Iglexia se escribe con equis

A raíz del acuerdo alcanzado entre el Estado y la Santa Sede en Diciembre de 2006, el sostenimiento económico de la Iglesia Católica en España depende única y exclusivamente de los católicos y de quienes valoran la labor que desarrolla en nuestro país. Este modelo que debería ser implantado igualmente y con mayor motivo para el sustento de la Casa Real, los Partidos políticos, los Sindicatos y las Oenegés, dio como resultado, entre otros inesperados beneficios, la aparición en la Declaración de la Renta de unas casillitas en las que los ciudadanos podemos con una “equis” destinar el 0,7 de la recaudación a la Iglesia Católica y para otros fines sociales.
Pues bien, desde entonces, yo siempre marco la famosa “equis” en las dos casillas porque redunda doblemente en la encomiable labor verdaderamente solidaria que realiza nuestra Santa Madre Iglesia para con los más necesitados – que cada vez son más y más necesitados – por medio de organizaciones como Cáritas cuyos voluntarios se dan por satisfechos con un ¡Dios te lo pague! a diferencia de otros supuestos cooperantes a sueldo que aplican con esmero toda suerte de técnicas de marketing emocional para hacer socios cotizantes por las aceras o a golpe de teléfono con la única finalidad de que les mantenga el chiringuito solidario, sobre todo a ellos, personas residuales de un sistema que no les aceptara por su insolvencia y nulidad ni en los Partidos ni en los Sindicatos que es donde mayormente se encuentra la gente que desea vivir del cuento. Mas ello, no entra en contradicción con mi Declaración de la Renta, por cuanto no contribuyo de más y si, resto en cambio que al menos esos dos 0,7% de la pública recaudación, vayan a parar al nutrido nido de mangantes apuntados a las subvenciones del Boletín Oficial del Expolio, siendo entonces la equis de la segunda casilla destinada a otros fines sociales, algo así, como un mal menor.
Con estas equis, despejamos del único modo que nos dejan la incógnita social de quién nos fiamos más para hacer el bien a los ciudadanos, pues ya su mera existencia plantea serias dudas sobre el resultado del desempeño de las funciones públicas de nuestros representantes democráticos, porque de fiarnos de su quehacer, lo suyo sería que lo dejásemos todo en sus manos; Aunque tampoco es que nos fiemos demasiado de ellos en lo concerniente al mantenimiento de carreteras o la contratación de cualquier otro servicio o infraestructura, por lo que, si esto queda de nuestra decisión, seguramente sean las migajas caudas del gran pastel de los impuestos en los que todos esos voraces tienen hincados los ojos en nombre del bien común y la Cosa Pública, por no coincidir con Cosa Nostra que suena peor, cuando debería acariciarnos el oído.
No se trata entonces de la típica equis de quiniela, pues lejos queda por desgracia de ofrecer un empate entre ladrones y robados; Antes se parece más a la resignada marca analfabeta del esclavo negro que aceptara enrolarse en las filas nordistas con la esperanza de obtener un resquicio de libertad, cosa preferible a hacer el mismo gesto forzado por el amo en el bando surista del General Lee.
Por último, no deja de ser curioso que una Institución, cuyo principal símbolo recuerda al instrumento de muerte y sufrimiento donde terminara su fundador – cualquiera diría que lo celebran cada año -, deba ahora redimir su fatal elección con otra cruz como la de San Andrés. Y la digo así, porque con todo lo que despotrican de puertas hacia afuera sus máximos representantes en todo lo concerniente al sexo y con toda la que está lloviendo con el descubrimiento de casos de pedofilia, de abusos sexuales a monaguillos y seminaristas mientras claman contra gays y lesbianas…ya es desgracia suya, quien sabe si guasa ajena, y hasta castigo divino, que su actividad cotidiana tenga que identificarse con una X, como las películas pornográficas, por aquello de que en el pecado va la penitencia, porque ¡Dios nos coja confesados! si La Piedra sobre la que Jesús fundara su Iglesia, fuera otra muy distinta a la tradicionalmente identificada.

