter práctico latino, incapaces de sentir una espiritualidad abstracta como la judía, bastante sufrían ya con la reducción de dioses del Olimpo a la Trinidad, como para que se les arrebatara también estatuas, imágenes, medallones, copas, velas, reliquias, cultos, fiestas, libros, cartas, sacerdotes, y cuantos elementos darían consistencia material al Catolicismo.
Así, cuando el evangelista Juan declaró “Y la Palabra se hizo carne”( 1,14) no hizo otra cosa que satisfacer aquel apetito ávido de sustancia, del que participa toda la doctrina cristiana en la que el Dios etéreo, invisible, inefable, infalible, oculto en el Sancta Sanctórum se encarnó en un Hombre, se supone, con todos sus placeres, sufrimientos, sentimientos y voliciones, de no querer minusvalorar tan generoso gesto de su parte.
Y efectivamente, así lo creemos todos los Católicos, Fe que basamos en el legado escrito de los Evangelistas recipiendarios de testimonios directos de los hechos, en los que se recoge imágenes muy ilustrativas de un Jesús que come en casas pudientes, tiene necesidad de descanso junto a sus discípulos, se encoleriza en el Templo, duda ante una petición materna, padece tribulación al ver como se suceden los acontecimientos, tiene sus más y sus menos con la parentela, se deja perfumar pies y cabellos por sus discípulas ¡Perdón! ¡Prostitutas! ¡Perdón! ¡Perdón! unas mujeres que andaban por allí perdidas y le seguían a todas partes. Bueno, a todas partes…¡No! Los Evangelistas, muy, pero que muy sutilmente, supieron hacer referencia a los Bio de Danone, apartando repentinamente al personaje de escena con la excusa de que se retiraba a orar. ¡En fin! En su humanidad, tan humano como cualquiera de nosotros.
¿Qué ha sucedido entonces para que, de la fuerza de una estampa tan relevante como que Dios se haga carne, santificando con ello nuestro cuerpo, nuestra materialidad, y cuanto de ella emana, de pronto se hiciera una lectura abiertamente dispar que repudia a la razón colegir que, de tal premisa pueda seguirse conclusiones como las emitidas en los programas de educación sexual que impartirá la Iglesia en centros religiosos y parroquiales de la Comunidad Valenciana a jóvenes de entre 5 y 16 años, donde se recoge que la masturbación es un vicio o la homosexualidad una disfunción?
Durante la carrera de Teología se me sugirió como posible explicación, que la culpa a este respecto estaba sembrada en el hilemorfismo griego, idea filosófica pagana que nos divide en materia y forma, en cuerpo y alma. Algo de ello hay. Pero no me convence el hecho que de latinos solo se recoja su materialismo mas no sus Vestales y de los griegos su hilemorfismo pero no sus Banquetes dionisíacos, etc. La verdad es que, el cristianismo se nutrió de distintas tradiciones anteriores, como los cultos a Mitra, los misterios griegos, la filosofía de Zoroastro, los ritos egipcios, distintas prácticas orientales, y por supuesto de la cultura hebrea, influencias que desde un principio afloraron entremezcladas, unas veces de forma armoniosa como en la festividad de San Juan o de la Navidad, otras en constante pugna como con los carnavales, pero siempre, con dos marcadas tendencias heredadas: de una parte, la vertiente que denominaré minimalista en la que enmarco la corriente asceta, esotérica, puritana, anacoreta, recogida, separada, sectaria, unívoca, elegida…y de otra la vertiente maximalista, en la que circunscribo la inclinación sensual, sensorial, sincretista, exotérica, exaltada, comunitaria, participativa, plural, universal…Entre ambas corrientes que ya se daban con anterioridad a la irrupción del Cristianismo, apareció la institución eclesial que debió abrirse paso entre los excesos de unos y otros, para acabar imponiendo un modelo que, por serle ajeno como lo es la organización Estatal, a priori no parecía llamado a triunfar en su seno, pero que a la postre le ha permitido sobrevivir, cosa que difícilmente hubiera conseguido de haberse decantado por una de aquellas dos alternativas, siendo la suya la de dar cabida a todas ellas, siempre y cuando no pongan en peligro el monopolio de la interpretación de las sagradas escrituras, la enunciación de Dogmas, el control de las almas a través de la administración de los Santos Sacramentos y no se cuestione la legitimidad jerárquica del sacerdocio. Pues bien, esta tercera vía por la que optó la Iglesia Católica, que requería equilibrios doctrinales entre las diversas posturas, armonizar las múltiples tradiciones apostólicas de las que todos se proclamaban directos depositarios, pactos entre oponentes de fuerzas iguales, ortodoxia, reglamentación, y todo lo que fuera preciso para gobernar una cada vez mayor estructura que crecía por momentos con vocación de perdurar, primó como no podía ser de otra manera, los sacrificios particulares a favor de la causa, que fueron elevados a la categoría de Mártires y Santos, por hechos generosos de dedicación, fidelidad, extremo sufrimiento por persecución y tortura, al extremo de anteponer su Fe a su vida.
