La infanta huele a ‘cuerno quemao’

¡Hala ya tenemos otro cese temporal de la convivencia que empieza diciendo Tú a Suiza y ¿yo a…? y termina con la firma de los papeles de divorcio! Empieza poniendo tierra de por medio y se termina en los juzgados, esta vez sin imputación previa. El exilio de la infanta a Suiza es un modo poco honroso de salvar los muebles ahora que se ha levantado el veto para la difusión de los mails de Iñaki y sus presuntas infidelidades. Traducción: La infanta huye a Suiza y se lleva los niños. Urdangarin se tendrá que buscar otro abogado, esta vez, matrimonialista. A mi todo esto me huele a cuerno quemao.

Nada que objetar. Son solo cuestiones de familia. Lo que cabrea es que Cris no le haya dejado por ser el mayor chorizo del reino sino por un asunto de faldas. A ver si ahora la infanta pasmada se va a divorciar por las infidelidades. Que digo yo; ¿cómo se iba a enterar de unos correos electrónicos cuando la pobre no tenía ni idea de cómo podía llevar ese tren de vida ni con qué dinero había adquirido un palacete?

Lo que indigna es que SAR encuentre trabajo donde le interesa y que los españolitos tengan que salir a buscar empleos precarios al extranjero mientras ella se pira con un puestazo. Hay quien cree que la zampafondos consorte se va a Ginebra para que así le quede más cerca el banco. Lo confirmará cuando el próximo destino sean las Islas Caimán. De momento muchos piensan que sería más adecuado aquello de Tú a Soto del Real y yo… a Alcalá Meco.

Fin de la cita

Por fin. Rajoy ha hablado para reconocer que fue un error apoyar a Bárcenas, un error de veinte años que, curiosamente, mientras no salió a la luz pública no fue un error, y que nunca lo habría sido si no le pillan. Algo tenía que decir después del culebrón protagonizado por él mismo, alias caraplasma, Pedro Jota como la mano ejecutora de Dios, los esbirros de la FAES siempre en la sombra y una secretaria ppringada, ‘Maricospe’ creo que se llama…. Ese paladín de la elocuencia al que se le da tan bien leer chuletas prefabricadas, ese ser sin riego sanguíneo que incomprensiblemente aún consigue mantener vivo a un grupo de palmeros, ha hecho hoy gala, sin embargo, de una fina ironía con su muletilla reiterada de «fin de la cita».

Ese personaje hierático, que, como tiene el cerebro almidonado, ni siente ni padece se ha descolgado en el Senado con una frase rotunda sobre que «creyó a un falso inocente pero no dio cobertura a un presunto culpable». Y se ha quedado tan ancho. Ni dimitirá ni convocará elecciones porque Raticulín vive en un mundo de ponis rosas vestidos con tutús rosa que comen nubes de algodón rosa y juegan con hilillos de plastilina, rosa, por supuesto. ¿De verdad se han creído la versión del presidente? Un tipo con tanta credibilidad que solo le falta empezar los viernes el Consejo de Ministros diciendo aquello de ¿Cómo están ustedes? Claro, ha estado tanto tiempo esperando a que sus rivales políticos se inmolaran para ocupar el trono oval (o sea el wc), que de allí ya no le baja ni sanpedro (Jota evidentemente).

‘Palos’ a un euro

¡Venga, más pasta de extrangis para la buchaca! Aena cobra desde hace unas semanas un euro por usar el carrito de equipajes en siete aeropuertos. Ya lo anticipó hace muchos meses la diputada Fabra… ¡que se jodan! De lo que se trata es de que la Administración saque cuartos extra a costa de meter la mano en el bolsillo de los ciudadanos hasta dejarnos la cartera tiesa.