El otro Repago

http://www.youtube.com/watch?v=Vz5MJuwafKc

La Ministra de Sanidad, Ana Mato, de un plumazo tras su intervención trufada de incorrecciones, con más altos en el camino que una expedición del INSERSO al Everest, durante la cual, más monda que lironda, anunció al mundo la consolidación de la Sanidad Universal en España como si la Reforma emprendida por Ernest Lluch no existiera desde los Ochenta, al tiempo que sin empacho alguno introducía el mal llamado Copago como garantía del mantenimiento del sistema, ha elevado a los altares de la elocuencia a su antecesora Leire Pajín y enviado directamente al baúl de los recuerdos el esperpéntico bochorno internacional perpetrado por la Menestra de Hum, eh, ¿Exterior? ante la Asamblea de la ONU para apoyar la Guerra en Irak, a la sazón la divertida Ana Palacio.
Pero como la anécdota da poco más que para pasar vergüenza ajena corroborando de nuevo que la entropía gubernamental avanza inmisericorde en cuanto al nivel de preparación de las personas en quienes se confía idiotamente nuestro destino, bueno será no perder las energías en la payasa del circo Popular ni en sus payasadas, quién sabe si premeditas y ensayadas para que como dijera el sabio, “mientras el poeta apunta a la Luna, el necio se quede mirando el dedo”, porque sinceramente, no me puedo creer que por mucha razón que llevara Forest Gump en lo concerniente a que tonto es el que hace tonterías, la Lógica que yo he estudiado no respalda que podamos deducir que los que hacen tonterías sean tontos. Más bien, parece que son muy listos, pues mientras nos divertimos con sus gracias nos pasan inadvertidas nuestras desgracias.
Siguiendo entonces el consejo de La Mala Rodríguez cantado en su encriptado tema “Tengo un trato” donde en un suspiro inserta la sentencia de reminiscencia cristiana y aún kantiana “Hay que ser más buenos que los malos”, toda vez ya le hemos dedicado varios trabajos anteriores a combatir el inadecuado término subrepticio de “Copago” para hablar de “Repago” “Superpago” “Pago Pago” etc, toca aprovechar la ocasión para proponer que la medida del Repago que se ha iniciado por la Sanidad, pero a todas luces parece que se extenderá por la Educación y cuantas áreas sean susceptibles de sablear a la ciudadanía desprotegida e indefensa, también se aplique en otros órdenes de los que nunca se habla cuando se habla del Repago, como tampoco salen a relucir a la hora de tratar de los recortes, la eficiencia y demás superchería para hipnotizar a una audiencia fácilmente sugestionable como lo es la sociedad española.
Para continuar por la senda del Elefante argumental, demos por bueno que el Reapago es necesario para racionalizar el gasto en aquellos sectores de interés público y que sean los ciudadanos entonces los que asuman parte del gasto puntual a parte de los impuestos, para que tomen conciencia de lo que vale, por si no se lo recuerda la nómina mensualmente, que ya sabemos lo olvidadiza que es la gente y el gusto que tiene por ponerse enferma y atiborrarse de pastillas a costa del bote común. ¡Vale! ¿Por qué no se opera del mismo modo, pongamos por caso, con los gastos de Guerra, Accidentes en carretera, construcción de autopistas, cuidado del medio ambiente…? No se me alarmen que no voy por donde iría el lacrimal PPSOE.
Veamos; Hasta la fecha, solo escucho hablar de Copago en Educación y Sanidad y que el mismo lo soporten los usuarios por ser ellos los más interesados en su mantenimiento. Pues bien, yo propongo entonces que además de pagar impuestos, la Industria Armamentista realice su Copago para mantener el Ejército Profesional, las misiones humanitarias, las intervenciones de Guerra, pues son ellas las más interesadas en que todo ello se lleve a cabo; Por idéntico motivo creo que la Industria del Automóvil debe hacer su Copago correspondiente en lo concerniente al cuidado de los accidentados en carretera o cuando se trate precisamente de emprender nuevas infraestructuras de la red vial, pues de su existencia son ellas las más beneficiadas; Por descontado, la Industria Petrolera debería hacer un gran Copago a la hora de cuidar el medio ambiente aparte de en tareas de limpieza y conservación ecológica; La Industria Médica otro tanto respecto a la construcción de hospitales; La Industria Turística tres cuartos de lo mismo para el mantenimiento uno a uno de los aeropuertos…Y así hasta que todos los interesados en algún aspecto de nuestra sociedad, pague de nuevo al margen de los impuestos en aquellas áreas que sean de su mayor interés.
A lo mejor si se hiciera esto, tanto los Gobiernos cómplices como las grandes empresas criminales, en coordinación de la Banca asesina, tendrían a bien, unos a perseguir el fraude estimado en más de 60.000 millones de euros anuales – suficiente para liquidar la deuda actual y obtener superávit en ejercicios sucesivos – las otras dejarían de defraudar y enviar el capital a Paraísos Fiscales y la última se abstendría de dedicarse al lucrativo negocio de la lavandería.

