Messi somos todos

Ante los malos momentos por los que está atravesando el astro argentino Messi, uno de los mejores futbolistas de la historia que lo ha sacrificado todo para ofrecernos lo mejor de su genio, entrega personal y humana que no tiene precio y que no hay con qué pagarla, el pueblo español ha de demostrar a propios y extraños de lo que es capaz una nación que aun pasando internacionalmente por atrasada, analfabeta, inculta o acientífica a la cola del mundo desarrollado en educación, investigación y desarrollo, al menos, nos mantenemos incólumes en nuestros valores señoriales de hospitalidad, lealtad y agradecimiento para con quien nos ha brindado los momentos más felices de nuestras vidas en estos tiempos de zozobra, en la medida de nuestras limitadas posibilidades ahora que necesita más que nunca de nuestro aplauso.

Messi es un buen chico; si habláramos de Pepe, todavía…Pero Messi, es la encarnación del hijo que todos los padres desearían tener ¡incluidos los Madridistas! Entonces ¿Cómo es posible que Hacienda le ande pisando los talones como a un vulgar defraudador? ¿Desde cuándo se persigue en España el auténtico fraude fiscal? Hacienda debería replantearse coger a Messi como chivo expiatorio para cubrir su muy deficiente actuación ordinaria al respecto y buscarse otro famoso cabeza de turco con el que dar escarmiento público para regocijo del vulgo ávido de descargar en la plaza mediática toda su frustración acumulada contra tanto sinvergüenza a quienes por falta de actuación administrativa, sólo podemos poner nombre a toro pasado, cuando los delitos han prescrito o nos informan por el Boletín Oficial del Expolio que han sido indultados. Porque ¡Messi somos todos!

Así es. Messi es un joven deportista que vive de su trabajo cumpliendo como el que más con su obligación de pagar impuestos directos e indirectos. Y es alto probable que, además de contribuir como el que más a Hacienda por medio de sus millonarias retenciones, ingentes cantidades de IVA, cotizaciones a la Seguridad Social, etc, e incluso más que como varios miles de nosotros juntos, puede que le haya sobrado un pequeño pico de 4 millones de euros en toda una legislatura ¡Cuatro Ligas! que han escapado a su honradez, a la de sus asesores o a la de su padre.

Dejando a un lado los planteamientos morales relativistas donde se podría apreciar que en el caso de Messi, la cantidad no es nada del otro mundo para una figura internacional de su talla en comparación con todo lo que se recauda gracias a sus millonarios contratos por sus derechos de imagen y publicidad, más todavía si cotejamos su resultante balanza comercial con Hacienda con la de las Grandes Fortunas autóctonas, los Grandes empresarios, los Grandes Banqueros, los dirigentes políticos y demás gente del hampa financiera…esta presunta falta denunciada con nocturnidad y alevosía a bombo y platillo a traición aprovechando que el jugador se encuentra fuera del territorio con su selección sin poderse defender ante su gente que lo ama y lo quiere como a un ídolo, seguramente tiene la misma explicación que en su día me dieran algunos vitorianos para entender lo sucedido con los tejemanejes de Urdangarín “Iñaki era un buen chaval, inteligente, sano, deportista, formal…por lo que se le conoce ahora, eso no lo aprendió aquí”.

Estoy convencido que idéntico razonamiento estará siendo esgrimido en Argentina, tierra donde el Sol de la virtud nunca conoce su ocaso, sabedores de que su compatriota, salió del país formado en sólidos principios del deber cívico, de modo que, de haber incurrido en la minucia que se le atribuye, ello habrá sido por seguir el dicho “Allá donde fueres haz lo que vieres” y la verdad es que sólo afiliado a la ONCE podría haberse mantenido más firme en su deber como ciudadano entre nosotros.

Por todo lo aquí expuesto, Messi, debería ser objeto de un acto de desagravio nacional recibiéndosele a su regreso en olor de multitudes en la Moncloa por Rajoy y en Zarzuela por Juan Carlos, las dos autoridades que mejor representan nuestra genuina idiosincrasia.

