Yo creo en Dios y más que en Dios, en la Iglesia para ser buen católico, porque en el Hombre es muy dificil tener la confianza que Rajoy exije constantemente a la feligresía. Y a pesar de esta declarada mia misantropía cuyas diotrías no se corrijen ni con gafas de culo de vaso ni con cirujía laser, me conduzco por la vida con la ingenuidad de un niño. Tanto es así, que con lo que desconfio de las encuestas, todavía me la metiron doblada con esas siglas NS/NC que significan “No sabe” barra separadora “No contesta” Me explico.
Cuando escuchamos esa coletilla de “No sabe” “No contesta” de seguido en la radio o la televisión cuantos no somos expertos en la materia, no percibimos con exactitud que son dos actitudes distintas en la encuesta contemplándolo acústicamente en su conjunto como una sola decisión juiciosa, prudente y hasta honesta, pues si no sabe, hace bien en no contestar, pensamos. ¡Pero pensamos mal! y efectivamente nos equivocamos por no pensar mal, mejor.
NS/NC nos indica que hay personas que responden abiertamente “no saber” y otras, que sencillamente no responden, pero no que “quienes no saben se abstienen de responder” que es lo que algunos nos llegamos a figurar, santificando así que las respuestas indistintamente de su sinceridad son ofrecidas por personas que SS/SC o sea, que “sí saben y sí contestan”. Pues bien, hete aquí que tras observar detenidamente las encuestas de opinión más populares de la EPA, CIS,y demás, yo creo que casi sucede lo contrario que NS/SC es decir “No sabe sí contesta” o lamentablemente SS/NC “Sí sabe, no contesta”.
En un país como este donde al preguntar por dónde está una calle las dos respuestas más al uso son la altamente sospechosa “No soy de aquí” que ya es casualidad que vayas a donde vayas la mayoría es de otro lado o la no menos turbadora respuesta resueltamente equivocada de parte de quien no desea defraudar tu capacidad de confiar en él, las encuestas de opinión son de todo menos fiables. Del cruce de las realidades entre saber y no saber, responder y no responder, nos salen las siguientes cuatro posibilidades ante una misma cuestación:
Si sabe-Sí contesta que a todas luces es lo ideal. ¿Pero cuanta gente sabe hoy en día de lo que habla? Lo normal es que la gente no sepa. Otra cosa es que crea saber. Pocas veces el encuestado que no sabe renuncia al placer de responder, pecadillo que no sólo le tienta al paleto de pueblo que tambien a eminencias en un campo determinado cuando se les pregunta sobre otro área que no es la suya, de ahí mi admiración por Don Camilo quien tras recibir el galardón del Nobel se interesaron por su opinión sobre el conflicto árabe-israelí a lo que contestó que “su literatura deja mucho que desear en los medios por reiterativa y previsible”. Pero las encuestas de Sí sabe-Si contesta cuando las hay, son excelentes, claro que se les llama informes confidenciales y raramente llegan anosotros por el Tontodiario.
No sabe-No contesta, no es lo deseable por cuanto el interrogador ha perdido tiempo y energía en formular la pregunta sin obtener fruto de su trabajo. Más mejor de vacio que mal informado. Siendo la actitud del cuestionado motivo de elogio, pues si no sabe, hace bien en callarse y evitar daños colaterales de su improvisada opinión. Por ejemplo, los deportistas y artistas que ofrecen su imagen y su voz para publicitar marcas asesinas como la Shell o BP, productos de dudosa reputación como Mc Donals, Nike, etc, dberian tener cargo de conciencia por inducir a error y engaño a miles de sus seguidores que confian en su capacidad para discernir el bien del mal sin tomarse ellos mismos la molestia de informarse por su cuenta.
Sí sabe- No contesta, actitud nada deseable que dependiendo del motivo pudiera tipificarse como delito por omisión al auxilio o ser contemplada con empática tristeza cuando se trata de personas que de decir la verdad corren peligro como sucede bajo las dictaduras de izquierda – remarco lo de izquierda porque su buena intención les hace pasar desapercibidas como tales. Porque hay gente que ¡sí sabe! y mucho, pero se lo callan porque ganan con su callar. Es el caso de la mayor parte de calumnistas, articuladores, tertulianos…calladores profesionales a sueldo que callan más que los peces en el rio para poder comer de la publicidad que pagan sus amos indirectos, la Coca Cola, la Mercedes, la Bayer o cualquier banco.
