Los traidores antipatriotas de Wikileaks han vuelto a airear los trapos sucios. En este caso de la CIA, entre cuyos documentos secretos hay uno donde aparecen sus temores por la imagen internacional que pueda proyectar los EEUU como nación exportadora de terrorismo, según su curiosa percepción, debido a acontecimientos en los que se han visto implicados varios de sus ciudadanos, bien para luchar junto a los talibanes, bien para unirse a las fuerzas sionistas de Israel para aniquilar palestinos.
Tiene gracia la cosa, porque si alguien o algo ha hecho lo imposible para exportar el terrorismo por el mundo entero fuera de sus fronteras, esa ha sido la propia CIA, secuestrando personas, alimentando guerras fraticidas, traficando con armas, apoyando golpes de Estado, entrenando escuadrones de la muerte, atentando contra indefensos civiles dedicados a las luchas sociales, envenenando poblaciones indígenas enteras, saboteando conversaciones de paz, y un dilatado historial de atrocidades que forzaron a la mismísima administración de la Casa Blanca, a ponerle freno a sus numerosas felonías, sin conseguirlo. Por poner un símil, es como si la empresa BP expresara su preocupación por el perjuicio que para la industria del petróleo supone la contaminación debida al incremento desmesurado de la industria del automóvil.
Hace tiempo que los EEUU tienen fama de constituir un Estado terrorista, si por terrorismo concebimos aquella actividad planificada por un grupo debidamente identificado con unos determinados objetivos sean estos ideológicos, militares o filatélicos para cuya consecución no se duda en emplear violencia cobardemente indiscriminada contra individuos o colectivos a los que se pretende aterrorizar con el fin de que claudiquen y concedan cuanto se les exija. Pues bien, aunque la ONU haya sido incapaz de alcanzar un deseable consenso sobre la definición del término “Terrorista” pocos nos equivocaríamos en emplear dicho adjetivo a la “Política Exterior” de este King Kong de la escena internacional; bastante esfuerzo semántico hacemos en denominarlo “Política” cuando su actuación no obedece ni al lógico ejercicio prepotente de un consolidado Imperio, de ahí que, apenas se escuche en foro cabal alguno el binomio “Diplomacia Estadounidense”, de no ser que, por ella entendamos un tiro en la frente mientras Schuarzenagger exclama ¡Shaionara baby!
En el citado documento, la CIA se muestra preocupada por las posibles futuras consecuencias que dicha imagen como nación exportadora de terrorismo pudiera tener de cara al recelo de países aliados respecto a sus ciudadanos, posibles demandas de extradición, apertura de causas en el TPI, potenciales demandas judiciales por indemnizaciones, exigencia de reciprocidad planteada por algunos Estados, etc. Sin embargo, lo que le debería preocupar al conjunto de la sociedad Yanqui y por extensión a todo Occidente, no son ese elenco de fruslerías, sino la inminencia de una desfavorable balanza de pagos.
Cantaban Los Celtas Cortos “Haz turismo invadiendo un país” Como las catástrofes, las guerras sirven igualmente para situar a una nación en el mapa. ¿Cuántos de ustedes sabían localizar Afganistán antes de que los talibanes lo pusieran de moda? Pues bien, la transparencia democrática que entre nosotros se supone garantizada por la vigilante actividad del proclamado cuarto poder, parece necesitar de los accidentes como el ocurrido en la base militar sevillana de Morón en el que ha fallecido un Teniente Coronel de las Fuerzas aéreas saudíes durante un vuelo de instrucción para aprender a pilotar el Eurofighter, uno de los más avanzados ingenios bélicos construidos con la recaudación del IVA, fruto de los esfuerzos del famoso I+D+i (Industria de Defensa Imperialista) por el que tanto apuestan los gobiernos.
