Atracón informativo en París.

Hablamos de televisión en Onda Vasca.
19 noviembre 2015

1. A debate

La tele y los sucesos extraordinarios. ¿Qué hacer?

A raíz de los atentados de París del pasado viernes, 13 de noviembre, se ha debatido en los ámbitos profesionales de la televisión sobre qué tipo de reacción -llamémosle protocolo- se debe seguir cuando, de repente, se producen sucesos de carácter realmente extraordinario. Los sucesos de París tenían, sin duda, ese carácter.

Lo que aconteció fue que solo las cadenas puramente informativas o las que estaban en directo con programas de debate hicieron un seguimiento en directo de lo que estaba ocurriendo, mientras que las demás, públicas o privadas, siguieron con su programación habitual o se limitaron a insertar un pequeño espacio informativo, de minutos, para luego seguir con los espacios que tenían programados.

En mi opinión, el debate es un poco apresurado y algo injusto con los profesionales. Lo cierto es que la televisión se ha especializado en diferentes cadenas lo que le permite responder con inmediatez a los acontecimientos y al mismo tiempo dar satisfacción a los gustos de la gente. ¿Dónde está la clave del debate? En que los criterios de interés de las personas (y dentro de las personas hay un amplísimo abanico) en lo referente a la actualidad es muy distinta de los criterios de la información periodística. Dicho de manera más clara: mucha gente prefiere que no le interrumpan su película o su programa favorito por una información de alcance, más aún cuando la noticia aún está sin aclarar en sus extremos. Hay personas con alto interés informativo y otras con un bajo interés informativo, y la televisión lo sabe y trata de interpretar con el mejor estilo qué hacer en momentos graves como el viernes pasado.

La cadena de TVE “24 h” hizo un excelente trabajo y adaptó sus contenidos a los acontecimientos. Lo mismo hizo 13 TV, que a esas horas estaba en pleno debate político. Las demás cadenas siguieron a los suyo. Antena 3 interrumpió el concurso ‘Tu cara me suena’ para ofrecer un avance informativo de ocho minutos que vieron más de 4 millones de espectadores. En Telecinco siguió con su ‘Sálvame deluxe’ (2,1 millones de audiencia) y el sábado pidió disculpas por no haber actuado de urgencia.

En lo que no podemos caer es en la histeria informativa. Algo de eso hemos vivido. Ha existido mucha ansiedad, una exagerada exposición para estar ahí, en París, aunque los contenidos de la información fueran nulos y no se hiciera otra cosa que llenar horas y horas con debates sin contenido y sin ofrecer, porque nada había, ninguna novedad al espectador. La tele es mejor cuanto más cerca y más rápido está de la realidad; pero de ahí a hacer espectáculo de los acontecimientos hay un trecho. Y, en todo caso, dígase que la mayoría social, aun siendo más o menos sensibles a hechos tan graves como los de París, no necesita que se le ofrezca un atracón informativo. Lo más interesante de todo esto es, para mí, la explosión emocional generada a nivel de calle y sus manifestaciones espontáneas o contagiadas. Eso es lo que no se ve en televisión.

 

2. El impacto

Charlie Sheen sorprende con su noticia personal

Al margen de los sucesos de París, que lo han acaparado todo, la TV se ha convulsionado estos días con el anuncio, hecho por él mismo, de que el actor Charlie Sheen tiene el virus VIH desde hace unos años. Siguiendo el patrón de hacerlo público, Sheen hizo público este hecho personal a través de la televisión. Y lo hizo de forma valiente y tratando de desdramatizar. Creo que es un gesto que le honra y ayuda a la causa de normalizar la vida de los afectados por el virus del SIDA.

Sheen es actor de una sola película buena, “Platoon”, pero también es actor de televisión. Aquí le conocemos por la serie “Dos hombres y medio”. Y se le conoce por una vida de excesos que no le ha ayudado en su carrera en la tele y en la gran pantalla. Lo mejor que puede ocurrir es que siga con su carrera como si nada hubiera dicho. >De eso se trataba. De normalizar. De no dramatizar.