Es lo que sucede cuando se tiene por líder espiritual a un crucificado, en vez de, a un rechoncho sentado sonriente como Buda…que a algunos se les mete en la cabeza emularlo, por lo que si Dios pudo hacerse hombre padeciendo por nuestros pecados, acaso ellos, por vía de la mortificación del cuerpo podían convertirse en dioses. Es la falacia que en lógica se conoce como la afirmación del consecuente. Claro que la Iglesia no es la única en cometer el error inverso; hedonistas, onanistas, libertinos, y cuantos deciden entregarse de lleno al frenesí de los placeres carnales, no se quedan cortos al respecto, cuando desean justificarse, sin necesidad alguna para ello, argumentando que si Dios es amor, el Amor es dios, motivo que les convierte en gente practicante, muy celosa de su credo.
De este modo, las dos prácticas ancestrales que al inicio de los tiempos eran realizadas de modo alterno en armonía, pronto empezaron a retroalimentarse mutuamente de modo refractario originándose los primeros especialistas, desde entonces antagónicos: si el uno disfrutaba de la gula, el otro hacía ayuno; si aquel gustaba de recibir masajes y ungüentos en todas las partes de su cuerpo, éste se daba latigazos; que esos frecuentaban fiestas, espectáculos recargados de distracciones bulliciosas con abundante gentío, los otros decidían retirarse del mundanal ruido apartándose de ciudades, pueblos y caminos para vivir en completa soledad, y cómo evitarlo, si la mayoría de los mortales se entregaban a los placeres sexuales, ellos harían lo posible por esquivarlos. No es difícil comprender el desarrollo de estas dos facetas en su paulatina efervescencia: la primera radicalización, apareció en quienes deseaban destacarse del resto emprendiendo el sacrificado camino de la privación, el sufrimiento y el dolor inflingido de modo gratuito al que ya de por si supone el hecho de existir, de lo que cabe colegir que, el mismo debió aparecer en un momento dado del acontecer histórico en el que la abundancia de alimentos, seguridad colectiva, y salud personal, además de vestido y otras comodidades debían estar bastante extendidas como para que sufrir fuera algo diverso a lo que acontecía al grupo del que uno deseaba destacarse. La radicalidad del Maximalismo debió ser muy posterior: Seguramente después de que el modelo radical Minimalista fuera elevado a los altares, alabado, santificado y adorado, lo que ya para muchos fue una ofensa a su modo de vida natural. Pero su extremismo apareció tan pronto lo que desde la Creación de Adán y Eva fuera nuestro instinto primigenio, se prohibiera convertido en pecado, distinción esta que para muchos moderados le añadiera un plus de atractivo del que carecía hasta entonces.