Ha sido gracias a este feliz accidente, como entre líneas, los adictos a los informativos nos enteramos de que, primero, vendemos armas a una de las más crueles dictaduras del planeta en la que los más mínimos Derechos Humanos son atropellados a diario de forma legal como denuncia de continuo estérilmente Amnistía Internacional, cuya alarma sobre lo que allí acontece parece caer en saco roto, a diferencia de lo que pasa con cualquier chascarrillo de la peligrosísima Irán. Segundo, no contentos con hacer negocio, nuestra democracia tiene firmado un acuerdo de colaboración para entrenar y formar a los militares de tan atroz dictadura, olvidando por entero que Arabia Saudí es un Estado Prototerrorista cuyo apoyo ideológico, financiero, institucional, se sospecha también militar, a Al Qaeda, fue crucial para cometer los atentados del 11-S y el 11-M.
La explicación tanto de los sonrojantes tratos que mantenemos con este Estado Aberrante, como del sigiloso tiento con el que se habla del asunto en los medios, podemos hallarla en la estrecha amistad que une a vuestra Majestad el Rey de España y la Casa Real Saudí. Baste recordar con qué honores, políticos, prensa, empresariado, banca con Don Juan Carlos al frente, perdían el culo en recibir al Rey Fahd recién aterrizado en Marbella, no en vano para todos era una estival fuente de ingresos y para vuestro monarca, su más fiel prestamista, de ahí que, fuera Juan Carlos quien humildemente iba a visitarle a su Palacio Marbellí, mientras el resto de dignatarios mundiales son los que le van a visitar a Zarzuela, como corresponde y así hizo Michell Obama recientemente.
Los ciudadanos sólo hemos de esperar a que ocurran de cuando en cuando algún accidente que otro, para que nos llegue algo de información entremezclada entre la basura noticiada. Quién sabe si un día de estos estalla una mina en una fábrica del País Vasco resultando que es de la misma clase que las que nuestro humanitario ejército se esfuerza denodadamente en desactivar por medio mundo para evitar que niños, mujeres y ancianos acaben mutilados, por dar un paseo junto a sus aldeas.
Durante los cursos de verano que con ocasión del Año Internacional de la Astronomía se han impartido en Cantabria, el astrónomo Juan Vicente Pérez se ha quejado amargamente ante los medios de comunicación de que la juventud se sepa de memoria las alineaciones de los equipos de fútbol, y en cambio, desconozca el nombre de los planetas del Sistema Solar. Y no son pocas las cuestiones a dilucidar sobre el asunto de qué es más relevante para nuestro tiempo, si el conocer el firmamento eclipsado por la polución atmosférica y la contaminación lumínica de las ciudades, o la liga de las estrellas retratadas a diario en la pequeña pantalla con todo lujo de detalles…Lo difícil es que ocurriese lo contrario: que la chavalería fuera capaz de hablar de Copérnico y conociera que su obra magna apareció publicada el mismo día en que murió; de Galileo que inventó entre otras cosas el termómetro; de Kepler cuya madre estuvo a punto de ser quemada en la hoguera por bruja, como le ocurriera a Giordano Bruno por sostener la existencia de otros mundos, etc. Y por el contrario no supiera nada de que Beckham es el marido de una Spice Girl, que CR9 es el fichaje más caro de la historia, o sencillamente que fulanito de segunda b, se rompió el dedo meñique del pie izquierdo jugando con su perro en el jardín.
Y es que para ver el tránsito del carrusel de las estrellas fugaces del deporte y la farándula, a los niños les basta y sobra con alargar el dedo a modo de ET, mientras para observar el cielo y contemplar desplegada La Vía Láctea es necesario algo más qué alzar la cabeza, agenciarse un telescopio, tener paciencia y algo de curiosidad. Ahora, también es imprescindible vivir lejos de los núcleos urbanos que con sus despampanantes farolas, letreros luminosos de los grandes almacenes, y la monumental iluminación antiaérea, impiden admirar la magia y el misterio que nos envuelve cada noche mientras absortos como los Simpson perdemos las horas muertas frente al televisor cuyas fatuas imágenes cavernícolas deslumbran las infantiles mentes con ilusionantes juegos de espejos haciéndolas opacas a cuanto requiere un poco de disciplina y atención intelectual.