Y por último tenemos el temido No sabe-Si contesta que es el más habitual en las encuestas que nos transmiten los medios de manipulación para que continuemos sin saber pero opinando necedades, verbigracia “Mourinho es un mal tipo y Guardiola una maravilla de persona”.
Categoría: Comunicación
Madrid bien vale una disculpa
Cuando su ancestro, Enrique de Borbón, contumaz Protestante, siendo todavía Enrique III de Navarra, aceptó acatar conditio sine qua non, impuesta para acceder al Trono de Francia de abjurar de su Fe acudiendo a una solemne misa católica profiriendo aquello de “París bien vale una misa” cual Galileo musitando por lo bajinis “ Y sin embargo se mueve” allanó lo suyo el camino al pragmatismo de William James y ¡cómo no! Hizo más llevadero el vergonzoso trance que para cualquiera supone reconocer en público las faltas públicas, tanto más aún, cuando la petición de disculpas proviene de todo un Rey acostumbrado a hacer lo que le da la Real Gana.
Sea entonces, que “si París bien vale una misa, Madrid merece pedir perdón”, habrá pensado para sí estos días un hombre convaleciente pillado in fraganti. De modo que, en cuanto los médicos le han dado el alta de su intervención de cadera necesaria por el percance sufrido durante su Safari por Botswana cazando Elefantes, escopeta en mano al más puro estilo de su pariente Carlos III, con semblante apesadumbrado y tono compungido como un niño arrepentidillo de una travesura, nos ha regado los oídos con la siguiente inédita disculpa “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir». Que seguramente habrá conmovido todos los corazoncitos plebeyos como el de Rubalcaba y lacayos como el de Rajoy, aún el de los ingenuos súbditos que no entienden la frase en lo que el lingüista Chomsky designaría como estructura profunda. Pero aquí estamos para ayudarles a ustedes a comprender el mensaje reptiliano proferido por este digno ejemplar de la especie Borbonus Borbonus.
Lo primero que hemos de aceptar, es que pese a dirigirse a las cámaras y micrófonos, su petición de disculpas no va dirigida a nosotros la ciudadanía, sino a su familia, muy enfadada con él por dejarse cazar, lloviendo sobre mojado, de ahí lo que ha tardado Doña Sofía en visitarle en el hospital y lo breve de su visita, lo justo para tirarle de las orejas por poner en riesgo el futuro de su hijo; Lo segundo es advertir la ambigüedad de “Lo siento mucho” ¿Se refiere al dolor de la cadera que se pasa con aspirinas? o ¿A algún tipo especial de remordimiento para con el desprestigio ocasionado a la Institución monárquica precisamente el 14 de Abril? Lo tercero, no deja muy claro en qué se ha equivocado? ¿Se ha equivocado en irse de viaje cuando la Nación lo pasa mal? ¿Por cazar a un pobre elefante? ¿Por romperse la cadera y coger de nuevo la baja? Como nada de ello es motivo de arrepentimiento para alguien que la mayor parte del tiempo lo pasa fuera de España y no en la Zarzuela como el Tontodiario nos quiere hacer creer – fíjense que cada vez que ocurre un imprevisto, tanto él como Sofía aparecen en lugares bien lejanos de nuestra geografía – cuya afición desde antes de nacer es la Caza Mayor y las enfermedades y accidentes no son atribuibles ya a la cólera de Dios para castigar el mal de los individuos…lo suyo, es colegir que la equivocación a la que se refiere, tiene que ver con precisamente no haber tomado las debidas precauciones para evitar que la plebe se entere del ambiente ejemplar en el que Urdangarín se ha debido desenvolver desde que se casara con Doña Cristina.
Y por último, lo de “No volverá a ocurrir” es como lo del “Prometer prometer” porque esto que en los medios de comunicación aparece como excepcional, ha sido la norma. Y ya sabemos que el hombre, es un animal de costumbres, más que campechanas, asilvestradas y hasta salvajes. En consecuencia, más que un propósito de enmienda, es toda una declaración de intenciones que puede tomarse como amenaza en su vertiente negativa o si se prefiere como agonal reto hacia los medios de comunicación cuyo sentido bien puede traducirse por” Nunca más me vais a cazar”.