Está bien explicar cómo se sucedieron los acontecimientos, pero ¿cuál fue el factor determinante que hizo preferible institucionalmente para la iglesia la vía Minimalista a la Maximalista? Más o menos ya ha sido apuntada anteriormente: si bien el cristianismo primitivo, espontáneo, libre, personal, que esperaba ardientemente la inminente segunda vuelta de Cristo ponía el acento en la Vida hechos y palabras de Jesús, tan pronto como se percataron que el asunto iba para rato, precisaron de reflexión, compromiso, organización, para poder transmitir la Fe a las siguientes generaciones con la mayor fidelidad posible, de modo que pareció más apropiado decantarse por prácticas que con mayor sencillez permitieran cumplir dichos objetivos que aquellas que pudieran ponerlos en riesgo. Huelga decir que el retiro, el ascetismo, la abstinencia, el ayuno, etc están más en consonancia para dicho menester que aquella otra manera de entender la realidad muy válida para el final de los tiempos, pero de complejo acomodo institucional, más allá de lo que ya la hace pervivir en los individuos la propia Naturaleza. Y precisamente eso fue lo que hizo que la Iglesia, de modo oficial, se decantara por Santificar la especialización en la privación de los placeres: apostó por esforzarse en conservar el camino más arduo y retorcido que da acceso a la divinidad en la convicción de que su dificultad valida su corrección, dado que el otro sendero ampliamente transitado, ya tenía a la misma Naturaleza humana de su parte y no corría riesgo de perder su tradición, si bien, se corría el peligro de dejarse llevar, y no alcanzar la meta. Detrás de esta elección arbitraria de que lo difícil es preferible a lo fácil moralmente, se esconde la milenaria tradición sacrificial, solo que ahora en lugar de entregarse al dios a una virgen, al primogénito, un cordero, distintas ofrendas, o consagración de templos, se le entrega el propio sufrimiento como expiación, no vaya a ser que la simple Oración, el buen comportamiento, y la sola Fe no sean suficientes para un Dios Bueno y misericordioso.
Por supuesto, el culto al cuerpo, el hedonismo, la sensualidad, no han desaparecido de la realidad humana ¡gracias a Dios! Pero si lo han hecho, al menos oficialmente, de la Iglesia Católica, si obviamos lo que sucede intramuros, si solo atendemos a sus discursos. Evidentemente la fuerza del instinto rebasa cualquier propósito de la conciencia, con igual virulencia que esta se propone reprimirlo, unas veces aparece sublimado a través del refinamiento artístico, culinario, científico, deportivo, otras traducido en el ejercicio del Poder, la acumulación de riqueza, la actividad bélica, y no en pocas ocasiones aflora pervertida en el gusto por someter sádicamente a los más débiles, aplicar tortura a infelices, y querer dominarlo todo para ser omnipotentes, omniscientes y omnipresentes, en una versión oscura del Dios al que dicen seguir.
En aquella primigenia elección de la Institución eclesial, aun cuando ya había plena conciencia de lo que se quería, como lo prueba Ireneo en el siglo II, dudo mucho que su desarrollo posterior fuera apetecido antes de que Constantino recompusiera el Paulismo en la maquinaria eficaz que sobrevivió a la caída del Imperio Romano Occidental. Y hasta me atrevería a afirmar que los ulteriores desarrollos más que deseados, fueron consecuencia de una racionalidad enfermiza que convirtió la Teología en un tinglado cuya coherencia interna requería mayores reajustes que todo el sistema aristotélico ptolemaico. Así fue como prevaleció en la historia la Iglesia seguidora del Cristo Muerto, mientras el mensaje y obra del Jesús vivo pervivió soterradamente; Mas para ser justos, la pervivencia de esta última, solo ha sido posible gracias a la fortaleza mostrada por la estructura de la otra, que mal que bien, ha conservado parte de textos, tradiciones, cultos…y quien sabe si hasta de la verdad que dice transmitir.
