Estoy a favor de la Ducha Armada.
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Un Borrikin en Castro
Sé que lo he advertido en alguna otra ocasión, pero es que no salgo de mi asombro: cada vez que me ausento más allá de dos o tres semanas de mi pueblo natal, Castro Urdiales, una de dos, o me sobresalta su inequívoca estampa con el puerto, Santa Ana, el Puente Romano y Santa María apareciendo en los Telediarios a propósito de los temas más insospechados, verbigracia, unas nubes en el escudo que se asemejaban a las gaviotas del PP, o a mi regreso me encuentro con alguna nueva fechoría perpetrada a mis espaldas.
A la vuelta de mi largo retiro navideño, esta semana, yendo y viniendo por el Paseo Marítimo de casa al centro del pueblo he observado que la tienda “Muebles Vizacaya” que desde mi niñez había estado allí para cobijarme de la lluvia repentina en mitad de la nada, había desaparecido. En su lugar, hay unas obras con andamio preparando el local para su nuevo uso. ¿Pero qué uso sería este? Me interrogaba…
Siendo como es un edificio señorial, protegido por su arquitectura creo que hasta histórico, donde el Excelentísimo Ayuntamiento tiene varias de sus dependencias oficiales, se alberga el Hogar del Jubilado, diversas instalaciones culturales, aulas de estudio y hasta donde vive el actual Alcalde tengo entendido, seguramente se tratará de algo bueno para el pueblo, como por ejemplo, una sala de exposiciones, la inauguración de un café teatro, a lo mejor una filatelia, una tienda de antigüedades, quién sabe si uno de esos sitios donde venden discos de vinilo o libros…y dejando volar la imaginación, risueño de mi, pensé que allí iban a realojar la sede de la Biblioteca Municipal que actualmente está justo debajo de la Escuela de Música en el mismo edificio en cuestión para que los usuarios dejemos de leer a Julio Verne al compás de un tres por cuatro o “Los miserables” de Víctor Hugo al son de El Himno de la Alegría. ¡Nada de eso!
Intrigado por el trabajo a destajo desplegado por los operarios, empecé a temerme que aquello no estaba relacionado con las contrataciones municipales propias de épocas preelectorales pese al elevado número de obreros congregados, y ni corto ni perezoso, como quien no quiere la cosa, según pasaba por allí, pregunté al primero que pillé desprevenido qué se iba a poner. Pero todo lo que obtuve por respuesta fue un “¡No sé! ¡Yo sólo soy un mandao!” Y contestaciones parecidas qué acrecentaron mi desasosiego, pues la falta de información era evidente sin carteles anunciando una próxima apertura comercial ni letreros oficiales de esos que gusta colocar a las autoridades para que los ciudadanos constatemos que no todos nuestros impuestos se van en corruptelas y malversaciones.
Mis sospechas no eran infundadas. Esta mañana de Miércoles, según desayunaba en la cafetería Bristol a apenas unos metros de tan emblemático lugar de la ciudad, junto a los Jardines donde tiene su merecida estatua Ataulfo Argenta entre altas palmeras y flores de colores, leo en la prensa sin previo aviso y en grandes titulares, lo que ni en mis peores pesadillas: los castreños van a consentir que Burger King, coloquialmente conocido entre la gente sana como “Borrikin”, abra un establecimiento de comida basura. ¡Lo que nos faltaba!
Yo respeto todos los gustos culinarios; además, creo que la gente pobre o con las facultades intelectuales mermadas tiene derecho a frecuentar sitios como el citado. Pero, ¡Ya nos vale! Sucede que justo esta misma semana acaba de cerrar uno de los mejores restaurantes de la zona “El Segoviano” ¿Y lo sustituimos por el Borrikin? ¿Es esta la marca por la que desea ser conocida la localidad en la próxima cita de la Feria del turismo FITUR? ¿Es que deseamos que las postales del pueblo de ahora en adelante recojan sin remedio el logotipo de esta franquicia? ¿Qué será lo siguiente? ¿Un Mac Donalds presidiendo la plaza consistorial donde ahora todavía se mantiene el restaurante Marinero? Porque si el edificio “El Royal” puede acoger al Burger King, qué problema hay en que el Mac Donalds ocupe el otro edificio emblemático de “Los Chelines”? Y ya puestos, por qué no modificar la letra de mi abuelo Ángel Cobo y la melodía de Nicolás Torre para que case con la realidad y así diga “Tenemos en Castro Urdiales/ muchas cosas a mostrar/ Entre ellas Santa María/ Y un Burger King frente al mar/ amén de un lamentable etcétera de desmanes.
