Carta a una Infanta inocente

Reino de Orbajosa, a Viernes 24 de Febrero de 2017

Excelentísima Señora Alteza Doña Infanta:

Que la entrada no suene a chufla, pues como diría el ilustre Gobernador de Barataria, Sancho Panza, todo título es poco para quien como vos ha sufrido inmisericorde la Pena de banquillo sometida dia tras día a la no menos cruel tortura del Telediario, en esta España de Dios donde por el mero hecho de ser acusado uno ya es culpable aun cuando los tribunales le declaren absuelto e inocente, al extremo de verse perseguido de por vida por la sospecha que no perdona a las personas de su estatus y linaje.

Se nos antoja harto deficiente entonces, que tras años de vituperios, dimes y diretes, se despache todo el asunto con una escueta absolución, que para nada enjuga sus lágrimas ni el calvario atravesado por sus hijos, si bien, haya servido para certificar públicamente que usted, es tan inocente como su hermana y acaso también, para evidenciar el machismo social que acompaña a la citada envidia que se ha cebado en su figura por cuanto su caso presentaba la terrible paradoja de salir mal parada declarase lo que declarase, toda vez, ha sido examinada por el más implacable juez que quepa imaginar, cuál es, el Pueblo, o como gustan decir en Palacio, la Plebe.

Efectivamente, usted en el juicio ha declarado no saber nada, afirmación que los periodistas han puesto en entredicho sugiriendo que su persona lo sabía todo. Pues bien, fuera porque no sabía nada, fuera porque lo supiera todo, para usted no ha habido gracia alguna. Me explico: en el primer caso porque se la hace pasar por tonta, mujer florero, marioneta de la cabeza de turco que es su marido…y en el caso contrario, porque aparecería como cómplice consorte de una trama para cometer fraude contra la Hacienda Pública, cuando lo suyo, en un país que no maltratara a las mujeres desde la cuna como sucede con su hermana, hubiera sido tomarla ¡cuando menos! por Discípula de Sócrates o la misma encarnación del Filósofo, porque, qué otra cosa dijo aquel tan aplaudido en sus labios sobre “Yo sólo sé que no se nada” y de haberlo sabido todo, como algunos mal pensados pretenden, lo apropiado hubiera sido otorgarle el rango de “Sabia” título que por lo demás siempre le es negado a toda mujer demasiado versada atrayendo sobre si la mirada inquisitorial y el dedo acusador que anima a las gargantas a llamarlas ¡Brujas!

Su suerte, es la de toda mujer de éxito por haber nacido en una familia noble y acomodada, por ser guapa y elegante, por tener una ocupación bien retribuida, por verse agraciada en el amor con un deportista, sano, delgado, alto, bien parecido, bien posicionado y vasco, que le ha correspondido, por tener cinco hijos bien educados en los mejores colegios de Europa…Por consiguiente, no se extrañe de padecer maltrato mediático e institucional, sin que en su defensa hayan movido un dedo las Asociaciones Feministas. Es natural.

Ciertamente, no es consuelo en su situación los versos gongorinos de “Ándeme yo caliente y ríase la gente”, al comprobarse desde la misma sentencia que su absolución suena a condena vitalicia quien sabe si eterna, más todavía cuando quienes la condenaron desde sus respectivas tribunas lejos de afrontar su cobardía pasada haciendo leña de un árbol caído, abundan en su mezquindad al negarse reconocer haberse equivocado, para emendar en público lo que en público han difamado y para reparar en privado lo que en privado hayan dañado, que a la envidia y el machismo que caracteriza a España no le anda a la zaga el cotilleo, el chismorreo, la alcahuetería y el correveidile, ahora en versión multimedia con título de tertuliano, por lo que mucho me temo, que en su podredumbre acostumbrada emprenderán una huida hacia adelante para que la literatura y el cine den la imagen apropiada a cuanto habían falseado sus cabezas, así se las gastan los intelectuales.