Nunca antes como ahora, nuestras estrellas mundanas y celestiales, necesitaron de tantos focos para ser iluminadas cumpliéndose así la máxima hermética de la Tabla esmeralda: “lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba como lo que está abajo”…pero del revés.
En la misma medida en que los distintos dioses confortan a las mentes impacientes de aguardar las sucesivas falibles explicaciones científicas, azar, coincidencia y casualidad, alimentan a la conciencia con la ilusión de poder tomar decisiones en el campo hipotético de la libertad, al margen del destino, la determinación, y las múltiples trayectorias de los diagramas de Feynman trazadas en el horizonte potencial que denominamos futuro. Últimamente, la persistente investigación diletante, ha logrado que se tomen en serio estos temas marginales propios de la parapsicología para investigarlos con rigor lo que se ha bautizado como Serendipias, habiéndolas de todas clases: históricas, científicas y como podrá apreciarse, también nominales.
Según cuenta la leyenda, en los inicios de la industrialización, un tal Ned Ludd se cargó por accidente la maquinaria de un taller textil, allá por 1779 En un tiempo en que a la apropiación de la tierra por parte de la Nobleza y Clero, empezaba a sumársele la de los medios de producción a manos de la burguesía, la irrupción de la tecnología en los procesos fabriles, fue contemplada como un ataque directo a lo único que le quedaba a la gente llana para negociar con los patronos: su propia mano de obra, que ahora de golpe y porrazo se depreciaba por entero, de ahí que, muchos entendieron aquel incidente singular, como el único camino para luchar contra los nuevos mecanismos de opresión social. Así apareció el Luddismo, imaginativa forma de protesta contra la agresiva introducción de máquinas en la industria, y por extensión del incontrolado avance tecnológico en todas las esferas de la sociedad, filosofía que ya se vislumbra en la amarga preocupación rousseauniana aventurada en su celebérrimo “Discurso sobre las ciencias y las artes” donde cuestiona sin ambages la idea de Progreso que cegaba a sus colegas ilustrados, que a decir verdad, también empezaban a desconfiar de si, acaso, el Progreso había ido demasiado lejos, actitud que puede rastrearse desde entonces en la acción sindical del sabotaje hasta nuestros días con el caso de su más insigne apóstol Theodor Kaczynski, alias Unabomber.
Pues bien, hemos aquí que, hoy tenemos en cada bar, a la vuelta de la esquina, cerca de nuestras casas, colegios y parques, las conocidas por todos como Máquinas Tragaperras, que ofrecen a la clase asalariada el único ocio externo adecuado para personas frustradas laboralmente, sin satisfacción sexual, amargadas por un entorno degradado, carentes de educación suficiente para tener aficiones que le desarrollen como persona, y digo externo, porque dentro de casa ya disponen de tele…es muy agradable ver a la futura escoria social, con a penas medio metro de altura, familiarizarse junto a sus papis con las lucecitas y botones de colores, de esas huchas de pobres donde la gente más infeliz, invierte sus exiguas pagas con la esperanza de que les saque de pobres. Ilusión tan nefasta como la de quienes creen que se logra trabajando, pero con el riesgo añadido de adquirir la típica ludopatía que le hará deslizarse desde la soportable pobreza que le obliga a trabajar, hasta la temible miseria que le conducirá a mentir, mendigar, robar, o a quitarse de en medio, asunto que ya no preocupa a nadie, por haber stock social.
Como apuntó Huizinga en su genial “Homo ludens” el aspecto lúdico agonal es primordial en el Ser Humano, resorte psíquico que nos confiere un horizonte de desempeño de roles distintos en la cotidianidad, haciendo llevaderos los rasgos anodinos de la existencia, cuando te paras a pensar que esta no consiste más que en un suceder de días esperando la muerte. Así, metas, retos, marcas, competición, etc no tienen sentido solo en el deporte, sino también en nuestra vida, donde el riesgo, la aventura, la novedad, la sorpresa, escapa a las apuestas de los casinos para encarnarse en la vida de pareja, en los negocios, la educación de los hijos, y hasta en la Fe en Dios como demostrara Pascal. Pero toda virtud tiene su correspondiente vicio, o si se prefiere enfermedad, en este caso la ludopatía.