Como digo, no soy un puritano que se opone radicalmente a la presencia de un Fast Food en su localidad; grandes capitales han permitido su presencia en libre competencia con otros referentes gastronómicos en pos de la pluralidad. Como en botica ¡Debe haber de todo!. Pero sucede que esas grandes ciudades además de un Borrikin tienen cines, teatros, salas de baile, boleras…que en cierto modo diluyen la mala imagen que puede dar a la zona un establecimiento de estas características. En mi humilde opinión, el Borrikin, bien podía haberse ubicado a las afueras junto a las indeseables grandes superficies donde su presencia armonizaría mejor con el entorno y la clase de gente que gusta emplear su ocio en ir de compras; mas, también sería un emplazamiento perfecto las cercanías del basurero municipal o junto al cementerio.
Impresentable, Incompetente, Irresponsable
El grave, urgente y peligrosísimo asunto del Ébola, ha puesto de manifiesto hasta a los más despistados de entre nosotros, que estamos gobernados además de por corruptos, por auténticos impresentables, incompetentes e irresponsables, cosa que ha hecho saltar todas las alarmas dentro y fuera del territorio, a propios y extraños, para entendernos, a víctimas y cómplices de los susodichos, por cuanto, como he confesado en más de una ocasión, los ciudadanos, estamos dispuestos a soportar e incluso a encubrir antes a un corrupto eficiente que a una persona honrada cuanto torpe; mas, en modo alguno, la confluencia de corrupción y torpeza en la gestión de los asuntos públicos, menos todavía tratándose de la salud, aunque, en España, a la salud, le sucede lo que a las cosas importantes, que no siempre son las que más importan.
Hay una hipótesis barajada entre politólogos para explicar el vertiginoso deterioro de la calidad de los Gobernantes al frente de las instituciones del Estado, la cual apunta al trasvase de funciones desde la Administración Central a las autonómicas, dado que el paulatino vaciamiento de competencias, permite que al frente de los Ministerios se situé a personas cada vez más intelectualmente descafeinadas y así, si a Suarez le siguió González, a este le sucedido Aznar, quien fue sustituido por Zapatero y este a su vez por Rajoy; y si en Exteriores a Ordoñez le siguió Morán, Loyola de Palacio, Moratinos…¡imagínense ustedes! qué no habrá acontecido en la secuencia de Educación o en el caso que nos ocupa con Sanidad, donde las responsabilidades han sido prácticamente entregadas a los Gobiernos autónomos. Así se explica la llegada al Ministerio de Leire Pajín y su sustitución por Ana Mato, sin necesidad de acudir a otras especulaciones más frívolas.
Lo cierto, es que hoy, la población, atribulada, atribuye al Gobernante apelativos como “Impresentable”, “Incompetente”, o “Irresponsable” con la misma laxitud que exclaman ¡Me es inverosímil! Por lo que me apresto a aclarar el significado de las voces empleadas, al objeto de que las mismas se adecuen al sujeto del que se predican, no vaya a ser que se puedan ganar una querella por llamar incompetente a quien es irresponsable por ser impresentable, o decirle impresentable a quien es irresponsable por no ser competente. Puede ser algo lioso, pero verán lo fácil que es distinguir quién es quién. ¡Vamos allá!
Se entiende por “Impresentable” aquel que no es digno de presentarse ni de ser presentado. En consecuencia, se puede afirmar de quien no se presenta, por ejemplo, a una rueda de prensa informativa urgente del Gobierno para dar explicaciones sobre la gestión de un problema como el Ébola siendo el Consejero de sanidad de la Comunidad de Madrid. En este sentido, Javier Rodriguez, es un buen ejemplo de “impresentable”, porque no se presentó. Pero, cuando hizo aparición pública para emprenderla contra la enfermera mientras esta se debatía entre la vida y la muerte, entonces se supo que además era un auténtico impresentable con mayúsculas.
