El vivir de acuerdo con nuestro tiempo es una decisión inteligente, no es bueno estancarse en el pasado, ni tampoco ser demasiado moderno, esto último puede llevar a una gran incomprensión.
Pero sí podemos rescatar algunos objetos del pasado, que le darán un aire intelectual e interesante a nuestros interiores.
Primero me gustaría contaros que para que un mueble sea antiguo, tendrá que superar los 100 años desde su fabricación, de no ser así, se le llamará viejo, el origen de esta denominación está en las aduanas de EEUU, según la antigüedad del objeto se pagaban más o menos impuestos.
Existe la creencia de que para tener antigüedades u obras de arte, hay que disponer de un palacio o un gran espacio, ¡nada más lejos de la realidad!
En un pequeño apartamento se puede colocar alguna pieza, solo se trata de hacer una buena selección, y si encima la mezclamos con muebles minimalistas la combinación será perfecta.
A una pieza antigua tenemos que darle su espacio, dejarla lo más sola posible para que pueda lucir, sin otros objetos que despisten nuestra vista.
Cada vez es más común ver este tipo de combinaciones, aunque no hemos sido muy partidarios de los objetos antiguos, como por ejemplo en Francia o Inglaterra, donde se tiene mucho más interés.
Todos los objetos de los años 50, 60 y 70, ahora tienen el término «vintage», pero no son antigüedades.
Os aconsejo estudiar muy bien el color de las paredes, lo mejor es elegir colores neutros, que no sean invasivos y que no pasen de moda con el tiempo, de esta manera, las piezas antiguas convivirán con las contemporáneas de una forma fluida y natural.
Esto hará que tengamos unos espacios exclusivos y con mucho estilo.
También quiero comentaros que no todas las piezas antiguas son de calidad, esto depende del artesano que las fabricó, su técnica, los materiales…
Si tenéis dudas lo mejor es preguntar a un anticuario.
Os animo a conseguir esa maravillosa pieza que hará de vuestra casa única y muy especial.