Hace tiempo que se investigan las interacciones psicosomáticas, la repercusión químico-mental en nuestra conducta, la predisposición genética del comportamiento y los fundamentos biológicos de la personalidad. Cada vez parece más probado que la bioética no es una cuestión reducida a la toma de decisiones en asuntos límite de medicina o jurisprudencia, también atañe a toda la reflexión primera y última de nuestros actos. En consecuencia, merece la pena prestar mayor atención a la realidad artificial material y a la cultura en la que nos conducimos como Seres Humanos, sumamente influenciables, todo lo contrario a la frialdad mostrada por las Máquinas ajenas, hoy por hoy, a cualquier externa afección que les pudiera modificar su programado modus operandi, dado que el entorno, siempre repercute de un modo u otro en el individuo, por lo que, aun pudiendo pecar de lamarkismo, la adaptación al medio, va mucho más allá de lo que el predecesor de Wallace y Darwin supuso fallidamente, que también afectaría a cuanto he apuntado, rigiendo lo que hasta hace poco se consideraba constitutivo de nuestra especie, que no es la capacidad de pensar, sino la libertad de acción, que a diferencia de los animales, parecíamos escapar al instinto, cuando lo cierto es que la única diferencia apreciable sería que ahora, empezamos a sospechar que también nos regimos por él. Para mentalidades débiles, aseveraciones como la precedente, son tildadas de inmediato como deterministas, reduccionistas, materialistas o irracionalistas, al modo en que los sofistas no dudan en tachar al adversario dialéctico de fascista, tan pronto se ven acorralados en los argumentos; Sin embargo, ninguna de aquellas doctrinas escupidas como insultos, bien entendidas, discuten la libertad humana en sus justos términos en la realidad concreta sin necesidad de funcionar al margen de los hechos positivos entre elegantes silogismos formales, en todo caso, de prestárselas la debida atención, ayudarían a comprender su peculiaridad en los auténticos parámetros en los que se da la libertad, al modo en como hoy sabemos distinguir el espectro electromagnético en el que discurre la luz blanca, escribiendo con ello una especie de “Crítica de la Libertad Pura”, tal como Kant hiciera con la sacrosanta Razón.
No voy a meterme en la clásica distinción entre “Libertad de” y “Libertad para” porque creo que genera mayores confusiones que las que resuelve como cuando en clases de inglés se nos advierten las diferencias entre at e in…me conformaré con señalar que es típico confundir libertad con liberalismo, libertino, libertario y libertinaje, conceptos todos de la misma madre, pero de padres muy distintos, que no siempre se sabe o quiere distinguir, como ocurre en el caso que nos ocupa de la omnipresencia de las máquinas tragaperras en todos nuestros bares, cafeterías, restaurantes, polideportivos, centros culturales y si nos descuidamos, acabarán apareciendo en escuelas, hospitales o cementerios, por no contrariar la libre empresa, el libre mercado, la libre competencia, las libertades individuales, lo que a más de uno nos hace sospechar que, estamos en el Imperio de la Libertad donde no nos podemos quejar, por miedo a ser etiquetados de liberticidas, pues a cuantos clamamos por que se regulen aspectos que atañen no ya a la práctica, sino a la difusión de los vicios, pronto se pretende acorralarnos con la falacia de que la libertad entraña poder escoger el Mal, justificando con ello que se facilite el escogerlo como modo de garantizarla.