Pues bien, con todo, este impenitente republicano sabe apreciar el gesto en lo que vale, en este Reino del “Todo vale” donde rara vez algún representante democrático se digna a pedir disculpas ni en su nombre, ni como al escondite “Por sus compañeros”, de modo que pese a las interpretaciones hermeneutas aquí arrojadas, Don Juan Carlos, al menos ante mi, ha mejorado su imagen.
Sociedad Icónica
Por culpa de esa mentalidad optimista que promete el Cielo en Religión, un Estado justo y perfecto en Política, una nueva experiencia en el Arte, desarrollo continuo en la Ciencia, por no citar al mal entendido Darwinismo y su “Teoría de la Evolución” que de evolución tiene tanto cuanto la “Teoría de Relatividad” tiene de relatividad y que sólo el Happy End Hollywoodiense es capaz de garantizar en el cine, hemos llegado a creer que mientras se arranquen hojas al calendario, todo va bien, haciendo oídos sordos al aforismo ¡Todo tiempo pasado fue mejor! pues está de moda atribuir al futuro todas cuantas virtudes antes se proyectaban hacia atrás, postura mucho más lógica desde una perspectiva temporal, pues como en la vida misma, el futuro es sinónimo de muerte mientras al comienzo de nuestros días despertamos a la Existencia, aunque bien es verdad que no desde la concepción de la filogénesis que atribuye a la especie caminar por una dorada vía ascendente hacia su sublimación.
Y mira que la Historia nos advierte de procesos de involución, aunque sea muy discutible el adjetivo para designar la caída del Imperio Romano y la entrada en la Edad Media. Empero, sí hemos de reconocer que estos recorridos inversos en la singladura de la civilización se han dado, verbigracia, la pérdida de la escritura de todo un pueblo como el cretense, o el casi por entero olvido del conocimiento recogido en los jeroglíficos egipcios por mucho empeño que los sacerdotes de los templos pusieran para conservarlos después de pasados 3.000 años.
Estos retrocesos de la humanidad o parte de ella, siempre me habían llamado la atención originando cierto desasosiego intelectual, pues hijo de mi tiempo, no podía concebir de qué manera toda una sociedad podía perder bienes tan preciados y útiles para su subsistencia. Sólo cataclismos como el acontecido en la Atlántida con cuyo relato Platón buscaba advertir de este particular, o accidentes como la quema de la Biblioteca de Alejandría, daban respuesta al interrogante, sin percatarme de que cuanto pasados los siglos observamos como un fin repentino, fue en verdad un desenvolvimiento de pequeños cambios, apenas notados por quienes los vivieron cuando acontecieron.
Alfred Loisy advirtió, no sin razón y cierta guasa que “Jesús anunció el Reino de Dios pero lo que llegó fue la Iglesia” Pues bien, algo parecido nos ha sucedido a nosotros durante la presente generación, a saber, que se nos hablaba de continuo de la llegada de la Sociedad de la Información, de la Sociedad de la Comunicación, de la Sociedad del Conocimiento…y a lo que verdaderamente estamos asistiendo, es a la Sociedad del Espectáculo, del escaparate y pasarela, la Sociedad de la Imagen y hemos llegado ya a la Sociedad del Icono que creo es el punto de inflexión para retroceder de nuevo al analfabetismo general.
