En algunas ocasiones a cualquiera le resulta difícil compartir informaciones contradictorias, sobre todo cuando están basadas en investigaciones que hacen de las cifras la base de su verdad.
Tal que me ha ocurrido a mí mismamente al leer que , según una entidad denominada Asempleo y Analistas Financieros Internacionales – AFI, el 53,9 % de los trabajadores españoles ( el 59,4 de los vascos) están sobrecualificados , lo cual que contrasta con las cifras desastrosas del último Informe PISA que colocaba a España en el puesto 30, el último de la OCDE ( y al País Vasco, en el 14 , tan sólo por delante de Canarias, Extremadura y Andalucía.
A la vista de lo visto, cabría deducirse que no se cumpliría en este caso el principio de no- contradicción pues estaríamos a la vez demasiado formados y demasiado mal formados a la vez , lo cual que es imposible salvo que se introduzca una componente cualitativa: formados ( y formadas of course) ¿ para qué?
Para responder a esta pregunta sería bueno recurrir a la filosofía y acaso a la filosofía política.
A la filosofía para desbrozar la emergencia de la verdad desde la retórica . Sería en este caso una verdad lógica ( las hay religiosas y científicas) y la respuesta podría ser : » formados y formadas suficientemente para la ciudadanía del siglo XXI».
Y a la filosofía política para desbrozar la verdad proclamada de su proyección práctica. Y en este caso, la respuesta sería:» Formados y formadas suficientemente para incorporarse al mercado de trabajo».
De manera que desde esta variante cualitativa las cifras, convertidas en letras, serían compatibles. Algo así como : el nivel de la formación no dependerá tanto de los intereses ciudadanos – ¡ que son demasiado abstractos!- sino más bien de los del mercado de trabajo – ¡ que son muy concretos!
Y en adelante, y como se decía antes : «¡A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga» …O también » ¡A la zorra , candilazo!»