“La navidad es un invento de El Corte Inglés” solía decir un señor de bigote en línea , no precisamente proclive a expansiones anti-clericales.
No sé qué opinaría hoy, cuando la catarata de regalos comienza en estos lares con la llegada del carbonero barbudo de la tradición étnica íntima – aunque no tanto tras las investigaciones de Félix Muguruza (1) — y finaliza con la epifanía cristiana de los Tres Reyes Magos de Oriente – que , por lo visto ni eran tres, ni magos ni de Oriente- (con el tiempo se sumarán Papa Noel y San Nicolás y los óbolos se multiplicarán por tres o por cuatro en armónica globalización y pingüe beneficio.
Probablemente esta fiebre espasmódica y temporal se ha sufrido desde siempre en tierras informadas por el cristiano-capitalismo, tan proclive a la alternancia entre el ( moderado )ascetismo intrasemanal y el desmadre sabatino-dominical, sólo que ahora el mercadeo se presenta ya como un estado delirante inducido/sancionado fundamentalmente por la televisión y las redes sociales.
Lo único de positivo que puede llegar a tener esta manía regalante navideña es el oscuro deseo de intentar cicatrizar las heridas infringidas y recibidas a lo largo del año, lo cual que para un católico es tamañamente insólito dada su tendencia a la absolución de las faltas sin propósito alguno ( verdadero) de la enmienda.
Esperemos, pues, que reine la paz cautiva entre regalo y regalo, y que “ quienes feliciten las pascuas al prójimo dejen de hacerle las pascuas”, como decía un viejo canónigo de una Santa Catedral que, bueno, me caía bastante simpático…
(1) https://blogs.deia.eus/arca-de-no-se/2018/12/10/olentzero-es-un-madero/?fbclid=IwAR35AWv0ksGL-S_kOfUIFHJ_vF0VZ9bEMUNfSsUHa7nKQr1tUjTw0hodQ1E
Me parece tan rico (en ideas) como el pavo que aquí no se estila. Muchas gracias.