Cada vez que en la tertulia de Euskadi Hoy comentamos cualquier cosa que tenga que ver con Vox, la pantalla donde recibimos los guasaps del personal se pone al verde vivo. Buena parte de los mensajes contienen todo tipo de encendidos cagüentales sobre la formación del chiquilicuatre de Laudio, pero otros, un montón, nos dedican el mismo reproche airado: “¡Les estáis haciendo la campaña!”. Invariablemente, mi respuesta es la misma: mal vamos, si entre la audiencia de Onda Vasca hay algún ser humano capaz de caer rendido ante los cantos de sirena (policial, se entiende) de semejante banda de energúmenos. O no conozco nada a mis oyentes, o antes entrará una manda de mamuts por el ojo de una aguja que veremos a uno de ellos echando a la urna una papeleta con las tres letras de marras. Es una consideración, por supuesto, que hago extensiva a las lectoras y los lectores de los diarios del Grupo Noticias.
De otros medios, especialmente de algunos que pasan por maximegaprogres, no tengo el mismo concepto, eso también es verdad. Ahí sí que me da la impresión de que se está buscando —y consiguiendo— multiplicar los panes y los peces electorales de los ultramontanos. ¿Con intención? Palabrita que lo ignoro, aunque seguramente no es ni una casualidad ni hay por medio un objetivo loable. Me limito a recordar, en todo caso, que el procedimiento es idéntico al que hace ahora cinco años justos convirtió a Podemos, entonces solo un grupito de amiguetes con pico de oro, en lo que hoy es la tercera fuerza política de España. Ni de lejos pretendo equiparar ideológicamente a los morados con Vox. Simplemente, anoto el parecido.