Pues bien. Va siendo hora de que Roma atienda los signos de los tiempos sabiendo vislumbrar en la otra vía Maximalista, que otrora acallara en favor de la Minimalista, más propicia a sus anteriores intereses, la tabla de salvación que necesita, ahora, que dicha opción parece agotada por haberse desviado de su virtud. La historia ha enseñado que la vía ascética, la privacidad sensorial, el silencio, la soledad, y demás prácticas, bien encauzadas pueden elevar el espíritu hasta el Éxtasis espiritual como en el caso de Santa Teresa, pero también puede arrastrar la mente humana a lo más sórdido y aberrante de nuestra Naturaleza como lo prueban los casos de pedofilia y los cuadros ilustrados por el Marqués de Sade entre cuyos personajes principales siempre figuraban clérigos y miembros de la Curia. ¿por qué entonces empeñarse en apostar por esta vía que ha demostrado no ser segura, cuando existe otra cuyos resultados, en mi opinión, no son distintos de los ofrecidos ahora? Con ello, podría abrirse una segunda vía de Salvación… La mirada estética, la insinuación sensual, la sugerencia sensorial, la aspiración apolínea, el goce dionisíaco, el esfuerzo cosmético, la contemplación narcisista, el culto al cuerpo, y evidentemente el sexo, pueden ciertamente comportar vicios, pero no más que sus opuestos, que también dan lugar al genio artístico como Debussy, la construcción de catedrales góticas, ejemplos de superación y honradez como los atletas y deportistas, las mismas fiestas, la gastronomía, los avances científicos, etc. ¿ Por qué entonces a la una se la continua midiendo por sus virtudes y a la otra por sus vicios cuando amabas bien practicadas pueden traer el éxtasis u orgasmo psicosomático y mal llevadas con exceso sin cuidado pueden degenerar en vicio?
En mi opinión, el Catolicismo debe afrontar su enésima reforma sin miedo a romper con la Tradición, pues es Tradición en la Iglesia acomodarse a cualquier circunstancia sin renunciar a lo esencial, que no son ni el idioma en el que se expresa, ni su vestimenta, ni su calendario eclesial, ni sus liturgias, ni las Sagradas Escrituras, ni la forma en que se administran los Santos Sacramentos, ni siquiera los Dogmas de Fe, pues todos ellos han sufrido y sufrirán diversas transformaciones, sino su supervivencia como Institución, cosa que en principio está garantizada por parte del Espíritu Santo, pero como quiera que los seres humanos estemos capacitados para obrar en contra de nuestros intereses por habernos creado Dios libres a su imagen y semejanza, podría ocurrir que no fuera así, de continuar resistiéndose su burocracia vaticana a hacer lo que sus antecesores supieron hacer cuando debieron hacerlo, es decir, acometer las necesarias reformas, sin miedo a romper con cuanto de accidental y perentorio había en su seno, desprendiéndose de todo ello como si fuera un lastre, para reemplazarlo por nuevas y mas eficaces instrumentos con los que seguir guiando a las almas sin necesidad de cambiar de religión, porque no otra cosa les sucede a las doctrinas que fieles a su tradición, cuando su tradición no fue fiel más que a su necesidad, que acaban por agarrotarse por un idolatrado pasado que las incapacita para responder a la necesidad de su tiempo que pretender atender con fórmulas eficaces cuando fueron aprobadas, pero del todo caducas para su presente, que acaban por languidecer en una escandalosa agonía hasta verse superadas por una espiritualidad de nuevo cuño que si sabe recoger cuanto de bueno había en su antecesora.
Si en nuestro imperfecto mundo, todos los caminos llevan a Roma, con mayor seguridad lo harán a Dios que está en todas partes habitando, no en las leyes pétreas, sino en el corazón de los hombres. Por eso Benedicto XVI debería plantearse seriamente, no ya abolir la obligatoriedad del celibato, la prohibición del acceso de la mujer al sacerdocio, la condena de la homosexualidad, el divorcio y resto de posiciones anacrónicas sin fundamento en los evangelios que alejan a la Iglesia institucional, de la Iglesia Pueblo de Dios, imposibilitando la fluida comunicación de la Verdadera Fe, cosa que en tiempos de Pío IX hubiera sido vanguardista pero que ahora resultaría insuficiente para contra restar el recelo -cuando no mofa- general hacia cuanto se diga desde un púlpito eclesial, sino apostando decididamente por dar cabida dentro de la Institución, sin por ello prohibir las que hasta ahora son la norma – gran error del Vaticano II – aquellas opciones defenestradas por motivos ajenos a la auténtica práctica religiosa, que gozaron en otro tiempo de probado prestigio entre la noble aristocracia, que de actualizarse, podría elevar de nuevo la relevancia social de quien ocupara el Trono de San Pedro, facilitando a su vez, la continuidad de la labor Evangélica.
