El cachondeo de Montoro

Ustedes, no se pueden hacer ni idea, de cómo se mofan a nuestras espaldas los criminales encargados de asesinarnos poco a poco por medio del envenenamiento alimentario, el deterioro continuo del entorno, el fomento de la siniestralidad laboral, el desmantelamiento de las redes sanitarias, etc. Sólo quienes contamos con la capacidad de visualización remota – que evidentemente, cegato como soy en mi caso se compensa con el no menos provechoso poder de escucha a larga distancia – somos conscientes, desde hace tiempo, de cuánto les divierte y agrada a las distintas élites económicas, empresariales, político-sociales, las penas y desgracias de sus víctimas. Recuerden con qué impudicia cantaba la “Yet set” marbellí aquel vomitivo “We are the children” embarcada en el lujoso yate de un millonario Jeque…
Esta triste realidad, que de cruel que es, no nos la podemos llegar a creer, como le sucediera a los judíos y gitanos cuando les llegaban rumores en el Gueto de que les estaban exterminando y si me lo permiten, por el mismo motivo, a saber: ¿Cómo nos van a matar? ¡Nos necesitan para trabajar! Pero ya no es así. Por eso se ríen más que nunca y hasta se permiten hacerlo ante las cámaras, confiados como están de solucionaros finalmente como problema.
Así, se comprende mejor, la calificada de “anécdota” por los medios cómplices de manipulación, protagonizada por el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien interrogado sobre la subida de impuestos, le entró literalmente la risa. Evidentemente, pese a la ausencia de organizaciones caritativas que se hagan cargo de administrar justicia divina en nuestro favor, hasta el más tonto sabe que la situación no está para bollos; Percatado de que la escena era recogida por los reporteros gráficos allí presentes y de que para mayor gloria suya, contaba con un coro de carcajadas de parte de los propios periodistas que le rodeaban, buscó el modo de justificar tan increíble reacción – increíble para los durmientes – escudándose en que, le había venido a la mente la famosa afirmación proferida por Franklin de que “solo hay dos cosas inevitables en la vida: los impuestos y la muerte”
A caso, también abrumado por las consecuencias públicas posteriores de haberse mostrado tan abiertamente feliz en la aplicación de su favorito suplicio a la población, hizo lo que se denomina un ¡rizo” o “looping” en acrobacia aérea, irguiéndose en defensor de los impuestos, como nunca antes se le había escuchado a nadie de entre los liberales conservadores, con frasescillas como “Les recuerdo que la Constitución describe los impuestos como la aportación obligatoria que hacemos en función de nuestra capacidad de pago» o «esto es ser equitativo en materia retributiva» que bien las podría haber dicho Julio Anguita.
Pero como digo, están tan convencidos de lo bien que les va a ir en la contemplación sádica del sufrimiento ajeno, que como aquellos perversos personajes retratados por el Marqués de Sade hicieran con las desdichadas jóvenes que caían presas de sus lujurioso deseos, ya ni se molestan en ocultarnos la trama siniestra que nos reservan y hasta podría adivinarse en sus gestos cuanto la gozan en dejarnos entrever los futuros suplicios que nos aguardan, aplicándonos lo que en psicología fuera denominado por Alice Miller como “Pedagogía Negra”, o sea, el castigarnos por nuestro bien, que no hace otra cosa de continuo Don Mariano Rajoy con eso de querer decirnos reiteradamente la verdad; Ya me parece oírle exclamar con el tono que le caracteriza “ Sí, sí, sí…El pueblo español lo va a pasar muy mal. Vienen tiempos difíciles. Es la verdad. Le guste a la gente o no le guste.” Discurso en el que cada vez se le ve más resuelto y lleno de dicha, pues si en los hospitales conocido es el “Sadismo médico” de parte del personal sanitario para con los pacientes, qué no habremos de colegir no acontecerá entre los Gobernantes para con su Pueblo. Confiemos en que el buen Dios acceda a nuestra plegaria ¡Señor! ¡Mátalos! ¡Cristo! ¡Óyenos!

