Por un reparto del trabajo político

La joven formación Podemos con sus jóvenes dirigentes inexpertos en el arte de la gestión, han conseguido en unos meses sin apenas infraestructura, sin sedes oficiales, sin despachos en las instituciones, sin cuadros intermedios, sin subvenciones…lo que en años otras formaciones históricas como las nacionalistas o IU y algunas de reciente constitución como UPyD han intentado sin resultados positivos, entiéndase, canalizar el descontento civil para hacer otra política, a caso, porque sus formas trajeadas, su leguaje alambicado, su acomodo en las dádivas oficiales, les haya invalidado como alternativa a ojos de los votantes, siendo hoy el día en que asisten como convidados de piedra a la oportunidad que durante legislaturas esperaban, viendo como recienllegados oportunistas, indocumentados paracaidistas y perroflautas asociados, recogen su cosecha sin más esfuerzo que lucir una coleta y hablar claro a la gente que para algo sirven los doctorados en ciencia política. La cuestión que se nos plantea entonces es ¿Qué hacemos ahora con estas formaciones históricas preparadas para tomar el relevo del gobierno, con programas definidos, personas duchas en la gestión pública, con pasado conocido y que por inteligencia o falta de oportunidad apenas están implicados en casos de corrupción?

Con toda humildad, dirijo esta reflexión a los militantes, simpatizantes y votantes de estas formaciones honestas animándoles a perseverar en su quehacer, pues Podemos, está cumpliendo con su papel de jugar la última baza que le resta a la Democracia para apaciguar a los desesperados de la sociedad, antes de que comprendan que el conocido “Sistema de dos tercios” ya no cuenta con ellos, ni con sus hijos, ni con los hijos de sus hijos. Como se ha apuntado, Podemos ha sabido recoger toda la frustración acumulada del pueril planteamiento intelectual decimonónico de la Izquierda y la Derecha, reubicándola en un esquema todavía más sencillo de entender para las masas, el nacido durante el Paleolítico de “Arriba y Abajo”; pero, no se ha quedado ahí. Su discurso directo, ha logrado incluso arrastrar hasta las urnas a acérrimos abstencionistas que han visto una posibilidad real de venganza contra los enemigos del pueblo, los traidores a la Patria y los auténticos Antisitema, cuales son, los actuales criminales del gobierno y el Partido de la Colaboración. Pero, Podemos, pese al enorme triunfo cosechado en este sentido, todavía no ha logrado convencer a la base social que ampara al bipartidismo del PPSOE empeñada en votarles municipales tras municipales, autonómicas tras autonómicas, estatales tras estatales, europeas tras europeas ¡Y por que no hay más! hasta que lo hagan bien o se muestren gente digna de confianza. Queda pues, mucho trabajo por delante a fuerzas políticas tradicionales como IU, UPyD o Nacionalistas, que harían muy mal en sucumbir en el desánimo dejando que todo el trabajo lo haga Podemos.

Se impone así un calculado reparto del trabajo político donde IU, UPyD y los distintos partidos Nacionalistas se presenten de una vez como alternativa a ese suelo social del bipartidismo que aún le otorga el 50% de las papeletas. Si en circunstancias tan favorables para acometer con éxito la empresa como la presente, son incapaces de atraer a parte de ese potencial electorado que vota sin pena ni gloria al PPSOE, es que entonces, su presencia en las instituciones es folklórica, lúdica, dramática, deportiva, estética, de todo, menos política.

A nada que estas formaciones decentes consigan, cada una por su parte, atraer aunque sólo sea temporalmente a un pequeño porcentaje de ese estable Absolutismo bipartidista, sumado a la irrupción de Podemos, es posible que entonces sí, estemos en condiciones de darle la vuelta a la tortilla y haya servido para algo estar tantos años clamando en el desierto viendo como el diablo se transformaba ora en gaviota ora en rosa sin disimulo alguno. De lo contrario, auguro a todos un futuro criminal como nunca antes lo hemos experimentado, pues si en este ¡Ahora o nunca! No sale ¡Ahora! Los gobernantes entenderán que ha llegado el momento de culminar y acelerar su plan criminal de actuación, hasta la fecha frenado por miedo a una predecible reacción que no llega nunca.