Yo de usted, no albergaría esperanza en que todo esto se olvide, en que el tiempo cicatrizará sus heridas, en que el pueblo la perdonará, en que algún día brillará con luz propia su inocencia…antes veo más factible que siga los pasos del Conde de Montecristo para restaurar su honor empezando por reclamar para si y sus hijos el estatus de Refugiado en Suiza, resultado de la persecución y acoso sistemático del que son objeto en España por motivo de sangre, es decir, por ser quienes son. El estatus de refugiado, sea en Suiza, Mónaco, Andorra o las Islas Caimán, les permitirá acudir a Tribunales Internacionales donde defender con garantías su  actual derecho a que se le restituya el título de Duquesa de Palma, que se reponga la placa en la plaza de Mallorca con su nombre, que pueda regresar al Palacio de Mariven en Verano sin ser molestada, que se la recupere en el protocolo para actos oficiales, hasta dar la vuelta a todos y cada uno de los agravios institucionales que la han puesto en la picota. Igualmente, estará en disposición de denunciar al Estado Español por daños y perjuicios, materiales y psicológicos a su persona e hijos, y a exigir una compensación económica que reconozca la terrible injusticia a la que se han visto sometidos, porque, como se dice en estos casos, el dinero es lo de menos.

Esperando que estas reflexiones le sean de alguna ayuda durante su forzado exilio en Portugal, aprovecho para desearle una vida llena de dicha y felicidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Borbones: ¿Rama española de los Reptilianos?

La mitología universal está trufada de personajes reptiloides que intervienen para bien o para mal en la historia de la humanidad como por ejemplo Quetzalcoatl, Pitón, Anunakis…ambigüedad reflejada en el tratamiento dispensado a la serpiente, ora como portadora de sabiduría, ora como mensajera de Satán, o al dragón en la mentalidad asiática como signo colorido de bonanza y felicidad viéndosele zigzaguear en cualquiera de sus fiestas para alborozo de niños y mayores, mientras en la idiosincrasia Occidental, es sinónimo de peligro y Mal a combatir como lo prueba la sicretización cristiana del motivo de San Jorge.

Sobre esta base cultural, David Icke, mantiene desde comienzos de la década de los noventa que el mundo está gobernado por la estirpe de los Reptilianos, seres llegados al Planeta Tierra hace milenios camuflados entre nosotros con apariencia humana, toda vez asumieron que para sus intereses es más conveniente no ser reconocidos como tales por la población a la que van a manipular y explotar en su provecho científico, económico y alimenticio.

Esta estirpe alienigena-reptiliana cuyo origen híbrido con los humanos se remontaría a los inicios de la saga regia de Sumeria, actualmente estaría conformada por varias ramas poderosas, entre las que su autor destaca a la Familia Real inglesa. Sus miembros, aparentan ser gente educada, elegante, e incluso sonriente a fin de transmitir confianza y adhesión de cuantos desean esclavizar, mientras en privado, en sus fiestas, secretas reuniones e intimidad, se metamorfosean a su forma natural de reptil, disfrutando abiertamente del engaño continuo y prolongado al que someten a sus víctimas.

Confieso que la primera vez que tuve noticia de esta Teoría, aun cuando los resortes mitológicos con los que está elaborada son altamente sugerentes en su argumentación especulativa para dar cuenta de los males que azotan a la humanidad como son el aumento de la contaminación, la superpoblación, la sobrexplotación de los recursos naturales, el injusto reparto de la riqueza generada, las guerras, las epidemias, etc, no dudé en aparcarla mentalmente junto a la creencia de que el oro nazi fue transportado por tres submarinos durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial desde la costa europea hasta la Patagonia Argentina donde fue fundido para ser transformado en motores diesel que ahora se encuentran funcionando en tractores de ciertas granjas chilenas regentadas por la colonia alemana. Sin embargo, mi cabeza, que a estos fines parece entregada sin remedio al Síndrome de Diógenes, se quedó con la idea, cuya reminiscencia se vio altamente acrecentada desde el instante en que me enteré del parentesco familiar existente entre la Familia Real Inglesa y la rama española de los Borbones.