Entendemos por “Incompetente” a quien no tiene competencia o jurisdicción para actuar; bajo esta acepción, hemos de convenir que, a la Ministra de sanidad del reino, Ana Mato, le queda muy poca o nula competencia, al estar transferidas buena parte de las funciones sanitarias a las Autonomías. Con todo, en su caso, como en su antecesora, es ¡todo un alivio! Pues también ha demostrado ser un excelente botón de muestra para ilustrar la otra acepción de la expresión, esa que reza “persona con poca o ninguna capacidad para resolver con eficacia algo”.
Por último, nos queda por despejar el término “Irresponsable” que es el individuo a quien no se puede exigir responsabilidad como puede ser un niño, un loco, anciano senil o el rey. A este respecto, el Presidente Rajoy no presenta el perfil adecuado. Sin embargo, atendiendo a un segundo sentido de la palabra “Irresponsable” resulta que le va como anillo al dedo, a saber: quien actúa o deja de actuar sin medir las consecuencias de sus actos o de su falta de acción. Porque a estas alturas no haber cesado a un impresentable y a una incompetente, es del todo irresponsable.
Intervención del Germen en la ONU
Intervención del representante de los Gérmenes Patógenos ante la Asamblea General de la Organización Nociva Unida (ONU)
“Desde la domesticación de plantas y animales, hasta que Pasteur nos declarara la guerra con la dichosa esterilización punto culmínate de la moda por la higiene, hemos operado sin mayor dificultad que la de amoldarnos a los distintos yoes y circunstancias.
Al comienzo de la evolución, nos contentábamos con atacar a organismos solitarios; mas tan pronto advertimos que los seres vivos están hechos a imagen y semejanza de algún modelo, como que sería un desperdicio dedicarnos a un único ejemplar pudiendo hacer lo propio con toda una cuadra-familia, manada-clan, rebaño-grupo, ganadería-tribu y lo que se ponga por delante ¡Mejor cuanto más grande!
Durante milenios nos aprovechamos de su inestimable colaboración respecto a nuestra expansión. Pero ellos, especialmente los humanos, igualmente se han beneficiado de nuestra labor: Su proliferación es la respuesta más obvia a nuestra amenazadora presencia. Eso por no citar sus culturas, infructuosos deseos de huir de la muerte.
Precisamente por intentar huir de la muerte, nos combatieron de modo indirecto sin demasiado acierto como demostraron sucesivas epidemias. Eran tiempos preciosos: la gente vivía, convivía y finalmente se moría de enfermedades contagiosas gracias a la concentración urbana y las aglomeraciones.
Les costó entender que aunque la persona enferme de manera individual, las consecuencias y causas de su enfermedad no son individuales sino sociales. Creían que el asunto tenía más que ver con el castigo de Dios, el Destino, el capricho de la Fortuna que con la su propia naturaleza humana. Y mira que Aristóteles lo advirtiera ¡El hombre es un animal social!
De haber tenido a la Muerte por libertadora como mantuviera Sócrates, entonces seguramente, gérmenes y humanos hubiéramos sido aliados. Porque nosotros procuramos muerte y la muerte, es la vida eterna. Combatirnos a nosotros, es alargar el sufrimiento de la fugaz existencia mortal. Durante el pasado Siglo XX casi lo logran: laboratorios de investigación trabajando sin descanso día y noche, miles de médicos y hospitales abiertos 24 h. para atender a todo dios que lo necesitase y cuando lo necesitase, farmacias en cada esquina dispensando toda clase de medicamentos específicos a precios asequibles para la entera población…En definitiva, todo un sistema sanitario público de calidad que abordaba por primera vez el problema social de la salud. Por primera vez sentimos la angustia kierkergaardiana de la inminente desaparición. Puede decirse que probamos de nuestra propia medicina.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con la irrupción de la penicilina, los gérmenes replanteamos nuestra estrategia pasando sin titubeos de la ofensiva a la defensiva y aún más allá: a la Resistencia agrupándonos en esta institución, la ONU, desde donde pudimos firmar un armisticio con el Mundo Occidental: sus científicos no trabajarían en ciertas enfermedades mientras estas sólo afectaran a pueblos subdesarrollados cuya posición geográfica les mantuviera alejados del contagio; A cambio, nosotros nos limitaríamos a trabajar en sectores restringidos de corto alcance, comúnmente conocidos como crónicos. Así, mientras en tres cuartas partes del globo la gente se moría de malaria, los europeos padecían caries.
