¿Un impuesto sobre el aire?

Gracias al último informe de Ecologistas en Acción, nos enteramos de que, el 94 % de nosotros respiramos un aire contaminado por encima de los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud. Pero no hay motivo para la alarma general, máxime cuando caemos en la cuenta de que la OMS tiene su sede en la lejana ciudad suiza de Ginebra.

La noticia que incomprensiblemente se ha filtrado a los medios de comunicación, además de provenir de una organización dedicada a generar inquietud en la ciudadanía por medio de lo que se ha dado en conocer como preocupación por el “Miedo Ambiente” es de carácter muy relativa por verse el porcentaje de afectados enormemente reducido a escala local a un aceptable 22% de la población, de atender los periodistas sólo a los límites tolerables fijados por la legislación española, que por algo es la que nos afecta más directamente y la única que debería ser de relevancia profesional a la hora de informar a los españoles.

Claro que, si lo que ustedes desean es vivir del todo despreocupados del asunto, entonces, les recomiendo hacerse con un pasaporte bajo bandera tercermundista como hacen las grandes empresas energéticas cuando se trata de fletar un petrolero, al objeto de que sus permisivas leyes, respecto a los límites tolerables de contaminación para la salud humana, les evite el desasosiego particular que puede ocasionarles saber estos datos que únicamente deberían conocer los científicos.

Mas conchabados como están Grandes Empresas contaminantes, Gobiernos corruptos que dejan hacer, periodistas que miran hacia otro lado a cambio de publicidad y Oenegés amaestradas por las subvenciones, sólo se me ocurre un motivo para encajar sin dificultad que informes como el recientemente presentado haya recibido tanta pública difusión, que a priori deja mal a todos ante el común de los mortales que entre sorprendido e indignado se pregunta ¿Por qué no me lo advertisteis antes?

Hay que ser muy tonto para creerse el discurso oficial buenista que presenta a empresarios, gobernantes, periodistas, científicos, Oenegés y cualquier tercero que se cite, como entidades dedicadas a crear riqueza, solucionar nuestros problemas, mantenernos informados, esforzarse en el progreso colectivo y ayudar a los demás, por lo que en la información difundida debe haber gato encerrado, en forma de bálsamo preparatorio para el inminente anuncio de un impuesto sobre el aire puro y los espacios libres de humo y contaminación.

La argumentación que se está empezando a pergeñar entre unos y otros vendría a ser como sigue: Las empresas españolas, auténtica fuente de empleo y riqueza del ciudadano, agobiadas por la crisis no pueden continuar sosteniendo por si solas los costes contraídos para preservar el medio ambiente de la inevitable contaminación que genera su actividad. Para aliviarlas de esa carga que amenaza con paralizar por completo el desarrollo de nuestra industria y consumo, el Gobierno en su responsabilidad se ve obligado a apelar a la solidaridad de todos los consumidores para poder sufragar los gastos derivados de recuperar el ecosistema dañado por la actividad industrial que, a fin de cuentas, es el resultado de la demanda. Por ello, además de los impuestos sobre los carburantes, del céntimo sanitario, el céntimo ecológico, es imperativo empezar a pagar por el aire que respiramos…

Al principio, la medida será ampliamente contestada, porque comportará que las élites económicas gozarán en sus vidas de un aire de mayor calidad que el resto y que los más desfavorecidos verán garantizada la introducción en sus pulmones de toda clase de sustancias dañinas para su organismo toda vez se haya prohibido por completo la venta de tabaco. Pero, según se vea que el negocio del aire genera empleo y nuevos motivos de ocio, pronto nos acostumbraremos a pagar y sobre todo disfrutar del aire fresco, como los presos valoran estar fuera de sus celdas al aire libre, de igual manera en que como advirtiera en “Las repentinas ocurrencias de un excelente comedor de pizza” hemos aceptado que los más adinerados se vistan mejor, coman más sano, vivan en sitios más saludables, desempeñen oficios más gratos, mejor pagados, reciban una mejor educación, una mayor atención médica y hasta sean más guapos, buenos e inteligentes.

Hamburguesa Inmortal

¡Ver para creer!
¡Ver para creer!