Mayoría absoluta del bipartidismo

Algunos analistas muestran su estupor ante el curioso fenómeno electoral denominado fuera de nuestras fronteras “Síndrome español” consistente en que los casos de corrupción, cuya mera sospecha en cualquier otra democracia comportaría ¡ipso facto! el cese o la dimisión del cargo del político implicado y un castigo directo en las urnas para su partido, aquí no sólo no afecta para nada la intención del voto de los electores, antes bien, parece reforzar en su puesto a los implicados, así como aumentar el apoyo de las formaciones cómplices que les encubren, proceso que evidentemente tiene un límite, más nunca debido al hartazgo o deseo de justicia, cuanto a la secuencia matemática de los ciclos, siendo así que, únicamente cuando el punto álgido de la corrupción política coincide con el valle de la crisis económica, la ciudadanía, muy a regañadientes, contraría su más primario instinto de supervivencia, a fin de ser capaz de escoger representantes decentes para que les gobierne, al menos durante un lapso prudente que permita a todos reubicarse en la nueva circunstancia, hasta que todo vuelva a la normalidad.

A causa de ello, no son pocos los autores que en sus artículos y ensayos destilan comentarios despectivos sobre el alma española tildándola de indolente, cobarde, servil, decadente, reaccionaria…cuando a lo mejor, lo que es, sabia, sabiduría colectiva que escapa a la mirada histórica superficial que narra cómo durante el XIX la población empecinada rechazó la libertad traída por las bayonetas napoleónicas para echarse en brazos de la tiranía borbónica de Fernando VII hasta el extremo de hacerle pasar a la posteridad como “El deseado”, porque, ayudando la sangre a que entre la letra, la mayor lección que las gentes de España han aprendido de su historia, es que, si en ningún tiempo y lugar sale gratis enfrentarse a nuestros enemigos naturales, cuales son, los gobernantes, en nuestro caso, ¡menos todavía! porque los especímenes que nos ha tocado en suerte torear, son de la peor catadura criminal que quepa imaginar: falsos, mentirosos, insultantes, soberbios, ruines, rencorosos, vengativos, sanguinarios, sin escrúpulos, sádicos…siendo entonces la corrupción la más amable de sus virtudes y la menor de nuestras preocupaciones.

Así, si la ciudadanía española en su noble inteligencia, no tiene problemas en rascarse el bolsillo de continuo para pagar el tributo en forma de impuestos directos, indirectos y diferidos – entiéndase deuda pública – que le impone la élite dirigente extractora criminal (EDEC) a cambio de su precaria seguridad, en qué mente cabe no habría de entregarle su voto y confianza cada cuatro años en forma de papeleta dentro de una urna, cuyo valor, independientemente del resultado no es otro que el consabido paz a cambio de riqueza, tácito pacto entre EDEC y los indefensos ciudadanos que nada tiene que envidiar al ofrecido durante los locos años veinte del pasado siglo por los sindicatos a transportistas hosteleros y comerciantes de Chicago.

En consecuencia, nada hay de extraño en los datos ofrecidos por la encuesta del CIS cuya cocina muy criticada, a mi parecer, se ha quedado corta para traducir la intención de voto en voto real. Según su estimación, PP y PSOE yendo por separado, que es como concurren a las elecciones, obtendrían 27,5% y 23,9% respectivamente, cosa que muchos han interpretado miopemente como la debacle del Bipartidismo, cuando sumados los datos, resulta que el PPSOE, pese a todos los escándalos, a los reiterados incumplimientos, a sus constantes fraudes, a los casos de corrupción, etc, vuelven a revalidar una holgada mayoría absoluta porcentual, que sin contar el amplísimo voto oculto que se baraja, es mucho más amplia traducida en escaños.

Es verdad que la disolución del PSOE está a la vuelta de la esquina, muestra de ello es que ratas mediáticas como ramoncillos o raholitas han empezado a abandonar el barco; empero, sinceramente creo que, al sistema le queda un último acto final, a saber: la coalición durante toda la próxima legislatura del PP y PSOE. Y creedme, posiblemente, el pueblo la apoye con entusiasmo, porque de lo contrario, los muy canallas amenazan con tomar represalias en forma de desabastecimiento empresarial, fuga de capitales y enorme presión de potencias extranjeras. ¡Matémosles!