Me parece vergonzoso que en nuestro país las distintas fuerzas políticas, las instituciones, y los Gobiernos varios, no actúen contra esta lacra social que envilece tanto a clientes, como a hosteleros que solo enriquece a unos pocos propietarios de las empresas recrelucrativas, de no ser que participen de algún modo carambolesco de las triangulaciones financieras acostumbradas para cofinanciarse, en cuyo caso, me callo… Pero como resulta que andan subiendo impuestos a cada salto de mata, me extrañaría mucho que estos zoquetes le estuvieran sacando el debido provecho a la debilidad humana de las amas de casa que se dejan el dinero de la compra, de los jubilados que pierden en ellas su jubilación, o del obrero que se juega entre sus melodías la paga de sus hijos…Más bien han confundido, los muy idiotas, la libertad social de poder jugar en casinos, hacer apuestas en lugares apropiados para realizar y ofrecer dicha actividad lúdica de modo controlado, regulado, y responsable, con la posibilidad de incitar al juego a toda la población a cada momento en todo lugar para el lucro de unos pocos y perjuicio de muchos, invirtiendo así una de las máximas en las que se apoya el concepto más mundano de la Libertad: que esta, finaliza donde empieza la de los demás. Qué otro comportamiento irresponsable cabría esperar de un Estado que de modo organizado incita al juego, podría objetarse…cierto es que, bueno sería que el Estado se desprendiera de dicha actividad por aquello de la mujer del Cesar, y del Cesar mismo, antes de meter mano en el asunto –me refiero a su regulación restrictiva y no a los beneficios millonarios que genera- con todo, se ha de distinguir entre la incitación al juego y la ludopatía que dispara la inmediatez de las máquinas tragaperras en contacto directo con los futuros adictos desde su más tierna infancia, y las apuestas del Estado, cuya presencia se ha de buscar voluntariamente de forma activa en la etapa adulta, cuando ya somos algo más resistentes a su constante publicidad en estancos, y medios de comunicación.
La presencia de máquinas tragaperras en casi la totalidad de los locales de hostelería, supone todo un atentado criminal contra la infancia que se permita la entrada a menores en locales que tienen a la vista semejantes sirenitas artificiales de cuyos peligros ni el más audaz Ulises podría librarse de caer bajo su influjo, cuando seguramente de tratarse de videos eróticos todo el mundo se rasgaría las vestiduras y se apresurarían a ponerle coto al asunto para preservar toda su inocencia; Supone todo un insulto a nuestra inteligencia que en las susodichas se advierta a los menores que les está prohibido jugar, cuando la mayoría de los pequeños que se acercan a apretar sus botoncitos de colores imitando a sus papás, todavía no saben leer, y los que saben, no entienden el por qué se les prohíbe jugar a lo que todo el mundo juega, a fin de cuentas, jugar, es jugar…
La permisividad de las autoridades para con este putrefacto negocio, cuyos responsables bien merecen pena de muerte espiritual, resulta escandalosa. Son varias las medidas que hago en falta de parte de un Gobierno instruido en la virtud y no en el vicio, asunto complicado de quienes tienen por meta de superación la corrupción propia y ajena, pero no imposible, si de lo que se trata en Democracia es de disimular, y aunque el PSOE, el PP, IU, los Nacionalistas, y demás fuerzas corruptas estén a favor de las máquinas tragaperras, por causar estragos económico-morales entre la población, creo que en pos de la impostura, cabría acordar un mínimo de medidas paliativas que les sirviera para maquillar un poco su perniciosa tolerancia, a saber: La actividad lucrativa del juego, las apuestas públicas, y los servicios derivados de la misma habrían de ser restringidos a los locales adecuados para su ejercicio, con los mismos derechos y obligaciones que se le exigen a una guardería, una farmacia, o una gasolinera, pues no se está contra la su existencia, sino contra su realidad aparentemente descontrolada y que nos monten las Vegas a cada paso que damos, ¿se imaginan ustedes que cualquiera en cualquier lado pudiera montar su chiringuito de fármacos, cuidar niños en su portal, o vender garrafas de gasolina en los semáforos? Entonces, ¿por qué permiten las máquinas tragaperras fuera de los casinos? Debería estar prohibido por ley que los menores pudieran acceder a locales en cuyo interior hubiera máquinas tragaperras; Debería figurar en todas las máquinas tragaperras letreros que advirtieran a los usuarios que jugar en estas máquinas puede perjudicar seriamente la salud mental suya y la de su familia, que puede generar ludopatía, que le puede llevar a la ruina, a la marginalidad…al suicidio. Debería figurar los tantos por ciento que se queda el empresario dueño de la máquina, el dueño del local que la alberga, y lo que se lleva el Estado, para que a los clientes les de asco, y a caso a otros algo de vergüenza. Etc.