Se suponía que la Sociedad de la Información trataba de una mayor y más fluida accesibilidad de la ciudadanía al caudal de datos relevantes para la supervivencia del individuo y de la comunidad en la que vive; Que la Sociedad de la Comunicación estrechamente relacionada con la anterior versaba sobre una forma de articular a las gentes en torno al poliglotismo, la habilidad para manejarse en distintos registros idiomáticos, aumentar la capacidad de empatía entre los interlocutores, etc. Sin embargo, ello se ha traducido en una Sociedad de los Medios que atiborran de noticias carentes de interés más allá del morbo y el entretenimiento a su audiencia que cuando no está aturdida por el secuestro de un niño en Oklahoma, anda entretenida chateando en un foro, o compartiendo fotos en las redes sociales; Todos esperábamos que la Sociedad del Conocimiento consistiera en que la educación hubiera alcanzado tal cota entre nosotros, que este, el conocimiento, fuera lo más apreciado entre la gente, la cual sabría aplicarlo en asuntos prácticos para ayudarse a evitar en lo posible el trabajo y aumentar su desarrollo integral como persona en el ámbito familiar y social, mas el saber al que se le ha dejado acceder a la mayoría mayoritaria, ha sido aquel que hace de la realidad un espectáculo, o sea, un Reality Show que suscita la curiosidad de querer saber, mas de modo cotilla, sin esfuerzo, picoteando, una línea aquí, un renglón allá, que le forme para convertirse en todo un campeón del juego ratonil de los quesos. Pero nada más ¡que le raya! Todo lo cual, nos ha envuelto en la Sociedad del Espectáculo ya denunciada por Guy Debord, donde las personas se comportan como maniquíes en un escaparate, unos por puro narcisismo encantados de que les contemplen, otros porque no les queda otra que ejercer como tales para disfrute de la clase pudiente como ocurre en las pasarelas de moda donde se diferencia bien la señora que es rica, de la que está rica; Muy de la mano, o mejor dicho, de la vista nos ha tocado asistir a la Sociedad de la Imagen, donde rigen los patrones de belleza, moda, estilo de vida, marca de calzoncillos que hemos de llevar y la tableta de chocolate que algunos hace tiempo hemos escondido entre pan y pan bajo varios bollos de mantequilla, configuración idealizada que como nunca tiraniza la realidad real con la que entra en conflicto mil veces más virulentamente que aquellas novelas rosa con las que se distraían nuestras abuelas. Pero el daño que todo esto pueda ocasionarnos como comunidad humana mientras no nos acostumbremos a las nuevas formas de vida con las que nos hemos dotado, es comparable con el riesgo que para nuestro desarrollo supone continuar por la senda de la galopante iconización a la que estamos asistiendo en todos los órdenes de la Existencia cotidiana y que nos dirige al último estadio de la deriva: a la Sociedad del Icono.
Si nunca han faltado pensadores que han relacionado la práctica religiosa con el mantenimiento del orden público, tampoco faltan quienes unen una buena educación con la innecesaria presencia policial para mantenerlo. Algo semejante podría deducirse respecto a la capacidad simbólica y representativa global de una determinada población, que cuanto más educada esté, menor será la necesidad de que todo se le advierta por iconos. Y que cuanto mayor sea su capacidad simbólica-comunicativa, menor será su necesidad de andarse con dibujitos para los que ya tiene conceptos y significados debidamente articulados.
En estos tiempos en los que los niños se educan solos frente al televisor – está claro que mientras sus dos esclavos padres cumplen con la condena de trabajos forzados no pueden hacerlo y en clase, un profesorado carente de vocación que accede a la nómina vía oposición tampoco es su cometido estipulado en el convenio docente firmado por el Misterio de Educación – evidentemente alguien les tiene que decir esas cosas que se aprendían desde crio como “Cede el sitio a una persona mayor” “No pongas los pies en el asiento de enfrente que luego alguien se tendrá que sentar” “No tires la lata al suelo” “Agárrate si no quieres caerte” “Esto es una escalera” que ahora en cambio es preciso señalar con dibujitos en los autobuses donde dentro de poco habrá tantos iconos que necesitaré todo el viaje para descifrarlos.
La moda de las imágenes en lugares públicos viene de antiguo, sin ir más lejos el Código de circulación. Pero hemos llegado a tal extremo, que más que ayudar pueden generar confusión como ese asiento en el que hay dibujada una embarazada ¿Qué significa? ¿Qué al sentarse ahí te quedas embarazada? ¿Qué es un asiento para señoras gordas? Dentro de poco, la gente con prisa, saldrá corriendo por la puerta de emergencia, pondrá una X con espray en el lomo de su perro para entrar en bares y restaurantes, se parará ante las puertas que deba empujar o saludará al vestíbulo, etc.