¡Seguro! ¡Seguro!

El pasado Lunes, durante uno de esos actos públicos en los que a la velocidad del rayo se prodiga por la piel de toro, el lider pesoista Pedro Sánchez, se presentó como una opción segura ante la incertidumbre económica representada por el Gobierno de Rajoy y el desasosiego que provoca la incógnita política de nuevas formaciones que amenazan en el horizonte electoral; dicho con sus propias palabras: “Frente a la política de la resignación de unos (PP) y a la política de tabla rasa de otros (Podemos), los socialistas, proponemos un cambio seguro. (…) Fuimos, somos y volveremos a ser el gran partido del cambio. Estoy seguro”.

Pedro Sánchez, enfatizó varias veces de gesto y de palabra la voz “seguro” tanto cuanto Rajoy hablaba de “confianza”. Pero basta verle a él y a quienes le rodearon en dicho acto ( Zapatero, Tomás Gómez, Carmen Chacón, Conde Pumpido…) para sospechar que tras su discurso lo único que hay ¡seguro! ¡seguro! es más de lo mismo como demostró nada más ganar las primarias cuando le faltó tiempo para decir lo contrario de lo mantenido durante la campaña. De no ser que a la palabra “Seguro” le demos la entonación adecuada colocándola al final de cada una de sus promesas, propuestas y afirmaciones como me dispongo a hacer a continuación:
El actual Secretario General del PSOE, declaró que el cambio a operar por su formación en España, será desde la izquierda con iniciativas audaces, rigurosas y sensatas. ¡Seguro! Es más, se comprometió en luchar de forma implacable contra la corrupción para evitar que aparezca, y sancionarla con dureza cuando esto ocurra. ¡Seguro! ¡Vamos! no me cabe duda. En esta línea de pronunciamientos, Pedro Sánchez, anunció varias medidas encaminadas a combatir la corrupción como el endurecimiento del régimen de incompatibilidades, la reforma de la ley de contratación pública, el agravamiento de las penas para los casos de corrupción y que los responsables respondan con su patrimonio. ¡Seguro! Seguro que lo hará. Entusiasmado por el discurso que pronunciaba, llegó a exclamar: hemos de restringir las donaciones a las formaciones políticas, emprender la descolonización por los partidos de las instituciones y sustituir la afinidad y la dependencia, por el mérito, la capacidad y la independencia de criterio. ¡Seguro! ¡Segurísimo!
Respecto al reordenamiento jurídico del Estado, el líder de la Colaboración sostuvo que “Defender la Constitución hoy, es defender su reforma. Actualizarla es la mejor manera de preservarla”. Es su deseo incorporar a la Constitución mecanismos que garanticen el Estado de Bienestar – Esto es segurísimo – y la protección de Derechos – esto es superseguro -, y por otro lado, reformar la estructura territorial del Estado en un sentido federal. La dirección federal que propugna el PSOE busca además, una clarificación de las competencias, dotar de recursos suficientes a las autonomías para el desempeño de sus funciones, convertir el Senado en una auténtica Cámara territorial y reconocer los hechos diferenciales. «Se trata de conjugar igualdad y legítimas diferencias. El derecho a la diferencia no se puede traducir en diferencia de derechos”. Y esto si que es ¡Seguro! ¡Seguro! de verdad, porque es lo que los pesoistas siempre han defendido y nunca han puesto en práctica.
Respecto a los problemas sociales por los que están atravesando los ciudadanos trabajadores pagadores de impuestos, no dejó escapar la oportunidad de dejar caer que “esta realidad puede cambiarse a través de medidas como un rescate financiero a familias y autónomos en situación límite” dando a entender que él mismo se ocupará de ello, cosa de la que estoy muy, pero que muy seguro.
Y ya, embriagado de si mismo, en un frenesí mental, confesó su más íntimo deseo “Mi proyecto para España es el de la economía del talento y el mérito; una economía sin privilegios, sin posiciones blindadas, sin más barreras que la capacidad y el esfuerzo”. Por supuesto, a esto debemos decir: ¡Seguro! ¡Seguro que sí!