Por Naturaleza, el Hombre está inclinado al Mal, y según algunos, la mujer le empuja…pero en este caso tengo muy claro que los gobiernos de turno en lugar de colaborar en la educación cívica de la ciudadanía para ayudarla a seguir el sendero tortuoso y cuesta arriba de la virtud, hace cuanto puede en arrojarla cuesta abajo. Todos sabemos que es más sencillo vengarse que perdonar, envidiar que admirar, gastar que ahorrar, engordar que adelgazar, destruir que construir…bastante difícil nos lo puso el buen Dios con trampas y tentaciones desde el Paraíso hasta hoy, como para que además se nos incite al vicio, con la excusa de que somos libres. La presencia constante de máquinas tragaperras y la pasmosa familiaridad con la que nos movemos entre ellas a todas horas, todos los días, hace de nuestro ejercicio sano de libertad, una proeza no sucumbir ante ellas, en un marco del todo trucado y para el cual no está preparada ni vacunada para actuar en plenas facultades, pues la virtud que es posible practicar, no consiste en ser siempre virtuosos, sino en intentarlo, porque de conseguirlo, se trataría de santidad y todavía quedaría un resto para la angelidad, dado que somos humanos, lo normal, es que de nuestra afición y necesidad de jugar, de tanto incitársenos a echar monedas, acabemos adquiriendo una ludopatía que de ningún modo queríamos, y menos supimos anticipar, de modo que, nuestra libertad fue tratada como la peor de las esclavas haciéndola responsable de su propia calamidad, dirigida magistralmente en una pedagogía negra a manos de sus amos. Curiosamente, bajo este mismo marco legal que permite y ampara la canalla presencia pública de maquinas tragaperras que incitan al juego y generan ludopatía, la Policía no puede incitar al delito para detener a sospechosos de haberlos cometido con anterioridad; tampoco se permite la presencia de armas a la vista en locales públicos, ni el ejercicio de la prostitución, etc.
Y lo que son las cosas…juego en latín se dice “ludus” de donde proviene lúdico, ludotecas, y ludopatía. Casualidad, coincidencia, o serendipia lingüística, las máquinas tragaperras que podrían haberse llamado “cajas de la suerte” “fuentes de fortuna” o “Estrellas de felicidad” pero que han sido bautizadas coloquialmente como máquinas tragaperras, generan ludopatía, podían haber generado inflación, conjuntivitis, o gonorrea, pero generan ludopatía, y si aquellas máquinas que quitaban los puestos de trabajo en los inicios de la industrialización bajo unos gobiernos ajenos al sufrimiento del proletariado, provocaron la aparición del luddismo, es posible que en esta Era Postindustrial, estas otras máquinas que arrebatan su sueldo a los trabajadores bajo el amparo de gobiernos corruptos, resucite su filosofía más práctica y la emprenda a martillazos por no hallar mejor terapia de grupo.
