Balada de silencio por Arantza Quiroga

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El silencio no es ausencia de sonido, sino el vacío, la espesa soledad que llenamos con voces, música y todo lo que da razón al sentido del oído, como la maravilla de los idiomas. El ruido es su contradicción, lo que algunas veces hace deseable el silencio. En televisión el silencio es dramático. En radio, un accidente. En prensa, un roto. Y en política, que se escenifica en los medios, una táctica peligrosa. ¿Qué impulsó a Arantza Quiroga a permanecer cinco días de apagón informativo tras la presentación de su fallida ponencia de paz para Euskadi? Una representación teatralizada, emocionalmente argumentada, en busca de respaldo a su inédito proyecto. La dimitida presidenta del PP vasco creyó que callar con estruendo le otorgaba cierta ventaja estratégica frente al frío rechazo de su propuesta y una posición victimista, comprensible en el viejo discurso de los populares.

Pero no. De entre todas las opciones posibles el silencio es siempre la peor respuesta. El silencio es la no-comunicación y su uso responde a la impotencia, cuando no a la cobardía. En esto los partidos son de los más humanos: dejan que el silencio (la callada por respuesta) diga lo que sus palabras y actos debieran transmitir activamente mediante la negativa. La versión más canalla de la política inventó el silencio administrativo y otras formas de maltrato en las relaciones entre el poder y la ciudadanía. Quiroga se colmó de silencio para, primero, esperar sin combate un apoyo histórico que no llegaría; y segundo, justificar su posterior renuncia. Nos dijo sin palabras: tengo la razón, soy víctima del oportunismo electoral y por eso me voy con heroísmo. Como actriz no ha estado mal; pero su papelón ha sido patético.

Tenía Quiroga el modelo perfecto en Rajoy, un dirigente de proverbiales silencios. Un político silente no es solo una anomalía, sino una amenaza para la democracia. Si cuando los líderes hablan demasiado es la pura tabarra, cuando callan hay que echarse a temblar. Disfruta tu paradoja, Arantza: el precio del silencio es una feliz soledad.

 

Cuéntame una historia

Asunta

La única expectativa que tiene la realidad, física o imaginaria, de no malograrse en el olvido es convertirse en una historia, en historias. ¿Cuál fue tu historia de ayer? En eso consiste la resistencia de la vida verdadera frente a la rendición de la mera existencia sin sentido ni pasión. La cumbre narrativa de la información es transformar la noticia en historia; pero para lograrlo es necesario que contenga elementos humanamente relevantes: amor, odio, fracaso, ambiciones, secretos, tragedia, heroísmo… El asesinato de la niña Asunta, por el que se juzga estos días a la pareja Basterra-Porto, es una de esas historias auténticas y no un suceso de la brumosa Galicia. El problema con una historia tan sobrecogedora es si la televisión tiene capacidad estética para relatarla como es debido. Y no me refiero a los factores morbosos y simplificadores, que anulan la profundidad de las cosas, sino a sus perfectos puntos de interés.

Telecinco y Antena3 se obstinan cada mañana, por la estrechez profesional de Ana Rosa y Griso, en enfocar la historia hacia el señalamiento de la culpabilidad. No quieren contarnos una historia: quieren sangre. Su relato adopta la posición de fiscal, la de la horca, en vez de abrirlo a las extrañas negaciones del amor paternal y demás contradicciones de nuestra naturaleza. ¿Es que acaso no estamos ante la frustración de la violencia contra la superioridad de una niña mágica? No se pueden narrar los hechos desprovistos de sus misterios. Esa es la injusticia de los tribunales y la insignificancia de la televisión. Tal y como están describiendo la historia no solo es aburrida, se aproxima al delito del embuste social. Si están seguros de quiénes son los culpables, se trataría de conocer cómo se degrada una mujer inteligente y cómo la inferioridad convierte a un mentecato en asesino. Hay historia.

Y así es cómo se pierde la vida, en este juicio y en la rutina, a manos de nuestra torpeza de ver y contar las historias. Prueba de vida: que tu historia personal esté a la altura de la mejor novela.

En Onda Vasca se habla de televisión.

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1. A debate

La tele que viene

¿Hacia dónde va la tele? Es lo que nos suelen preguntar muchas personas. Eso nadie lo sabe, porque la tele está en plena evolución tanto tecnológica como de oferta de contenidos. Lo que sí podemos decir es qué:

a) Vamos hacia una gran brecha entre las grandes y las pequeñas cadenas
b) Que la oferta cada vez será mayor, con una gran competencia en variedad y precios.
c) Y que seguirá creciendo el mercado de la televisión de pago, unida a otros productos de telecomunicaciones.