Autor: Nicola Lococo
Agujeros Negros y vida inteligente
Cuando hace exactamente dos años, el profesor Otto E. Rössler, del Instituto de Física Teórica de la Universidad de Tubinga, advirtió del enorme riesgo que entrañaría la, por aquel entonces, inminente entrada en funcionamiento del acelerador de partículas más potente del mundo, el Large Hadron Collider (LHC), sito en la apacible Suiza, al objeto de desvelar los misterios del origen del universo, provocando la colisión de partículas subatómicas denominadas hadrones en un circuito de 27 kilómetros de longitud a más de 40 metros de profundidad, con el que el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) pretendía reproducir condiciones similares a las que se supone imperaron instantes después del «Big Bang», abriendo inconmensurables posibilidades a la investigación científica, pero también a la creación en su seno de un nanomicroscópico Agujero Negro incontrolado cuya creciente voracidad podría engullir a nuestro Planeta Tierra en a penas cincuenta meses, a todos se nos esbozó una ligera sonrisa que desplazaba la ocurrencia a los planteamientos alarmistas tan al gusto de quienes gozan anunciar el Fin del Mundo a sus congéneres. Sin embargo, su aviso no cayó en saco roto, y aquel inminente experimento, tantas veces anunciado, fue de aplazamiento en aplazamiento, hasta ver rebajadas enormemente sus expectativas, siendo hoy el día en que sabemos por la prestigiosa revista Nature que un equipo de investigadores de Zurich y Michigan ha construido un simulador para conocer cómo se formaron los enigmáticos Agujeros Negros supermasivos en el Principio de los Tiempos, iniciativa mucho más prudente.
Tampoco en mi fue aciaga aquel sobrecogedor augurio teórice. Hacía más de una década que le daba vueltas seriamente a los asuntos del origen de la vida en el Universo, de si hay vida inteligente en La Tierra, si la hay fuera de ella, y de ser así, cuales son los motivos por los que todavía no ha habido contacto verificable…cuando leyendo que la humanidad había alcanzado el grado tecnológico, no ya de aniquilarse cosa que puede hacer desde hace tiempo, sino de esfumarse sin dejar rastro arqueológico de su presencia, proeza que solo está al alcance de los mayores cataclismos cósmicos, comprendí que ahí estaba una de las claves resolutivas a mis incógnitas…
Todos los cálculos matemáticos señalan que la vida inteligente desarrollada en otros puntos del Universo, tiene una probabilidad muy elevada, simplemente por una cuestión de estadística; Por muy amplio que sea el extracto de observación que usemos como patrón, digamos un Gran cúmulo de galaxias como el de la Virgen al que asignemos valor 1, es tan exagerado el número de estas agrupaciones estelares, que arrojan enormes cifras de su presencia. Eso, sólo tomando como referencia el Universo conocido como realidad unívoca, porque si empezamos a pensar en Universos paralelos y multiuniversos, lo difícil sería explicar cómo no iba a haber más inteligencia que la nuestra. Y aunque como advirtiera un célebre astrofísico “Tanto que estemos solos en el Cosmos como que estuviésemos acompañados son opciones igualmente aterradoras” la insignificante historia humana demuestra que es mejor descubrir que ser descubiertos, motivo por el que soy un firme partidario del proyecto SETI pese a no tener del todo claro que esté demostrada su presencia terrícola.
Considerando estas premisas cruzadas, de una parte el presupuesto de que hay vida inteligente tomando como dudoso modelo nuestro caso que avala el Principio Antrópico tan de moda, y de otra, su alta probabilidad estadística, se barajan las siguientes posibles respuestas para responder la pregunta del por qué todavía no hemos trabado contacto científicamente constatable: En primer lugar, se arguye que ninguna de las inteligencias ha desarrollado semejante grado de perfección técnica que lo posibilite, por lo que permanecen aisladas. En segundo lugar, se aduce que pese a haber alcanzado un grado supino de perfección técnica como para trabar contacto con civilizaciones vecinas, las enormes distancias del Universo profundo impiden de momento que llegue entre ellas los mensajes emitidos. En tercer lugar, tendríamos que aunque nosotros los terrícolas no hayamos podido verificar el contacto, nuestros visitantes si lo han hecho optando por no revelarse para observarnos. Y entre otras muchas explicaciones tendríamos una cuarta respuesta que implicaría que la vida y la inteligencia pueda darse de formas tan ajenas e inauditas que la comunicación entre ellas fuera de momento impensable, como lo ha sido hasta hace poco la comunicación entre personas y cosas, cuya infranqueable frontera se cae por momentos, y en breve podremos escuchar los terribles sufrimientos de una lavadora, como ya es posible escuchar los lamentos de un sauce llorón o interpretar los balbuceos del bebé.