Yo ya pago

YO YA PAGO

La protesta convocada por el movimiento “Yo no pago” en la que se animaba a la ciudadanía a practicar la “insurrección económica” de no abonar en los medios de transporte públicos el billete para denunciar las continuas subidas abusivas experimentadas recientemente, acabó el pasado Domingo de Lucha con cuatro detenidos, después de que un grupo de unas treinta personas se colara en la estación del metro madrileño de Callao. Tanto la iniciativa como lo sucedido merecen una pequeña reflexión:
Por supuesto, me adhiero como cualquier persona de bien a la intención de fondo de quienes se han atrevido a plantear este método de resistencia activa dando buen ejemplo a sus vecinos de cómo se debe comportar el Pueblo ante los atropellos institucionales. Sin embargo, alguien debería enseñarles un poco de estrategia comercial a la hora de vender su movimiento a una población profundamente atolondrada que no entiende más que lo que se le dice y en consecuencia, poco afortunado para sus objetivos parece bautizar la campaña de protestas con el lema escogido de “Yo no pago” cuando lo que se desea decir es precisamente lo contrario “Yo ya pago” con los impuestos directos e indirectos y “No quiero pagar más”, porque la pobre gente, además de pobre, a base de atontarla la han hecho buena, de resultas que eso de “Yo no pago” a la mayoría le suena a “Menudos caraduras” cuando les deberían tomar por héroes a imitar.
Aparte lo dicho, se me hace corta la excusa del aumento considerable sufrido en el billete, por cuanto puestos a arriesgar el buen nombre y aparecer fichados como delincuentes, mejor sería esgrimir el argumento de que, hoy en día, el transporte público está más al servicio de la producción y el consumo que de las necesidades propias de la gente y por consiguiente, lo suyo sería que fuera sufragado, no ya por nuestros impuestos, cuanto con los dividendos de las empresas cuyos trabajadores van a su puesto laboral en dichos medios de transporte público y de los jugosos beneficios comerciales cuyos clientes van de compras a sus locales gracias igualmente a dicha infraestructura comunitaria.
Respecto a las detenciones, ahí he visto hábil a la Autoridad competente. ¡Qué previsión! ¡Qué rapidez! ¡Cuánta eficacia policial! Para que luego digan los de siempre que no se combate el fraude, la corrupción o que no se incide sobre el delito contra las arcas públicas. ¡Que lo paguen! ¡Qué devuelvan lo defraudado! La operación en la que han intervenido varios cuerpos de seguridad y distintas Instituciones democráticas es digna de mención en los anales de la guerra contra el crimen organizado y las mafias financieras que operan en nuestro país.
Lo que resulta gracioso de todo esto, es que mientras los esclavos van a trabajar y a comprar en transporte público que pagan con sus impuestos y cada vez que se suben a ellos, los que se creen libres, esos que acuden a su puesto laboral y a las grandes superficies en coche, las empresas y los comercios velan porque tengan suficientes aparcamientos gratis, sufragados con los réditos de no abonar al resto el transporte. De este modo, los detenidos por reconocer cándidamente “Yo no pago” van a pagar lo que de verdad otros no pagan, que ya es la monada.

Despejando la X de la ciencia

http://www.youtube.com/watch?v=RIN2zdf_530

Contemplado su oscuro resplandor a mediados del siglo XX, la Ciencia, tenida hasta entonces únicamente por una entidad buena, parece haber madurado lo suficiente como para ser aupada al Olimpo de los dioses ambivalentes, que tan pronto ayudan como te hacen la puñeta. En consecuencia, vista cual Isis tras el velo, corre la misma suerte que el Dios Cristiano, desprovisto de todo reconocimiento, salvo el que le dispensen aquellos que todavía confíen en su aspecto positivo marcando esa vergonzante casilla a la que ha sido relegado socialmente.

