Asisto con creciente perplejidad a la caracterización de Eneko Andueza —no sé si buscada, por inercia o por malos consejos— como provocador de cagüentales en Sabin Etxea y generador de mal rollito en Ajuria Enea. Aunque antes de ser elegido como secretario general del PSE ya tenía presentada alguna bibliografía en materia de titulares punzantes, tiradillas o cargas de profundidad, nada hacía prever que tras la sustitución efectiva de Idoia Mendia se fuera a convertir en el pirómano dialéctico que está demostrando ser. Al contrario, parecía un tipo cercano, incluso empático, capaz de tejer complicidades a varias bandas, firme en la defensa de sus ideas pero más partidario de apagar fuegos que de encenderlos.
Conociendo un poco el paño comunicativo y con unas nociones de psicología parda sobre los líderes recién proclamados, tiendo a pensar que el amante de la tauromaquia Andueza le ha cogido gusto a entrar a cada trapo que le ponen mis compañeros de oficio. Buenos somos los plumíferos cuando detectamos a alguien que, tras acumular quinquenios sin que nadie le hiciera el menor caso, descubre que de pronto sus piadas merecen unas letras gordas y unas comillas al principio y al final. El problema, como ocurre con los chantajes y las adicciones, es que la siguiente mordida o la siguiente dosis debe ser mayor. Y así se ingresa en una espiral de consecuencias impredecibles.
Salvo que este humilde tecleador esté muy equivocado, ahora mismo no hay gran riesgo de romper los diversos pactos de gobierno entre PNV y PSE. Las bases son sólidas y ambos partidos saben que se necesitarán aquí y en Madrid durante un tiempo. Así que mejor no andar jugando.
Sin olvidar las diferencias ideológicas, Eneko Andueza me recuerda a Albert Rivera, Pablo Casado, Inés Arrimada, Carlos Iturgaiz, y otros muchos con una trayectoria vital y profesional ligada únicamente a un Partido Político.
Osea, personas que todo lo ven y lo juzgan desde la perspectiva de su partido de toda la vida. Vamos, profesionales de la Política. Personas que su presente y su futuro depende sólo del Partido al que pertenecen. Personas que dicen estar para trabajar por el bien común de la ciudadanía, pero que no conocen en vivo y en directo el día a día de esa ciudadanía, a través de una experiencia profesional propia, y de la adquisición de conocimientos, demostrados, que garanticen su buena gestión política, más allá del discurso.
Creo que el Político es más que ideologia, es vocación de servicio, poniendo a disposición de la ciudadanía conocimientos y experiencias personales y profesionales, aunque es lógico que todo esto esté orientado, no condicionado, por una determinada ideología. Y es que, cuando el político gobierna, lo tiene que hacer para todos, osea, para el bien común, o cuando menos para el bien de la mayoría.
Así es que, volviendo a Eneko, que no olvide los muchos servicios prestados por su partido a lo largo de la historia, y que muchos de ellos los ha podido hacer cuando ha trabajado con seriedad y lealtad con otros Partidos y otras ideologias.
Que mirar al futuro y querer cambiar las cosas está bien y es necesario, pero sin despreciar el presente ni olvidar el pasado.
Hombre Ismael; un tanto selectiva la relación de nombres y partidos que pones de ejemplos.
¿De verdad no se te ocurre ningún ejemplo de político que se pasa toda su vida mamando de la ubre del partido que pertenezca a partidos distintos de los citados?