Pues bien, a todas estas explicaciones del por qué no se ha contactado con vida inteligente extraterrestre, añado de mi propia cosecha, una quinta hipótesis que tiene la virtud de, además explicar el origen de los Agujeros Negros y por ende, ser una prueba de la realidad de vida inteligente mejor que nuestra propia declaración como tal, a saber: cuando una civilización inteligente en el Universo alcanza un grado de conocimientos científico-tecnológicos suficiente como para ser capaces de reproducir en laboratorio las condiciones primigenias que dieron origen al mismo, la Naturaleza les premia con un Agujero negro que les abduce a otra dimensión –lo que conocemos como Agujero de Gusano- haciéndolas en cambio, desaparecer de nuestro Espacio-Tiempo, de cuya presencia anterior sólo quedaría precisamente dicho Agujero Negro. Así pues, es imposible que las inteligencias en nuestro Universo contacten, porque justo cuando están en condiciones de hacerlo, la creación fortuita de un Agujero Negro se les adelanta y les trasporta a un Universo superior, paralelo o como se lo quiera denominar, pero fuera ya de nuestro alcance. Allí donde hay un Agujero Negro, hubo en su día una civilización inteligente.
Esta hipótesis que remití a la revista Science al poco de leer las advertencias del Dr. Rössler, por el momento no ha recibido respuesta de la comunidad científica, supongo por la deficiencia del inglés en que fue redactada.
El vertedero africano
Desde que en 1987 tras descubrirse 4.000 toneladas de residuos químicos italianos ilegales en Koko localidad nigeriana, fueran repatriadas por primera vez a su lugar de origen, muchas han sido las fatigas mediáticas gubernamentales, institucionales y oficiales, de cara a calmar la inquietud e indignación de una ciudadanía cada vez más concienciada hacia los temas ecológicos por entender sabiamente que la hipótesis de Gaia no es una fruslería intelectual estrafalaria, sino algo muy serio con lo que se ha de contar. Así, en 1989 se firmó el convenio de Basilea para regular el tráfico internacional de residuos tóxicos, en 1991 la OUA prohibió a los Estados africanos la importación de sustancias peligrosas para su almacenamiento, en 1993 fue la UE la que aprobó una reglamentación para el transporte y almacenamiento de estos residuos, etc.
Hace tiempo que estamos al tanto de lo acontecido en sitios como Gabón, donde Francia ocultó en sus minas sin demasiada precaución los residuos radiactivos de sus empresas, provocando cientos de muertos y miles de afectados, o de los vertidos clandestinos que buques europeos sin identificar hicieron frente a las costas somalíes de barriles con desechos nucleares que contaminaron todo el litoral africano donde murieron más de 300 personas de canceres o leucemias diversas, y varios cientos de miles padecieron los típicos síntomas de los afectados por la radiactividad como frecuentes mareos, vómitos, úlceras cutáneas, abortos, malformaciones, etc.
Los sucesos que con cuentagotas salpican nuestras conciencias en los medios de comunicación no son ni la punta del iceberg de lo que sucede con o sin nuestro consentimiento en este Continente basurero, de ahí que Greenpace se haya congratulado de que un tribunal holandés haya condenado a una petrolera de su propio país a pagar un millón de euros, no por la exigua cantidad comparada con el daño provocado, cuanto por juzgarlo todo un avance jurídico respecto a cómo se ha tratado esta práctica criminal hasta la fecha.