Esto es lo que se desprende tanto del hachazo metido al presupuesto dedicado a la Ciencia por el desgobierno del Partido Popular, como de la iniciativa ciudadana emprendida por un prometedor físico-matemático soriano de 26 años, llamado Francisco J. Hernández, desde su blog “Resistencia Numantina”, dónde conmina al Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, a que inserte en la próxima Declaración de la Renta una nueva casilla que permita a los ciudadanos destinar parte de sus impuestos a la investigación científica, iniciativa que ya ha sido suscrita por más de 15.000 personas que, paradójicamente, han firmado a lo Pascal, es decir, más con el corazón que con la cabeza. Porque, aun comprendiendo los imperiosos motivos que han llevado a este joven científico a proponer tan desesperada medida reservada para eso de la caridad y hasta reconociendo su buena intención y la de cuantos se han sumado a su solicitud, no puedo estar más en desacuerdo con la medida que lo que lo estoy con el recorte habido en la partida presupuestaria dedicada a I+D+i.

Por descontado prefiero esta deshonra de marcar una x para que mis impuestos se empleen en Ciencia, a tener que ir por las calles, hucha en mano, pidiendo para un Acelerador de Partículas como hace la pobre Iglesia Católica para mantener las Misiones con el Domund, o convertirme en un Testigo de jehová e ir de puerta en puerta por comercios, empresas y particulares mendigando una ayuda para que puedan seguir investigando contra la diabetes que padece mi pobre hijita como ha tenido que hacer esa buena madre, Cristina Ponce, que ha reunido 7.000 euros en una colecta destinada a recontratar durante tres meses a una investigadora que recientemente había sido despedida junto a otros 114 compañeros del centro de investigación valenciano por falta de presupuesto en la misma Comunidad que con alegría se va a gastar los dineros en traer la Fórmula 1.

Pero es un error colocar a la Ciencia en la Cruz de San Andrés. De colocarse esta casilla seguramente el Estado del Malestar no dudará en contraponer la casilla de la Ciencia a la de la Iglesia reeditando falsas disyuntivas dieciochescas entre Fe y Razón, e incluso a las de las Oenegés, que indistintamente de lo que pensemos de una y otras, lo que es seguro es que en dicha contraposición no ganará nadie, pues de una parte lo concedido a la Ciencia se detraerá de prestaciones sociales y con el tiempo la Ciencia misma será tratada como la Iglesia Católica a la que olvidados los servicios prestados con anterioridad y aún hoy en día, se la dirá que se las apañe solita; Y que quieren que les diga…No sé qué me parece más indigno, si poner a nuestros Científicos a pedir por las esquinas o en las entradas del metro – lo de editar una revista científica al estilo “La Farola”, como que no lo veo – o marcarles pecho, espalda y culo como se hace con los deportistas con el nombre de los patrocinadores, porque ya sería la repanocha que una empresa como Coca Cola financiara la lucha contra la diabetes o Repsol combatiera el cáncer.

Lo que toca no es que nos crucifiquen en el IRPF; Esa medida sólo parece adecuada para el cristianismo. Si la Ciencia acepta el recorte y no contesta como merece al Gobierno poniéndole en su sitio, ¡es que esta Ciencia no vale! Yo estoy dispuesto a difundir el provecho social que de su trabajo se sigue para que en los presupuestos la Ciencia sea tratada como se merece y para evitar la lamentable continua fuga de cerebros. Pero para aceptar de buenas a primeras, como un sindicato vertical amarillo, que se mantenga el gasto en la adquisición de equipos militares y se derroche los impuestos en contratos millonarios de los clubes de fútbol mientras se recorta bruscamente las partidas para la investigación médica, de biotecnología, etc, no pienso mover un dedo. Al contrario: Acusaré a la casta Científica de docilidad a cambio de participar del festín en el desmantelamiento del Estado de Bienestar.

Porque si la Ciencia pasa de estar contemplada como merece en los presupuestos oficiales a depender de la voluntad de los españoles, además de correr un riesgo innecesario por lo que comentaré al final, mal ejemplo daría a la Sanidad y la Educación que también están en el punto de mira. ¿O es que ese es el camino a sembrar que como la Ciencia escuelas y hospitales han de buscarse la vida en la Declaración de la Renta mientras la Casa Real, las subvenciones a los Partidos y demás criminales bajo cuerda del BOE parecen blindados a estas eventualidades?

El entusiasmo con el que ha sido recibida esta propuesta, sólo se explica por la cobarde autoconfianza de los científicos de salir bien parados del envite, no por supuesto contra el Gobierno de Rajoy, sino contra la Iglesia Católica. Pero que no canten victoria tan pronto, que en cuanto el fútbol entre en liza en la disputa por los impuestos del españolito medio – incluidos los aficionados del Barca y el Athletic – lo que encontrarán en la casilla ya no será una x, sino el Principio de Incertidumbre de Heisenberg.