 

3. Audiencias. Lo que nos gusta y lo que no

Sigue el fenómeno Bertín

Sigo sin entender el fenómeno de Bertín Osborne y su éxito en televisión con su espacio de entrevistas en TVE, “En la tuya o en la mía”, que se emite los miércoles. Ayer volvió a subir de los 4 millones de espectadores y una cuota del 21.3%. Aparte de esto, dos cosas más: el lunes en El Hormiguero, de Pablo Motos, con la visita de Osborne el programa obtuvo récord histórico de espectadores, con 4.172.000. Impresionante.

Y por si esto fuera poco, Osborne va a poder entrevistar, de cara a la campaña electoral, a Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, los líderes del PP y del PSOE, respectivamente, lo cual, aparte de que sea electoralmente una apuesta ilegal por el bipartidismo, habla claro de hasta qué punto Bertín se ha convertido en un referente, probablemente pasajero, de la televisión y por eso la política acude al panal.

¿Qué es lo que ocurre con Bertín, qué les da a los espectadores? Es difícil explicar, porque Bertín sigue siendo, pese a todos los cambios en su vida, algunos muy traumáticos, sigue siendo un personaje frívolo y poco sustancial. Seguramente, hay un vacío de referentes, aparte de Évole y Risto. Y ese vacío, en el contexto de una sociedad muy light, ha sido llenado con este hombre, cuyo factor de éxito es una canalización emocional muy adecuada, con una estética agradable y muy alejada de lo político puro, muy de andar por casa.

 

4. La buena publi

Anuncio de la Lotería de Navidad: lo mismo, pero en animación y más mágico

Este anuncio no puede “verse” en la radio. Porque no tiene diálogos. Es todo imagen, en animación o dibujos animados en 3D, al estilo de la película Up! Sigue los derroteros del año pasado, la generosidad de los compañeros para que todos participen de la suerte, más allá de las circunstancias. Por así decirlo, hay que participar de la suerte con aquellos que lo merecen. Y esto es lo que se refleja en Justino, un buen hombre, que trabaja como guardia de seguridad nocturno de una fábrica de maniquíes en alguna ciudad cualquiera, que cumple con sus obligaciones y, además, y esto es lo importante, trata de hacer mejor la vida a los demás, con sus bromas, con sus detalles de humanidad, con su compañerismo y bondad. Total, que este hombre, que es todo corazón y cordialidad, se olvida accidentalmente de pedir su décimo en la fábrica. Y toca, toca el Gordo allí. Y aceptando su desgracia, al día siguiente cuando vuelve a la fábrica a hacer su trabajo, le esperan sus compañeros con un décimo de regalo y su agradecimiento.

El anuncio es una obra de arte en el relato y en el uso de la animación. Es sencillamente magnífico y su hechura es fantástica. ¿Un relato demasiado sensiblero? Yo creo que no, en el contexto de la magia -y la irrealidad aceptada de la Navidad-, pero a los que no les gusta la Navidad no les va a gustar. Y es posible que guste menos que el anuncio del pasado año, que iba de lo mismo. Es más mágico y un poco más ingenuo. ¿Los dibujos animados son la mejor opción? Tal vez no, pero es un cambio que hay que valorar. En todo caso, se deja ver y está en la línea de la alta calidad de los anuncios de Navidad.

 

5. Recomendaciones para el fin de semana

Dos propuestas bien distintas. Como no hay buen cine y quizás procesa ir este fin de semana a ver “8 apellidos catalanes”, mis recomendaciones se salen del cine:

– Mañana viernes. En Cuatro, a las 21.30. Uno de los mejores programas de TV. Hermano Mayor. EL programa lo lleva ahora Jero García, un coach joven pero con mucho carácter. La vida real y de cómo es posible resolver problemas graves en el interior de las familias.

– Domingo, a las 21:30, en Discovery Max. El aventurero Frank Cuesta nos lleva a México para descifrar la profecía del fin del mundo e intentará descubrir los misterios del mundo Maya.

¡Feliz semana!

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