Este enésimo capítulo paradigmático se remonta a 2006 cuando la petrolera holandesa Trifigura, al tanto de los elevados costes de la eliminación de sus residuos en suelo occidental a razón de 300 euros por tonelada, decidió deshacerse de ellos, sin comunicar su elevada toxicidad, en algún país africano, donde puede hacerse por el módico precio de 3 euros la tonelada a través de la empresa Tommy afincada en Costa de Marfil, en cuya capital, se esparcieron los residuos a lo largo de sus más de diez vertederos al aire libre. Todo se descubrió cuando las autoridades de aquel país, empezaron a atender a miles de ciudadanos afectados de diarreas, vómitos, úlceras, picores repentinos…y la gente moría de tumores fulminantes y las embarazadas abortaban por cientos. En el 2007 la empresa ahora condenada, sin reconocer su responsabilidad, ofreció al Gobierno de Costa de Marfil 150 millones de euros y a los más de 1.000 afectados que pudieron demostrar la relación entre su hospitalización y aquellos vertidos tóxicos, 48 millones de euros adicionales.
Por ello, ahora resulta extraño que en su patria chica, anuncie nada más conocer tan ridícula sentencia, que va a recurrir. Pero no lo es. La sentencia contra esta petrolera, que puede parecer un lavado de cara a nuestra hipócrita sociedad europea que por un lado genera una descomunal cantidad de residuos peligrosos sin quererlos cerca suyo ni almacenados en minas, ni enterrados en el fondo marino, es algo más que un precedente. Supone todo un punto de inflexión, cuyas consecuencias están por ver y sus motivaciones por adivinar, que no es baladí el dato de la Europa menguante en el escenario internacional frente a las potencias emergentes que como China, India o Brasil han tomado posesión del Continente africano…
En cualquier caso, de nada valen los buenos propósitos si no se toman las medidas oportunas para que se hagan realidad, asunto en el que España, como país africano y miembro de pleno derecho de la UE que es, debería poner más empeño, por la cuenta que nos trae, que ya veo a alemanes, británicos y franceses con los ojitos golosos mirando nuestro suelo como el más apropiado para este propósito. Y a decir verdad, no les faltaría razón… Canarias parece un lugar idílico para ello.
Por la vuelta de los intermedios
Llevo más de dos años sin ver la tele, el mejor régimen para adelgazar, dicho sea de paso. Por eso, hasta la llegada del Mundial, no he podido percatarme del despropósito con el que parece actuar RTVE ente público que arrabiado por tener que dejar de ingresar ingentes cuantías por concepto de publicidad desde el pasado 1 de Enero, ha pasado de interrumpir cada dos por tres su programación para convencernos de beber siempre Coca Trola, a no dar tregua al ciudadano que le sufraga con sus impuestos, poniendo películas enteras sin descansos para ir al retrete y encadenando programas uno tras otro, sin un lapso para tomar aliento, como queriéndonos decir ¿no queríais taza? ¡Tomad taza y media!
Pero una cosa es expulsar la propaganda consumista de la Televisión pública, gesto que es de agradecer para la salud mental de la población, y otra muy distinta, es no preveer recesos para que la audiencia pueda hacer sus necesidades fisiológicas o atender pequeños asuntillos como llamar por teléfono, bajar la basura, e incluso abrir la puerta a la suegra, sin por ello tener que perderse el pasaje principal del documental o serie que esté viendo en ese momento.
Pero es más, una de las funciones primordiales del Ente Público es informar a la gente y no solo entretener, se supone. Entonces…¿Por qué no aprovechar las cotas de máxima audiencia de películas de éxito, concursos de moda, retransmisiones deportivas, etc, para insertar información sobre subvenciones, modos de desgravar en hacienda, cuáles son las marcas más baratas, dónde la misma ropa con la misma calidad es más económica y demás asuntos de sumo interés para todos? Porque la supresión de los anuncios de la tele, no tiene necesariamente que comportar la desaparición de los antiguos intermedios que tenían la función de dar un respiro al respetable como siempre se había hecho en el teatro, la ópera, el deporte y otros actos públicos de entretenimiento. De hacerse las cosas bien, incluso se podría crear un nuevo género de pequeñitas obras de información pública de dos o tres minutos de duración sobre asuntos tales como la prohibición del Wi-Fi en las escuelas francesas, cuantas vidas cuesta nuestro móvil en el Congo, el peligro de sustancias cancerígenas en productos envasados…asuntos no menos importantes que recordarnos a todas horas ¡Tú si eres tonto!, o si se prefiere, videos musicales, recitales de poesía, conciertos de piano, Cuentacuentos, o breves noticias científico culturales que exciten un poco los apetitos intelectuales aunque solo sea para jugar al Trivial.