La brecha se hará mayor entre las cadenas de Telecinco y Antena 3 y todas las demás, por lo que las cadenas pequeñas irán perdiendo, lentamente, cuota de pantalla. La razón es puramente económica: el poder de inversión permite a las grandes hacer productos atractivos para la gente, lo que no pueden permitirse las pequeñas. Esto es como el fútbol: Real Madrid y Barça son cada vez más grandes y los demás, cada vez más pequeños. Los pobre más pobres, y los ricos, más ricos. El mundo actual. Los canales de los grupos de Telecinco y Antena3 no tienen la mitad de la audiencia, pero acaparan el 90% de los ingresos publicitarios.

La variedad de oferta y de precios va a ser descomunal. Recientemente ha entrado en el Estado español la cadena estadounidense Netflix, que ofrece películas y series bajo pedido a precios baratos. Este tipo de consumo crecerá exponencialmente, aquí como en todo el mundo. La televisión convencional apenas sobrevivirá. Por eso, ETB tiene que cambiar de modelo y ser la televisión de los vascos, lo que vivimos aquí y los que viven fuera  ETB debe ser cercanía y raíces.

Y en cuanto al mercado de la televisión de pago, solo digo una cosa: usted que asegura que nunca se suscribirá a una televisión de pago, pasará por el aro, como ha pasado por el móvil, las tabletas y demás artilugios. Unido a los demás productos de telecomunicaciones (internet, móvil y teléfono fijo), la tele de pago será lo normal en muy pocos años. A eso vamos, de cabeza.

 
2. El impacto

Periodista húngara agrede a refugiados

Hemos escogido unas imágenes realmente impactantes, de cómo una periodista húngara agrede a un refugiado sirio cuando escapaba con su hijo de la policía húngara. Es paradójico, porque sin la cercanía e información de la televisión y demás medios de comunicación, el drama de los refugiados sirios hubiera pasado desapercibido. Y sin embargo, aquí vemos cómo una informadora se pone del lado de la policía del país que peor está tratando a los refugiados. Afortunadamente, la periodista ha tenido su castigo y ha sido despedida. Mejor para todos.

 

3. Audiencias, lo que gusta y lo que no.

Un buen comienzo y lo contrario

Este es un ejemplo del éxito y fracaso. Sucedió el lunes pasado. En Telecinco reaparecía La Voz Kids, concurso de niños y niñas cantantes, un programa que venía con fuerza de temporadas anteriores, por aquello de que todo lo relacionado con los niños en programas para mayores tiene mucho tirón emocional, aunque son discutibles por el impulso competitivo a los que se somete a los menores. Y ha vuelto con mucha aceptación: 28.1% de cuota de pantalla y 4.464.000 espectadores.

La otra cara de la moneda es la serie histórica “Carlos Rey Emperador”, que se estrenaba en TVE y que se las prometía felices después del precedente de la serie sobre Isabel la Católica, que tuvo una alta aceptación. En este caso, ha sido un fracaso, con apenas 2.783.000 espectadores y 15,6%, mal resultado para una serie carísima en producción.

 

4. La buena publi

De nuevo, Ikea

Extraordinario anuncio de Ikea, la marca que, hoy por hoy, hace la mejor publicidad en la tele. En este caso, se trata de su famoso catálogo, tan apreciado por miles de consumidores. Su acierto creativo es haber tomado como protagonista a la humilde y castigada figura del cartero o repartidor de publicidad, a quienes se les cierran tantas puertas. ¡Ah, pero no este caso! Si lo que trae es el catálogo de Ikea, entonces no: todas las puertas se le abren. Y es que es verdad. Las comunidades de vecinos no quieren publicidad, porque no se fían de los repartidores y llenan los buzones de papel. Por alguna razón, el catálogo de Ikea es como sésamo: abre todas las puertas. Impresiona además lo bien contada que está la historia y la magnífica hechura del anuncio. ¡Superior!

http://youtu.be/5nvmGHkKJck

 

5. Recomendación fin de semana

Una peli sobre el 11-S

Como mañana viernes, es 11-S, TVE ofrece a la noche una de las mejores películas que se han rodado sobre aquel hecho que cambió la historia. Se trata de “Tan Fuerte, tan cerca”, protagonizada, entre otros, por Tom Hanks, Sandra Bullock y el enigmático Max von Sydow. La trama se desarrolla a partir de un niño, Oskar, que ha perdido a su padre en las torres gemelas. El hecho de haber encontrado entre las pertenencias de su padre una llave desatará una historia conmovedora y final sorprendente. No se la pierden, este viernes, a las 22:00, en TVE.

