Hace muchos años en un pueblo llamado Zundert (Paises Bajos) nació un niño, hijo de un pastor protestante y de una ama de casa amante de la naturaleza, lo llamaron Vincent.
Este niño fue creciendo y su vida transcurrió entre desengaños amorosos, precariedad económica, aislamiento social y terminó rozando la locura,
pero tenía un inigualable talento del que no fue consciente hasta años después , o tal vez no lo fuera nunca, fue la única razón que le hizo seguir viviendo, nunca lo hizo por los demás, lo hizo por Él mismo, tenía que sobrevivir y la emoción que sentía cada vez que estaba inmerso en una obra era lo que le sustentaba espiritualmente en una vida difícil a la que nunca pudo adaptarse.
Con un comienzo muy complicado, encontró su verdadera vocación en el sur de Francia, en Arlés y después en Saint-Remy.
Le fascinaban los colores de la Provenza y encontró un remanso de paz cuando fué internado en el psiquiátrico de Saint Paul de Mausole en Saint-Remy, ahí cuidado y con una vida ordenada es donde creó la mejor parte de su obra, Almendros en flor, Lirios, la noche estrellada y muchas más de sus obras maestras…
Adoraba el amarillo y trabajar al aire libre, estaba solo pero buscaba la emoción cada día, y ese fue su legado.
Sus desordenes mentales le acompañaron toda su vida y también el rechazo y el maltrato de las personas que le rodeaban,
Jamás nadie lo admiro, ni se emocionó con su obra, que decir de la devoción! simplemente era invisible, cómo iba nadie a sentir devoción por el? Pero sin embargo la devaluación siempre estuvo presente en su vida, igual que el color amarillo de los campos de la Provenza, de los girasoles…
Era un ser atormentado pero con un fondo sencillo, su emoción fue su legado, Él no necesitó que lo admirasen le bastaba con poder plasmar lo que sentía por dentro para sentirse mejor.
Pienso que la admiración por los artistas es un estado semi-patológico que extrapola la emoción que sentimos ante cualquier movimiento artístico que traspasa la obra hasta llegar al artista e idealizarlo como persona, y de ahí puede surgir la tendencia a magnificar las cualidades de la misma, hay que separar la obra de la persona , así seremos mucho más conscientes de lo que nos emociona de verdad, son cosas diferentes una obra magnífica puede ser creada por una lamentable persona, por eso no hay que mezclar, es la obra la que emociona o la que no…
Es un sentimiento mucho más justo y real porque te hace distinguir entre lo que te gusta y lo que no, no tiene porque gustarte toda la obra, tal vez una parte, o tal vez ninguna.
La vida de este hombre terminó con un disparo cuando solo tenia 37 años.
Nos dejó un extraordinario legado para mi muy emocionante, podría pasar horas enfrente de una obra suya mirando cada pincelada, cada detalle y me sentiría afortunada por la capacidad que tenía este hombre de plasmar en una simple tela todo un universo mágico donde hay luz, color y todo un mundo interior.
Según cuenta Julian Schnabel en su película, At Eternity’s Gate, Vincent dejó una frase premonitoria y magistral ; «creo que pinto para personas que aún no han nacido»
La exitosa canción de 1971 de Don McLean «Vincent» está inspirada en la perspectiva única de Van Gogh en el mundo. Dice así : «No escuchaban, no sabían cómo… tal vez lo escucharán ahora».
Adoro tu obra Vincent Van Gogh, nunca dejará de emocionarme
Que hermoso escrito! Amo las obras de Vincent, su sensibilidad me emociona y me ayuda a ser cada día un poco mejor persona . Viaje mucho siguiendo sus pasos, lo puedes ver en mi página de Instagram: vincent_van_gogh_love
Un gran saludo
No lo digo por Van Gogh, que obviamente era un magnífico pintor, es una reflexión filosófica general: No se si tiene sentido admirar a alguien porque es posible que no tenga mérito por sus virtudes, que simplemente le han venido dadas por la naturaleza.