Lo cierto es que, a nada que uno se ponga a observar los rasgos fundamentales de la borboneidad, apreciará pronto que lo que en principio pudiera resultar una auténtica majadería, puede que no lo sea tanto, sobre todo, si nos fijamos en la mirada reptiliana que los caracteriza, la cual, es transmitida invariablemente de generación en generación, por muchas infidelidades que concurran en su árbol genealógico o vampiescos lavados de sangre que de cuando en cuando realizan para revigorizar su genética humana, si bien prefieren los enlaces endogámicos e incestuosos, no tanto por conservar el patrimonio, por cuanto no verse en la necesidad de confraternizar demasiado con la especie a colonizar y dominar. Es por este motivo que hasta un Magoo Cegatón como yo puede identificar sin gafas a través de retratos antiguos o sencillas fotografías de prensa quién es, y quién no es, perteneciente a la borboneidad, indistintamente de la época o de reconocimiento oficial.

Por supuesto, la Familia Real Británica negó en su día estas afirmaciones, como supongo que de darse el caso serio de que alguien con el prestigio social de David Icke en el Reino de España se atreviera a mantener públicamente esta absurda teoría, la familia Real Española también lo negaría oficialmente, pero como aquella sin aportar pruebas médicas, fisiológicas o genéticas fehacientes que despejaran de una vez por todas las crecientes dudas que al respecto hay entre una población cada vez más preocupada, pues no son pocos quienes se percatan de la progresiva y gradual reptilización de los rasgos adoptados por las parejas humanas que entroncan con los especímenes sospechosos de pertenecer a la estirpe reptiliana, como se puede observar en los casos de Iñaki o Letizia, cosa bien extraña, pues nadie solicita de momento una vivisección en toda regla, bastando una sencilla muestra de sangre.

Mientras falte tan sencilla prueba que mostrar, ante nuestra mirada su bondadosa presencia, su famosa campechanía, su popular cercanía, su paseada elegancia y demás atributos con que la propaganda les presenta, no son más reales que el pellejo que envuelve sus cuerpos para hacerlos más gratos ética y estéticamente a nosotros, de igual modo que la Familia Real Griega se hizo apellidar “de Grecia” para caer más simpática a quienes iban a saquear, antes que lucir el auténtico nombre aristocrático que les correspondía, a saber, Scheleswig-Holstein-Sonderburg-Glucksbur, los auténticos apellidos de vuestra querida Reina Sofía, lo que no quita, para que alguno de entre ellos pueda presentar, aún en la intimidad, un perfil digamos más humano y hasta entrañable como Felipe VI que recuerda al personaje encarnado por Robert Englund del lagarto bueno en la serie V.

Regia interpretación esotérica

Dada la estrenada condición de tertuliano me he visto forzado a mirar, escuchar, leer y hasta analizar con inusitada atención el soporífero discurso Navideño del Rey de España, no apreciando en su contenido nada relevante para la inteligencia media o el vulgar divertimento de las gentes, aspecto inquietante éste que me llevó a interrogarme, si acaso, bajo dicha apariencia insustancial no se ocultaba una segunda realidad secreta.

Al principio, sospeché de un posible lenguaje satánico tomando la iniciativa de escucharlo al revés. Pero no hallé mensaje más diabólico que el por cualquiera con dos dedos de frente advertiría oyéndolo del derecho. Así, después de darle muchas vueltas aplicando distintos métodos para su descifrado, siendo verdad que salían cosas curiosas como “No tengo otra patria que la familia” o “España es una caja de caudales”, desistí de obtener un resultado satisfactorio por este camino.

No obstante, persuadido por el misterio, reparé en la sobriedad de la puesta en escena, el semblante serio del personaje, la oscuridad de las tallas elegidas para la Sagrada Familia, la pincelada triste de la foto con las Víctimas del Terrorismo y sobre todo, la estampa propia del más lúgubre romanticismo que acompañaba el fondo tenebroso de un jardín mal iluminado donde destacaba una siniestra escultura inspirada en una estela funeraria…¿Era aquel sobrecogedor conjunto iconográfico un enigmático código simbólico de despedida dispuesto intencionadamente por los decoradores de la Casa Real? O por el contrario ¿Fuerzas superiores ajenas a la voluntad del monarca ligadas a su destino ya están trabajando en ese sentido de la vida que va siempre en la misma dirección?