Esta Semana Santa, que para los docentes son dos y para los indocentes como yo pueden llegar a ser tres si me descuido, la he dedicado por entero a profundizar en los Misterios griegos con la ayuda de insignes autores que me han abierto “El camino a Eleusis” donde se prometía a los iniciados algo más que la mera Resurrección, que también la Inmortalidad, de cuya atenta lectura uno puede mejor comprender que la Procesión que aparece, es como la que no aparece camuflada en sus momentos del ciclo agrario, secreto ahora desvelado precisamente cuando la ciencia a punto está de introducirnos en una nueva Era, donde aquella época en la que las cosas, nacen, crecen, se reproducen y mueren para volver a renacer, puede verse interrumpida gracias a los esfuerzos de la biología por descifrar los también ocultos enigmas de nuestra natural existencia a través de la genética, el estudio de la Telomerasa y los avances de la tecnología informática en la encriptación de la información que posibilitarán la descarga de la identidad en soportes no orgánicos… que ciertamente auguran que a la vuelta de la esquina el Hombre en cuanto especie e individuo, deberá enfrentarse al desgarrador dilema de tener que escoger por primera vez en la evolución humana, cuándo desea morir o por decirlo más positivamente, hasta cuando desea vivir, sin todavía haber alcanzado el estatus Nietzscheano de Superhombre, abortada en seco la Postmodernidad.

Perdido en estas consideraciones que retraen bruscamente la conciencia para a continuación impulsarla hacia el precipicio de la contemplación mística de la Visión haciéndola experimentar el conocido “Vértigo existencial”, para darme un respiro, aparté tan sugerente lectura para cuantos deseen encontrar una antorcha que les ilumine en la oscuridad de los tiempos, y tomé entre mis manos algo más liviano con la intención de distraer la mente que me buia más de lo soportable de entusiasmo y excitación. Fue así, como reparé ayer Jueves en una curiosa noticia aparecida en un diario sobre una paciente e ingeniosa artista llamada Sally Davies que se ha dedicado dos años a fotografiar un menú de nuestro querido Mc Donalds con la inicial pretensión de retratar la degradación y putrefacción del producto paso a paso, supongo. Pero cuál fue su sorpresa, que pasados los días, las semanas, y hasta dos años, hoy es el día que el menú al completo, – entiéndase hamburguesa, pan y patatas fritas incluidas – se encuentra tan suculento como cuando la adquirió bajo los conocidos arcos dorados.
Lo primero que me vino a la cabeza fue que esta artista merecía ser inmediatamente nominada para un premio Ig Nobel, esos que se otorgan con espíritu ´Patafísico a los experimentos más absurdos e inútiles en apariencia – algún día hablaremos de este asunto de la ´Patafísica – que se llevan a cabo con seriedad por el mundo. Pero, casi simultáneamente, mi cerebro en paralelo advirtió que esta artista más que ser nominada al Ig Nobel, a lo mejor también debía ser candidata al Premio Nobel por haber descubierto el ingrediente secreto, nada menos que de la Inmortalidad. ¡Como lo oyen!
Bueno…igual he ido demasiado lejos. También las reliquias de Santa Teresa o las de Nepomuceno podrían ser susceptibles de albergar dicho ingrediente por su sagrada incorruptibilidad y sin embargo no les ahorró a sus santidades el trance vital de la muerte. Más en una época consumista como la nuestra, no está mal que sustituyamos las momias de antaño por nuevos iconos reconocibles y reverenciados como la hamburguesa de Mc Donalds que nos prometan la Vida Eterna y bebidas como la Coca Cola que sin llegar a las maravillas del Soma de la India ancestral, de la Ambrosía del Olimpo o la pócima de Eleusis a base de vino, cebada y menta, dan la chispa de la vida. Para que luego digan que son malas y dañinas a la salud.
Todo esto me ha hecho reflexionar sobre mi posición abiertamente contraria a estas dos marcas y hasta los productos que venden. ¿ Es posible que mi reconocida animadversión sea fruto de la propaganda de los que envidian el merecido éxito de estas dos compañías entre la humanidad? Quién sabe si su éxito es precisamente debido a que ofrecen vida y esperanza pero no con vagas promesas como las religiones, ni con ficticios mitos literarios sobre un mágico Elixir de la Juventud o Santo Grial perdido en la bruma de la saga artúrica, sino con alimento que sacia el hambre del hambriento y bebida que calma la sed de sediento. Empiezo a temerme seriamente que he sido víctima de un colosal engaño y que como le ocurriera al bueno de Lucifer – literalmente portador como Prometeo de la Luz a los hombres – las verdaderas fuerzas malignas de la historia hayan proyectado de nuevo embustes y falsedades sobre estas dos protectoras Multinacionales que lo único que desean es poder satisfacer nuestras más mundanas necesidades para proporcionarnos en lo posible, alegría, paz, prosperidad y felicidad.

