Móvil y Tumores cerebrales

Muchos han sido esta vez los medios de comunicación que han hecho honor a la profesión de informar de un inusual despacho de la Agencia Reuters por el cual se nos da a conocer ¡nada más y nada menos! que “el Tribunal Supremo italiano – no un grupo ecologista de esos que exagera – ha respaldado jurídicamente la existencia de una inequívoca conexión ente el cáncer de Innocenzo Marcolini, un alto ejecutivo que desarrolló un tumor cerebral en el lado izquierdo de la cabeza, con su extenso uso del teléfono móvil por motivos laborales, lo que podría abrir la puerta a futuras demandas en todo el mundo.

Todo empezó hace algunos años, cuando el afectado exigió una indemnización financiera de la Autoridad de Compensación de Trabajadores Italianos, INAIL, la cual rechazó su solicitud aduciendo la consigna con la que las Compañías de telefonía para pobres, suelen acompañar los millonarios aguinaldos enviados a los expertos universitarios que las defienden “que no había pruebas suficientes de que su enfermedad estuviera causada por el uso del teléfono móvil”. Sin embargo, un tribunal de Brescia sentenció después que hay un vínculo causal entre el uso de teléfonos móviles e inalámbricos y los tumores cerebrales, dictamen que ahora ratifica el Supremo italiano.
El veredicto redactado en tono muy serio señala que, en contra de lo que dicen los famosos expertos pagados por las Compañías de telefonía y otras empresas tapadera intermediarias de las mismas que con la colaboración de distintos medios y publicaciones de prestigio mantienen engañada a la ciudadanía, las pruebas científicas presentadas en apoyo de esa postura son abrumadoramente fiables aportadas, esta vez, por sólidos estudios realizados entre 2005 y 2009 por un grupo independiente dirigido por Lennart Hardell, especialista en cáncer del Hospital Universitario de Orebro, en Suecia.

Hace tiempo que el Gobierno de Francia y de otros Estados cuyos mandatarios no sucumben a las suculentas cantidades ofrecidas generosamente por la Industria de la Telefonía móvil para que hagan la vista gorda, han prohibido el uso de móviles en escuelas, bibliotecas, casas de cultura y resto de espacios institucionales públicos donde pueda ponerse en riesgo la salud de sus ciudadanos, especialmente la de los más pequeños en quienes se ha comprobado que su exposición a los sistemas WI-FI por un periodo de una hora diaria provoca excitación, hiperactividad, insomnio, amén de otros síntomas todavía por detectar. La cuestión es, ¿Qué pasa con nuestros Gobiernos y Tribunales? ¿O es que aquí las ondas electromagnéticas al lado del oído y envolviéndonos por todas partes se comportan de manera más benigna y el aumento del cáncer es una bala perdida?
Ya sé…Ustedes, ahora revisarán su particular videoteca mental y de ella extraerán miles de imágenes de políticos, jueces, fiscales, ministros de sanidad, científicos…hablando por el móvil y contrastarán toda esa propaganda pagada con mis palabras. Pues ya va siendo hora de que se enteren que nuestros enemigos públicos no nos quieren bien. ¡Y obran en consecuencia! Es vox populi que famosos, actores, toreros, cantantes y deportistas están a sueldo como esbirros de las distintas casas comerciales para lucir sus productos en público, sean relojes, zapatillas, refrescos, maldad por la que perciben ingentes cantidades de dinero bajo férreos contratos donde se estipula hasta cuánto mide el logotipo que ha de lucir Ronaldo en el calzoncillo y durante cuánto tiempo se lo tiene que dejar ver. Aunque menos conocido, también es sabido que los guionistas de teleseries y películas cobran bien por introducir subliminalmente en las historias marcas y modas como en su día hizo el oscuro payaso de Emilio Aragón cuando en su famosa serie de comienzos de los noventa parecía que todo el mundo en España vivía en Chaletes adosados y usábamos móvil.
Pues tres cuartos de lo mismo no duden ustedes que sucede con los más altos cargos institucionales, quienes como nuestros médicos de cabecera que reciben visitas de los representantes de las empresas farmacéuticas con regalos que pasan de unas manos a otras en forma egipcia por la consulta, en tácito pacto o entente pronto entienden las ventajas de salir por el Telediario bajándose de un Mercedes, que se les vea de vacaciones en la playa usando un Ipad o un Ipod, haciendo pipi o haciendo popo, con tal de que llegue al ciudadano la imagen que conviene proyectar pactada con las empresas del ramo correspondiente y que le reportará seguros beneficios personales y entre sus cometidos comerciales figura que se les vea hablar por el móvil.
Sé que es difícil de demostrar. Pero llevo años estudiando el comportamiento criminal de los sinvergüenzas Públicos y sólo cuanto acabo de escribir ¡Y más! Puede justificar que nuestros representantes no actúen en asuntos tan graves. ¡Están sobornados! Yo no soy un purista que pretende que un demócrata sea además de demócrata, honrado, limpio en su aseo personal y puntual en las citas. ¡Es más! Estoy convencido de que la corrupción es la grasa imprescindible para que funcione el sistema democrático; Por eso, no exijo la dimisión de nadie por haber permitido durante lustros la popularización entre la masa de estos artefactos tan dañinos para la salud de la población. Lo que sí demando, es que se presione a nuestros representantes para que empiecen a velar por nuestra seguridad y perciban que pueden perder el cargo y los privilegios, de continuar amparando los intereses de las Grandes empresas en lugar de los de sus votantes que estamos dispuestos a disculpar su corrupción, pero no la traición a la confianza en ellos depositada.

