Muerte y sonrojo en Telecinco

Toño

Si tu mala fortuna es mi buena suerte, no hay duda: soy un miserable. A Sálvame, cumbre de todas las miserias de la tele, le cayó el premio gordo el pasado viernes. Como tantas veces ocurre en las desgracias humanas, una persona intenta autodestruirse y a punto está de conseguirlo: los médicos le libran de la muerte en el hospital. Si este hombre es Toño Sanchís, mánager hasta ahora de Belén Esteban y otros muchos frikis de la farándula española, el hecho adquiere dimensiones siderales, más aún si la noticia llega al comienzo de la emisión del programa. Y sucedió; pero en vez de suspender la función del despellejamiento público por las presuntas irregularidades del representante y aplazarlo a otro día, en vida y salud del acusado, decidieron -porque la buena estrella hay que aprovecharla- desollarlo in artículo mortis. Fue un espectáculo digno de esa España podrida de la que los políticos eluden hablar en campaña entre bailes, guitarras y partidas de futbolín.

No hubo un juez al que se recurriera para impedir semejante bellaquería. Nadie llamó al 112 de la decencia social. La noche siguió su curso como cualquiera y más de tres millones de espectadores se asomaron al entierro más cutre de la historia a ver en qué deparaba, si en oportuna tragedia que incrementase la audiencia o se procedía en su defecto a la destrucción de un pobre hombre que pugnaba por sobrevivir. Y como la Parca quiso ser compasiva, Belén transitó del inicial sentimiento de culpabilidad a sus bajezas habituales, porque Toño le había robado. Sí, allí se hablaba de dinero y lo demás, también la frágil vida de un hombre, son tonterías.

Antes la Esteban amagó con irse del plató, cuando todos la señalaban como inductora moral de la desesperada decisión de su viejo amigo; pero como el show debe continuar, allí se quedó la princesa del pueblo dirigiendo el coro de la mala baba compuesto por Jorge Javier, Hormigos, Matamoros, Mila, Patiño, Arnau y otros veinte héroes de la tele y de la tela. Pregúntele a esa gente dónde está el límite de la vergüenza.

 

Un comentario en «Muerte y sonrojo en Telecinco»

  1. Lo siento mucho, Blazquez Jn, pero no puedo sentir lastima por tanta gente que se hace cómplice y colega de estos individuos e individuas (como diria aquella ministra del Z.P.) a traves del mando a distancia.
    El dia que por alguna desgracia personal o colectiva les toque a algun@de los espectadores estar expuestos en el escaparate social y vecinal probarán un poco de su propia medicina.
    Tres millonex y pico de súbditos en el patio de la corrala Telecircense?
    Pues tienen lo que se merecen, ni mas ni menos.

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