Quienes acostumbramos a leer prensa extranjera para enterarnos de las cosas que ocurren aquí, estamos de enhorabuena con el reciente artículo firmado por Doña Consuelo Font “Un verano más sin verse las caras” en el que se ocupa, sin desperdicio, de lo mal que se llevan las Infantas Doña Elena y Doña Cristina con la Princesa Doña Letizia, por cuanto supone un sano ejercicio mediático indagar los entresijos de la Casa Real de forma profesional sin llegar a lo chabacano de inmiscuirse en la intimidad de las personas. La pieza, correcta en estilo, abiertamente da detalles de los distintos roces habidos entre cuñadas, presentándolos como base de dicho distanciamiento. Así, se hace eco de la negativa recibida por Doña Cristina de parte de Doña Letizia a su petición de que esta acogiera a sus suegros, los padres Don Iñaqui en su casa de Zarzuela la víspera del Bautizo de Doña Irene en el 2005, o el menosprecio reciente de no asistir a la Primera Comunión de Doña Victoria Federica, asuntos que por si solos son bastante feos, pero que, a mi modo de ver, no son el meollo de la cuestión que se le escapa a la intrépida autora.
En un esfuerzo por asomarse al problema del que esquiva ocuparse como merece, la periodista, al final de su artículo en un alarde de puedo y no quiero, apunta las posibles causas institucionales en la estrategia de la propia Casa Real de dar mayor relevancia a la pareja principesca en detrimento de las infantas caídas en desgracia, para consolidar el inminente relevo de la monarquía. Pero aquí estamos los demás, para añadir la reflexión que da sentido pleno a la información ofrecida en dicho texto.
Antes de continuar, deseo dejar claros a mis amigos lectores los puntos cardinales de mi posición en este texto, por si todavía alguno no los tuviera claros: Primero, soy firme partidario de la opción republicana, pero no por ello soy antimonárquico; la monarquía, como la esclavitud, fue en su época todo un avance humano, si hoy no la apoyo, es porque creo que mal que bien, la sociedad ha madurado para dotarse de representantes democráticamente elegidos, de igual modo que, los esclavos ahora cobran para malvivir. Segundo, soy rotundamente contrario a la discriminación de la mujer, por ende, de la Ley Sálica amparada por nuestra mierda de Constitución que no contenta con ser antidemocrática, es militarista, clasista, xenófoba, falsa y por lo que se ve, también misógina; Tercero, siempre me he declarado partidario de la Infanta Doña Elena, de su causa, me he pronunciado contra la injusticia cometida con ella y con sus descendientes, por quienes siento mucha lástima a la vez que profunda simpatía; Y cuarto, pese a mi tendencia a la teorización soy persona práctica, pactista, posibilista, partidaria del mal menor, que no tengo el menor escrúpulo en abandonar momentáneamente mis ideas, si al abrazar la causa contraria, contribuyo a su destrucción. Dicho lo cual, paso a explicar lo que a mi juicio, está sucediendo…
Digamos que, una cosa es saber intelectualmente lo que va a pasar y otra muy distinta, que eso pase. Desde que nacieron, las Infantas fueron educadas para aceptar con absoluta mansa sumisión, como corresponde a su condición inferior femenina, su posición secundaria en toda escena protocolaria pública mediática ceremonial, cosa que como dicen los constitucionalistas, el pueblo consagró democráticamente al refrendar la Carta Magna. Y la técnica funcionó, mientras estas dos Doñas fueron felices adolescentes, inocentes de la vida, que vivían como iguales entre los acogedores muros palaciegos; Mas, tan pronto como debieron abandonar el nido, padecieron sobre sus carnes las terribles diferencias a las que una despiadada costumbre dinástica de tomar solo en consideración a quien le está reservado el derecho de heredar el Trono, las condenaba de por vida, no sólo en asuntos de imagen, cargos de honor, posición en la foto, sino a algo tan aterrador como ver a tus hijos despojados de las mieles que tu misma gozaste durante la infancia, las cuales, ya jamás podrás disfrutar ni tu, ni tus descendientes, quienes se perderán por siempre en la bruma de los plebeyos, mientras contemplas como tu otrora igual, tu hermano, acapara todos los privilegios para si, garantizando a su estirpe todo aquello que a ti se te ha negado. Tan sombrío destino, no escapa si quiera a mentes borbonas que, aun incapaces para alumbrar a la humanidad ciencia o arte, han demostrado ser muy mañosos en la supervivencia política pese a sus múltiples desmanes, traiciones y cobardías; En consecuencia, huelga decir que, mi querida Infanta Doña Elena, ya le habrá dado algún que otro trote en su linda cabecita amazona, a la injusticia que para con ella y sus descendientes se ha cometido entonces, ahora y para la eternidad; Y si no a ella, seguro que a Froilán sí, que ya apuntó maneras durante aquel memorable bautizo…porque los niños pueden ser pequeños, pero intuyen mejor que nadie cuanto sucede y lo expresan a su manera.
