No entra en mis planes ver El buen patrón. Seguro que es una película chuchi, muchi y guachi, pero paso un kilo. Ya no está uno en edad de babear con potitos buenrollistas. Menos si, como es el caso, la moralina progresí te la cascan unos gachós con rostro de alabastro. Porque mucho jijí y mucho jajá, pero en 2013 el bar de la familia del aclamado protagonista de la reivindicativa cinta echó a la calle a todos sus currelas y les aplicó la entonces recién estrenada reforma laboral de Mariano Rajoy. Solo cuando el asunto salió a los medios y provocó un cierto escándalo, los Bardem de más tronío —Javier, Carlos y la difunta Pilar— se ofrecieron a pagar de su bolsillo una indemnización superior. Paternalismo e hipocresía hasta el final. No consta, por cierto, si los despedidos cobraron o no.
Todavía más sangrante, si cabe, es el caso del productor de la cosa, Jaume Roures. Hay que reconocerle cuajo para plantarse a recoger el Goya por un panfleto obrerista, cuando el tipo tiene presentada una amplia bibliografía como pésimo patrón. Y aquí no hablo de oídas, se lo puedo asegurar. Su concurso de acreedores por la puerta de atrás en el diario Público dejó colgados de la brocha a decenas de compañeras y compañeros que, además de quedarse en el paro de un día para otro, nunca recuperaron los varios salarios adeudados. Para rematar la faena, cuando la plantilla quiso comprar la cabecera para tratar de seguir ganándose el jornal como cooperativa, el individuo mandó a un propio a la subasta y la arrampló por un puñado de euros más. Ya ven cómo las gastan los que nos dan lecciones de dignidad a granel.
Contradicciones de la vida. No negarás que hoy la entrada te ha quedado un poco para tu «Maraña Mediática».
De hecho en lo que a la película se refiere es lo mismo que dice Santiago Navajas en su artículo «Los Goya de los hipócritas» de Libertad Digital.
No sé. Es una buena película con un muy buen Bardem (que es muy buen actor).
A la izquierda posturera (cierto) se le exige una coherencia en sus comportamientos que no se exige a otros.
El Gran Wyoming no puede tener propiedades inmobiliarias, P. Cruz no puede ir a dar a luz a un hospital privado…etc…etc…
Antes a la gente como ésta se les llamaba «comunistas de LOEWE» y creo que los prototipos eran Victor Manuel y Ana Belén, propagandistas yvusuarios de la marca de lujo.
Sobre el primero y puestos a cotillear, siempre se le ha ligado con los curtidos mineros asturianos, cuando de chaval compuso una canción dedicada a su amor por Francisco Franco y ya de mayorcito otra que decía «se puede vivir sin un millón de vascos» o sea sin los nacionalistas vascos y parentela. Jeta de diamante, progresismo de estiércol.
Además de las contradicciones que reflejas, que ya son suficiente motivo para la abstención de verla, no deja de ser repulsivo el tratar ciertos temas como el machismo, el abuso patronal, la discriminación de género y los sueldos de miseria… en clave de comedia.
A algunos les hará mucha gracia. A otros ninguna.
Parece ser que como hay público para todo, también hay progres para todo.
Y los medios de creación, que siempre han servido, o deben servir, tanto para divertir como para denunciar, son una maravillosa vía para banalizar los problemas que antes se denunciaban. Todo es risible. Hay que distraerse.
Esnepel; en clave de comedia se puede tratar absolutamente todo. Y la comedia puede ser el más contundente y punzante medio de denuncia.
A mí me ha parecido una buena película pero es que no la considero precisamente una comedia. Como no era una comedia «Barrio» del mismo León de Aranoa, aunque tenga sus puntos.
Lo que veo un terreno delicado es empezar a descalificar o incluso boicotear obras (literarias, cinematográficas, musicales, etc) por razón de su autor, o, peor, por las posturas expresadas por su autor en algún momento de su vida. Terreno peligroso.
En cualquier caso, no es buen comienzo de una crítica de algo la afirmación de no haber visto ese algo ni tener intención de verlo.
Un añadido. Bardem es actor. Actor. Esa es su profesión. Interpreta desde a malos de James Bond a chulos jamoneros (Jamón-Jamón), empresarios paletos corruptos (Huevos de Oro), a Ramón Sampedro y un larguísimo etc.
Como veis; personajes de variadísimos perfiles y representativos de ideologías opuestas.
Es que se dedica a eso.
De verdad, no entiendo denostar una película porque el actor principal, o lo que dice, chirría con el personaje que representa.
Las incoherencias de Bardem habrá que «denunciarlas» cuando se den en su vida real (entre lo que dice y lo que hace; y ya se denuncian insistentemente). No tiene nada que ver con los papeles que representa.
Y, como decía en mi primer post; que se sea tan exigente con las faltas de correspondencia entre lo que se dice y lo que se hace…pero con todo el mundo. No queda títere con cabeza.
Con los Bardem parece que hay fijación. ¿Será el éxito?
En este país, y en otros, siempre ha sido muy facil ser de izquierdas con la cartera llena.
Yo he echado en falta el «no a la guerra» de todos estos progreguays caviar este año en los Goya. Sera que esta vez el que manda los aviones y las fragatas es otro progreguay de su cuerda.
O igual ahora, el malo no es tan malo o el bueno tan bueno o a saber si lo que importan son los muertos o el lustre de la actuacion. A saber.
Que se puede poner todo en clave de comedia, por su puesto. De hecho se está haciendo y desde hace tiempo: Hay que ver los años que tiene la empalagosa Pretty Woman, siendo en realidad un ensalzamiento de la prostitución y del sometimiento de la felicidad y realización personal al dinero y al consumo.
La libertad creativa debe estar por encima de todo, pero la libertad de crítica también. Hay un medio adecuado para cada tema, y si se elige el más comercial, no siempre gusta a todos. Otra cosa es que al autor (productor, director, actor..) le importe poco esto, claro.
Pero que se pueda hacer no quiere decir que sea de alabar. Cualquier día se pondrá en clave de comedia el caso de la Manada, el holocausto nazi, los muertos de las cunetas o el reciente de Elche. Y alguien ganará dinero con ello, y muchos se reirán. Eso es lo que importa.
Y que la comedia puede ser el más contundente medio de denuncia, no lo veo en El Buen Patrón. Solo veo banalización de problemas que algunos soportan, y a los que ese mensaje de denuncia indirecta no creo que les llegue.
Seguro que los que disfruten con la película (yo no lo he hecho, pero porque soy muy soso) no verán en ningún momento esa clave de denuncia. Aunque pasarán un buen rato, que les vendrá bien.
Eso sí, venga pedir subvenciones, y subvenciones. Que tenemos todos, por obligación, ir a ver el cine español. «Que no apoyamos nuestro cine!».Y te lo dicen vestidas de Chanel, Elie Saab o Valentino. Claro, si me das un vestido de Alta Costura de Dior o un pingo de Felipe Varela me quedo con el primero. Pero si por el mismo precio tengo una película de Kenneth Branagh o una del nefasto y casposo cine español, que además he pagado con mis subvenciones… qué tengo que hacer?