 

Lo divertido que puede ser un Hormiguero

En un casting de presentadores Pablo Motos no cumpliría los requisitos mínimos. Los casting son un fraude. ¿Cómo intuir los recursos comunicativos y la pegada emocional de una persona en un examen rápido? Y sin embargo, ahí está, al frente de uno de los programas de entretenimiento de más éxito. El Hormiguero cumple su décima temporada con audiencias líderes, en dura pugna con Wyoming, de laSexta. Por cierto, alguien en Atresmedia debería pensar en cómo evitar la competencia entre dos espacios coincidentes en horario y emitidos por canales del mismo grupo. La disyuntiva parte el corazón de los fans de ambos productos. Motos ha demostrado ser un gigante de la tele y un profesional solvente, imaginativo en los contenidos, rompedor en sus tácticas y hasta temerario en la conformación de su equipo. Motos interpreta lo mejor de la gente, sin incurrir en la bajeza de la telebasura. Es una hormiguita tenaz, sabia y eficiente.

La cumbre creativa de Motos ha llegado con la promo (anuncio de programa) de la nueva edición de El Hormiguero. Se trata de una superproducción, de lo mejor que hayamos visto jamás, capaz de reunir a noventa famosos locales e internacionales, desde Isabel Preysler, Joaquín Sabina, Antonio Banderas, Chicote y Kim Basinger hasta Pedro Sánchez, Dani Rovira, Nicole Kidman, Melendi y, por supuesto, su entrañable amigo Will Smith. Un espectáculo absoluto, con versiones de uno y nueve minutos, cuya principal virtud es haber previsto con un año de anticipación esta recreación de «Aterriza como puedas», haciendo tomas específicas de cada uno de los invitados que iban desfilando por el plató para componer el montaje definitivo. Sencillamente genial.

A la suprema categoría de televisión total pertenece el reciente anuncio de Ikea, con su catálogo como protagonista, un prodigio del ingenio, divertido y portentoso, que evidencia que los liderazgos de las marcas se manifiestan en su publicidad. Puristas y liberticidas no entienden que el marketing es el arte del bien vender, no la industria del buen engaño.

Televisión local, televisión heroica.

TeleBilbao

¿Cómo es que una cadena local, precaria en recursos, se constituye en eje informativo de una ciudad? ¿Por qué los políticos de todos los colores su favor procuran? El fenómeno de TeleBilbao en la Aste Nagusia es para estudiarlo en cátedra. Puede tener mucho de heroico, por esa entrega apasionada que lleva el nombre de Joseba Solozábal; pero incluye un componente estratégico, de modelo de contenidos y una fusión calculada con el espíritu de una sociedad versátil que se resiste a ser aburrida y previsible. Llama la atención que un producto tan modesto alcance a convocar desde el alcalde a todos los artistas que concurren en la capital, incluso a una engolada ministra española, pasando por una fauna excéntrica de frikis y crápulas. Impresiona este éxito de la humildad, más allá de la estética barroca y el caos que lo envuelve todo, como el camarote de los hermanos Marx en un plató. Obviamente, TeleBilbao no tiene ningún complejo.

Creo que somos muy injustos, también yo, con las televisiones locales. Entre sus aportaciones están las noticias y el debate sobre el microcosmos de los barrios y sus conflictos, a lo que no llega la emisora autonómica y mucho menos las estatales, salvo que haya sangre. Son el soporte de marketing del pequeño negocio y el comercio que sobrevive y aunque sus anuncios son atroces, se insertan con más dignidad que los grandes canales con su publicidad opresiva y a veces subliminal. Para los ayuntamientos son la conexión directa con la gente. Y cumplen como escuela para formar comunicadores, como Iñaki López, y buenos técnicos. La galaxia de la tele empieza aquí abajo. Lo que las mata ocurre al caer la noche, cuando sus pantallas se invaden de porno, una oferta indecente, no por cutre, sino por machista.

Solozábal, con quien coincidí en los pupitres de la UPV, allá en los ochenta, cuando éramos catalanes, es un vendaval de la tele popular, escandaloso e indefinible. Es una imagen de Bilbao. Cada noche, ante las cámaras como en el sexo, se dice al empezar: si no lo haces divertido, no lo hagas.