Yo no sé donde vamos a llegar con los iconos en los espacios públicos o con los emoticonos en las conversaciones de internet. Pero el éxito de las imágenes insertas en los paquetes de cigarrillos para desalentar el consumo de tabaco, me hace sospechar que la técnica va a multiplicarse y en breve veremos hojas de la declaración de Hacienda con una estampa de un calabozo sin necesidad de lema de cuatro palabras – el máximo que un analfabeto funcional puede retener como bien saben los publicistas – De lo que estoy seguro, es que por aquí vamos bien para dejar de leer y escribir, el mejor modo de mantener a la población sin capacidad de reacción y aún sin ganas de reaccionar, salvo para obedecer los estímulos visuales que le rodean.
Porque nos horrorizamos de los típicos carteles con las efigies de los dictadores socialistas que presiden desde lo alto todos los ángulos de los principales espacios públicos en sus países, pero bastaría ponerse a contar los letreros de Coca Cola que inundan nuestras calles para tomar conciencia que estamos viendo la paja en el ojo ajeno y plantearnos seriamente una acometida iconoclasta como la que en su día se emprendiera bajo los auspicios del Emperador Bizantino León III, sólo que en esta ocasión, los Santos y las Vírgenes, lo son todavía menos.
De la media y la otra media
Me llega el dato de que durante el pasado 2011 la ciudadanía ha visto más tele que nunca, concretamente unas cuatro horas diarias de media. Hechos los cálculos, viene a ser más tiempo que el dedicado de media a las vacaciones, exactamente dos meses.
Sorprendido por esta cifra media, pronto advertí la feliz coincidencia para un hombre de letras que el lapso que pasamos frente a la caja tonta, es justo la mitad del dedicado de media a dormir, o sea, ocho horas, por lo que sin necesidad de realizar más cuentas, sabemos que al sueño reparador le entregamos nada menos que cuatro meses del año. ¡Sin contar la siesta!
Nunca la expresión “Tempus fugit” me había calado tan hondo. Inquieto por averiguar en qué se nos va la vida media, me puse a contabilizar el tiempo medio de cuantas actividades o tareas cotidianas concurren en nuestra existencia, no media, sino entera. De este modo computé para la nutrición de entrada y salida, como mínimo un mes de media, se esté o no a régimen; En viajes interurbanos de media, se esfuma como mínimo otro mes, entre atascos y esperas. A ir de compras para levantar el país es fácil que se vaya otro mes de media con las rebajas, las ofertas y las liquidaciones constantes…Pero con tanta engañosa media, no me salen las cuentas para el ciudadano medio.
Es cierto que hay más de cinco millones de votontos que seguramente suben la Renta per Cápita de todos estos conceptos. Sin embargo, cuando se trata de contabilizar las horas trabajadas, nunca se hacen promedios, ni medias de este tipo para que se respeten en los convenios, de modo que, hay gente que no tiene tiempo, como se dice vulgarmente, ni para cagar la mierda media, mientras otros no tienen ni con qué limpiarse el culo de media.
Escuchando estas recurrentes encuestas, la pobre gente, esa que seguramente se pasa el día viendo la tele por no tener ni para salir en autobús, esa que duerme hasta la una del medio día por haber perdido toda esperanza de tener motivos para despertarse, esa gente, precisamente esa, llega a pensar que gana el sueldo medio anual de 22.500 euros, que tiene casa en propiedad de unos 90 metros cuadrados, que cada miembro de su familia se ha gastado sin comerlo ni beberlo literalmente durante la Navidad nada menos que 550 euros, que sale y vuelve de puente sin darse cuenta, que se va a esquiar…por decirlo de algún modo, que vive muy bien, comparado con Corea del Norte. Por eso triunfan programas como ¿Quién vive ahí? Sin embargo, la maniobra manipulativa, parece inocua para cuantos saben de qué va la historia, pues no les disgusta en absoluto que la media les mengüe sobre el papel sus ingresos, ni que les reduzca el terreno de su chalet en grandes titulares, ni los euros dedicados al ocio, las vacaciones, la educación de los hijos, etc. Casi puede decirse que les agrada escucharlo a menudo en el Tontodiario.