Móvil y cáncer

A menos de dos meses desde que la OMS desatara la alarma mundial calificando el uso de móviles como «posiblemente cancerígeno» tras contrastar internacionalmente los datos de su investigación “Interphone” que sugirió un mayor riesgo de tumores cerebrales malignos en personas jóvenes con un uso continuado del móvil de más de media hora diaria…prisa se han dado los canallas para promocionar a bombo y platillo en grandes titulares con amplia cobertura mediática por parte de quienes cobran jugosas entradas por publicidad precisamente de las compañías de telefonía que seguramente estén detrás de un modo u otro de la financiación directa o indirecta, de este nuevo estudio que dice que los niños y los adolescentes usuarios de estos dispositivos no se exponen a un mayor riesgo de sufrir un tumor cerebral que los no usuarios.
El trabajo, de Martin Röösli de la Universidad suiza de Basilea, analizó entre 2004 y 2008 a más de 350 pacientes con tumores cerebrales, comparándolos con casi 650 jóvenes sanos. Los científicos no encontraron ninguna pista estadísticamente significativa de que los jóvenes con cáncer hubiesen empleado más el teléfono móvil que los demás: El 55% de los enfermos afirmó hablar regularmente por el móvil, frente al 51% de los sanos. Sin embargo, sí se halló una correlación entre el riesgo de padecer un tumor cerebral y el tiempo transcurrido desde que se dieron de alta en los servicios de telefonía, pero sin ningún vínculo observable con el tiempo de uso – menudo alivio. Como anteriormente la OMS, cuando todavía se el organismo internacional se resistía a velar por la salud mundial y cedía a las presiones empresariales, esta gente, para cuidarse en salud, no duda en recomendar vigilar con atención una posible asociación, ya que el uso de teléfonos móviles entre niños y adolescentes ha aumentado exponencialmente en los últimos años, aunque no así los tumores.
Yo no sé ustedes, pero lo tengo más claro que el agua: antes que nada, fíjense en que Francia, fuerza económico-militar, miembro del G-8, potencia nuclear, que no puede ser tachada de alarmista por cuanto asume riesgos controlados en pos del bienestar de sus ciudadanos que no de los habitantes del Pacífico sur donde realiza sus controladas pruebas atómicas, hace meses que ha prohibido, si mal no recuerdo, el uso de Wi-Fi y de teléfonos móviles en colegios, bibliotecas y cuantos sitios puedan frecuentar sus jóvenes; luego hagan un poco de memoria y recuerden con que alarde de profusión los comerciales usaban en todo momento los móviles, como no dudaban en encenderlos junto a sus orejas y en cambio hoy, a penas les vemos usarlos el mínimo imprescindible y de hacerlo con sofisticados artilugios para diluir sus nocivos potenciales efectos y atiendan cómo en la trastienda o bajo el mostrador esconden pudorosamente un aparato fijo de los de antes; Y finalmente, observen cómo han desaparecido de la publicidad niños incitando a su consumo como aquel de “¿Hola! Soy Edu. ¡Feliz Navidad!” para evitar posibles futuros pleitos como los que han empezado a afrontar las tabacaleras tras decenios envenenando a la población con el consentimiento de médicos y gobernantes que merecen ser fusilados por sus crímenes contra la humanidad, que aquí parece que sólo los nazis fueron merecedores de tal distinción.

El cáncer, no es algo que sólo dependa de la realidad externa a nuestro organismo; Nuestro propio cuerpo, según su herencia genética, está más o menos propenso a desarrollar tal o cual cáncer de estar sometido a tal o cual sustancia o de moverse en este o aquel medio ambiente. El hecho de que cada uno de nosotros disponga de una particular herencia genética familiar, hace posible que mientras los hay que fumando toda la vida mueren en sus camas a los noventa por ancianidad sino de aburrimiento y abandono, los hay que, siendo acompañantes pasivos de sus malos humos, la espichan sin llegar a los cuarenta por cáncer de pulmón. Y esto que sucede con el tabaco, sirve para explicar las diferentes incidencias que entre la población puede arrojar estar expuesta constantemente a campos electromagnéticos, ondas y sustancias tóxicas, pues los seres humanos sólo somos iguales, en el mejor de los casos, ante la Ley y ya ven ustedes en que grado.