Ya han inventado otro copago. Porque ¿sabe alguien qué incluye el pago de las tasas aeroportuarias que abonamos en cada viaje? Hasta ahora yo pensaba que el carrito estaba incluido en el precio desorbitado de las latas de cola y botellines de agua; la mierda de comida en los self service; las colonias del duty free… Ya puestos, sugiero que cobren por entrar en la terminal, por usar los aseos, por sentarse en los asientos (en función del tiempo de uso), por gastar el pavimento, por echar una miradita a los paneles informativos, por usar el ascensor (y las escaleras también), por utilizar las papeleras y por pasar por el finger.

Quizá en lugar de intentar sanear las cuentas de AENA sangrando al de siempre, deberían haber dejado de construir aeropuertos fantasmas. Ya van demasiados palos a Todo un euro; el euro sanitario de la gasolina, el euro turístico, el euro por receta, y ahora el euro por carrito. Se pensarán que fabricamos las monedas en casa. Pronto pondrán carteristas en plantilla para sacar más rápido la pasta a los sufridos viajeros. Total puestos a robar…

Ha nacido una estrella, el ‘morroturista’

simpson turista‘Morroturista’. Dícese de ese tipo que aprovecha que han ingresado a la del quinto en el hospital, y que se ha ofrecido a regarle las plantas, para meter en el piso (en el de la vecina) a tres suizos y luego pedirles un intercambio de residencia. Que le saquea la despensa al tiempo que le saca a pasear al perro. Y que dice que ahora que proliferan los garajes calientes, esos donde el propietario ocupa su plaza por la noche y en las horas laborales la tiene en alquiler, él ha implantado un sistema de camas calientes.

Nunca mejor dicho porque el piso en cuestión se localiza en una zona de la costa mediterránea donde la temperatura del agua se aproxima a la de una alubiada. Y de hecho, es la única playa en la que la gente mea y se refresca, por lo que en cuanto se percibe la entrada de un bañista con ganas de desalojar, hay llenazo.

Este trueque del siglo XXI, donde siempre puedes encontrar un sofá, caliente o frío, está de moda aunque el lugar no resulte de visita imprescindible. El turista ‘aprovechategui’ llama ecoturismo a un apartamento con geranio, siempre que se lo dejen gratis. Y está dispuesto a hacer turismo sanitario y a que le saquen un riñón, si el hospital se encuentra de Alicante para abajo. Al morroturista eso le parece lo de menos porque otra modalidad que practica con asiduidad para su veraneo low cost es rentabilizar el patrimonio inmobiliario, el de la familia, no el suyo. Ahí tampoco puede elegir destino, pero el check out le sale a las mil maravillas.

Un verano sin sujetador

La rebelión del sujetador
La rebelión del sujetador

Como ha llegado el verano y, parece que toca sacar pecho, hay gente que se pone el busto por montera y elabora sesudos informes sobre sostenes. Un estudio anda por ahí cuestionando la efectividad del sujetador y concluye que esta prenda es una falsa necesidad. Jean-Denis Rouillon, un científico francés dedicado al estudio del deporte, aboga por la libertad de las domingas y asegura que «médica, fisiológica y anatómicamente, los pechos no obtienen ningún beneficio cuando se les deniega la gravedad».

Este señor lleva quince años observando y midiendo los pechos de trescientas veinte mujeres de entre dieciocho y treinta y cinco años a las que, según él, no se les ha caído la poitrine a pesar de ir a pelo. No sé si el citado científico ve muchos documentales de La 2 y comprueba los pechotes tan firmes que tienen las mujeres de las tribus africanas y amazónicas que salen en dichas emisiones. O si ha tenido ocasión de ver las mamas de esas feministas que pasaron del sostén en los 70 y, ahora, para enseñar las tetas solo tienen que levantar la falda.

Seguramente se trate de un estudio pagado por una firma de silicona. O por una serie de mamones que usan siempre las tetas como referencia inexcusable. Esos que le han cogido gusto al pezón y se agarran a la teta pública sin cesar. Como el que se agarra a la teta de la Constitución y se niega a abdicar. La igualdad entre sexos comenzará el día en el que una noticia sobre la textura, flacidez y tamaño de las pelotas sea objeto también de un sesudo informe.