Por consiguiente, leyendo entre medias estas encuestas mentirosas, se deduce que, por una parte hay demasiada gente que dedica más de ocho horas al día a trabajar, sin contar desplazamientos, pues hay también demasiada gente sin hacer nada encerrada en sus casas; Segundo que del antagonismo en el cómputo temporal, no se desprende igual diferencia entre sus ingresos, pues generalmente, cuanto más se trabaja, más bajo es el salario percibido y en consecuencia debe haber otra masa ingente de ingresos, acumulada en muy pocas manos. Y tercero, las necesidades humanas, aunque en principio responden a biorritmos similares, se puede mantener científicamente que la media de los ciudadanos satisface sus necesidades vitales medias con mayor premura y menor coste energético que la otra no media.
¿Dónde hay que apuntarse?
Los medios de comunicación, se esmeran en atiborrarnos de noticias al objeto de embotarnos la mente haciéndola impermeable al posterior paso de la verdadera información. Así, durante estas fechas, entre la lotería de Navidad, la toma de posesión de Rajoy, los tejemanejes del precongreso socialista y la muerte de Kin Jong Il, nos pasan desapercibidos esos 500.000 millones de euros entregados de nuevo a los bancos europeos por el BCE al 1% con la excusa de imprimir liquidez al sistema financiero, se supone, que con la idea, ya demostrada ingenua, de que dicho ingente caudal monetario, sea encauzado por las distintas entidades en forma de créditos a las empresas y para el consumo familiar, cuando todos sabemos que lo van a utilizar para tapar agujeros contables, anunciar a comienzos de año el balance positivo, reparto de dividendos entre sus accionistas y si les queda algo, es posible que lo inviertan en deuda pública que se paga entre el 5% y el 8% de interés.
Mientras los periodistas, nos hacen el favor de llevar la contabilidad de los muertos en carretera, de las mujeres asesinadas a manos de sus parejas, de los ahogados en las playas durante el verano, de las hectáreas calcinadas por el fuego y del continuo alza del precio del barril de petróleo, sucede que la justicia se arrastra y la corrupción vuela, de modo que, para cuando se termina de instruir un sumario si es que se instruye, de juzgar el caso si es que se juzga, de probarse los hechos si es que se prueban, de emitirse una sentencia si es que se emite, de cumplirse una condena si es que se cumple, porque de por medio están los recursos, contrarrecursos y cuantos mecanismos procedan para garantizar el denominado Estado de Derecho del presunto inocente, resulta que al final, si es que hay un final, bien el delito ha prescrito, bien el corrupto es indultado si por un defecto de forma, no ha sido absuelto. No obstante, en ocasiones acontece que para dar la sensación de que la Ley es igual para todos, se toma a dos o tres al azar y se les aplica la paradójica pena de inhabilitación – quizá por haberse dejado pillar – o ya puestos, a pasar unos añitos a la sombra. En cualquier caso, el dinero nunca aparece ni nadie se hace responsable subsidiario. Lo que no es óbice, para que desde las más altas instancias se apele a la responsabilidad del cargo y a la ejemplaridad institucional, pronunciamiento rabiosamente aplaudido con la misma sinceridad con la que el pueblo de Israel se rasga las vestiduras al escuchar la palabra de Iahvé apelando a su moralidad.
Pues bien, yo también quiero que se me informe de una vez, de dónde he de apuntarme, sea para recibir, no sé…pongamos para no abusar, cien mil euros, al 1% de interés para poder con ellos comprar deuda pública española al 7% y así tener un aguinaldo anual de 6.000 euros y un resto para devolver los intereses a la Patria, sin necesidad de acudir a Cofidis teniendo que poner cara de moroso agradecido; Yo también quiero que me informen bien de la ley por si me sale más a cuenta ser corrupto que honrado en nuestra sociedad, porque a decir verdad, no me importaría nada pasar cuatro años en la cárcel mientras estudio la carrera de historia en la UNED si a cambio me puedo quedar con, por ejemplo, sin ser avaricioso, un millón de euros, y de paso, a mi salida del trullo publicar mis memorias bajo los sugerentes títulos “Cómo triunfar en el verdadero Estado de Derecho” y “Cómo disfrutar del auténtico Estado de Bienestar” que a buen seguro, se convertirán en todo un éxito editorial.
Y ahora que lo pienso…¿no podría informar la prensa sobre los mecanismos para evadir ese supuesto millón de euros a un Paraíso Fiscal para desde allí, adquirir deuda española con el mismo dinero sustraído de las Arcas Públicas, mientras me gano el sueldo de 70.000 euros anuales entre rejas, computando para el paro?