PPSOE: Coalición de derecho

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La coalición de hecho entre las dos bandas políticas mayoritarias PP y PSOE, tiene sobrados motivos ideológico-prácticos para presentarse en las próximas elecciones, sean estas municipales, autonómicas o nacionales, en coalición de pleno derecho, ante la ciudadanía, su militancia, sus simpatizantes y potencial electorado, pues a día de hoy, quién más quien menos, aceptamos que en líneas generales entre ambas organizaciones, son más las semejanzas que las diferencias; lo que les une que lo que les separa; lo que comparten que lo que se disputan…aunque sobre esto último podría discutirse todo un curso de semiótica aplicada, por motivos de redundancia.

 

Porque, va siendo hora de reconocer que, más allá de las siglas, PP y PSOE, son dos caras, muy caras, y bien que caras, de una misma moneada. ¿De qué moneda se trata? Se preguntarán ustedes. De la moneda con que se paga la vida pública de la Democracia. Las dos bandas son partidos con vocación de gobierno; ambas organizaciones aceptan el statu quo, sea cual sea este; ambas organizaciones están a a favor del libre mercado criminal, del libre despido criminal, de la privatización criminal de los servicios públicos sanitarios, educativos y de transportes, de los recortes, de la congelación salarial a los funcionarios; los dos partidos están a favor del aborto, si bien es cierto que de abortos distintos, las dos estructuras son partidarias de salvaguardar los intereses de la banca especulativa en detrimento de los derechos de la ciudadanía trabajadora, sus cuadros dirigentes emplean la puerta giratoria no tanto para reforzar a la clase dirigente del país cuanto para canalizar el soborno de las grandes empresas a sus bolsillos, ambas bandas lacrimales obtinen muy oscura financiación en forma de donativos anónimos, son objeto de créditos blandos, privilegios fiscales…en ambas formaciones las Señorías reciben un trato preferente que nada tiene que ver con el dispensado a los preferentistas en cuanto a sueldo, jubilación, pensiones, subvenciones, dietas, sobresueldos, tarjetas, gastos de representación…las dos entidades PP y PSOE desde el inicio han amparado a sus militantes corruptos, han orquestado desde la dirección tramas financieras para el saqueo organizado de España, han permitido toda clase de chanchullos escudándose en la presunción de inocencia mientras no haya una sentencia firme, porque saben muy bien que como sentenciara Cervantes “aquí la falsedad tiene alas y vuela, mientras la verdad le sigue arrastrándose, de modo que para cuando las gentes se dan cuenta del engaño, ya es demasiado tarde”. Pero, ahí tenemos raudo y veloz al refranero para recordarnos que ¡Nunca es tarde si la ducha es buena!

 

Yo siempre he mantenido que es mejor una buena mentira que una mala verdad, entendiendo por “buena mentira” aquella que mientras no se descubre su falsedad, funciona como explicación y por “mala verdad” esa que no convence por muy correcta que sea su formulación. Es así que, como quiera que las personas inteligentes, cultas y bien informadas, para quienes la entente habitual PP-PSOE en la alternancia del Poder no haya sido más que una pantomima, sean abrumadora minoría entre la población analfabeta funcional, indolente y despreocupada, que les ha dado mayorías absolutas que han llegado a rozar el 90% de los votos emitidos, podemos convenir que, pese a todas nuestras quejas aquí arrojadas, la coalición de hecho del PP-PSOE ha funcionado muy bien. Pero, con la misma rotundidad que mantengo esta extraña afirmación, también aviso de su más clamoroso fracaso actual, porque es hora de pasar de una mala mentira, a una buena verdad, cuál es, el anuncio de una gran coalición de derecho llamada PPSOE que garantice la gobernabilidad de España, mientras se acomete la regeneración política, se emprenden reformas para hacerla más transparente y se recupera la confianza de los ciudadanos, cometido ingente que, salvo procesos virulentos y revolucionarios, sólo puede ser emprendido desde dentro del sistema, por los mismos que lo han manipulado, corrompido, expoliado, tergiversado y degradado hasta la máxima expresión, que de casta le viene al galgo, y ahí tenemos como Hoja de Ruta a seguir, el modelo de la Transición.