Mis queridas ratas

http://www.youtube.com/watch?v=lPoKbCKx4SM

Fue un insigne personaje de la entrañable capital carlista de Estella, llamado Vicente Mayo, que se ufanaba de ser uno de los pocos ciudadanos con certificado psiquiátrico de cordura, quien me enseñó que se podía llegar a amar a las ratas de cuatro patas – precisión también suya necesaria, para distinguirlas de las bípedas. Pero nunca llegué a creérmelo del todo…Hasta que el otro día, en un periódico cuya cabecera seguramente cruza el charco con Iberia para ilustrar con sus verdades publicitadas a cuantos quieran creérselas en la otra orilla, leí una minúscula noticia aparecida en un rinconcito de no más de cuatro rengloncitos de nada, donde advertía a sus engañados lectores, que Coca Cola y Pepsi Cola habían acordado retirar de entre sus ingredientes habituales una sustancia que las autoridades de California califican de cancerígena. Inmediatamente, fui a internet para documentarme y traerles aquí cuanta información relevante fuera capaz de sintetizar, al objeto de que ya nadie tenga la impresión de que mis continuas advertencias sobre el envenenamiento colectivo al que estamos asistiendo son fruto de mi particular perspectiva conspiranoica.

Resulta que, tras muchos años de sospechas en los que los estudios patrocinados por las empresas criminales eran incapaces de relacionar fehacientemente la aparición de algunos cánceres de estómago, colon, etc, con ciertos aditivos como colorantes, conservantes, edulcorantes, aromatizantes y toda esa mierda que se le da a comer a los pobres…finalmente, alarmados por los escandalosos resultados positivos ofrecidos por contrastados experimentos con ratas de laboratorio, el Centro de la Ciencia por el Interés Público de Estados Unidos (CSPI) ejerció presión sobre la Dirección de Medicinas y Alimentos (FDA) para que revisará los elementos químicos incluidos en el colorante de caramelo, sobre todo, aquellos que son producidos con amoniaco y sulfito o que contienen 2-metilimidazol (2-MI) y 4-metilimidazol (4-MI). La advertencia, no cayó esta vez en saco roto; El Estado de California tomó nota e incluyó este último componente en su listado de ingredientes cancerígenos hace ya más de un año, concretamente, el 7 de Enero de 2012.
Pues bien, ahora la Coca Cola y la Pepsi Cola, se han dignado comunicar al mundo entero, que por precaución y prevención, se disponen a retirar dicha sustancia de sus productos…Pero no crean ustedes ni por un solo instante que su urgencia obedece a un súbito interés humanitario por la salud de sus clientes pobres – todos sabemos que los refrescos son el zumo de los más desfavorecidos. Su celeridad a este respecto, obedece a la genial ley que allí exige que las bebidas que contengan cierto nivel de cancerígenos, deben poner una etiqueta de advertencia en sus envases y/o empaques. Por ello, también seríamos cándidos en pensar que el ingrediente cancerígeno se vaya a retirar fuera de sus fronteras, donde todo cuanto sucede se les antoja meros daños colaterales del Libre Comercio.
Pero si alguno de ustedes desea continuar dando de mamar a sus hijos – que para algo son suyos – la conocida chispa de la vida, puede borrar de su retina estas mias palabras y en su lugar grabar estas otras de la Asociación de Bebidas Refrescantes: “Los consumidores no notarán diferencia en nuestros productos y no tienen razón alguna para tener ninguna preocupación por su salud”

