Tú, candidato: breve manual de campaña

CANDIDATE

Admiro a los candidatos. Me inspiran ternura y cierta compasión. Tal y como está la política y lo turbias que bajan las aguas del sistema, no es buena idea inscribirse en una lista para las elecciones municipales y forales, en las que los vecinos escogen a los administradores de esas comunidades de propietarios que son los ayuntamientos y las juntas generales. Es difícil estar ahí, sabiendo que les aguardan años agitados, ingratos y penosos. Hay que tener valor para aceptar semejante sacrificio. Sí, adoro a los candidatos. Son lo mejor de nuestra democracia y representan el lado más humano del sistema, alcaldes y ediles de nuestros pueblos y junteros territoriales, los que menos ganan en este tinglado y quienes más pierden en tiempo y sosiego.

Pues bien, querido y cándido candidato; permíteme algunas recomendaciones, que no consejos, para lo que se te viene encima, vistas las cosas desde la sala de máquinas. Tienes que comprender que la campaña es básicamente una operación de comunicación, compuesta de diversas acciones (actos públicos, publicidad, entrevistas, debates, fotos, mítines) que te presentan ante los electores, a los que debes persuadir, primero, de que acudan a votar y, finalmente, que lo hagan por tus siglas. Y si estás de campaña, amigo mío, todo el mundo te mira. ¡Estás nominado!

Estás bajo sospecha. Toda la clase política lo está. Antes era un honor ser cargo institucional y ahora arrastra la sombra de la deshonra. Es muy injusto; pero hay que considerar que muchos de los imputados por delitos de corrupción eran autoridades municipales. Y ocurre que la crisis se desbocó en el sector del ladrillo, en compadreo con no pocos alcaldes y concejales de urbanismo. Se han cometido enormes chapuzas y despilfarrado sin límites. Aún así, no hay razón para tener complejo ni motivo para pedir disculpas. De hecho, serás parte de una formidable regeneración ética. Esa es tu prioridad: dar crédito y cariño al oficio político y promover una gestión innovadora.

Mucho que cambiar. Te toca una época de cambio, lo sabes. Heredas un sistema caduco que ha aplazado su reforma. Se desploma y lo que llega es una nueva y auténtica relación con la ciudadanía, que ha de concretarse, aceleradamente, en tres niveles: participación de los vecinos, transparencia en la administración e información directa sin mediaciones. Hay que entregar la palabra a nuestra gente, se acabó la historia de las tutelas. Al principio te complicará los procedimientos, porque las normas son viejas y rígidas; pero a la larga será más fácil y eficiente. El pleno municipal sale a la plaza y a los canales digitales. Ponte a la cabeza de esta revolucionaria empresa.

¿Y tu proyecto? Se supone que lo tienes, porque de lo contrario no habrías llegado hasta aquí. Fija tus metas y sitúalas en la agenda del equipo. Un candidato aporta su valía y experiencia con la obligación de condicionar el programa en un determinado sentido. La gestión debe ser conocida y reconocida, lo que hace exigible trabajar creativamente y sin perder tiempo. Arriesga, dialoga, pacta. No estaría de más un poco de realismo. Y aunque suene mal, tienes que ser ambicioso, no dar por muerta ninguna ilusión y dejar tu impronta para que se justifique el esfuerzo. Sé líder, por favor.

¿Cuál es tu campaña? Os cuesta entender que la campaña es incumbencia de todos los candidatos, no solo del partido. La organización te provee de estrategia, lema y background para afrontar la misión; pero tienes tu propia tarea en los ámbitos que conoces. Explica tu programa y pide el voto, moviliza a indecisos y acepta desafíos. ¡Menos partido y más candidato! La democracia de calidad es un sistema abierto de personas concretas, no un decadente ensimismamiento de ideologías sin rostro. Has de hablar con la gente, crear tus mensajes, provocar reuniones, llamadas, artículos, recorrer las calles y ser imaginativo. Estarás conmigo en que debes ganarte la elección.

Tu marca personal. Te concierne disponer de tu propia marca, por la misma razón que posees una identidad única. ¿Aún no tienes personal brand? ¿En qué galaxia vives? Es necesario que definas tu proyecto de notoriedad, configures una estrategia externa y, por supuesto, presentes tu mejor imagen. Tienes que darte a conocer, pero no lo confundas con la vanidad que es de mediocres. Activa tu comunicación, haz algún curso de oratoria y despliega toda tu influencia: eres una persona pública. Así que controla tu lenguaje no verbal, libera tu personalidad, construye tu discurso y desarrolla la autoestima. La verdad, mejor mediático que medianía.