Educación para la Pagaganía

No por esperada, nos ha pillado a todos menos por sorpresa. La gran medida que el Gobierno de Rajoy estaba pergeñando para combatir el fraude fiscal, bajo cualquiera de las imaginativas formas que nuestra legislación vigente le permita adoptar, ha sido finalmente revelada por el Partido Popular registrándola el pasado Jueves como Proposición no de Ley en el Congreso, la cual consiste en introducir la Educación Fiscal en las aulas de Primaria para que los niños desde los 11 años, tengan conocimientos tributarios, con ánimo de garantizar al conjunto de la sociedad que al final de la ESO el alumnado disponga de una cultura financiera-tributaria suficiente para gestionar competentemente este ámbito de sus vidas
cuyo objetivo fundamental es «prevenir el fraude fiscal». El texto está firmado por su portavoz Alfonso Alonso, persona inteligente y cordial con quien tuve oportunidad de departir en varios actos protocolarios de ajedrez siendo él Alcalde de Vitoria. Es con esta licencia, que me dirijo al Portavoz del PP directamente:
¡Apreciado Alfonso! En términos generales, comparto espiritualmente los propósitos declarados en la propuesta. Es bueno que como se ha argumentado “los estudiantes se familiaricen con conceptos como cuenta bancaria, fondo de pensiones, instrumento financiero, préstamo e hipoteca y tengan una idea general sobre el funcionamiento del sistema impositivo”. La cuestión que te traslado es si, además de bueno para los estudiantes, ¿también será bueno para el propio sistema impositivo? Paso a exponerle el motivo de mi duda retórica.
Me parece un gran paso en aras de la igualdad por parte de su Partido, favorecer que los hijos de las clases Parada y Trabajadora participen del conocimiento reservado a los provenientes de las capas más elevadas de la sociedad a la que pertenecen el grueso de su electorado inteligente. Pero en verdad, la suerte de conocimientos que se les van a impartir, ¿A quién interesan más? ¿A un futuro trabajador de cuya nómina le detraen la cotización quedándole apenas para vivir? ¿A un próximo parado que aun sin ingresos habrá de hacer frente a los impuestos indirectos si quiere comer de oferta en el supermercado? O ¿a cuantos tienen tal cantidad de bienes, ingresos y capitales que les sale muy a cuenta aprenderse de memoria los recovecos del sistema para, en el mejor de los casos, averiguar cómo poder tributar legalmente lo menos posible?
Ya te le comenté hace más de diez años que “usted es una persona excepcional y que llegaría muy lejos honradamente”. Por eso, no me puedo explicar cómo ha dado curso a esta patraña de propuesta. Doy por hecho de que es consciente de su inutilidad ¿De qué se les va a hablar a niños de 11 años? ¿Del IVA de las chuches para que se encabronen al conocer que de 10 céntimos que pagan por un chicle, al menos dos se los lleva Hacienda que cada vez somos menos? ¿es que se tiene intención de amedrentar a los quinceañeros con que la paga dominical es una forma más de economía sumergida por no haberse practicado en ella la retención del IRPF? Sobre qué se va a instruir a los jóvenes de Formación Profesional o preuniversitarios ¿Sobre cómo gestionar el subsidio del paro? ¿A caso los cuatrocientos euros? Es posible que tras todos los esfuerzos docentes, la nueva generación llegue a comprender por qué con el euro, cada vez trabajamos más y ganamos menos, cuya respuesta no es otra que por la misma razón que cada vez gastamos más y compramos menos.
¡Insisto! Alfonso. La intención es buena, pero el medio no me parece el más adecuado. Recuerde que el camino hacia el infierno está sembrado de buenas intenciones, más todavía cuando de la siembra se ocupa el mismo Diablo. Hoy en día, el fraude fiscal es cometido principalmente y en mayor cuantía por quien tiene mucho que ganar con su práctica y poco que perder de ser pillados in fraganti. Y aún así, estamos en disposición de afirmar que son los menos los que defraudan más, no tanto porque el resto seamos hermanitas de la Caridad cuanto por la Docta Ignorancia proclamada por Nicolás de Cusa que nos ayuda más de lo que nos conviene en prevalecer honrados en vez de exacerbar nuestra codicia por aquello de “ojos que no ven, corazón que no siente”. Es evidente que, el fraude fiscal, precisa más de estudio concienzudo que de talento natural tanto de Derecho como de Economía, mientras para cumplir con nuestras obligaciones tributarias basta el civismo o en su defecto, no tener opción por falta de oportunidad y conocimientos en la materia. Son los Abogados, contables, financieros y economistas, los mejor preparados para sortear a Hacienda y hacer trampas con la Ley. Sus servicios son ofrecidos a los más pudientes quienes les contratan a precio de oro. Tal es el beneficio que les genera robarnos a todos.
Pues bien, si usted Sr. Alonso, como yo comparte la hipótesis cristiana de que todos los seres humanos participamos de la misma Naturaleza pecadora, sinceramente creo que, de ser aprobada la propuesta del PP, en una o dos generaciones, se habrá agudizado todavía más el fraude fiscal hasta el extremo de tenerlo que despenalizar por ser costumbre y práctica general de toda la población.
Igual me quedo calvo detrás de las orejas, pero, para alcanzar los objetivos declarados, ¿no sería mejor corregir la laxa legislación en el Parlamento con ánimo de evitar la “Elusión Fiscal”, dotar de más medios e inspectores a la Hacienda Pública para descubrir el fraude, reforzar con más personal a los jueces que combaten los delitos económicos, además de aumentar las penas de cárcel por estos? Querido Alfonso, me atrevo humildemente a invitarle leer “Las cloacas de la Economía” del profesor Velasco, dejando a su preclara mente advertir cuánto hay por hacer en este campo por su Gobierno, antes de ir a las escuelas a dar lecciones de fiscalidad.