Buen recorte del Misterio de educación

No me extrañaría nada, que en breve, el Gobierno de Rajoy, promoviera la distribución del BOE en kioscos y librerías a un precio módico, así como el cobro de derechos de autor a las Bibliotecas Públicas por facilitar su lectura a través de la SGAE para hacer caja, ahora que la ciudadanía honrada, despojada de su yugo laboral, empieza a prestarle atención con ojos golosos, a esa otra forma de subsistencia nacida a su recóndito cobijo de becas y subvenciones editadas con letra pequeña en lenguaje farragoso que parecía reservada para las camarillas forjadas en los Partidos criminales que cuentan con abundante militancia liberada dedicada a tan menesteroso quehacer, cuál es, el de mantenerse al tanto de estas y muchas otras formas de acaparar las bagatelas del Estado del bienestar. Pues, evidentemente ¡No hay para todos! Y el sistema de publicarlo todo en el Boletín Oficial del Expolio, sólo funciona, cuando lo leen pocos y son menos quienes de su escudriño se benefician continuamente.
Porque de nuevo, el Gobierno del PP comunica e incluso explica un nuevo recorte no avisado con anterioridad por medio del que, a este paso, se va a convertir en todo un Superventas y el nuevo ¡Bum! editorial del Círculo de Lectores. En este caso, se ha tratado de la partida para las becas que concede anualmente el Misterio de Educación para estudiar idiomas en el extranjero durante los meses de verano cuyo importe se ha visto drásticamente reducido, nada más y mejor dicho nada menos, que a la mitad, pasando de los 51 millones del ejercicio anterior a 24,5 millones, afectando de lleno a las ayudas destinadas a alumnos de entre 16 y 30 años para realizar cursos de idiomas en el extranjero, así como de inmersión lingüística de inglés en España. El recorte, obedece según el Misterio de Educación, a que se van a disminuir los costes de los cursos en el extranjero en beneficio de los que se imparten en España, ya que, como se argumenta en el mismo BOE «puede resultar igualmente eficaz para la práctica oral del idioma la inmersión lingüística de los interesados en el propio país, en un entorno que simule de forma exacta las condiciones que, para la práctica directa del idioma, pueden darse en un país angloparlamente». Curioso modo que tiene el Misterio dirigido por Wert, de poner en marcha su anunciado Plan de bilingüismo para que los alumnos españoles dominen uno o dos idiomas extranjeros al finalizar el Bachillerato.
No seré yo quien defienda, que con el dinero de los trabajadores se sufrague a los futuros cuadros unas vacaciones de tres semanitas por Australia a razón de 2.645 euros por cabeza o de 1.245 euros si se van a Malta, con la excusa de aprender tan repugnante idioma como es el inglés para una mente latina, porque además de que estos cursos no valen para nada y cualquier dependiente chino, pakistaní o kurdo demuestra más aptitud políglota en su trabajo que el más dotado – en el sentido de dote, no de capacidad – estudiante español en el extranjero de farra continua con sus colegas, que con él y junto a él, han sido agraciados con este otro pellizco de esta otra lotería que reparte suerte semiclandestina por toda la geografía peninsular, es una vergüenza que paguemos de nuestro bolsillo el acto de sumisión de formarnos en su lengua para servirles mejor cuando vienen los angloparlantes a nuestra tierra de turistas. La tontería es tan supina, como pagar por ver la propaganda Yankee Hollywoodiense cada vez que vamos al cine.
Sin embargo, hasta para un enemigo declarado de estudiar inglés como soy yo, debo reconocer que la justificación ofrecida por el Misterio de Educación me ha hecho mucha gracia. Es posible, que en breve también se suspendan los cursos de Arte en el extranjero porque se aprende igual de bien en diapositivas, se eliminen las becas ADO por juzgarse innecesario el entrenamiento real debido a las nuevas tecnologías que posibilitan practicarlo de forma virtual, o quién sabe, si ya puestos, se ahorra la partida de laboratorios en ciencia, dado que a esta le basta y sobra para avanzar, con los experimentos mentales, como demostraran Galileo y Einstein entre otros.
Lo peor de todo, es que el Propio Misterio de Educación, no cree en lo que dice. La prueba la tenemos en que mantiene miles de becas para ir a países angloparlantes con las cifras apuntadas cuando se las podría ahorrar todas de una tacada con sólo haber habilitado como destino exterior a nuestro extranjero autóctono de Gibraltar o a su brazo armado lingüístico, la entera costa mediterránea, pues además de hacer patria y evitar la fuga de capitales, su cuantía de sólo 900 euros por vacado – híbrido entre becado de vacaciones – daría para muchas más becas de vacaciones de sol y playa ¡Eso sí! con los auriculares puestos repitiendo chorradas tan sugerentes como “Yo tengo un lápiz y mi profesora una goma”.