Por todo ello, hace tiempo que practico y predico la “desmovilización general” no sólo por motivos sanitarios, que también por el modelo de sociedad que se está construyendo en el que todo el mundo ha de estar disponible para todo el mundo, sin dejarte desconectar un instante, imposibilitando la intimidad con uno mismo y la necesaria reflexión que únicamente la contemplación del instante quieto, mudo, silencioso, proporciona a la mente sana que lo busca, si la dejan. Yo por si acaso, prefiero pecar de prudente, que servir de rata de laboratorio para que al cabo de los años entre en el club de afectados por el móvil. Ustedes verán si les apetece hablar todos los días con la angustia de ofrecer tarde o temprano una prueba irrefutable de la relación causa-efecto entre el uso del móvil y la aparición de un tumor cerebral.

Desmovilización social

La escuela peripatética, con Aristóteles a la cabeza, se distinguió por pensar y discurrir según daban vueltas al patio de una estancia, en la sana creencia de que el movimiento del cuerpo, ayudaría a la mente en mantener ágiles sus ideas. Siglos más tarde, las distintas ideologías se cobrarían la debida venganza, movilizando a los cuerpos que, carentes de reflexión y pensamiento, se entregaron al combate, la revolución, y la guerra. Y cuando parecía, que ambos habían tenido suficiente, y que la cosa no pasaría a mayores, resulta que unos y otras, se ven de nuevo afectados por igual en una movilización social a manos de la tecnología.
No me tengo por luddita, al contrario. Desde pequeño, soy un entusiasta del imparable avance técnico de la humanidad, aunque haga en falta un paralelo crecimiento en humanización. Sin embargo, también desde muy joven he desconfiado de todos los aparatos que la industria consumista desea colocarnos como pienso tecnológico a borricos urbanitas, pues aun no siendo un obseso de la salud y del naturismo roussoniano, mis pobres conocimientos científicos de electromagnetismo, radiación, etc, me hacen ser prudente ante las novedades, sin que por ello, me niegue a hacer uso de ellas, como prueba el hecho que durante cinco años he utilizado móvil, si bien, les confieso, siempre con cierta inquietud.

Pero hoy es el día que, debo reconocer públicamente, que mi prudencia, y reserva para con este elemento que nos ha aportado mayor movilidad, comodidad, libertad, satisfacción, comunicación, y disposición, eran del todo innecesarias, pues mi duda cartesiana, en cuanto a metódica para con todo aparato, en este caso era infundada , como se desprende de la ingente cantidad de estudios y experimentos que se están llevando a cabo por todo el orbe, y que demuestran para tranquilidad del usuario y de las empresas del gremio, que encargan y costean los mismos, que la radiación de los teléfonos móviles es inocua para el Ser humano, siempre y cuando, el aparato se use de un modo responsable y adecuado, y por consiguiente, los problemas de cáncer y dolores de cabeza, jaquecas, mutaciones genéticas, tumores, y demás ingredientes que provocan alarmismo por ignorancia científica, hoy por hoy, podrán ser achacados al tabaco, a una mala dieta, a vivir cerca de una incineradora, o a una central nuclear, junto a una torreta de alta tensión…pero no a poner el móvil pegado al oído a pocos centímetros del cerebro, quien por cierto, también emite ondas cerebrales, y nadie se queja. Claro es que el móvil, requiere como se ha dicho, un manejo correcto por parte de quien lo usa, y así debemos saber que, no es bueno tenerlo cerca de ninguna parte del cuerpo, y situarlo siempre preferentemente a un metro de distancia, que es peligroso arrimarlo al oído cuando se está estableciendo la conexión, que es muy nocivo hacer uso del móvil cuando está recargando, y más aún, cuando estamos con poca cobertura, o con baja batería, en estos casos no te quedas estéril, como le puede ocurrir a los chicos si lo llevan en el bolsillo, pero puedes quedarte más tonto de lo que estés. Etc.
Este verano, he decidido dejar de usar el móvil, es decir, que me he desmovilizado. Y ello ha sido todo un problema para mis amigos, y familiares, que ahora ya no pueden dar conmigo. Todos creen que me he vuelto paranoico, hipocondríaco, y aprensivo…¡Se equivocan! He dejado el móvil, porque me he enterado de que llevar móvil, es sinónimo de persona de bajo estrato social, cultural y económico, que no gana para tener un fijo, que debe trabajar todo el día o estar a disposición de terceros las veinticuatro horas como si fuera un esclavo, que en lugar de llevar cadenas, está marcado con un número, y GPS. Es este, y no lo peligroso que pueda ser el móvil para mi cuerpo y mi mente, lo que me ha hecho practicar mi particular desmovilización social.