De no recuperarse los intermedios con estos u otros fines parecidos, tanto RTVE como nuestro Gobierno estarían diciéndole a los españoles “¡Mirad! Si no es para engañaros con la propaganda, no merece la pena dejaros descansar ni un solo minuto. Es mejor que vuestros cerebros sigan entretenidos de programa en programa desde que os levantáis hasta que os vais a dormir
Bubisher
Para los niños Saharauis que se ven forzados a malvivir en los campamentos de refugiados junto a sus familias, el Bubisher, además de un pájaro del desierto que trae buena suerte, es una especie de Biblioteca rodante cargada de cuentos, fábulas, leyendas, poesías, canciones, historias, aventuras y un sin fin de mundos imaginarios que les permiten con su imaginación evadirse por unos instantes del sufrimiento al que Marruecos, junto a España y la propia ONU, les tienen sometidos en castigo por no doblegarse como pueblo.
La iniciativa tuvo su origen hace más de un lustro en el solidario empeño de alumnos y profesores del colegio Pontevedrés San Narciso de Marín, por llevar libros de texto a sus iguales en el Sahara. Aunque no fue hasta 2008 que el escritor Ricardo Gómez, elevó aquella altruista empresa al rango de proyecto educativo de primer orden recabando los apoyos de distintas asociaciones y organismos oficiales, preocupadas por llevar la cultura a los pueblos oprimidos.
Desde entonces el Bibliobús ha recorrido los distintos campamentos saharauis haciendo las delicias de los más chiquis que lo reciben como a la caravana de los Reyes Magos, solo que en lugar de juguetes les traen libros. Al objeto de dar a conocer a la opinión pública la labor y logros del proyecto en estos dos años de existencia, un grupo de librerías independientes implicadas en tan saludable propuesta como Gil en Santander, Cervantes en Oviedo, Luces en Málaga, u Oletum en Valladolid, han empezado a distribuir información de mano sobre el proyecto a la vez que animan a colaborar adquiriendo la bolsa de tela ilustrada por Forges al módico precio de 3 euros cuyo importe íntegro irá destinado a la creación de una Biblioteca, esta ya en forma de edificio en Smara.
Lo que me ha encantado de esta iniciativa solidaria es que se la ve muy buenas maneras porque declara que su vocación es convertirse en una actividad primordialmente saharaui con ayuda nuestra; de ahí que desde sus inicios, el proyecto sea llevado a cabo por personal autóctono experto en la didáctica de la lectura a quienes pueden sumarse colaboradores y voluntarios externos procedentes de aquí, pero con carácter puntual.
Pero aunque esta y otras buenas ideas aportan su granito de arena, lo justo sería que nuestro Gobierno, recogiera el sentir popular del que se dice representante e impulsara, como solo lo puede hacer un Gobierno, apostando por desarrollar nuestra cultura allí dónde más hace fata, como en el Sahara, dando las órdenes pertinentes para abrir en Tinduf una sede permanente del Instituto Cervantes, como acaba de exigir la Coordinadora estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara el pasado Martes a la Directora Carmen Cafarel, quien se ha escudado en la crisis económica para eludir el compromiso.
Y es que la estrechez de miras de nuestros sucesivos mandatarios no tiene parangón. Los Saharauis sean independientes, ocupados, provincia separatista, región autónoma, o protectorado de la ONU, serán quienes creen allí sus empresas tarde o temprano…¿a qué se está esperando? Para cuando el Liceo francés establezca allí su sede, puede ser demasiado tarde.