Rápidamente, a fin de comprobar si otras disposiciones acompañaban para profundizar o descartar la fría intuición, eché mano de sencillas operaciones matemáticas con los distintos elementos que rodean el acto, corroborando para mi asombro que el agorero número 13 surgía por todas partes, empezando por la fecha de su emisión el 24-12-13 cuya suma guarismo a guarismo arroja 13, su propósito de situarse a caballo entre el 2013 y el 2014, cuyos números igualmente sumados uno a uno dan 13, como 13 es el resultado de la misma operación tomando el total de las palabras del discurso 1381 o la suma de los dígitos de su edad 76 años de su último cumpleaños…¿Sería éste el mensaje secreto? ¿Será éste el último cumpleaños de don Juan Carlos? Y de ser así ¿En qué sentido? ¿El de anunciarnos su abdicación o el de anticiparnos su muerte durante el 2014?

No tenía intención de escribir sobre estas particulares cavilaciones, convencido por el sano escepticismo de que todo se trataba de vagas impresiones mías donde se mezclaban datos dispersos, deseos propios e interpretaciones descabelladas. Era posible que hubiera algo de todo ello, cierta representación melancólica para dar penita a una población muy harta de la Monarquía, puede que también el hombre, consciente de encarnar en su persona al tercer Borbón más longevo de la historia desee dejar a la posteridad una imagen correcta de su porte en previsión de que pudiera ser su última alocución pública…¡quien sabe! Pero, ningún otro signo, además de los apuntados, presentaba como plausible la funesta lectura esotérica barruntada. Menos todavía, cuando apareciendo en la portada del “Hola” reluciente y sin muletas.

Y estaba dispuesto a dejar varado en un cajón los apuntes sobre el tema, cuando el pasado día de Reyes, sucedió ante las cámaras, sin que la censura lo pudiera maquillar, lo que todos hemos podido ver y oír por televisión con ocasión de la intervención de vuestra Majestad en la Pascua Militar: con claras muestras de fatiga, un anciano, Don Juan Carlos, conseguía a duras penas concluir su discurso no sin continuas interrupciones para tomar aliento, repeticiones, confusiones e irrefrenables gestos de frustración, junto a su hijo Felipe, cuyo rostro sumamente preocupado recordaba mucho al de su progenitor durante la lenta agonía de Franco cuando anticipaba los acontecimientos, imprevisto que me ha hecho replantearme la cuestión, decidiéndome por publicar tan esotérica interpretación.

Infanta Socialista

El pasado Jueves, para mi sorpresa, sin pertenecer yo a eso que se denomina en los medios de comunicación para asignar sillones “Cuota de Partido”, fui invitado supongo que en calidad de “Independiente”, “No adscrito” o como identificaban a los países irrelevantes en la escena internacional durante la Guerra Fría en la ONU “No Alineado” de nuevo a etb2 para participar en “Sin ir más lejos” un programa de debate vespertino de esos que se ven mientras andas con el postre a punto de tumbarte en el sofá a echar una cabezadita escuchando las tonterías del Tontodiario, estiradas por los cuatro costados en boca de los tertulianos de turno y en el que los intervinientes han podido hacer la digestión de las noticias del día conforme dan cuenta del ágape o son maquillados antes de entrar en el plató, para que se note que estamos bien informados y no como el resto.