La lista de Kostas Vaxevanis

El primer chiste del que tiene noticia mi memoria, es aquel en el que dos monjitas se preguntaban por, qué será lo que cae del cielo ¿Será una rosa? ¿Será un clavel? mundana duda sólo despejada gracias al héroe infantil Jaimito por cuya boca el vulgo desahogaba cuanto no podía sortear de otro modo la censura, porque mira que las liaba pardas… Pero los siguientes en emerger desde la lontananza del recreo escolar hacían alusión a los apellidos en relación con cargos ministeriales o profesionales que cuando aquello me parecían muy forzados. ¡Hay que ver! lo cortos que se quedaron con Botín dueño del mayor Banco de España y Ana Mato Ministra de Sanidad, a los que se les ha sumado recientemente el periodista griego que se ha atrevido a publicar la lista de presuntos evasores fiscales de su país, quien no se podía llamar de otra forma que Kostas Vaxevanis que ya es casualidad.

El periodista denunciante, pasó a ser denunciado, enjuiciado y finalmente absuelto, por haber dañado gravemente el derecho a la intimidad de las personas citadas con nombres y apellidos en su lista donde figuraban conocidos empresarios, políticos y famosos de su país. Rápidamente, a modo de Jaimito, muchos han sido los locutores, analistas y tertulianos a sueldo, que se han apresurado a subrayar que esto no hubiera sido posible en España, como antes los distintos representantes del Gobierno se desgañitaban en destacar que la situación económica de Grecia, nada tenía que ver con la nuestra. ¡Nadie es profeta en su tierra!

Bien es posible que esta vez hubiera algo de cierto en la afirmación de los mentirosos profesionales cuando dicen eso de que “lo sucedido con el periodista griego no puede suceder aquí en España”; Me explico: a lo mejor, la afirmación es correcta referida a que en España, ningún periodista de nómina se atreva a publicar lista semejante; o a que de haberse atrevido seguramente no hubiera sido absuelto; porque lo que tengo claro es que evasores fiscales en España entre la flor y nata de nuestros representantes políticos, grandes empresarios, artistas muy aplaudidos, deportistas de élite y famosos en general, ¡haberlos, haylos!, pero lejos de poderlos procesar, se les absuelve por Ley, que parece de chiste, pero no tiene gracia.
Lo gracioso, es que como diría cualquier buen analista sea uno del Partido Populista, Socialista, Nacionalista, Regionalista, Radicalista, del de Rosa Diez que es muy lista e incluso de la muy moralista IU, todos se apuntan al discurso de combatir el fraude siempre fuera de sus listas.
Los medios de manipulación, en previsión de un escarmiento internacional de los tribunales griegos para todo aquel periodista incontrolado que llevado por la ambición de conseguir un “Pulitzer” estuviera meditando la posibilidad de imitar a su inconsciente colega, han deslizado la impresión de que en el caso se enfrentaban por un lado el derecho a la intimidad y por otro la libertad de expresión. ¡No es cierto! Lo allí dirimido, es el privilegio a delinquir de las élites socio-político-económicas dirigentes con el consentimiento cómplice de las Instituciones frente al derecho y obligación de todo buen ciudadano de denunciar el delito en cuanto tenga noticia del mismo. Porque ustedes me dirán dónde se ha visto que la ley ampare la intimidad para cometer fechorías, de no ser que quienes las cometan sean los mismos legisladores. ¡No! No hace falta que contesten a la pregunta retórica.
Al parecer, la única lista que se puede publicar a nivel nacional e internacional, a la única que se le puede dar difusión mediática y promocionar por estaciones de tren, paradas de autobús, metro y aeropuertos, es la de los Terroristas. Será un desliz. Porque, si en su día el mismo Santo Padre Pio XII reconoció que Satán se había infiltrado en la Curia Vaticana, hoy podemos advertir que los mayores terroristas del planeta nos gobiernan desde las instituciones democráticas.