Transplantes y granjas humanas

http://www.youtube.com/watch?v=t-1YvaVdprY

En mi testamento vital – tiene gracia el nombrecito – he dejado escrito que cedo para transplantes cualquier parte de mi cuerpo si es que puede servir a alguien todavía; En su defecto, aprovecho la ocasión para dar a conocer públicamente que me gustaría que alguna cadena de comida basura como Mc Donalds se hiciera cargo de mi última voluntad, cuál es, confeccionar con mis mundanos despojos algún suculento producto de los suyos y lo diera a ingerir a su clientela para igualarme en su ingesta a Cristo para que en su digestión les repita como lo hace el empacho mediático de la pasada JMJ, de la cual, esta mia extravagancia sólo es un efecto colateral tras escuchar la llamada evangelizadora de Kiko Argüelles.

Pero no sé hasta que punto el materialismo católico que no acepta el Matrimonio con amor si no ha habido coito de por medio, estaría dispuesto a renegar de la resurrección de los muertos con sus mismos cuerpos – es uno de los grandes defectos de su doctrina, porque ya de prometer, a mi me gustaría resucitar en el cuerpo Danone de alguna Top Model que haya muerto jovencita que a estas alturas sería un error de cálculo por mi parte soñar con el de Kim Basinger – este es el motivo que se esgrime a favor del enterramiento y en contra de la incineración, por ejemplo. Mas como a estas alturas la ciencia ha demostrado que de Cervantes y hasta del mismo Nazareno, todos y cada uno de nosotros tiene en sus futuros sacos de gusanos varios miles de los mismos átomos que en su día constituyeran sus carnes, como que me persuade sobremanera participar de esta resurrección anticipada por medio de mis órganos vitales en los pellejos de otras personas, y no pienso únicamente en el corazón o los riñones…

Supongo que con más seriedad que la por mi mostrada, la sociedad española muy merecido tiene ser reconocida por la comunidad internacional como un referente en el que fijarse por el eficaz sistema médico-legal favorecedor del altruismo ciudadano en un momento tan delicado como es el fallecimiento propio o de un familiar para que los órganos que puedan ser de utilidad en otros cuerpos sean inmediatamente rescatados del último viaje al que en principio sólo está llamada el alma inmortal, haciendo realidad el sabio consejo de ir ligero de equipaje.

Si durante la vida el Hilemorfismo aristotélico que nos divide en materia y forma, o lo que vulgarmente entenderíamos como cuerpo y alma, justifica el abandono del placer, la renuncia a la belleza, la abstinencia de todo goce, la castidad sexual y cualquier otra forma que pudiera dar gusto al cuerpo para salvaguardar la pureza de de su prisionera, llamada a retornar al mundo verdadero de la ideas platónicas en cuanto aquel se derrumbe por la corrupción intrínseca que por naturaleza le corresponde, al menos, en el momento de su muerte, habría igualmente de ofrecer la justificación para su aprovechamiento dado que nada en sus órganos remite a lo que entendemos por valioso espiritualmente de su superficial aspecto.

Ahora, lo curioso del asunto, es que la cesión de los órganos del cuerpo participan de la misma excepcionalidad del mercado que nuestra capacidad de votar, o sea, que ha de realizarse gratis por ley; Si usted tiene terrenos, acciones en un banco, un automóvil o cualquier otra propiedad, la puede dejar en herencia a sus descendientes y que luego estos decidan si quedarse con ello o venderlo e incluso, usted mismo puede dejar establecido que se ha de hacer con ello, entre cuyas opciones que duda cabe puede disponer de su venta y reparto, verbigracia, a los pobres como tenemos noticia se hace en ocasiones con fortunas de desconocidos filántropos que han esperado a morirse para ser generosos con lo que no se pueden llevar al otro barrio. Pues bien, miren por donde, esto mismo, está prohibido para nuestro bien más preciado e íntimo como es el cuerpo, obligándose a que personas que no tenían donde caerse muertas y que solo contaban con su cuerpo como única herencia, deban cederlo sin percibir gratificación alguna para ellos ni para sus herederos, cosa que suena muy solidario en caso de personas de clase media y forrados hasta las cejas, pero que sinceramente, me parece una auténtica putada, cuando se trata de gente pobre, quienes después de haber entregado su tiempo, sangre y sudor en vida trabajando para alguien que ha vivido confortablemente gracias a su esfuerzo por un sueldo miserable, encima ahora pueda ocurrir que por azar también después de muerto, le entregue lo poco que dios le ha dado, sin nada a cambio.