Cuidado con las promesas. Entrégate a algunos compromisos. Los ciudadanos los piden, con razón casi siempre. Haz tus promesas con cuidado. Las ilusiones venden, pero también desgarran. A lo largo de los siglos se ha empujado a los seres humanos a soñar como forma de hacer más ancha y soportable la vida. Nos han incitado a ser idealistas, a rebasar nuestros límites y somos víctimas de este vuelo sin motor, por lo que abunda la gente frustrada y con miedo al engaño. Recuerda que una persona está realmente acabada cuando ya no puede hacer promesas.

Debates, qué trago. Para nuestro modelo cultural, que desprecia a los charlatanes, los debates no son el método más indicado para convencer en masa. No podrás eludirlos. Es una tradición anglosajona y los medios insisten en imponerla. No es tan complicado. El peor rival eres tú mismo. Sales muy torpe al mercado, sin habilidades comunicativas que debieras haber adquirido en el colegio y la universidad, una inmensa carencia. Y a lo peor eres tímido, maldita sea. Todo se aprende. A no sentirse ridículo en el estrado. A ordenar los argumentos, a gestionar los puntos débiles y fuertes, a atacar y defenderse. A valerse de la fascinante retórica. Y manejar los trucos de este espectáculo, seas hombre o mujer. El debate está sobrevalorado; pero es lo que hay.

Sé emocional. Si somos duales -racionales y emotivos- no sé por qué algunos se empeñan en reducirnos a un frío mecanismo mental. ¿Hay algo más emocional que la indignación, el impulso con más potencia hoy para orientar el voto? Te conviene, por eficacia, ser un candidato afectivo. Ya lo he dicho otras veces: el camino más corto entre el emisor de un mensaje y su receptor es la línea sinuosa que llega al corazón. Pon cariño en todo lo que digas. Habla con entusiasmo. Remueve la ilusión y enaltece el buen orgullo de tu pueblo. Te conocerán más por cómo eres que por lo que hagas. Pero sé verdadero, que actores e histriones de tribuna ya hemos padecido bastantes.

Sé Azkuna. Si buscas un modelo, quizás demasiado grande, lo tienes cerca. Iñaki Azkuna fue el mejor alcalde del mundo, y el más querido, por dos magnitudes que labró generosamente: la seguridad en sí mismo en la renovación y sublimación de Bilbao y la libertad de juicio y honradez intelectual con que dotó su discurso y quehacer público. Nada hizo mejor Azkuna que superar los envaramientos y cortedades del político corriente y compatibilizar, con criterio, tradición y modernidad. Tuvo coraje y audacia. Trabajó mucho y quiso ser como era, sin artificios. Directo, innovador, categórico. Y héroe de un gran equipo. Para no perderse en lo vulgar, solo tienes que seguir su estela.

El horizonte para los candidatos es favorable. La evolución sociológica camina hacia una deconstrucción de la representatividad. En la democracia que viene habrá más poder y protagonismo para el gestor público y menos para el partido, lo que no implica la impugnación del grupo y su cohesión. Se demanda la emancipación de los líderes respecto de las estructuras. Habrá más individualidad y humanización, con el tributo de la soledad, quizás porque algunas veces, o muchas, la libertad necesita estar sola.

Un comentario en «Tú, candidato: breve manual de campaña»

  1. Muy buen árticulo. Etaria genial, que todos los candidatos y los políticos que ya lo son , se pue¡dieran leer este articulo cob mucho detenimiento. Y aprendan comportamientos, tanto en su indumentaria como en la forma de hablar.
    Pero lo mas importante es el corazón , y desde luego que no se aprende, se tiene o no se tiene corazón.
    Lo que realmente hace falta, que sienta y que tengan empatía con el pueblo. sin olvidar lo as importante que ellos por si no son nadie,. Estan en una lista por un partido o formación política y si salen con victoria gracias al pyeblo que les ha votado.
    Casi todos, con algunas excepcionbes, son simpáticos, se muestran cariñlosos y con v alors durante la campaña. Después de su triunfo , porque no olvidemos que todos ganan, se olvidan, del resto de los ciudadanos. Muy mal. Hay mucha hipocrecia y falsedad, . no me gusta.
    Quisiera saber donde están esos candidatos honestos y que se comporten siempre igual en campaña y después de la campña?.
    Muchas felicidades por su articulo. Esperó que ayude a reflexionar a todos los candidatos y puedan aprender. Les hace falta.
    Hace falta estos artículos tan intereantes.

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