Pepisoismo y Cleptocracia

Antes de escribir estas líneas, me he tomado la molestia de releer los seis tomos de Historia de la Teoría Política de Fernando Vallespín, por si entre sus páginas me hubiera saltado algún sistema político, alguna idea social, alguna propuesta intelectual, algún planteamiento parlamentario, algún abstracto filosófico, donde se presente con seriedad de modo simultáneo elevar los impuestos y reducir las prestaciones con cuya excusa se recaudan, obviando evidentemente tiempo de guerra, el trato dispensado a las colonias y situaciones similares bajo tiranías, oligarquías, juntas militares, despotismos, absolutismos, etc, donde incluso en su discurso, por aberrante que fuera su comportamiento, se abstendrían de presentar la doctrina fundamental de su régimen, tal cual la hemos formulado, que sobre el papel que lo aguanta todo, todos dicen desear el Bien Común, actuar en pos del Interés General, respetando la Ley siendo esta divina o humana.

No la he localizado entre los más destacados autores que han reflexionado sobre el tema como Platón, Aristóteles, Cicerón, Maquiavelo, Hobbes, Rousseau, Loke, Marx, S. Mill, Bakunin, Trosky…No la he encontrado entre las distintas formas de organizar el Estado Teocracia, Monarquía, República, Federación, Confederación…ni en los enfoques teóricos del
Anarquismo, Comunismo, Socialismo, Liberalismo, Nacionalismo, Conservadurismo, Fascismo, Nazismo y demás combinaciones. Y no he dado con ella en tan magnífica obra divulgativa, no porque el autor la haya obviado por juzgarla demasiado rebuscada para el público general; ¡Cómo podría! después de haber tratado las diferencias entre plutocracia y oligarquía o de explicar en qué consiste la doctrina económica de la fisiocracia…sino porque sencillamente, Vallespín no la podía conocer, al ser una aportación española a la ciencia política de ultimísima generación, cuál es, el denominado Pepisoismo – de Pepismo y Pesoismo – denominación que se está imponiendo a otras expresiones como “PPSOE”.

Porque, sinceramente, es un hito en Democracia, subir los impuestos para recortar prestaciones, congelar los sueldos a los funcionarios, bajar las pensiones, paralizar la mejora de las infraestructuras, reducir a un tercio las camas de hospital, elevar de 25 a 40 los alumnos por clase…fenómeno abordado en Congresos Internacionales que todavía los más prestigiosos politólogos, asombrados, no aciertan a comprender en toda su amplitud, discutiendo acaloradamente, sobre si se trata de una nueva forma de hacer política o sencillamente estamos ante la mayor de las incompetencias gubernamentales representativas de la historia, pues hasta el susodicho hallazgo intelectual, para el común de los mandatarios, las alternativas oscilaban entre subir impuestos para construir un Estado del Bienestar donde los ciudadanos tuvieran cubiertas ciertas necesidades básicas comunes por el sistema público como la vivienda, la alimentación, la salud, la educación, la seguridad o por el contrario, eliminar el mayor número posible de tasas a fin de que los ciudadanos tuvieran la mayor cantidad de dinero propio en sus bolsillo, invertido en bolsa, en planes de pensiones para su futura jubilación, en mutuas de seguros para poder ser atendido en caso de accidente o enfermedad, en una libreta de ahorro para garantizar los estudios desde la cuna al hijo en la universidad, etc. Pero el nuevo modelo implantado por el PPSOE en los últimos años, no le encontramos precedente, por lo que su realidad descrita a volapluma se antoja entre experimento social y vanguardismo ético.

El desconcierto internacional de los expertos, desaparece tan pronto saben del alto índice de corrupción existente en nuestro país, al verse en condiciones de establecer que lo se nos presenta como una nueva propuesta política que no es ni de izquierdas ni de derechas como pretende presentarse toda Tecnocracia, en verdad se trata de una forma de gobierno recientemente bautizada como “Cleptocracia”, termino creado del griego Clepto (robo) y Cracia (Gobierno) que podría traducirse como “Gobierno de los ladrones”. Mediante el establecimiento del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción, el nepotismo, clientelismo, amiguismo, enchufismo, cesarismo… de forma que, estas acciones delictivas quedan impunes, por estar corruptos el ejecutivo, legislativo y judicial, precisamente aquellos que deberían velar por evitar la corrupción en los demás ámbitos de la vida civil como son el mediático, deportivo, cultural, financiero o empresarial.