La reflexión anterior hace que muchas personas prefieran vender en vida parte de sus órganos, antes de que el Estado se apropie de ellos y los entregue a cualquiera, sobre todo los que tienen doblados como ojos, riñones, pulmones…práctica que también está prohibida en nuestro país, pero no fuera de él, de modo que, así como en los años setenta las clases pudientes iban a abortar a Londres para desembarazarse del problema sin renunciar a sus convicciones cristianas, ahora los hay que visitan las clínicas flotantes que por todo el globo navegan en aguas internacionales para hacer el intercambio comercial sin riesgo de incurrir en delito.

Pero, el dinero no lo puede comprar todo. Órganos vitales como el corazón, son difíciles de adquirir por venta voluntaria del donante. En estos casos, quienes tienen dinero suficiente para comprar voluntades, la moral de supervivencia les ampara en sobornar a los responsables sanitarios para colocar a sus familiares o ellos mismos en los primeros puestos de las listas de espera. Sólo en casos muy desesperados y gente sin escrúpulos – no sin ética – acude al denominado tráfico de órganos en el que participan desde hospitales oficiales, hasta vulgares sicarios, pasando por anestesistas y médicos llegados desde sus países de origen para hacer las intervenciones en lugares bien distantes donde la pobreza y la necesidad hacen estragos, porque a fin de cuentas, de qué le sirve un órgano sano a quien no lo va a poder disfrutar en vida…más o menos viene a ser lo mismo que la adopción de esos pobres niños que mejor están con nosotros los blancos occidentales que con sus familias, sus vecinos y su gente.

Pero las mafias que trafican con órganos humanos, se han percatado de que por las peculiares circunstancias del mercado, su urgencia, especialización y las implicaciones éticas cuya resolución en cada caso interfieren negativamente en toda la cadena de mando, son demasiadas para que el negocio de los transplantes genere los beneficios que otros tráficos como el de blancas, armas o droga ofrecen y en consecuencia, antes de renunciar han puesto en marcha una idea, verdaderamente interesante, a saber: La creación y mantenimiento de auténticos viveros de órganos y granjas humanas.

Cuando en perspectiva se tiene controlado un órgano de un potencial donante que lo es sin el concurso de su conocimiento y menos de su voluntad a través del banco de datos de los historiales clínicos informatizados y puestos al día en tiempo real, decimos que se halla en un “Vivero de órganos” a disposición de la clientela cuando haga falta en función de edad, compatibilidad sanguínea, salud del ejemplar y por supuesto dinero ofrecido por la mercancía. Si todo es conforme, se localiza al sujeto en posesión del órgano y se procede a su extracción. En los años ochenta, todavía las batas blancas que visitaban las favelas brasileñas les dejaban unos dólares en el bolsillo tras finalizar la intervención si se trataba de un órgano no vital para que se le alegrara el cuerpo tras la anestesia, o se dejaba a la familia una suma considerable – hasta mil dólares – si el órgano obtenido era vital.

Sin embargo, desde entonces el procedimiento se ha ido refinando y en la actualidad se prefiere la modalidad de la “Granja humana” consistente en que las personas con gran disponibilidad económica, suscriban un “Auténtico Seguro de Vida” que les garantiza la disposición inmediata de órganos vitales y no vitales procedentes de personas que a su vez se han comprometido a cederlos en cuanto le sean requeridos. ¿A cambio de qué? Pues muy sencillo: a cambio de vivir igual de bien que el sujeto que ha suscrito el “Auténtico Seguro de Vida” O sea, que de una parte la persona con poder y dinero comparte su riqueza con un tercero desconocido que a cambio comparte su salud. Puede parecer una idea descabellada, pero es otra forma de solidaridad interpersonal sin intermediarios que cada vez cuenta con más gente de una y otra parte dispuesta a rubricarlo.

Pues bien, a nuestro país no sólo se le reconoce la eficacia y eficiencia técnica del sistema público sanitario, también de poseer una legislación que busca evitar el tráfico de órganos ilegal y su compra-venta aunque sea de modo voluntario por las partes. Lucha por el altruismo y la solidaridad que ha podido mantenerse mientras la situación económica lo ha posibilitado; Pero cuando la necesidad es mucha y el hambre aprieta, tanto las leyes humanas como los mandamientos divinos se supeditan al dictado de la Naturaleza y en breve ya contaremos en nuestras fronteras con casos cada vez menos aislados por lo que si alguno desea curarse en salud, igual le conviene contraer la hepatitis b.