Precisamente, mientras no me ponían más guapo de lo que soy y aprovechaba para darle un bocado a lo Carpanta a la tortilla de patatas extrañamente española adornada para disimular con el clásico queso con membrillo de las sidrerías vascas, la dirección del programa nos pasó un comunicado de ultimísima hora donde se recogía la irregular salida al paso del Fiscal Horrach, del caso Noos, quien sin ser consultado por el juez, en un informe “Preventivo” se acababa de pronunciar en contra de la imputación de la su Alteza la Señora Doña Infanta Duquesa de Palma, para abreviar de ahora en adelante Cristina de Borbón, también conocida por la prensa rosa como “La Urdangarina” en un esfuerzo por aproximarla al pueblo, aunque también, todo hay que decirlo, con el subrepticio propósito de ir diluyendo poco a poco en la memoria colectiva su incómodo parentesco con el resto de miembros de la Casa Real que ahora es una poco más que un Bungalow por haberse reducido el tamaño legal de la misma por expreso Decreto Real y en la que sólo caben los Reyes, los Príncipes de Asturias y las infantitas, porque, como bien dice su abogado defensor, no Roca i Junyent, sino el fiscal, su mero encausamiento ni imaginar que sucedería con una previsible condena, podría suponer un desprestigio insalvable a la institución monárquica en España, que pondría en grave riesgo su futura viabilidad en el marco político-institucional, pronunciamiento este último con el que disiento, pues siendo como han sido tradicionalmente tan perjudiciales los Borbones para los intereses de España, que desde sus inicios nos han involucrado en distintas guerras empezando por la de la Sucesión al trono, las tres Guerras Carlistas, los desastres de Filipinas, Cuba, el Rif, así como los distintos Golpes de Estado en los que han estado y no estado, sino patrocinados, ¡sí! consentidos yéndose cada dos por tres al Exilio… ¡Ahí los tenemos! en pleno siglo XXI sin escarmiento ellos y sin escarmentar nosotros.

A lo que iba; el caso es que, según avanzaban los minutos de descuento para entrar frente a las cámaras, y aún empezado el programa, no dejaba de darle vueltas al asunto para poder entender la actuación del Fiscal, demasiado descarada a fin de ser de algún provecho para la causa de su defendida, pues basta que el Fiscal diga lo que ha dicho y lo haya hecho de modo tan excepcional y hasta grosero, para que todos entendamos que hay un claro trato de favor hacia la persona de Cristina de Borbón, con lo que tratándose del Juez castro, quien ha demostrado ser un Juez Independiente del Poder y no como la Justicia del Ministerio de Gallardón que lo es de la Verdad, casi, como que el remedio puede haber sido peor que la enfermedad, por sentirse el Tribunal injustamente presionado en dicha dirección, máxime, si tomamos en consideración todas las facturas sacadas a la luz por la prensa donde aparece claramente cómo la interfecta es afecta a autopagarse, autoalquilarse, autodesglosarse, autodesembolsarse…toda suerte de bienes, muebles e inmuebles, tangibles e intangibles a cargo de subvenciones públicas para quienes facturaba la empresa Aizoon de la que es socia beneficiaria al 50% con su esposo Urdangarín que posee el otro 50% quien por ser plebeyo sí se encuentra encausado y con cuya cabeza en principio debería haber bastado de no habernos topado con el Juez Castro, quien de seguir por esta senda de la Independencia, pronto se verá metido en un lio y expulsado de la judicatura criminal que nos hemos dado, mientras Cristina de Borbón, socia de Aizoon disfruta de una buena estancia nada menos que en Suiza, modelo sin par en el que se mira todo Paraíso Fiscal.

En estos pensamientos estaba, cuando el presentador, Claudio Landa, sin previo aviso se dirige a mi persona seguramente por mis mitrofanescos antecedentes y me pregunta: “Y tú, Nicola, ¿Por qué crees que la Infanta en opinión del Fiscal no debe ser imputada?” Pude haber respondido cualquier cosa; Pero, como si de una acción refleja se tratara, exclamé alto y claro “¡Porque Cristina de Borbón es socialista!” O al menos, así sonó al auditorio, porque de inmediato hubo un sonoro cuchicheo entre el público asistente, caras extrañas entre los compañeros de mesa y un giro brusco de silla por parte del presentador. Apercibido de la ambigüedad fonética de la frase, no dudé en reconducir la situación explicando que “Bueno, Cristina de Borbón es socialista, en el sentido de que es socia y lista”. Entonces el murmullo se tradujo en carcajadas y tanto los allí presentes como los telespectadores entendieron bien lo que dije y quise decir…Aunque espero por mi bien, no del todo.