El pacto por una salud humana a dos velocidades, fue respetado con pequeñas escaramuzas por ambas partes: que alguna empresa farmacéutica intentaba algo por su cuenta contra el cólera, íbamos nosotros y sacábamos el SIDA. Pero según fueron avanzando las décadas de paz y armonía, la casi completa extinción de ciertas enfermedades como la viruela o la poliomielitis, lejos de procurarles más salud, sólo les prolongo un poco la vida y en dicha prolongación aparecieron otras enfermedades de reemplazo como cánceres, Parkinson o Alzheimer. Por esta razón, Occidente ha solicitado renegociar los términos del acuerdo, que es lo que hemos venido a votar.
Con el efecto de la Globalización, los mandatarios Occidentales se han percatado de lo complejo que resulta aislar las enfermedades incurables aunque a tal menester se le reserve un continente entero como África: Males como el Ébola, ya están en indisposición de alcanzar Europa, a nado o en clase turista, de modo que esa parte del pacto parece anticuada y así lo reconoce la ONU. Por otra parte, dado que a la supresión de las enfermedades ancestrales no les ha seguido un estado de felicidad pleno sino otras enfermedades suplentes, los mandatarios reconociendo el sinsentido de mantener en sus presupuestos grandes gastos para la investigación médica y menos aún una red de salud pública para la ciudadanía, parecen dispuestos a desmantelar toda la infraestructura sanitaria de sus países para que las enfermedades antiguas puedan volver a ser mortales, asunto de capital importancia para nuestros intereses como especie.
A cambio, la Organización Nociva Internacional (ONU) a la que pertenecemos los Gérmenes Patógenos que represento, deberíamos comprometernos a atacar preferentemente a los pobres, sin distinción de edad, raza, sexo, religión, ideales políticos, nacionalidad o cualquier otra diferencia que los humanos sean capaces de imprimir a su biológica existencia. Extremo que estamos dispuestos a cumplir, siempre y cuando las clases pudientes de cada cultura y sociedad sean capaces de separase del resto. He dicho.
Móvil y Tumores cerebrales
Muchos han sido esta vez los medios de comunicación que han hecho honor a la profesión de informar de un inusual despacho de la Agencia Reuters por el cual se nos da a conocer ¡nada más y nada menos! que “el Tribunal Supremo italiano – no un grupo ecologista de esos que exagera – ha respaldado jurídicamente la existencia de una inequívoca conexión ente el cáncer de Innocenzo Marcolini, un alto ejecutivo que desarrolló un tumor cerebral en el lado izquierdo de la cabeza, con su extenso uso del teléfono móvil por motivos laborales, lo que podría abrir la puerta a futuras demandas en todo el mundo.
Todo empezó hace algunos años, cuando el afectado exigió una indemnización financiera de la Autoridad de Compensación de Trabajadores Italianos, INAIL, la cual rechazó su solicitud aduciendo la consigna con la que las Compañías de telefonía para pobres, suelen acompañar los millonarios aguinaldos enviados a los expertos universitarios que las defienden “que no había pruebas suficientes de que su enfermedad estuviera causada por el uso del teléfono móvil”. Sin embargo, un tribunal de Brescia sentenció después que hay un vínculo causal entre el uso de teléfonos móviles e inalámbricos y los tumores cerebrales, dictamen que ahora ratifica el Supremo italiano.
