Hoy, gran estreno en ETB1: Eskamak Kentzen, una historia de mujeres.

 

ekentzen
A Euskal Telebista le hacen falta historias. Por exceso de realidad. Lo mejor que hace nuestra televisión pública son los informativos y lo que de sus noticias y reportajes se derivan, los debates de opinión y los documentales en profundidad. Estamos saturados de contingencia y eso nos hace menos imaginativos. Es malo para un país no levantar el vuelo de cuando en cuando y ver el mundo a cierta escala. Necesitamos intangibles y eso sólo nos lo da la cultura, la creación, los sueños. Así que es una bendición la serie que llega mañana a ETB1, Eskamak Kentzen, cuyo título, nacido intuitivamente de la canción popular, nos sugiere en qué parte de nuestro pequeño mundo se inserta, la mar y la pesca, y la valiosa gente que en ellas se deja la vida. Sí, pero no nos pongamos dramáticos, pensaron las productoras de la historia, La Competencia y K2000, y también sus guionistas, Iñigo Lezertua y César Rodríguez Blanco, para ofrecernos en clave de comedia y delicada perspectiva emocional la épica de unas mujeres y un pueblo que deciden hacer frente, como tantas veces hemos conocido en Euskadi, al cierre de una conservera tradicional para transformarla en cooperativa salvadora. Reconocemos los hechos y ahora los vemos en capítulos y encarnados en personajes que identificamos como reales, diversos y entrañables.

Esta es una historia de mujeres. No ya mujeres vascas, de carácter, sino chicas activas, divertidas y, por eso, modernas. Los papeles que desarrollan Bárbara Goenaga (cuya maternidad concreta ya estaba coincidentemente incorporada al relato), Loli Astoreka, Elena Irureta e Itziar Atienza son geniales, para enganchar desde las primeras peripecias; pero con quienes la serie se nutre de mayor autenticidad son la sensacional amona, que representa Itziar Aizpuru, y la escabechera interpretada por Karmele Larrinaga, que bordan admirables trabajos. Todo en la serie es un encanto actual. Así que debería ser un éxito de audiencia y motivo sobrado para rescatar a tantos euskaldunes perdidos, huérfanos de historias verdaderas.

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