Pues bien, anuncio al mundo que desde hoy, queda inaugurado el bando Froilanista cuyas filas paso a engrosar como su máximo representante, al que espero se sumen pronto todo género de intelectuales, artistas, deportistas, gente de la farándula, el circo, la ufología, y la masonería, con ánimo lúdico-festivo para reproducir cómicamente las añoradas disputas Carlistas, en esta ocasión en clave froilana. El motivo es evidente: el heredero al trono, no le corresponde a Don Felipe, sino a la primogénita Doña Elena, o en su defecto al primogénito de esta, Don Felipe Juan Froilán de Todos los Santos.
Para empezar, creo que todos estaremos de acuerdo en que la Constitución, en el capítulo dedicado a la Casa Real, es como mínimo anticonstitucional y no por un solo concepto, sino por varios, entre los que se haya la discriminación por motivo de sexo para acceder al trono. Hemos aquí que la sociedad española no puede, ni debe consentir que de continuar la monarquía entre nosotros, la Corona que actualmente reposa sobre las sienes de Don Juan Carlos, pase a manos de Don Felipe, pues no sólo supondría una afrenta a Doña Elena y su familia, también para todas las mujeres españolas por constitución, europeas por el Tratado de Roma, del mundo entero atendiendo a la declaración de los DDHH de la ONU y aún de los varones que estamos contra el maltrato animal… Únicamente en la Iglesia Católica semejante atropello podría encontrar cristiana comprensión, pero la misma que hallaron en su seno pío los criminales de Guerra, los dictadores sudamericanos, la mafia financiera del Banco Ambrosiano y los pedófilos. No hay argumento que sostenga la tremenda injusticia que en breve se va a cometer, ante la mirada de todos sin que nadie levante la voz al respecto, que digo yo, algo debería hacer la defensora del Pueblo, la Ministra de >Igualdad, los observadores de Amnistía Internacional y resto de organismos que se ocupan de estas cosas.
Pero supongamos que, escaldados de las guerras en las que esta Sagrada Familia nos ha metido desde que llegó al Trono, la gente no deseara más malos rollos y prefiriese dejar las cosas como están. ¡Vale! Hagamos una especie de Transición Sálica que salvaguardara los dos extremos de legitimidad, la Primogenitura y la masculinidad: Por una parte, conservaríamos de la Ley Sálica vigente que Elena no reine. De haber muerto Don Juan Carlos antes del nacimiento de Froilán, no habría otra alternativa que enfrentar la primogenitura de Doña Elena, a la legalidad que otorgaría el Trono a Don Felipe y no cabría otra lectura de la situación. Pero resulta que durante el reinado de Don Juan Carlos, Doña Elena fue más rápida que Don Felipe en gestar un Nieto Varón, de modo que, su Primogenitura, unida a haber dado un macho a la saga, le devuelve en cierto modo el derecho dinástico, si bien puenteado, en favor de su hijo Froilán. Esta lectura transicional de la Ley Sálica que les brindo, es el quebradero de cabeza de la Corona Borbona, que ve como de nuevo las jugarretas de las braguetas les pone en el centro de todas las miradas, cosa que se traduce en esos continuos roces, plantes y desplantes de los que ha comenzado a hablar la prensa autóctona del coto real, para marear la perdiz, pero de la que les mantendré al tanto con su correcta perspectiva.
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