El veredicto redactado en tono muy serio señala que, en contra de lo que dicen los famosos expertos pagados por las Compañías de telefonía y otras empresas tapadera intermediarias de las mismas que con la colaboración de distintos medios y publicaciones de prestigio mantienen engañada a la ciudadanía, las pruebas científicas presentadas en apoyo de esa postura son abrumadoramente fiables aportadas, esta vez, por sólidos estudios realizados entre 2005 y 2009 por un grupo independiente dirigido por Lennart Hardell, especialista en cáncer del Hospital Universitario de Orebro, en Suecia.
Hace tiempo que el Gobierno de Francia y de otros Estados cuyos mandatarios no sucumben a las suculentas cantidades ofrecidas generosamente por la Industria de la Telefonía móvil para que hagan la vista gorda, han prohibido el uso de móviles en escuelas, bibliotecas, casas de cultura y resto de espacios institucionales públicos donde pueda ponerse en riesgo la salud de sus ciudadanos, especialmente la de los más pequeños en quienes se ha comprobado que su exposición a los sistemas WI-FI por un periodo de una hora diaria provoca excitación, hiperactividad, insomnio, amén de otros síntomas todavía por detectar. La cuestión es, ¿Qué pasa con nuestros Gobiernos y Tribunales? ¿O es que aquí las ondas electromagnéticas al lado del oído y envolviéndonos por todas partes se comportan de manera más benigna y el aumento del cáncer es una bala perdida?
Ya sé…Ustedes, ahora revisarán su particular videoteca mental y de ella extraerán miles de imágenes de políticos, jueces, fiscales, ministros de sanidad, científicos…hablando por el móvil y contrastarán toda esa propaganda pagada con mis palabras. Pues ya va siendo hora de que se enteren que nuestros enemigos públicos no nos quieren bien. ¡Y obran en consecuencia! Es vox populi que famosos, actores, toreros, cantantes y deportistas están a sueldo como esbirros de las distintas casas comerciales para lucir sus productos en público, sean relojes, zapatillas, refrescos, maldad por la que perciben ingentes cantidades de dinero bajo férreos contratos donde se estipula hasta cuánto mide el logotipo que ha de lucir Ronaldo en el calzoncillo y durante cuánto tiempo se lo tiene que dejar ver. Aunque menos conocido, también es sabido que los guionistas de teleseries y películas cobran bien por introducir subliminalmente en las historias marcas y modas como en su día hizo el oscuro payaso de Emilio Aragón cuando en su famosa serie de comienzos de los noventa parecía que todo el mundo en España vivía en Chaletes adosados y usábamos móvil.
Pues tres cuartos de lo mismo no duden ustedes que sucede con los más altos cargos institucionales, quienes como nuestros médicos de cabecera que reciben visitas de los representantes de las empresas farmacéuticas con regalos que pasan de unas manos a otras en forma egipcia por la consulta, en tácito pacto o entente pronto entienden las ventajas de salir por el Telediario bajándose de un Mercedes, que se les vea de vacaciones en la playa usando un Ipad o un Ipod, haciendo pipi o haciendo popo, con tal de que llegue al ciudadano la imagen que conviene proyectar pactada con las empresas del ramo correspondiente y que le reportará seguros beneficios personales y entre sus cometidos comerciales figura que se les vea hablar por el móvil.
Sé que es difícil de demostrar. Pero llevo años estudiando el comportamiento criminal de los sinvergüenzas Públicos y sólo cuanto acabo de escribir ¡Y más! Puede justificar que nuestros representantes no actúen en asuntos tan graves. ¡Están sobornados! Yo no soy un purista que pretende que un demócrata sea además de demócrata, honrado, limpio en su aseo personal y puntual en las citas. ¡Es más! Estoy convencido de que la corrupción es la grasa imprescindible para que funcione el sistema democrático; Por eso, no exijo la dimisión de nadie por haber permitido durante lustros la popularización entre la masa de estos artefactos tan dañinos para la salud de la población. Lo que sí demando, es que se presione a nuestros representantes para que empiecen a velar por nuestra seguridad y perciban que pueden perder el cargo y los privilegios, de continuar amparando los intereses de las Grandes empresas en lugar de los de sus votantes que estamos dispuestos a disculpar su corrupción, pero no la traición a la confianza en ellos depositada.