EITB cumple 40 años. Veintitantos de ellos, descontando algún tiempo de represalia por díscolo y añadiendo unos meses de trabajo en la sombra por lo mismo, los he vivido en primerísima persona. Mi balance, a pesar de todos esos pesares y de otros, es razonablemente positivo. ¿Razonablemente? No, mucho más que es eso. Debo lo poquito que soy ahora a mi paso por lo que más de uno de mis compañeros de entonces llamaban (y supongo que siguen llamando) la santa casa. Las y los profesionales que más he admirado estaban ahí. Me sobraban los Kapuscinskis y hasta, con perdón, los Gabilondos, teniendo a Félix Linares, Kike Martín, Idoia Jauregi, Iñaki Berasategi, Fermín Alberdi, Maritxu Diez… y tantas otras personas a las que no nombro porque ocuparía diez columnas como esta.
Y esos son solo los de mi medio natural, la radio. Qué decir del resto de pioneros y continuadores de un milagro necesario en el medio más popular, la televisión. Algún día encontrarán el reconocimiento que merecen. No hablo de homenajes o premios. Quizá de algo más sencillo: contar con ellas y con ellos para pensar si la radiotelevisión pública vasca es hoy la que quiso ser. Y más importante que eso: dar forma a la EITB del futuro, porque es evidente que soplar velas, aunque sean 40, no debe llevarnos ni a la autocomplacencia ni a la diatriba cansina de los que, igual desde la izquierda patriótica que desde la derecha patriotera, no saldrán de la matraca de Telebatzoki. Compañeras, compañeros, responsables del ente y de las instituciones: hay que trabajar ya y en serio para tener algo que celebrar dentro de otros cuarenta años.
EITB…. ZORIONAK.
ZORIONAK a todas las personas que habéis hecho posible llegar a ese 40 aniversario. Supongo que no ha sido fácil, que no es fácil, mantener un medio de comunicación, en este caso Público, lo más cerca posible de sus objetivos y de su razón de ser.
Un medio de comunicación así, es muy «goloso» en los tiempos «que corren».
Por eso repito mi ZORIONAK para EITB y sus Colaboradores / as.
A por otros cuarenta, con dignidad y actitud de servicio público.
Pues el trato que le da TELEMADRID, hoy mismo sin ir más lejos, a laDíaz Ayuso es motivo de vergüenza ajena para quien la tenga. Telefachoqui cañí.